10
Beomgyu encendió el Bluetooth y puso algo de música. Mientras conducía no pudo evitar la sensación de opresión en el estómago, incluso las canciones parecían saber de su más profundo secreto.
Él insistió en ir solo, sin dar explicaciones a su chófer más bien como una orden, por lo tanto Taeyong no estaba con él como de costumbre. Así que Beomgyu apretó el volante con la mano mientras sentía el viento entrar por la ventana, moviendo sus cabellos hasta dejarlos desordenados.
«The smile that you give me even when you felt like dying» De repente su pecho se estrujó ante la letra de esa canción. Beomgyu rió con sorna, incluso parecía que la música se burlaba de él.
El siguiente verso se lo restregó.
«I can't escape the way I love you»
Respiró hondo, a veces saber inglés era un beneficio para su trabajo y en este momento Beomgyu maldecía saber dicho idioma tan bien. La canción no tenía culpa de sus desiciones pero a pesar de eso, con un apretón al volante, cambió de música. Era insoportable.
—Debes traer a Yeonjun —se recordó cuando reconoció el camino por donde se adentraba— iremos por él, sólo por él. Recuérdalo.
Beomgyu repetía sin parar las mismas palabras, como si obligara a su cerebro a recordar la verdadera razón por la que volvían a Ansan. No es como si una parte de él estuviera ansioso.
Tampoco es como si Beomgyu de forma involuntaria se haya mirado al espejo unas cinco veces antes, arreglándose el cabello o maquillaje. Cuando cayó en la realidad de lo que estaba haciendo, se quedó perplejo y desbarató todo.
No y no.
Vió la entrada de dicho pueblo, indicado por los letreros de la carretera, Beomgyu supo que estaba más cerca de su destino. Había viajado aproximadamente unas horas. Agradeció que la lluvia le haya dado oportunidad de culminar su viaje.
Por fin estaba en Ansan.
El auto se estacionó, las luces se apagaron momentáneamente. Beomgyu miró fijamente ese lugar. Sus pies picaban por ver más de cerca y débil ante sus impulsos, salió del auto. Serían unos segundos y nadie lo sabría, no es como si hubiera alguien alrededor de cualquier manera.
Su corazón se estremeció, latió tan fuerte dentro de su pecho. Beomgyu se quedó parado frente a ese local a oscuras con el letrero que colgaba y decía «cerrado», lo contempló en silencio con un nudo en la garganta que jamás se atrevería a aceptar. Todo se veía exactamente igual a como recordaba, la pintura, los cristales, las sillas y mesas. Incluso ese eslogan que no perdió brillo.
Bienvenido a la panadería hogar dulce hogar.
Sin embargo, al acercarse para tocar, siendo hipócrita a sus órdenes, hubo algo diferente. Beomgyu se quedo pensando y no recuerda nada que adornara la puerta de la entrada. «Home and healing» eso era lo que estaba escrito sobre la madera, pintado de un color dorado brillante para que se luciera desde la primera vista.
Él sonrió ligeramente, su estómago se apretó. Eso era nuevo. Un cambio visible.
Beomgyu sintió melancolía tensar su pecho, no había vuelta atrás, así que luego de mirar un poco más esa panadería. Recordar. Se metió al auto de nuevo y fue en busca de alguna autoridad para encontrar de una vez por todas a Yeonjun.
—Jun. Iremos a casa.
Mientras tanto, Soobin y Yeonjun estaban caminando en silencio uno al lado del otro por el parque. Los faroles alumbraron bellamente cada porción del lugar abierto, el rubio miró al cielo y a pesar de que había nubes grises, todavía alcanzó a ver las estrellas ocultas. Yeonjun sonrió al sentir el viento en su rostro.
—Hace rato en la fiesta de Taehyun, dije que quería decirte algo.
Jun asintió. Soobin estaba decidido así que se sentó en uno de los columpios para ordenar bien sus palabras, Yeonjun sonrió genuinamente a su dirección cuando lo invitaron a acercarse. Sus ojos brillaron y no pudo estar más que feliz cuando Soobin sostuvo su mano, estaba nervioso, era lindo y Yeonjun apretó su palma, transmitiendo su comprensión y cariño.
Quería hacer sentir seguro a Soobin.
