07

El parque vacío era adornado por hojas secas de los árboles. El frío empezaba a sentirse más en cuanto el viento sopló a su dirección, a pesar de tener una sensibilidad al clima helado, Soobin no se inmutó para nada.

Estaba asustado. Esa era la palabra correcta para describir la angustia que se plantaba en su pecho.

Al salir de su hogar, YeonJun fue corriendo rápido a él y le envolvió una bufanda alrededor del cuello. Ni siquiera le pidió hacerlo, tardó mucho en decirle un 'gracias' no sabe si resultó sonar sincero pero agradeció en silencio que YeonJun no preguntara porqué saldría, no podría responderle una razón. Así que estaba aliviado de que Yeonjun no indagara. 

Puede saber perfectamente que esa bufanda era de YeonJun con simplemente el aroma impregnada en la prenda. Un aroma dulce, fresco y limpio, característico de sentir en YeonJun cada vez que estaban cerca el uno del otro. Quizás esa bufanda no era de gran confección o de alguna marca privilegiada, no era de seda ni lana costosa, su madre la hizo con alguna tela suficientemente decente para el rubio. Lo importante aquí es que es de YeonJun. Y usarla se sentía como un delito para Soobin.

No iba a decirlo porque era un golpe bajo, pero este aroma le era tranquilizante. Su yo del pasado, el Soobin de hace tres meses estaría riéndose de él por pensar de esa manera débil. Que esa prenda podía mantenerlo cobijado por alguna razón.

Él te agrada.

Soobin ignoró ese eco en su mente. YeonJun no debería causarle ese efecto. Era impensable. Pero lo hace.

Eso a Soobin lo tenía ya en vela durante las noches. No puede dejar de pensar en la persona que vive en su casa y no sentir repulsión, sino todo lo contrario. A quien ve todas las mañanas desarreglado, en fachas. Era gracioso, Soobin nunca creyó ver a alguien de la "realeza" en esas pintas. En su cara, en su voz o en sus ojos al natural, sin gota de maquillaje. YeonJun era igual que un rol de canela si le preguntaran. Era así; sencillo y dulce.

Quería llorar, inútilmente reírse de si mismo, sabe qué intenciones tenía su corazón cuando YeonJun andaba cerca y algo era seguro.

No estaba listo. La angustia seguía allí.

—Te ves terrible y ni siquiera es medio día aún.

—Tambien te extrañe, estúpida goma de mascar —rodó los ojos y el otro hombre de cabellos negros se rió escandalosamente. Soobin sonrió ante la comodidad familiar de su mejor amigo.

—Ya bueno, bueno. También te extrañé pero ambos sabemos que tú eres la verdadera goma de mascar. Así ha sido desde que teníamos cinco años.

Soobin golpeó el hombro de Kai con su codo amistosamente. Ambos se conocían desde el preescolar y por lo tanto el vínculo que tenían era como el de dos auténticos hermanos de sangre.

—Dejando eso de lado, ¿Por qué esa cara? Parece que el diablo te chupo entero.

Soobin sólo se detuvo de mecer en el columpio y Kai lo copió. Esperando su respuesta.

—Si te lo digo, promete que no me dirás te lo dije o te golpearé.

—Uy, como si pudieras —Soo lo miró serio. Kai levantó las manos en rendición—, bien. Dime qué te pasa, es raro verte así.

—Odio tener que admitir esto en voz alta pero...—Empuño con fuerza las cadenas del columpio, bien, su orgullo iba a darse por vencido. Con un suspiro Soobin declaró— estoy jodido.

Kai no necesitó escuchar más porque hace tiempo que Soobin no decía esas palabras estoy jodido. La primera vez parecía estar de acuerdo con eso, recuerda haberlo escuchado por el teléfono tan entusiasmado, pero esta vez, parecía un fantasma. Estaba asustado su cara lo delataba en creces.

—No te diré te lo dije porque te lo prometí pero, te lo dije —Soobin torció la boca en disgusto— No puedes imponerle limites al corazón, entre más lo haces, más te arrastra a eso. Tú mismo lo buscaste.

—¡Oye! Yo estaba muy bien todo este tiempo pero tuvo que joderse cuando YeonJun-

—¿YeonJun? ¿Quién es? Es- Oh —la cara de Kai se deformó a una sonrisa pícara y Soobin quiso darle un puñetazo, en su lugar le golpeó la gorra que el azabache llevaba y este rió por ello sin dejar su propio discurso.

No todos los días podía tener a Soobin así de avergonzado por admitir sus sentimientos.

—Con que así se llama, eh. Vaya, YeonJun, suena muy lindo y debe ser igual de lindo como su nombre. Si las cosas no funcionan contigo, tal vez podrías presentarme a él, digo, puedo ser su tipo. ¿Le gustarán los extranjeros? Yo digo que sí, soy buen tipo.

—Cállate.

Kai levantó otra vez las manos en busca de paz mientras acomodaba la gorra que nuevamente Soobin le bajó. La voz de Soobin salió tajante pero calmada y frunció el ceño cuando oyó a Kai reírse otra vez. De verdad le divertía la situación.

