DOS

Gemidos, ruidos secos pero al mismo tiempo que eran húmedos por el roce de sus labios, el sentir de su ropa.
JooHyun entrelazó sus brazos detrás de la nuca de SeulGi mientras se paraba de puntillas, sintiendo, cómo la otra poco a poco comenzaba a explorar su cuerpo con sus manos y comenzaba a emocionarse más, por el sentir de la dureza en su muslo que poco a poco comenzaba a rozar con su húmeda entrepierna.

La pelinegra era de resistencia nula ante los encantos, palabras y sonrisa de la castaña, y ahora, el tenerla básicamente acariciando cada lugar de su cuerpo, de espalda arriba, le hacía sentir completamente en sus manos, a su merced.

La forma en la que pasaba sus dedos por su espalda con sumo cuidado, con caricia suave que le hacía perderse y sentirse explotar, cómo sentía que otra mano se aventuraba por debajo de su camisa para levantarla y seguir acariciando, sólo un poco, de forma amable, cariñosa.
JooHyun suspiró en los labios contrarios al mismo tiempo que su cuerpo se acercaba más al contrario, pero una pierna la detuvo y ahí, gimió, aferrándose a la espalda ancha de la mayor.

Su pierna comenzó a rozarse con su muslo para meterse de poco a poco en su entrepierna para acariciarla con su rodilla mientras sostenía más fuerte su cintura, y después, sonreía, separándose para hablar un poco a verla.

—Tú... ¿Quie-

—Claro que quiero, SeulGi—no dejó terminarla porque apenas mencionó su nombre, la castaña la subió a la barrita que estaba en la cocina en un impulso, en algo que apareció de la nada y una fuerza que a sorprendió en el momento, pero también, generó cosas en ella.

Era la forma en la que SeulGi la veía, tocaba, sonreía, pero esa capa tierna y rosa pastel se caía poco al ver los pantalones de la otra que ahora, parecían apretados. JooHyun tragó saliva, sintiendo cómo la otra se metía entre sus piernas y en ese momento sólo suspiró, porque la castaña la abrazó, apoyándose en sus pechos.

Tragó saliva.

—Sólo me veo contigo, Hyun, sólo contigo, no creo que aunque haya llegado otra niñera me vea con ella, no me veo con alguien más, no te veo con alguien más, y tengo miedo de que mis palabras hagan que te vayas porque me pongo nerviosa y suelto tonterías...

Una sonrisa tierna se asomó por sus labios, riendo, acercando su mano a acariciar la cabellera castaña de la mayor y pensó, realmente pensó sus palabras, pero se apresuró a hablar, carraspeando en ese proceso. Habló suave.

—No me iré, SeulGi, de hecho eso fue tierno—aunque el acto fue tierno, JooHyun gimió cuando sintió que la mayor se hundió más en sus pechos que sobresalían y casi explotaban, por la acción y pose, por la camisa de botones. Volvió a hablar después de pensar las palabras—es tierno...

A decir verdad, sí.

Aunque JooHyun también se veía en brazos de otras mujeres mayores, no se veía de esa forma. No se veía abrazada, sonriente, volteando para ver una sonrisa cálida que la sume y abraza, aún más fuerte de como estaba, de esa forma. Mordió sus labios mientras evitaba una sonrisa, pero después esa sonrisa tierna se comenzó a quitar poco a poco mientras SeulGi se separaba, luego de dejar un beso, sujetando unas llaves.

Sonrió.

—Ya es tarde, podría dejarte en casa para mañana...

JooHyun jaló el cuello de la camisa para volver a pararla enfrente de ella y sonrió, abriendo más sus piernas mientras tomaba la mano de la otra para llevarla a sus labios, riendo.

—SeulGi, no lo evites.

La otra abrió sus ojos, tragando saliva.

—¿E-evitar qué?—no dijo nada porque la otra abrió la boca, lamiendo el dedo, haciendo a SeulGi sobresaltar mientras trataba de hablar, nerviosa—¡Hy-Hyun! deja que...