—¿Puedes tenerme paciencia? Soy algo estúpido con las palabras —confesó avergonzado pues iba a hablar de eso que lo mantuvo deprimido por mucho tiempo.
—Voy a estar aquí —dijo con calma, Soobin quería poder adivinar lo que Yeonjun pensaba. El rubio era igual a un atardecer porque no dejaba de deslumbrarlo en cada oportunidad y se llevaba más latidos silenciosos de su corazón sin saberlo— no hay prisa, Soobin. Puedes decirme cuando estés listo.
—Estoy listo —Jun sonrió con los ojos, ellos brillaron cuando Soobin llevó su mano a sus labios, viéndolo con toda devoción— no quiero hacerte esperar más. Quiero decirte mi secreto más importante, Yeonjun. Ese que me da miedo y tristeza. Quiero ser sincero contigo.
Conmigo.
—Me hace feliz saber que puedo ser digno de compartir tu secreto —Soobin mostró sus hoyuelos— me hace sentir parte de ti.
—¿Sabes? Hace tiempo que ya te sentías de ese modo para mí.
Yeonjun elevó las cejas con sorpresa, sus cachetes se pusieron rojizos y su sonrisa creció.
—¿Me consideras... importante? —sus ojos se encuentran bajo la escasa luz, los latidos se sincronizan y las miradas se van dilatando a cada segundo. El brillo en sus iris se vuelve cada vez más intenso, más profundo.
—Lo eres.
Ambos están calmados. Es una noche tranquila y aunque haya nubes grises arriba de ellos, no deja de ser bonita. Soobin se para enseguida y le ofrece la mano a Yeonjun.
—¿Bailas conmigo? —se inclina, lleva un brazo tras su espalda y le ofrece la mano mientras espera pacientemente su respuesta con una sonrisa casi coqueta. Igual que un príncipe.
Yeonjun se sonroja más, quiere chillar y esconder su rostro caliente en una almohada, su corazón late fuerte contra su diafragma. La sonrisa en sus labios crece, no lo puede evitar.
—Sería un placer bailar contigo.
Es raro y poco usal este baile porque no hay música alrededor, su orquesta eran los sonidos de la noche, el viento y probablemente si se descuidan una lluvia sobre ellos. No hay pista de baile ni nada que haga esto un escenario digno de un paradigma romántico, pero es perfecto. Para Yeonjun es perfecto porque Soobin está allí. No hay nada más que pueda pedir.
—¿Te parece si animamos un poco aquí?
Yeonjun ríe, sabe qué es lo que el azabache quiere hacer. Soobin cree que no debería luchar más contra este sentimiento que lo envuelve cálidamente como una manta si la risa de Yeonjun lo pone sobre nubes suaves y esponjosas.
—Cantemos juntos, Soobinie.
Ambos giran riéndose, Soobin toma la cintura de Yeonjun con cuidado, sujeta su mano con firmeza y le da vueltas mientras Yeonjun ríe y ríe porque están divirtiéndose como un par de locos a mitad de la noche en medio de la nada. Sus risas llenan el silencio nocturno e incluso sus voces se llegan a desafinar por la emoción y los nervios, mezclándose con sus risas pues casi caen al suelo debido a que Soobin tiró de Yeonjun a su pecho con fuerza.
Pero es suficiente. Estar así juntos, es más que suficiente.
Mientras Yeonjun cierra los ojos y tararea porque Soobin a atrapado su cuerpo, esta vez no se ríe ni hace comentarios graciosos. Está vez Soobin va inclinándose con él mientras lo deja aferrarse a su cuello. Sabe que Soobin es serio en este momento cuando sus risas cesan y lo mira con intensidad. Soobin se queda sin aliento tras contemplar ese brillo en las pupilas de los ojos de Yeonjun, el rubio desliza su palma sobre su mejilla, suspirando pausadamente igual que él cuando sus frentes chocan.
Sea o no la emoción del momento. La letra de una canción suena en la mente de Soobin y sus cuerdas vocales dejan saber esos pensamientos.
—I can't describe what I'm feeling...—empieza Soobin, cegado por Yeonjun y a pesar de ello, no puede dejar de contemplarlo— and all I know is we're going home.