—Es la primera vez que te veo celoso. Es broma, sabes que no me atrevería a hacerte algo así. Además, si sigues negándolo solamente te harás daño y eventualmente le harás daño a él. Eso es egoísta, para los dos. Déjalo que fluya, Soobin.

—¿Dejar que fluya? ¿Perdiste la cabeza? —lo miró con incredulidad—, Kai yo no puedo dejarlo fluir, no está vez, no con él.

—¿Por qué no? Seguramente es un buen chico. Uno que pudo hacerte entrar en tal crisis, jamás vienes aquí a no ser que tengas un problema realmente enorme. ¿A qué le temes, Soobin?

—No tengo miedo  —Kai no pasó desapercibido esa mirada en Soobin, nostálgica —, tú no lo entiendes. No puedo...no puedo hacerlo otra vez.

—¿El qué? ¿Darte otra oportunidad? ¿Seguir adelante?

—YeonJun no pertenece aquí —Soobin frunció más el ceño, era un hecho, sus mundos no podrían jamás coincidir— somos muy diferentes.

—Ajá, tus ojos no dicen lo mismo. Él te llama la atención si no, ¿Por qué te pondrías de este modo si no te sientes atraído por él? 

—¿Vas a ayudarme o no?

—¡Por supuesto! Pero no entiendo en qué, estoy seguro de que YeonJun es-

—Él viene de una familia adinerada, Kai. ¿Acaso ya lo olvidaste? Esta combinación jamás funciona. Él es norte y yo soy sur. Somos completamente diferentes —su voz bajó, la sensación de decepción fue imposible de no sentir.

Kai entonces comprendió una parte de tal negación sentimental. Soobin se había vuelto alguien inseguro, tanto de si mismo como por lo que tenía para ofrecer e incluso lo que no. Él no ha superado esa desdicha.

—Podría ser diferente esta vez. ¿No crees?

—¿Qué o quién asegura que lo será? No, no puedo simplemente ignorarlo. Debo ser meticuloso, un paso en falso y puede que sea peor. ¿Sabes lo difícil que fue ver a mi mamá llorar y disculparse conmigo por no darme un buen estatus? ¿Una buena posición en la sociedad para poder tener derecho de casarme con quien yo creí era el indicado?

Kai estaba serio. Soobin volvía al mismo punto.

—Soobin, deberías de dejar el pasado donde pertenece. Justo en el pasado. YeonJun es el presente, tu presente, ese chico podría ser diferente.

—Tú no sabes eso. No lo conoces y yo tampoco lo hago. No he conocido a un niño millonario que se niegue a las riquezas, al final, ellos vuelven donde pertenecen. Como las abejas a la miel.

—¿Acaso ese tal Yeonjun te ha dado indicios de querer algo como eso? ¿Joyas, lujos?

—Él- —Soobin recordó de forma inconsciente el primer día que lo vió. Yeonjun no se quejó de nada, todo lo contrario, estaba asustado no asqueado, apostaba que incluso quería esconderse. Hacerse ovillo. Miraba alrededor con temor no con asco, parecía que era la primera vez que veía cara a cara el mundo real. Entonces sucedió que le dió la mano y Yeonjun se aferró a él, lloró en él y sonrió por él. En ningún momento, en ningún lugar, él se quejó de algo, se burló de algo.

Todo lo opuesto. Yeonjun brillaba en una especie de aura inocente y pura. Era agradecido, era espontáneo y era único en dar afecto. Cuando lo vió por primera vez, estaba herido, estaba perdido. Y ahora...

Yeonjun es feliz aquí.

Kai sonrió ligeramente al ver a Soobin quedarse callado, su silencio le decía que podía tener algún argumento válido.

—No tienen que terminar juntos si no quieres —agregó— siempre puedes ser su amigo, pero no huyas más, Soobin.

—¿Huir? Yo no estoy huyendo solo... no me siento listo, HueningKai.

Kai palmeó su hombro. Abrazándolo.

—Te asusta y es normal. Te rompieron el corazón, y temes que eso ocurra otra vez. También temes que-

—Usen a los quiero —Kai soltó a Soobin, este dejó de mecerse.

—Soobin...

—Podrán hacerme a mí lo que quieran, podrán ilusionarme, romperme el corazón, pero...—se levantó. Kai lo vió desde su lugar — pero no a mi madre ni a mi familia. Yo no quiero que vuelvan a ser despreciados de esa forma.

Su familia no mereció ese desprecio.

Soobin no quería ver a su familia ser menospreciados otra vez.


—¡Ah, llegas a tiempo!

Soobin entró y YeonJun enseguida lo recibió con una enorme y brillante sonrisa que mostraba dos adorables dientes como de conejito.

Al parecer los abrazos nunca iban a acabarse. Por lo que ya rendido, Soobin se dejó hacer, y en el fondo, su corazón se quedaba en paz. El océano de su alma entraba en completa calma. Era difícil de explicar esta sensación que únicamente Yeonjun ha podido hacerle sentir en esplendor y más.

—Hueles a especias.

No pudo estar más tranquilo después de escuchar esa risa. Yeonjun hundió más su rostro contra su pecho, él lo abrazaba como si fuera a irse para no volver y Soobin podía sentir a sus manos temblar por eso. Nadie se ha aferrado ni abrazado a él de la forma en que Yeonjun lo hace.