Quitó su mano de forma rápida mientras se acercaba al lavabo, limpió sus manos 30 segundos exactos y después de secarlas bien con la toalla, volvió, orillándola, atrapándola entre la barrita para llevar su pulgar a los labios contrarios, y después de tragar saliva, los acarició. Ahí rió.

—Primero hay que lavarnos las manos...—olvidó por un segundo que era madre. JooHyun sonrió, pero en esa sonrisa muda un dedo índice se aventuró por sus labios y al ver, a la otra achicar su ojo, casi dudosa, la pelinegra no tuvo otra opción que atrapar ese dedo entre sus labios.

Ella comenzó a chupar, a pasear su lengua por la extensión del dedo, humedeciéndolo, ella misma guiándolo por lo que era su boca, cálida, húmeda, que poco a poco, o en extremo comenzó a excitar aún más ahí abajo porque sintió el bulto palpitar y endurecerse hasta quedar como roca y lo sentía, lo sentía rozar en sus piernas, en su entrepierna. Al sentir eso JooHyun sostuvo la mano de la castaña mientras ella comenzó a mover su cabeza para guiar el dedo medio a su boca para hacer lo mismo, con los dedos.

Sonrió cuando vio el rostro sonrojado de SeulGi, un rostro perplejo que después pareció oscurecerse, una pequeña sonrisa. La mayor comenzó a mover sus dedos, a sacarlos, volver a meterlos, a atrapar la lengua de la pelinegra entre ellos y jugar para después hacerla gotear saliva afuera de sus labios, por lo que sacó los dedos de forma brusca, limpiándolos en su pantalón, y sostuvo el rostro de la otra, obligándola a alzar la mirada. Ella con su otro pulgar limpió ese rastro de saliva, apretando su rostro, y volvió a besarla.

Ahora SeulGi usó su lengua para acariciar la contraria, para generar un nuevo ruido húmedo y JooHyun, ella se asombró pero a los segundos se acomodó y comenzó gustosa, a acariciar ella también con su lengua a la contraria. Las caricias, roces, cómo SeulGi bajó su mano a su cuello para apretarlo un poco y todavía alzarlo, ella llevó su mano a la contraria para acariciarla, y ahí sonrió.

Esa mano venosa, delgada, pero al mismo tiempo fuerte estaba sujetando su rostro de una forma fuerte, agresiva, para que sólo la vea a ella y sólo la bese a ella, JooHyun lo hace, lo hace gustosa mientras se para de nuevo de puntillas pero después, se separan, haciendo que SeulGi limpie de nuevo ese rastro de saliva de sus labios y lo haga respirando agitada. Sólo sonríe, viéndola, con su rostro entre sus manos.

Habló de la forma más agresiva pero que JooHyun sonrió, con esa sonrisa, cediéndole cada uno de sus permisos. SeulGi habló de una forma que le encantó.

—Quería llevarte a tu casa para prevenir el follarte tan brusco y fuerte pero no pude, y no creo que me vaya a resistir ahora—un pequeño asentir, donde le llegaron cada uno de sus permisos. SeulGi habló—no te quiero lastimar...

—Seul, ¿Cómo lo harías?—la mencionada vio sus labios, hinchados, con un pequeño rastro de saliva y un sonrojo que la hizo suspirar, sosteniendo su rostro. Habló.

—Yo... realmente te deseo, quiero follarte hasta que me pidas, ruegues, piedad... quiero hacerte mía en cada uno de los aspectos posibles, quiero que en cada gemido salga mi nombre, quiero que sientas todo lo que siento yo.

¿Alejarla? Lo que hizo fue que JooHyun se voltee un poco, acercándose a la barrita mientras desabrocha todos los botones de sus mom jeans, dejándolos caer, volteando a ver a la castaña.

—Entonces, hazlo.