Yeonjun tomó el rostro de Soobin, mirando sus labios y musitó con una sonrisa. Aferrándose a sus brazos cuando se enderezaron de vuelta, sin soltarse.
—So please don't let me go.
Los hoyuelos de Soobin siempre serán los que delaten su felicidad.
—Don't let me go —continuó— And if it's right.
Con las frentes juntas, mirándose mutuamente los labios, tan cerca el uno del otro. Los dos siguieron el verso en armonía; — I don't care how long It takes.
Soobin cerró los ojos, con un suspiro nasal acarició suavemente la nariz de Yeonjun con la suya, no pudo evitar la sonrisa que se le escapó y siguió con la letra de la canción.
—As long as I'm with you. I've got a smile in my face —no importa cuánto mire a ese par de ojos claroscuros, eran una fortuna y deleite que apreciar. Sus pulgares limpiaron con delicadeza esas lágrimas que se juntaron en las esquinas y depósito un beso en la frente del rubio, susurró contra esos cabellos y cerca de su oreja— save your tears, it' ll be okay. All know...
Sus labios rozaron.
—It's you're here with me.
Con el permiso en silencio, Yeonjun deslizó sus manos hasta su nuca para atraerlo a él, robándole un roce de sus labios que envío descargas eléctricas al cuerpo de los dos. Casi quitándoles la fuerza y se las robó a Yeonjun cuando Soobin reclamó un beso real suyo.
Sus labios encajaron sin dificultad. Soobin sujetó la nuca de Yeonjun y ladeó su cabeza para besarlo con más comodidad para ambos, el rubio hundió sus dedos en ese cabello negro, acariciando con cariño al hombre que tomaba posesión de su boca con una pasión que jamás sintió con alguien. Era más que deseo, más que ganas y calor lo que Soobin le transmitía con ese beso.
Cuando se separaron con las mejillas calientes y rojas, y las respiraciones entrecortadas. Yeonjun se lanzó nuevamente a Soobin sin pensarlo ni un poco. Colgándose de su cuello y apretando sus cuerpos uno con el otro hasta ahogarse. Soobin lo cargo cuando el rubio lo apretó con una de sus piernas, el rió, dejándose llevar por el sabor dulce de la boca de Yeonjun y de sus caricias en el lóbulo de su oreja y cuero cabelludo.
El beso se volvió intenso, ambos se separaban con chasquidos de por medio e hilos de saliva que los unía, juntando sus frentes para recuperar aliento y posteriormente seguir probándose mutuamente a los segundos. Lo habían probado y ahora se volvían adictos al sabor del otro.
Esto era nuevo, algo inexplicable para los dos. Soobin no había sentido este grado de magnetismo con alguien tan opuesto a él, Yeonjun se acoplaba perfectamente a él, seguía las demandas de sus besos e incluso le exigía más de su pasión sin miedo. Era loco. Tan loco. Porque cuando menos se dieron cuenta la lluvia ya estaba mojando sus cuerpos, aquella agua que bajaba del cielo con fuerza no los logró separar.
—Yeonjun —jadeó— está lloviendo.
—¿Vamos a casa? —preguntó con una sonrisa tímida.
Soobin miró a Yeonjun a través de sus párpados, la lluvia caía casi a cántaros y aún así,los dos se vieron con la misma profundidad, el mismo sentido, la misma adoración. Su pulgar abrió esos labios carnosos, y joder que Yeonjun tenía esa chispa que incendiaba algo en Soobin. El rubio besó su pulgar, luego su palma y siguió besándolo por toda la cara hasta llegar de nuevo a sus labios, Soobin se dejó caer. Por primera vez pensaba que esto estaba bien.
Al final rieron como tontos porque entre tanta emoción, ambos se terminaron atragantando por el agua que ya caía más fuerte, siendo aspirado por los dos si querer. Yeonjun incluso le escupió accidentalmente a Soobin.
—Vamos a casa o definitivamente nos vamos a resfriar.
Yeonjun asintió y Soobin lo besó otra vez sin poder resistir. El rubio estuvo sorprendido pero enseguida sonrió entre el beso, besándolo también con la misma energía y cariño. Sus manos se apretaron fuertemente, con risas llenas de complicidad, los dos salieron corriendo hacia la casa del azabache.