Como si lo necesitara.

No sólo este abrazo, sino esos ojos. Esos ojos que le decían en silencio que era lo mejor que habían visto, maravillados, brillantes y anhelantes. Soobin no sabe que ese par de ojos chispeantes eran el propio reflejo de los suyos.

El toque de las manos de Yeonjun viajaron por su pecho y le hacen detener la respiración. Su cuerpo tiembla y el ajeno entre sus brazos también lo hace. Soobin es consciente de que algo ocurre en esta página. Lo es si Yeonjun mira sus labios sin intención de disimular.

¿Qué es lo correcto ahora?

—¿Tienes hambre? —Yeonjun pregunta con voz suave en un susurro, sus ojos lo miran y Soobin se descuida porque mira directamente a los labios ajenos antes de regresar a sus miradas. Yeonjun lo pilla y le regala una sonrisa mientras se muerde el labio inferior. — cociné algo para los dos.

—¿Lo hiciste?

—Traté. Aún estoy aprendiendo, pero prometo mejorar.

Jun traga y no puede mirar a Soobin a los ojos, sus mejillas lo traicionan y su sonrisa solamente crece cuando esos brazos los aproximan un poco más. Yeonjun se arma de valor y conecta nuevamente sus ojos con los de Soobin.

—¿Tienes hambre? —vuelve a preguntar, teniendo valor también para acariciar el lóbulo de la oreja de Soobin.

—Tengo —Soobin le confiesa y no lo suelta. Yeonjun sonríe mientras le sigue mirando y Soobin cree que esto es peligroso para ambos. Lo es si entiende lo que Yeonjun quiere con sólo verlo a los ojos, lo puede saber. Y le asusta. Le asusta porque tiene efecto en él.

Pero no hace ningún movimiento y Yeonjun (aunque se frustra un poco porque creyó leer una señal) lo comprende porque a pesar de todo, no quiere obligar a Soobin a nada que no quiera. Por lo tanto, el que sus sus cuerpos se separen tan lentamente es indicio para el otro de que evidentemente son consientes de lo que ocurre, más no quieren apresurar nada.

Soobin no quiere dar un paso más. Yeonjun en cambio, esperara pacientemente.

—Entonces ven, hice gimpab para los dos.

Soobin se quedó quieto cuando YeonJun le ayudó a quitarle su chamarra y la colocó en el perchero con cuidado. La bufanda también se la retiró y la dobló meticulosamente para ponerla dentro del cajón del mueble que estaba en la entrada cuando él intentó hacerlo. Soobin sonrió incluyendo una risa genuina que hizo a Yeonjun sonreír.

—¿Acaso estamos casados? No es necesario que hagas todo esto, estoy bien. No soy un príncipe o algo para que me trates tan cortésmente.

—Es sólo...—arregló el florero y una sonrisa se puso en sus labios elevando sus mejillas sonrojadas— para mí lo eres de hecho.

—¿Te parezco un príncipe acaso?

—Lo eres —Yeonjun arregló su flequillo, exponiendo su frente y sus ojos se volvieron a encontrar— todo el mundo lo sabe. Sabe lo increíble que eres.

—No creo que todo el mundo lo sepa —Soobin subió sus manos sobre las de Yeonjun que acunaban su rostro — y tampoco es necesario que seas tan modesto conmigo.

—Pero quiero hacerlo. No es porque esté siendo obligado o porque quiera ganarme tu confianza usando este método. Sólo quiero que sepas que en verdad estimo todo lo que haces por mí y todo lo que tú familia ha hecho por mí. Por una simple persona que tuvo la suerte de conocerlos —YeonJun quitó una pelusa de la mejilla de Soobin— de que hayas aparecido en mi vida.

La sonrisa cariñosa de YeonJun se hizo visible una vez más y Soobin no pudo contra eso. Sus mejillas adaptaron un color rosa muy leve y sus ojos se llenaron de pequeñas lágrimas que rápidamente ocultó porque se enderezó.

Controláte.

Soobin suspiró. Sus ojos recuperaron su naturalidad.

—Bien. Probemos ese gimpab.

YeonJun sonrió ampliamente, sus ojos rasgados se iluminaron y sin perder más el tiempo empujó a Soobin hacía la cocina en el comedor. Ansioso por mostrarle su trabajo honesto, Arin y Chae-Won le mostraron cómo se hace el gimbap tradicional.

Fue algo cansado porque tuvo que cortar en pequeños cubos y YeonJun no familiarizado con los utensilios de la cocina aprendió a hacerlo, desde ese día estuvo practicando en secreto porque nunca tuvo porqué usar el cuchillo, la sartén, el horno o cualquier aparato que se usara en la cocina, no cuando su comida era traída a él hecha sin mover un solo dedo.

Cada día iba mejorando su habilidad culinaria.

YeonJun quería intentarlo, quería aprender, porque en su casa siempre que preguntaba si podía comer algo más simple como un sándwich de mermelada y no un lujoso sushi de restaurante, los cocineros se lo negaban con una expresión lastimera porque 'eso no es lo que su madre ordenó'.