JooHyun apenas terminó de hablar sintió a SeulGi detrás de ella, frotando su dureza contra ella, sujetando su cadera mientras se frotaba, gimiendo, haciendo que la pelinegra enredara un brazo en la nuca de la castaña, de espaldas, riendo, apenas pudiendo voltear. Relamió sus labios.

—¿De verdad estás así de dura?—SeulGi cerró sus ojos mientras se acercaba e intentaba rozar los labios de JooHyun, pero ésta volteó, riendo, frotándose un poco más y elevando su trasero, haciendo gemir a la castaña.

La siente respirar en su oído mientras gruñe, casi quejándose, aferrándose a su propia isla de cocina mientras aprieta los dientes y se vuelve a frotar contra JooHyun, bajando la mirada, viendo bien las braguitas de la menor. Ahí rio, soltando la superficie para acariciar el vientre y después viajar al muslo.

—No sabes cuánto quiero trozarlas—JooHyun en ese momento se sonrojó, por lo que la siguiente acción que cometió fue literalmente voltear al lado contrario de SeulGi, pero esta con su mano, apretando sus mejillas, la obligó a verla mientras su propia vista se dirigía a sus labios y de nuevo, a la ropa interior. Relamió los suyos—quiero trozarlas, quiero devorar y saborear tu apretado coño para después hundirme en él, quiero chupar, morder, lamer.

—¿Y lo harás ya, o seguirás encontrando excusas?—un reto que hizo que la castaña viera de arriba a abajo a la pelinegra y después, volteara a verla, tragando saliva, relamiendo sus labios de nuevo mientras la volteaba. SeulGi tragó saliva, pero sonrió.

—No más excusas—sin otra palabra la castaña volvió a ponerla de espaldas contra ella y después de frotarse una, dos, tres veces, sus labios se dirigieron al cuello de la más pálida donde, después de apartar su lacio y negro pelo de lado, comenzó a besar y repartir pequeños besos húmedos que poco a poco iban en aumento, donde relamía, donde dejaba un sonoro beso o donde se encargaba de hasta chupar para después irse a otra zona, no más que centímetros, para hacer lo mismo.

Los besos suaves que eran dejados de esa forma, dulce, no se sentían así cuando de repente la dura polla de la otra volvió a restregarse en su trasero, casi golpeando su espalda, por lo que después se convirtieron en dulces infiernos que bajaban a ella y quemaban, perpetuaban en su cuerpo que sólo estaba encargada de gemir y retorcerse en el dulce quemar de su piel.

JooHyun lo deseaba, más que nada, y ahora estaba recibiendo más de lo que pidió.
Esos besos que parecían dulces y con cuidado que de repente se convertían en un quemar, en un ardor que amaba tener junto a ella, en cada centímetro de cuello y hombro que le hacían sentir, en las estrellas. La dureza golpear contra ella, los labios de SeulGi en su piel mientras ella gemía y arqueaba su espalda.

Un dulce sentir que después era el mejor, y más sensual sentir.

Sus labios después se dirigieron a la espalda cubierta por la camisa, la camisa que en ese momento se encontraba en la espalda, no hombros, por el modo en que la castaña se la iba quitando poco a poco mientras iba besando, por lo que ahora gruñó.
Subió de nuevo para quitársela y volver a bajar, besando su espalda. Ahí SeulGi acarició el omoplato marcado en la delgada menor, bajando, acariciando, repartiendo besos.

En ese sitio, SeulGi acarició los muslos de JooHyun para después subir, voltearla, y subirla a la barrita mientras veía y no despegaba sus vistas del bralette de la menor.
JooHyun dedujo que iba a bajar por la forma en la que acariciaba el inicio de su braga pero el ver sus pechos al parecer la hipnotizó, porque se acercó, los apretó en sus manos y juntó, suspirando, gimiendo, para después acercarse.

SeulGi se hundió en sus pechos mientras inhalaba y suspiraba, ahí mismo, acariciando con su nariz y dejando que el aire cálido hiciera sentir escalofríos a la pelinegra, que volvió a gemir.
Achicó un ojo mientras acariciaba la cabeza de la mayor, que ahí, gimió y suspiró.