La persona con paraguas en mano quien estaba callada a metros de ellos, viendo todo desde hace unos minutos porque reconoció esa melena rubia y quiso ir en su busca, no pudo congeniar ante la idea. Esta era la noche más lluviosa que había visto porque era una tormenta. Toda esperanza se desvaneció en fragmentos.
¿Había esperanzas siquiera?
Beomgyu supo que Yeonjun estaba seguro al menos, sin embargo, a través de estas gotas densas podía ver la emoción de su amigo a flor de piel. Como si finalmente ocurrió eso que tanto anhelaba. Los ojos de Yeonjun gritaban a viva voz que Soobin era lo mejor en su vida y la forma en que lo besó, fue casi irreal.
Beomgyu no sabía qué decir.
—Jun...—de todos los hombres en el mundo y todos los lugares. Necesariamente debían ser ambos donde tenía un recuerdo que no se mencionaba, ahora también su amigo iba por el mismo camino. Beomgyu no dejaría que eso pase, debía proteger a Yeonjun— no voy a irme sin ti.
Era un hecho, Yeonjun iba a volver a Seúl con él. Beomgyu lo haría volver por encima de cualquier cosa, cualquier persona, no tenían mucho tiempo para perder.
El compromiso sería dentro de dos días.
Extrañamente la lluvia se coló por sus ojos.
Yeonjun mordió sus labios, con una muda nueva de ropa seca (de Soobin claramente), se acercó al hombre sigilosamente quien estaba de espaldas, sin camisa y con una toalla alrededor del cuello preparando dos tazas de café caliente para los dos.
La calefacción era agradable, la lluvia afuera no se había detenido y probablemente iba a llover toda la noche.
—¡Te tengo! —Jun chilló, abrazando su torso mientras movía dramáticamente su rostro de un lado a otro contra esa trabajada espalda descubierta. Sus labios formaron un puchero y besó la espalda de Soobin, volviendo a su berrinche que duró poco porque luego suspiró— te quiero, Soo.
Las manos del azabache se detuvieron.
Este sentimiento lo conocía.
Con un sonrojo que le llegó a las orejas, Yeonjun sonrió cuando Soobin lo miró por encima de su hombro y dejó las tazas a un lado. Soobin lo acercó cuidadosamente por la cintura hasta presionarlo contra su pecho. Yeonjun se puso nervioso, sin saber qué hacer bajó la mirada lleno de timidez.
—Mirame, Yeonjun.
—Es que mi corazón va a explotar si lo hago, no quieres matarme tan joven, ¿Verdad?
Una risa embeleso a Yeonjun, la risa más hermosa que alguna vez tuvo la oportunidad de escuchar.
Soobin lo arrinconó contra el mesón, con suavidad tomó su mentón y besó sus labios con gentileza y necedad. Yeonjun recorrió pausadamente con sus manos ambos brazos a su alrededor, la piel bajo sus palmas era suave y Soobin olía tan bien por esa loción de baño.
Jamás había visitado la casa de Soobin. La que solamente era de él. El hombre siempre pasaba más tiempo en casa de sus padres debido a la panadería y demás, le gustaba estar en ese ambiente familiar, Yeonjun lo notó. Soobin amaba mucho a su familia, a sus amigos y todos lo amaban de regreso. Era lindo tener un lugar a dónde ir cuando se sentía solo.
Allí todo estaba siempre animado. Las voces de muchas personas alegraban el lugar, lo hacían eso. Un hogar. Lleno de vida, amor y calidez por doquier.
Pero aquí, solamente estaban ellos. Era muy diferente cuando lo único que podía escucharse eran sus labios chocar y sus respiraciones intercambiarse. Era un tipo de calidez distinta, era más personal.
Era íntimo.
Apoyó sus palmas sobre las manos de Soobin que descansaban en la superficie, sabía que no lograba cubrirlas porque ambas extremidades eran grandes y a Yeonjun eso le fascinaba. Soobin lo hacía sentir seguro y protegido entre sus brazos.
Él era un hogar.
Su hogar.
Podía sentir que Soobin luchaba por contenerse, él no quería que lo haga. Así que agarró ambas manos de Soobin y las guió hasta su cintura, donde su compañero entendió su mensaje no verbal, apretando la zona con avidez. Yeonjun jadeó sobre sus labios por aquel lascivo toque.