Sus empleados de cocina entraron en pánico cuando lo vieron preparase él mismo su almuerzo. Yeonjun tenía hambre y no buscaba demasiado como un festín, no fue mucho lo que se hizo pero YeonJun se sintió terrible cuando por sus acciones casi hacen despedir a los cocineros por enojo de su madre.

"Es trabajo de ellos, no tuyo. No te rebajes a su nivel" le dijo, juzgando su comportamiento igual que siempre.

Él se disculpó con todo el personal y prometió nunca más entrar a la cocina, no sin permiso. El sándwich que hizo lo dejó en el plato, Yeonjun no tuvo valor de comerlo sin sentirse pésimo. Ni valor para enfrentar a su madre.

Desde aquel entonces, YeonJun no piso la cocina de su propia casa o ninguna otra por temor a causar inconvenientes.

Hasta este momento.

Concentrado trataba de que todos los círculos del gimbap salieran iguales unos de otros. Con un puchero de concentración y las cejas juntas, YeonJun cortaba lento el cilindro de arroz y unas cuantas cosas más, haciendo expresiones tan graciosas que tenían al otro hombre más atento en él que en la comida.

—¡Ya está! —se felicitó YeonJun al ver su trabajo, para ser su primer intento no se veía nada mal. No era tan uniforme como el de Arin o estético como el de Chae-Won pero era decente y eso ya era algo.

Soobin no dejaba de verlo, YeonJun se limpió la frente con su brazo y después sintió como la mano ajena se ponía en su mejilla. Su pecho dolió cuando Soobin le dió una sonrisa nueva, esta vez siendo resplandeciente no por simple cortesía.

—Tenias un grano de arroz —dijo al notar su confusión— te esforzaste mucho en esto. ¿Te lo enseñaron?

Yeonjun afirmó alegre.

—Arin y Chae-Won.

—Déjame decirte que tuviste unas pésimas maestras, yo soy mejor que ellas ¿Sabes? —Soobin quiso reírse porque si su prima lo escucha no estaría con una sonrisa ahora— sin embargo, me arriesgaré.

—Puse todo mi empeño y corazón en ello, pero porfavor, no seas gentil y dime la verdad.

—Como ordene, señor chef.

YeonJun sonrió, tratando de controlar su emoción por el hecho de que Soobin, Soobin, tenía una conversación cómoda con él. Como si fueran auténticos amigos.

Soobin se metió a la boca uno de los rollitos, YeonJun se mecia nervioso en su lugar. ¿Le gustará? ¿Sabrá bien? No lo probó primero entonces confiaba en lo que Soobin le diría.

—YeonJun.

—¿S-Si?

Soobin no habló por un momento y YeonJun entró en pánico, no sabe si le había puesto mucha sal al arroz o si el jamón estaba demasiado grueso, quizás era el cubierto que estaba muy delgado o tal vez sólo era terrible y Soobin buscaba las palabras para decírselo sin herirlo mucho. Él era así.

—¿Deberíamos abrir un puesto para vender esto? Está estupendo, sabe delicioso.

—¡¿De verdad?!

Con una risa, Soobin tomó entre los palillos un nuevo rollito y se lo acercó a YeonJun quién con gusto se dejó alimentar, tarareando cuando en efecto descubrió que el sazón era agradable. Pensar que él pudo hacerlo solo le hacía sentir orgullo de si mismo.

—Esta vez te superaste, desde el estofado que hiciste, creí firmemente que nada podría superarlo pero veo que me equivoqué. Solamente tú puedes superarte a ti mismo.

Yeonjun cubrió su rostro, chillando muy tímido por los cumplidos de Soobin.

—Si no fuera por Arin y Chae-Won tal vez no hubiera salido tan bien. Casi quemo el arroz y de verdad perdóname si la olla de tu mamá tiene ahora un pequeña macha negra, se la repondre, lo prometo—YeonJun comentó avergonzado y nervioso pero Soobin solamente pudo reírse con sinceridad, ni siquiera sentía molestía.

Yeonjun parpadeó, no entendía ese cambio en Soobin pero si algo era verdad es que le gustaba mucho verlo reír a su alrededor.

¿Era un progreso no?

Déjalo que fluya.

Soobin se calmó un poco. Llegó a una conclusión, con la mente más tranquila y un pensamiento más razonable, se levantó de la silla aún con una suave sonrisa en el rostro.

—Yeonjun —este le puso atención— yo...—suspiró— me he comportado contigo como un idiota últimamente. Te pido perdón por eso.

—Oh no, no. Nada de eso —negó enseguida — Lo entiendo completamente, no te preocupes. Y no te culpo por nada, Soobin. Darle a un extraño alojamiento y demás es algo que no a todos les gustaría, lo comprendo y por eso te agradezco mucho la paciencia que has tenido conmigo desde ese día. Es valioso para mí.

—¿Puedo hacerte una pregunta?

—Claro que puedes hacerlo.

—En ese caso...—Soobin avanzó un poco, no mucho porque no quería invadir sus espacios personales pero lo suficiente como para que ambos sintieran lo mismo— ¿Eres feliz en este lugar?