—No sabes lo delicioso que hueles—supuso que estaba inhalando de nuevo, porque no se separó de ahí en un par de segundos, y después, comenzó a jugar con las líneas del sostén. Tragó saliva, todavía apretando sus pechos, respirando. No dijo nada más porque después de eso SeulGi bajó por completo, acercándose a la entrepierna de la menor.

Jugó un poco, a decir verdad.
Sus dedos comenzaron a acariciar las bragas blancas sobre el coño de JooHyun, y rio al sentir una zona húmeda por donde estaba jugando, apretando. Después su dedo índice se atrevió a presionar de nuevo, donde se supone que estaba ahora el clítoris, supone, hinchado y deseoso de atención. La castaña no es nadie para negarlo.

Después de bajar las bragas como pudo, donde vio, sonrió, y de forma sucia, viendo a JooHyun, olfateó, se acercó de nuevo, comenzando a tentar con su dedo la piel desnuda, y suave. Después de rozar el clítoris habló, no sabe si lo hizo a propósito, avergonzando a la menor, o si lo soltó de forma estúpida. A lo mejor lo hizo por la segunda.

—Está tan hinchado—JooHyun no pudo dar una respuesta porque SeulGi metió un dedo a su boca y después de haberlo humedecido, se acercó a acariciar el clítoris de la menor de una forma suave, pero fuerte, sin llegar a apretar de forma ruda como muchas lo han hecho pensando en un placer propio.

En su propio arrojo de nervios JooHyun gimió, retorciéndose, sintiendo cómo SeulGi estaba acariciando a su gusto su manojo de nervios, cómo lo estaba apretando, entre su dedo índice y pulgar, pero después de voltear y verla, habló.

—Voy a lamerlo.

Provecho, pues.

JooHyun se tuvo que acostar por completo, como pudo, en la barrita al sentir la lengua de SeulGi comenzar a hacer un baile, una caricia casi lenta para después de dos, tres, lamidas, comenzó a jugar con su lengua y después separar sus labios con su índice y medio, donde se aseguró de limpiar los fluidos que poco a poco iban cayendo y muchos mojando su rostro.
La castaña se asegura, realmente, de no dejar caer nada porque después de varias caricias en el clítoris baja a su entrada, donde comienza a lamer y recoger cada uno de sus fluidos.

Es ahí donde decide, y nota la respiración regular de JooHyun, ir más rápido. Su lengua comienza entonces a dar caricias casi cortadas, a lamer por completo y en una, atrapar el clítoris en su labio mientras su dedo índice comienza a tentar la entrada hasta que logra entrar por completo, entrando, y ahí JooHyun arqueó de nuevo su espalda.
La forma en la que SeulGi comenzó a relamer de una forma rápida, a usar un poco sus dientes, a llevar a su lengua a recoger sus fluidos para después subir a comenzar, a generar tersas caricias rápidas en el clítoris mientras su dedo comienza a entrar, salir, acariciar, a explorar el interior de la otra.

Cuando piensa que habrá un pequeño descanso, JooHyun gime un poco más fuerte al sentir la sorpresa de tener dos dedos dentro de ella que poco a poco comienzan a penetrar, hacer un vaivén de forma rápida en ella cuando le están haciendo un oral, y después, siente como esos dedos comienzan a acariciar cada uno de sus rincones.

Cómo entran en ella y acarician, cómo SeulGi sigue lamiendo de forma rápida, apretando, fuerte a su clítoris que está recibiendo el ansiado consuelo, pero su pensamiento fue interrumpido por la rápida, por esa velocidad a la que esos dedos la estaban penetrando, cómo entran y salen, dejando ver cómo sus fluidos salían explotados de ella y manchaban de nuevo el rostro de la castaña que, a decir verdad, ella sigue en su tarea de consolar el manojo de nervios.