—¿Qué me hiciste? —respiró pesadamente contra su oreja. Yeonjun cerró sus ojos, la voz de Soobin bajó— no puedo dejar de pensar en ti.
Yeonjun frunció las cejas con placer cuando Soobin enterró su rostro en su pecho, ambos se abrazaron y con su permiso anticipado, Soobin besó su piel descubierta, rozando sus pezones por encima de la ropa con su boca. Yeonjun gimió, tapándose la boca tímido, él enredó sus dedos en la cabellera de Soobin cuando este continuó besando su pecho, ni tan rudo o sucio. Soobin era gentil mientras lo tocaba.
A Yeonjun le estaba costando la vida.
—Vas a matarme si sigues así, Soobin —dijo jadeando— soy débil, cariño.
Soobin se escondió en el pecho de Yeonjun ante el apodo. Su corazón se agitó. El rubio tocó su cabeza con ternura, el azabache lo apretó contra él cuando sintió las palmadas cariñosas.
Este sentimiento era familiar.
—Soobin —besó su frente— quiero cuidarte y protegerte. ¿Te lo dije, no? Así que, cualquier cosa que quieras decirme, ten por seguro que escucharé todo. No tengas miedo de mí.
Soobin enseguida lo miró con ojos llorosos.
Miedo, ja. Sí. Eso era lo estaba sintiendo.
Temor de repetir la misma historia.
Soobin se volvió a incorporar, sus manos sujetaron el cuello de cisne de Yeonjun y bajó a sus labios sin tocarlos. Sonrió con rendición, él estaba rindiéndose.
Estaba enamorándose.
El rubio sintió paz cuando Soobin lo pegó a su pecho, acariciando sus mejillas y respirando pausadamente igual que él.
Soobin besó su cuello en un vaivén despacio, unieron sus manos con naturalidad y Yeonjun apretó sus dedos entrelazados. Soobin le devolvió el apretón y el rubio sintió débil las piernas cuando sus labios volvieron a juntarse.
Afuera la lluvia seguía cayendo. Callando sigilosamente los sonidos de la garganta de Yeonjun entre cada beso y los suspiros de Soobin que se unían a los del rubio.
—Soobin, Soobinie —Jun besó su sien pues era la parte que alcanzaron sus labios al tener al azabache metido en su cuello, al parecer esa parte suya le atraía al hombre. Yeonjun rió— mi amor. El café se enfría.
Algo en Soobin hizo click cuando Yeonjun lo llamó su amor. Porque enseguida lo miró y de repente no tuvo importancia el pasado. Era como si se desvaneciera para dejar entrar un rayo de sol. Derritiendo el hielo de su amargado corazón.
El miedo era palpable, podía sentirlo, no iba a mentir. Pero con Yeonjun que lo sujetaba firmemente, tenía una seguridad de que estarían bien.
—Yeonjun...—lo abrazó, ocultando su rostro en su cuello, aspirando su aroma. Era su shampoo pero en el rubio era diferente, olía como todo él, a su casa. Yeonjun se sentía cálido entre sus brazos— escúchame, ¿Sí?
Una de las manos delgadas se dirigió atrás para acariciar la cabeza que descansaba en su hombro y Yeonjun sonrió con ternura.
—Siempre lo haré —el azabache le sonrió y Yeonjun ya no tuvo dudas de que en efecto, ambos querían lo mismo y estaban de acuerdo en ir juntos hacia allá— déjame cuidar ese corazón tuyo.
Con eso confesado, Soobin sintió miles de cosas. Cosas que inundaron a su corazón del más cálido abrazo que jamás tuvo. Tanto que terminó abrumado y por ende, con grandes brotes de agua en sus ojos.
—Vamos a la sala y tomemos el café mientras te cuento, ¿Está bien?
Yeonjun asintió y bajó el rostro de Soobin para dejarle un beso casto en su frente.
—Sí, pero ponte algo encima. Está haciendo frío y no quiero que te enfermes.
—Esta bien, está bien.
Yeonjun estaba sentado cómodamente sobre el pecho de Soobin, cubiertos por una frazada y con tazas de café semi caliente en sus manos.