Yeonjun estaba sorprendido por esa pregunta, normalmente él solía preguntar cosas de ese tipo pero era nuevo que alguien se interese por su opinión acerca de la felicidad. ¿Él era feliz? ¿Lo era?

Mientras tanto Soobin estaba entrando en un debate. YeonJun es alguien completamente diferente, en muchos aspectos, desde su vida cotidiana hasta su origen. ¿Es alguien que de verdad desea conocer?

No miente, Yeonjun le agrada como persona, eso es seguro. Soobin todavía así tenía sus dudas y miedos más que nada. No quería caer muy hondo.

Ellos no tendrían ese tipo de química, Soobin no dejaría que haya más que una complicidad amistosa. Tal vez las señales eran erróneas, era imposible que eso ocurra.

—Soy feliz.

Ambas manos de Yeonjun tomaron las de Soobin y todos los pensamientos se detuvieron.

—Soy feliz, muy feliz desde que te conocí.

Todo pareció ponerse quieto. Soobin se quedaba sin palabras cada vez más, era peligroso, sentía que estaba llegando a un límite y no sabía cuál. Si Yeonjun lo miraba así, era imposible pensar correctamente.

—Entonces...—miró sus manos, ellas cabían perfectamente bien y era una locura visual—, si no es demasiado tarde, y todavía no quieres irte devuelta.

Yeonjun sentía emoción.

—¿Si?

Una emoción que cayó cuando Soobin soltó sus manos, casi como si quemaran. Yeonjun no quiso mostrarse herido por el rechazo.

—¿Te parece ser amigos?

Soobin levantó la mirada. Estaba siendo un idiota, él estaba fingiendo ser un idiota a propósito, Yeonjun y su mirada ingenua le hacen flaquear más no retrocede de su propuesta. Ambos sacados completamente de órbita por su movimiento repentino.

Esto es lo mejor para ambos.

—¿Amigos? —Yeonjun desvío la mirada, ¿En qué estaba pensado? Rápidamente niega avergonzado por pensar en voz alta, aún así le devolvió el apretón de mano sintiéndose extraño— claro, Soobin.

—Bien, eso suena genial, ¿Verdad? —Soobin rió nervioso— ahora que hicimos las pases, ¿te gusta este lugar? ¿vivir... aquí?

La voz de Soobin fue preocupada y Yeonjun lo notó. Tal vez este no era el comienzo de lo que tenía en mente, puede ser que se ilusionó con otra cosa pero no negará que el que Soobin los considere amigos lo hacía muy feliz. Si así lo quería, Yeonjun respetaba esa desición.

—No tenemos mucho por aquí, no quiero engañarte con nada, Yeonjun. Ahora que somos amigos no quisiera que tú te sientas incómodo con algunas cosas. Trataré de que todo sea bonito para ti, yo-

—Soobin, cálmate —tomó su rostro para calmarlo. El hombre frente a él tenía la respiración temblorosa y Yeonjun quiso meterlo en una hermosa caja de cristal para cuidarlo. Se veía tan frágil y vulnerable— todo es maravilloso aquí, no necesitas darme nada más.

—Pero, y si-

—Oye —Yeonjun sonrió pero mantuvo una postura recta para tranquilizarlo— cariño, soy feliz sólo con estar contigo. ¿No lo entiendes? Mientras tú estés aquí, soy feliz con eso. No necesito otra cosa, Soobin. 

Las mejillas de Soobin se sonrojaron, no solo por las palabras sino por ese inesperado apodo. Se talló la parte trasera del cuello tras esas cariñosas premisas. YeonJun se dió la vuelta empezando a recoger las tazas y platos una vez Soobin se fue calmando, sin notar esa mirada abrumada en las pupilas dilatadas del contrario.

Porque incluso si la podía notar, YeonJun hacía todo lo posible para no dejar caer ninguna taza o plato al suelo por lo nervioso que estaba. Había llamado a Soobin cariño. Un apodo que únicamente debía mantenerse dentro de su cabeza.

Su corazón galopaba tan rápido que podía escucharlo, a pesar de lo vulnerable que Soobin lo ponía con esa mirada tan dulce como miel, intensa como un océano y brillante como un cielo estrellado, seguiría fingiendo no darse cuenta un poco más porque, dios, amaba tanto que Soobin lo viera así en silencio. Se sentía tan sincero que llegaba a pensar que todo era una broma y que podía haber más.

Algo más.

YeonJun siempre ha sido un poco torpe, su mente entre nubes estaba enredada y más cuando se trataba de cierto hombre que no paraba de hacerle sentir cosas. Entre su distracción se golpeó con la alacena y cayó de espaldas.

—¡YeonJun!

—E-Estoy bien.

—Dejame ver —sintió las manos grandes de Soobin acunar su rostro, su respiración se atascó unos segundos y tuvo que bajar la mirada porque no podía soportar sentirse tan débil por su amigo— hum, parece no ser nada malo. ¿Cómo no viste que la puerta de la alacena estaba abierta?

—Es que estaba pensando. 

—¿En qué?

En ti.

—En n-nada importante.