De acariciarlo, de ir rápido, de hacer que su lengua esté cometiendo la 8tava maravilla del mundo y no la piensa compartir, motivo por el que aprieta sus piernas, aprieta la cabeza de SeulGi con su mano en su coño porque no la deja escapar en ese orgasmo asegurado, y ella arquea la espalda, dejando salir un poco el pecho y después de sentir 8 exactas caricias más, gime.

Gime, se retuerce, se suelta y comienza a temblar mientras aprieta más sus piernas en un instante acerca más, pero al mismo tiempo aleja a SeulGi de su coño que comenzó a contraerse y apretar los dedos que estaban dentro de ella, lo que la hace temblar, gemir entrecortada, sin respirar pero después de unos segundos vuelve en sí, lo que le genera una pequeña risa.

JooHyun se levanta un poco, donde se apoya en sus codos para poder ver a la castaña que se acerca, riendo, notando que hay humedad en su rostro por lo que se encarga, de con el dedo índice, de tomarlo y llevarlo a sus labios para después relamerlos. Suspira para acercarse a la menor.

—¿Qué te pareció?

JooHyun con una servilleta que estaba ahí limpia, trata de limpiar el rostro de SeulGi mientras lo sujeta divertida, riendo, suspirando. Con su dedo pica su nariz.

—Jamás en mi vida había estado tan relajada después de un orgasmo—la castaña voltea a ver las piernas de la menor, que están temblando, por lo que ella misma procede a bajarla de la barrita y sentarla en el sillón.

Ahí mismo la menor la acerca, en caso de que SeulGi piense que se acerca un descanso, y comienza a palpar su pantalón, su entrepierna, mientras traga saliva por lo que está sintiendo, y es más, ve.

Cómo la polla se las arregló para sobresalir y parecer una tienda de acampar gigante en los pantalones de la castaña, que le hace sentir nerviosa, pero sonreír, de sólo imaginarlo dentro de ella.
JooHyun siente su garganta reseca, pero al momento de desabrochar el cinturón de SeulGi y bajarlo, dejando su ropa interior negra, su centro y boca vuelven a estar húmedos.

A través de la tela simple, pero elástica, puede notar un poco de la polla de la mayor. Grande, gruesa, que la hace volver a tragar saliva de sólo preguntarse, ¿Eso iba a entrar en ella, y en su boca? Respiró mientras volvía a acariciarla y después, acercar su boca a ella para acariciarla con su lengua en la tela, abriendo su boca y dejando que esté en su boca, que entre en calor, lo que le hace sentir algo. Se movió un poco más.

Oh madre mía.

JooHyun tiró un cojín donde justo, se tiró de rodillas al piso para poder chupar y acariciar esa polla como se merecía.
Rezó tres aves marías antes de bajar el elástico por completo para revelar la polla, y ese bulto no le hacía justicia a la verdadera imagen.

Punta rojiza, hinchada, junto a la carne que se notaba venosa y cómo poco a poco se movía un poco más hasta el punto de estar totalmente erecta, JooHyun sintió su boca gotear. En un pequeño movimiento sentó a la mayor en el sillón y después de tenerla asegurada, la menor se recostó en el muslo de la otra, viéndolo, recargada.

Su dedo índice se acercó a la punta, donde comenzó a jugar y a tocar y elevar para notar el líquido pre seminal que poco a poco comenzó a manchar, a bañar, por completo la polla erecta a tal punto que la hizo brillar ante ella.
Provecho.

Porque apenas escuchó un suspiro de SeulGi, ella comenzó a chupar la polla, la punta para recibir el sabor nada agrio, dulce, agradeciendo de verdad el estilo de vida que llevaba la milf.
No fumaba, no bebía, hacía ejercicio constante y se alimentaba bastante bien.
Creció muy bien por cómo notaba, JooHyun escupió un poco sobre la punta para llevar su palma y con ella, acariciarla para después bajar y comenzar a acariciar, a mover su muñeca mientras atrapaba la polla de una forma cálida, envolviéndola en ese buen sentir porque llevó su cabeza hacía atrás.