El azabache vió por el rabillo del ojo a Yeonjun quien también tomaba cómodamente el café, siendo delicado al momento de llevar la taza a sus labios o soplar el líquido, Soobin amaba cada cosa que hacía el rubio incluso si no era interesante.
Asentó su taza a medio beber y Yeonjun volteó a mirarlo cuando se paró del sofá.
—Vuelvo enseguida. Iré a buscar algo.
—Aquí te espero.
Soobin sonrió ligeramente ante la respuesta de Yeonjun quien volvió a soplar el café en sus manos, cubierto totalmente de la cabeza a los pies por la frazada azul. Era adorable desde su ángulo y Soobin se rió de él porque hace algunos meses pensaba lo contrario.
Unos minutos más tarde, regresó con una guitarra en sus manos y Yeonjun saltó emocionado del mueble.
—¿Vas a cantar? ¡Dios mío necesito grabar esto! Es un mal momento para no tener mi celular en manos —gimió frustrado.
—Siempre puedo cantar para ti cuando quieras, no es necesario tenerlo en tu celular —Jun hizo un puchero— vamos, no seas así. Sabes que si haces eso yo no puedo resistir.
Yeonjun hizo más visible su puchero y Soobin nuevamente rendido, le entregó su celular sin rechistar. El rubio lo tomó felizmente en sus manos y buscó la cámara en la opción grabar.
—Vamos a escuchar a Choi bonito Soobin cantar algo, ¿Qué tipo de canción es señor Choi? —fingió ser un entrevistador y el azabache evitó reírse de este juego. Decidió seguirle la corriente.
—Es una canción algo personal.
—Oh, entonces es una canción especial.
Soobin tocó la mejilla de Yeonjun, dándole cariño con su pulgar. El rubio sonrió ante el toque.
—Es una canción para expresar mis sentimientos a la persona que está frente a mi.
Jun jadeó, casi sollozando— ¿E-Es para mí?
Soobin asintió sin dudas.
—Yo...Soobin yo...— las palabras no podían salir. Estaba nervioso, emocionado, sorprendido, feliz y las ganas de llorar estaban allí. Yeonjun nunca tuvo serenata.
—No tienes que decir nada, con que escuches me basta.
Yeonjun mordió sus labios, su rostro se sonrojó y asintió. La grabación seguía su curso pero eso se le olvidó a ambos.
Hubo silencio pero después, los acordes sonaron, rebotando las notas en las paredes. Yeonjun apoyó su mejilla en el sofá, viendo con ojos soñadores a Soobin, sus pupilas brillaron cuando su voz se unió a la acústica guitarra.
Y su corazón se detuvo cuando empezó a cantar la letra de la canción.
«It's you, It's always you. Met a lot of people but nobody feels like you»
Soobin lo miró fijamente a los ojos mientras seguía tocando. «So please, don't break my heart. Don't tear me apart» Yeonjun sintió algo en su pecho ante esa mirada casi triste y angustiada.
«I know how it starts. Trust me, I've been broken before» con una sonrisa decaída Soobin pareció confesar «Don't break me again, I am delicate. Please, don't break my heart. Trust me, I've been broken before»
Soobin tragó saliva, esta parte siempre dolía de decir pero Yeonjun lo miraba expectante. No quería arruinarlo.
«I' ve been broken, yeah. I know how it feels» sus ojos picaron así que los cerró para poder continuar «To be open and then find out your love isn't real»
El aire se volvía denso y difícil para respirar. Pero Soobin no quería detenerse, aún cuando las ganas de llorar lo perseguían y lo iban alcanzando.
«I'm still hurting. I'm hurting inside» al abrir los ojos, miró a Yeonjun y su corazón se apretó «I'm so scared to fall in love. But if It's you then I'll try»
Ambos se miraron con ojos llorosos. Soobin tomó coraje y cantó el último verso que su voz le dejó.
«It's you, It's always you. If I'm ever gonna fall in love» una lágrima escapó cuando Yeonjun lo abrazó y sollozaba en sus brazos, aferrándose a él «I know It's gon' be you» murmuró.
Soobin también empezó a llorar.
Cuenta regresiva.
2...
¿Preparados? Aún estamos iniciando.
Canciones usadas.
•I love you – Billie Eilish.
•Here with you - d4vd.
•It's you - Ali Gatie.
[Correcciones ortográficas se editan después]
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