Soobin ayudó a YeonJun para ponerse de pie. Restando importancia a lo de hace un momento, entonces cuando miró la hora tuvo una idea.

—YeonJun, ¿Tienes algo que hacer?

—Uh, no en realidad, ya hice todas las tareas que le dije a tu madre que cubriría. Así que no. ¿Por qué? —sonrió alzando una ceja— ¿Qué tienes en mente, Bin-ah?

De una repisa Soobin sacó una bolsa reciclable de compras y despegó una lista pegada al refrigerador. YeonJun miraba curioso a Soobin mientras se quitaba el delantal.

—¿Quisiera ir conmigo a un extraordinario viaje de turismo entre los pasillos de harina y café, señor Park? —ofreció en un tono galante y Yeonjun se cubrió la boca, riéndose por este juego.

¿Cómo podría decirle que no sí se lo pedía de esa manera tan divertida? Porque YeonJun no podría y estaba feliz de poder pasar tiempo con Soobin. Incluso si sólo eran amigos, estaba feliz de ganarse un espacio en su vida.

—Me encantaría mucho, señor Choi.


Cuando Soobin pensó en salir de compras con YeonJun por su mente sólo pasó la idea de que por una razón lógica serían ellos dos. Entonces, ¿Por qué también Kai estaba con ellos?

El azabache hawaiano se coló porque también iba al súper para comprar una taza nueva de café ya que rompió la suya, aprovechó que los vió en el camino y terminaron yendo los tres juntos.

Soobin admitía que amaba mucho a su mejor amigo. Podría hacerle un monumento en su nombre por todas esas veces que le salvó el trasero y protegió su dignidad en casos preferibles de olvidar. Kai era preciado porque era parte de su familia y lo respetaba en demasía.

En ese momento, Soobin quería que se calle porque estaba siendo demasiado confianzudo con YeonJun. ¿De dónde venía tanta confianza?

A Yeonjun parecían agradarle las bromas que Kai hacía porque Soobin se encontraba detrás de ellos, viéndolos reírse de algo que no escuchaba porque ambos decidieron dejarlo con toda la mercancía hasta atrás. Soobin gruñó, torciendo la boca disgustado, su mirada se endureció cuando Kai pasó sus brazos por los hombros de YeonJun, dándole una suave caricia y le dijo algo al oído que hizo al otro sonrojar.

Ah no, eso ya era demasiado.

—Con permiso.

Cortó ese tacto entre ambos cuando se puso en medio y debido a su complexión fue exitoso ya que tuvieron que separarse casi de inmediato.

Pero al parecer a Kai eso no le importó ya que una sonrisa de mierda divertida se le formó en el rostro y mientras tomaba dos tazas diferentes hechas de porcelana, se aclaró la garganta.

—Junnie-ah, ¿Cuál crees que es mejor?

—¿Um?

Agitó las tazas en sus manos elevando ambas cejas.

—¿Cuál prefieres? ¿el conejo o el pingüino?

—Oh bueno, creo que-

—Simplemente toma una y ya. ¿Qué? ¿Acaso eres un niño que necesita la aprobación de su madre?

Soobin alzó una ceja, frunciendo el ceño hacía Kai y este se alzó de hombros con una sonrisa. Eligiendo la taza con dibujo del pingüino en lugar de la de conejo. Iba más con su personalidad.

—Creí que YeonJun sabría cuál es mejor para tomar mientras se ve una película romántica.

—¿Romántica? ¿Qué eres, un despechado?

—Esto no será discreto de mi parte pero...—se acercó a Yeonjun, tomando sus manos. Soobin rodó por segunda vez los ojos— usted se ve exactamente como el amor que siempre me imaginé encontrar, al que le gustaría mimos y palabras dulces mientras ve la televisión entre frazadas. ¿Verdad, Jun?

Soobin masajeó su ceño fruncido y mascullo un fastidiado porfavor.

—Prefiero sentirme seguro en los brazos de la persona que quiero—admitió sonrojado—, está bien, lo admito, soy del tipo pegajoso. Me atrapaste, Kaissi.

—Exactamente mi tipo, Junie-ah. Yo también soy un maldito pegajoso con los que quiero y tú ya eres uno de ellos.

—Es bueno saber que le caigo bien al mejor amigo de mi Soobinie. Me alegro saberlo.

Yeonjun se rió, Kai tenía sentido del humor y no lo culpen por tener el mismo humor que este chico.

—Auch. Me acabas de rechazar indirectamente —dramatizó HueningKai elevando una mano a su frente haciendo reír a Yeonjun.

—¿Qué? ¿Te gusto? —bromeó y Kai decidió seguir el juego un poquito más. Las expresión de Soobin era digno de admirar y no iba a perder la oportunidad de tener material de burla.

—Te amo.

Justamente cuando Kai deposito un beso sobre los nudillos ajenos, Soobin se colocó a un lado de Yeonjun.

—Me alegro de que se lleven bien, pero les recuerdo que no sólo yo voy a llevar todo esto. ¿Quieren apurarse?

—Parece que alguien está celoso.

Yeonjun sintió las mejillas calientes cuando Soobin dejó el carrito a un lado y colocó su mano, la cual cubría básicamente todo su hombro, para pegarlo a su pecho.