La calidez de la boca de su menor le hizo sentir que estaba en los cielos, la forma en la que sus dientes podía sobresalir un poco pero de todos modos podía encontrar una forma para no morder, para poder alejarlos un poco de su carne caliente y grande, para después alejar su boca a usar su mano.

Esa mano comenzó a subir y a bajar de forma estable, rápido, en un buen movimiento de muñeca que la hizo babear mientras tiraba más de su cabeza atrás, generando un sentimiento en ella que poco a poco se comenzaba a mostrar. SeulGi cerró sus ojos, suspiró, pero después algo la hizo abrirlos de una forma violenta.

JooHyun comenzó a jugar con la punta, sólo lamiendo ahí, y después acariciaba con su dedo índice, acariciando la punta, de donde salía el líquido preseminal, de una forma que le hizo respirar agitada por la reciente sensación de no poder expulsar algo de líquido.

Casi de abstinencia. SeulGi meneó sus caderas, tratando de apartar un poco el dedo pero JooHyun lo notó, por lo que ella misma sólo apretó el miembro entre sus manos, llevando ahora su lengua a él para volver a chuparlo.
La forma que su garganta profunda lo abrazaba no tenía comparación, porque SeulGi gimió de nuevo, llevando una mano al frente para sujetar el pelo negro de su menor, lo que la hizo ver cómo la boquita, ahora casi hinchada, tragaba su polla. Fue la imagen lo que la encendió de verdad.

El sentimiento de un vacío en su estómago pero después se elevó, para ver a JooHyun sobre su regazo sonriendo de una forma divertida. Ahora sintió una calidez y una humedad que le hizo suspirar, volver a empujar su cabeza hacía atrás, pero después esa calidez se alejó, lo que la hizo quejarse en un pequeño quejido

JooHyun ahora se sentó por completo, riendo, tomando el rostro de la castaña entre sus manos como ésta lo había hecho con anterioridad. La forma en la que su vista bajaba a sus labios de esa forma tan intensa que le hacía sentir intimidada, pero ahora se encontraba sentada, desnuda, en el regazo y empapando de sus fluidos la larga y dura polla de SeulGi, su sueño húmedo. No había tiempo para sentirse avergonzada.

Relamió sus labios al mismo tiempo que comenzaba a desabrochar la camisa de la mayor y en cuanto la abrió, y vio el sostén, ella se encargó de acariciar esos pechos, haciéndole llevar su cabeza atrás de nuevo mientras suspiraba, riendo, mordiendo sus labios mientras dejaba que JooHyun explorara todo su pecho.

Cómo los apretaba de una forma suave, atenta, la forma en la que simplemente los acariciaba y tenía entre sus manos, para después subir el bralette y verlo. JooHyun acarició un pezón, pero después lo apretó entre su índice y medio de una forma no tan agresiva, pero que de todas formas jaló un poco para después dejarlo y hacer lo mismo con el otro para volver a acariciarlos, a tenerlos entre sus manos para apreciarlos, agacharse un poco, y llevar uno a su boca.

Era ilegal que ese ser humano tuviera todo bien, perfecto, sexy en su cuerpo. La forma en la que sus pechos sobresalían y parecían perfectos en sus manos mientras más los apretaba, tan suaves y hasta lindos, era lo que hizo a JooHyun gotear un poco más mientras sonreía, volviendo a relamer, a acariciar con su lengua la aréola y después morderla, para dejar su camino de mordidas y hematomas nuevos en la piel de la morena. Esas marcas la llenaron de orgullo, pero más orgullo sintió cómo la otra tomó su cintura, acercándola a ella mientras hundía su cara en sus pechos.

Ella misma los apretó, hundida en ellos. Habló suave.

—Quiero vivir en ellos, quiero siempre dormir y despertar en ellos—volvió a reír a medida que SeulGi los volvía a apretar, inhalando—son tan... suaves, lindos, puedo tomarlos cuando quiera y eso me encanta—después de eso llevó un pezón a su boca, pero su lengua comenzó a jugar con la aréola de JooHyun.

Después de verla fija, SeulGi se separó, riendo, acariciando el vientre de JooHyun con su mano mientras su espalda era, sí, acariciada de nuevo. Habló de nuevo.

—Me encanta tu cuerpo, Hyun, tan suave—apretó su cintura, viendo cómo sus manos podían fácilmente apretar y hacer sobresalir su pálida piel para después, soltarla, dejando ver una marca. Habló de nuevo—cualquier marca se queda aunque haya sido una de corto tiempo...

—¿Y qué harás con eso? ¿Serás suave, o me dejarás moretones en los muslos? —la sonrisa de SeulGi que poco a poco se fue mostrando y apareciendo en ella hizo a JooHyun sonreír lasciva, sonreír apretando el rostro de la castaña para acercarse a besarla.

Sus labios de nuevo se encontraron, ahora se encargaron de morderse, de acariciarse, de besarse mientras las manos de SeulGi subían más hasta apretar esos pechos y se separó de forma brusca para ahora llevar su boca a los pezones de su menor. Ella comenzó a morder, comenzó, en verdad a atrapar entre sus dientes para después de separarse y dejar un rastro de saliva, dejar los pezones rojizos, con las marcas de dientes, y sonrió, acercándose al valle de esos pechos para morder y succionar, lista para dejar un hematoma que indicaba que ella hizo eso, y sólo ella podía hacerlo.

JooHyun rio, hasta que sintió una dureza de nuevo en su muslo y recordó. Ella tragó saliva mientras miraba y acariciaba a SeulGi, frotando su húmedo y cálido coño contra la dura polla de la mayor. Sonrió al sentir las venas.

—¿Hay condones en esta casa, o será a pelo?

—Pues... tengo hecha la vasectomía, pero si quieres estar segura puedo ir a comprar condones tan rápido que no notarás mi ausencia...

JooHyun rió, acercándose a besarla, mientras se volvía a frotar, pero de repente comenzó a notar algo. Sí, le estaba gustando frotarse de esa forma, desnuda, donde sentía y escuchaba la humedad, la sentía, sentía las venas, el líquido pre seminal salir de una forma constante, que volvió a frotarse para gemir, pero SeulGi sólo achicó un ojo.

La miró, rogona, sujetando su rostro mientras pedía en un dejo de tentación.

—Por favor, déjame hacerlo yo...

¿Cómo? JooHyun habló, sonriendo, casi con duda.

—¿Ok? Deja...—trató de ladear su cadera para que SeulGi viera su miembro y ella misma lo guiara, pero lo que siguió fue cómo sintió que la levantó para dejarla sobre la mesa de centro.

Ahí, de rodillas y con el pequeño cuerpo en esa mesa, SeulGi se encargó de quitar en un empujón los controles y revistas que se encontraban para ahora enfocarse en algo.

Ver el rosado coño de JooHyun para acercarse, besarlo de nuevo y después de frotarse dos veces contra él, guiar su cabeza, la de abajo, porque no podía pensar más, en ese coño.
Lo sentía cálido.

Cálido.

SeulGi llevó su cabello que estorbaba detrás de su oreja, que poco a poco comenzó a pegarse a su frente por las acciones que estaba a punto de cometer, pero eso le hizo sonreír más.
Sus manos acariciando la cintura de la menor, cómo bajaban a sus piernas y trataba de abrirlas un poco más para que la dejara entrar.

SeulGi separó su con su índice y medio los labios de JooHyun para poco a poco llevar la cabeza de su gorda polla contra la entrada, y apenas entró... Dios, ella gimió. Ese coño la estaba recibiendo de maravilla, ese coño fue para ella, porque la recibía apretando su carne, pero empapándola en sus propios fluidos para que pudiera deslizarse tan fácil. SeulGi gimió, respirando con irregularidad mientras volvía a meter hasta la mitad para escuchar un quejido, más un gemido de su menor.