—¿Celoso? No estoy celoso —declaró— sin embargo, Yeonjun vino conmigo.

—¿Qué pasó? —Kai rió, totalmente divertido— ¿No podemos compartir acaso, Chobis? En la primaria siempre me dabas la mitad de tu torta, Soobin.

—Jodete. Y no me digas Chobis, ese apodo no me queda.

Kai sólo se rió.

—¡Pero es verdad mi Chobis!

—¡Ayúdame con todo esto y, cállate!

YeonJun por otro lado los miraba a los dos con dulzura, sabía que Soobin no hablaba enserio y por lo demás, también Kai estaba bromeando. En el fondo, estaba tan feliz de poder llevarse con el mejor amigo de su amigo.

Aunque anteriormente se haya expresado de otra forma inconscientemente.

La tristeza se instaló de repente, Yeonjun también querría tener a su amigo allí pero conocía a Beomgyu, él era alguien tan diferente a él, ambos se llevaban tan bien porque se conocieron desde los primeros años de sus vidas, los dos fueron criados como niños de alta sociedad por sus padres.

La diferencia era que Yeonjun nunca logró conectar con ese mundo completamente, en cambio Beomgyu sí. Eso era admirable para Yeonjun, su amigo no dudaba en nada cuando tomaba una desición, no por nada tenía prestigio como un buen abogado. Tenía firmeza y determinación, los sentimientos en realidad a Beomgyu no le importaban demasiado, por eso no tuvo quejas en casarse con alguien desconocido cuando era un beneficio para la empresa de su familia. Si Yeonjun respetaba a alguien demasiado, era a Beomgyu. Su mejor amigo. El único realmente. Era él, entre los dos, aquel que no se dejaba influenciar por los sentimientos y ponía su deber por sobre las cosas.

Beomgyu era a ojos de su madre, el hijo que siempre quiso tener. El niño perfecto para portar un apellido reconocido. Era digno de pertenecer donde ellos.

No como él. Un desastre.

Quisiera tener una amistad como la de Soobin con Kai porque se ve divertido tener a un compañero con quién gritar y hacer todas esas cosas. No dice que no lo hiciera con Beomgyu, ellos también tuvieron su tiempo de rebeldía, solamente que Beomgyu ya no tenía tiempo suficiente para encontrarse. Desde que se casó todo cambió para su amistad. Jamás culparía a su amigo, casi hermano, Yeonjun aprecia tanto a Beomgyu que siente que en ese mundo donde huyó únicamente lo tiene a él y nadie más.

YeonJun no tiene hermanos, en algún momento dejó de luchar por tenerlos, entonces llegó Beomgyu y estaba tan feliz por eso. Él era su familia. Su mejor amigo.

Era al único que extrañaba y le hacía odiarse por haberlo dejado atrás con tal de guardarse como un patito asustado de una hiena voraz. Yeonjun quisiera tener la valentía de Beomgyu, necesitaba escuchar su consejo. ¿Qué haría él en su lugar? Lo conocía, Beomgyu lo conocía y sea lo que fuera él sabría que nunca aceptaría tal cosa.

Beomgyu nunca lo juzgaría por haber huido.

Soobin dejó de pegarle a Kai cuando notó la tristeza en la cara de YeonJun quien llevaba minutos viendo la misma lata de aceitunas desde hace rato.

—Mierda, sé que te gusta y todo, pero no es para que mates a tu único buen amigo que solamente te quería hacer una broma —se quejó Kai masajeando su cuello y acomodando su sudadera favorita negra con un diseño de dinosaurio— ¿Me estás escuchando?

—Ve a la caja y haz fila, iremos en un momento.

Kai miró hacía donde miraba Soobin y no necesito más para saber lo que había detrás de esa orden. Con una sonrisa que mostraba sus dientes palmeó la espalda de su amigo y se retiró, tarareando.

Con Kai una vez retirado, Soobin fue directamente con YeonJun quien se sobresalto al sentir una presencia a su lado. Alzó su mirada y su corazón se alteró cuando Soobin tomó entre sus manos sus mejillas y las pellizcó. Yeonjun saltó ante el inesperado toque.

—S-Soobin...—miró por los lados—, ¿Dónde está Hyuka?

—Oh, así que ahora ya se llaman por apodos cariñosos, eh —traidor, pensó Soobin imaginando esa cara de diablillo de HueningKai junto a su risa malvada.

YeonJun rió tiernamente al notar la nariz arrugada y el ceño fruncido de Soobin junto con ese puchero desconforme, parecía un conejito molesto a su visión porque el hombre tenía rasgos como los de un conejo si lo pensaba bien. A pesar de la mala cara todavía era tierno.

—¿Por qué estás tan molesto? Hyuka es muy lindo, no te enojes con él.

—¿Lindo? ¿Esa cosa te parece linda? ¿Sabes que ronca por las noches y decide no bañarse por a menos dos días por mera flojera? —se cruzó de brazos sin poder creerlo.

YeonJun sonrió y tocó la mejilla de Soobin.

—Sigue siendo encantador y guapo.

—¿Por qué sigues llamándolo así? ¿Es por el acento, verdad? ¿Es porque es hawaiano, no?

—Es porque es muy lindo de forma natural.

Soobin apretó su mejilla.

—¿Te gusta?

—Pues Kai es lindo, divertido y gracioso —YeonJun sonrió pero sabía que estaba haciendo, Soobin emitió un sonido de 'uhum' sin dejar de verlo fijamente— y además se nota que daría todo por la persona que ama.

Yo también te lo daría todo.

Ambos se vieron inmediatamente. Soobin tardó en darse cuenta de que su pensamiento salió a la luz, su rostro se calentó muy rápido y el brillo en los ojos de Yeonjun se volvía más intenso conforme pasaban los segundos.

Las mejillas se calentaron a los dos, Soobin no era consciente de su mirada persistente en los labios de YeonJun, un poco curioso y anhelante. Algo que era palpable pero tan confuso a visión de Yeonjun porque era como si tal vez Soobin.

Tal vez él, deseaba besarlo igual.

Las manos de YeonJun descansaron cómodamente en su pecho, probando sutilmente la aprobación y creyó que sería apartado como siempre pero no lo fue. En los orbes de Soobin notaba detalles hermosos, y aunque quería mirar más a esos ojos, no pudo. No pudo ante la idea de que ambos se miraban los labios y que había algo, algo, Yeonjun lo podía sentir.

Pero quería oírlo, quería oír que no estaba equivocado. ¿Lo estaba?

—Soobin-ah. Pase lo que pase, no me dejes ir, porfavor. Eres el único en quien puedo confiar ahora.

YeonJun sintió paz cuando los brazos de Soobin lo rodearon, sus ojos se cerraron, él deseaba sentir todo, absolutamente todo aunque fuera por un minuto. Yeonjun no tenía idea de todo lo que provocaba en las personas, en cambio Soobin sí y lo volvía loco. Porque esos ojos llorosos lo hacían débil y vulnerable, esa voz le traía calidez y esta persona que tenía en sus brazos, Yeonjun le hacía algo en su mente como no tenía idea de que una persona podía llegar a sentirse. Era algo que Soobin no podía explicar.

Había algo, más grande que atracción.

—Voy a cuidarte, ¿Está bien? Hasta el momento en que decidas irte, te cuidaré hasta entonces, Yeonjun —extrañamente los ojos de Soobin empezaron a sentirse llorosos— te lo prometo.

Con esa confesión, Soobin pasó un mechón de cabello tras la oreja de Yeonjun mientras su corazón casi se paró cuando lo vió sonreír de ese modo. Mostrando la sonrisa más cariñosa que alguien le haya dado en su vida. Era como si lo estuviera acariciando pero Yeonjun solamente lo veía.

—Tambien voy a cuidarte, Soobin. Todo el tiempo que me permitas hacerlo. ¿De acuerdo?

—¿Por qué siempre te preocupas por mi?

—Porque eres valioso para mí corazón.

Luego Yeonjun tomó la cara de Soobin y la bajó hacia él, dándole un beso en la frente con cariño y se alejó cuando Kai los llamó para pasar a cobrar la compra.

Soobin reaccionó poco después pero al final, cuando los tres salían con las compras hechas, su mano rozó débilmente la de Yeonjun y para ellos fue suficiente ese pequeño toque para saber que no había inconvenientes con lo anterior.

Sabían que algo estaba pasando.

Yeonjun sabía que se estaba enamorado de Soobin y este, bueno, quería darse más tiempo para pensar antes de actuar con otras intenciones. Mientras tanto, estaba bien con esto.

Estaba bien con esta amistad.

Holaaaaa ^^

Sé que he desaparecido por un periodo muy largo de tiempo, pero hace apenas unas semanas empecé la universidad y mientras veía con mis padres un lugar donde quedarme además de las clases, el día se me iba casi de inmediato, sumando las tareas que debía entregar. Al final terminaba muy cansada porque debía levantarme súper temprano para viajar en lo que encontraba hospedaje y así, después debía viajar otra vez al terminar mis clases para volver a mi casa (porque soy foránea, pipipi) hice eso como por dos semanas, ni siquiera sé cómo sigo viva ༎ຶ⁠‿⁠༎ຶ

Por eso mismo pido un poco de su comprensión, sé que muchos han querido y pedido mi actualización en esta historia y en las otras. De verdad que me alegra mucho ver que hay interés del público por ellas, me alivian el corazón mis pimpollos :')
Pero si quisiera que me den chance para poder organizarme y adaptarme a mi nuevo estilo de vida universitaria, apenas empiezo y todo es tan nuevo que aún no me creo que estudio lo que me gusta </3.

Ya dicho todo eso que es un texto bien largo, pido perd0n, pero sé que también merecen saberlo porque somos una familia y hay que informar jsjsksk.

Así que así estamos mis bonit@s, actualizaré cada que pueda y me sienta descansada. Agradezco a todos los que se preocuparon por mí y demás, les mando un fuerte abrazo y un besito virtual •3•~

Ojalá el capítulo les haya gustado, las faltas ortográficas se corrigen luego. ¡Muchas gracias por seguir esta historia!

Nos vemos próximamente, muack.

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