Volteó a verla cerrar sus ojos y arquear sus cejas, pero separó más sus piernas mientras SeulGi entraba más en ella de esa forma suave, pero al mismo tiempo, ruda.
Porque realmente no se pudo resistir más y entró de una sola, haciendo que sus pieles choquen, que sus bolas choquen contra el pequeño trasero de la pelinegra y ahí, se quejó en un gruñido, relamiendo sus labios.

—¿Duele? —de todos modos preguntó para segundos después, ella misma desconocerse por la forma en la que quería reclamar el coño y follar a JooHyun. Al recibir una negación, más una sonrisa y un gemido, volvió a hablar—entonces me moveré, ¿Está bien?

—Mhmm, sí, está perfecto, SeulGiie—llevó una pierna a su hombro, la otra la sostuvo mientras la entrelazaba en su cintura, y carraspeó, hablando.

—Entonces me moveré, Hyun—la sonrisa de la otra fue lo mejor del mundo. Con el consentimiento de la menor, SeulGi comenzó a mover su cadera a un buen ritmo donde escuchaba el choque de sus pieles, donde sentía como sus bolas llenas de semen se movían a su ritmo y golpeaban contra la pelinegra y ésta, gemía.

Las estocadas que eran suaves pero al mismo tiempo rudas, a una velocidad media porque ambas querían llegar a ese ritmo tan rápido, a uno que hacía a JooHyun torcer sus ojos mientras sus manos se intentaban aferrar a los anchos hombros de la mayor, que poco a poco sólo gimió al sentir que la menor la apretó un poco más, y al parecer, de forma involuntaria.

Ahí sonrió mientras elevaba más la pierna, pero después de poco la dejó caer para enfocarse por completo en una sola cosa; aferrarse a la cintura de JooHyun porque ahí, estaba por comenzar de verdad lo que quería.

Después de apretar y acariciar la suave piel, SeulGi inhaló, respiró, y después, comenzó a dejar su vaivén normal a uno fuerte y agresivo que hizo a JooHyun quejarse y hablar, o siquiera formular, entre cortada por las acciones, porque no podía pensar realmente nada más y porque en verdad estaba disfrutando cada aspecto de la follada de SeulGiie.

Intentó morder sus labios pero en un gemido que salió de ella sólo gimió, aferrándose más a los hombros de la castaña que se acercó, todavía sosteniendo su cintura, apretando los dientes mientras suspiraba y sólo se quejaba, dejando las violentas estocadas, moviéndose en varias direcciones que hacía a la pelinegra sólo recostarse más, arquear su espalda, para que la mayor atrapara un pecho que rebotaba en su cara, y ahí, ahí gimió lo que la castaña esperó.

—Di-Dios, SeulGiie, tú sabes có-cómo follar, Dios—si él es el que todo lo ve, que se tape los ojos porque ambas se iban a poner más sucias.

SeulGi tomó una pierna y la entrelazó un poco más arriba de la cintura para elevar el cuerpo contrario, tomar una almohada que estaba tirada por ahí y ponerla debajo de JooHyun, que la hizo gemir de nuevo, más fuerte, más sucio mientras la apretaba más.

Habló de nuevo entre cortada.

—Sí, sí, SeulGiie, folla mi coño, folla tu coño, ¡Sí! —lo que es suyo. Arrugó su nariz mientras tomaba más fuerte la cintura y si estaba haciendo un vaivén fuerte, no era todo lo que podía—follas tan bien tu coño...

—¿Lo follo bien? ¿Sí?

—Sí, SeulGiie, follas tan bien este coño, sólo tuyo, sólo tu-tuyo.

Activó algo.

SeulGi ahora comenzó a hacer pequeños cortes mientras elevaba su cintura y se sentía completar, mientras apretaba y jalaba un poco las piernas de la menor para acercarla más a su cuerpo, y con eso, juntarla más a ella para que pudiera llegar más profundo.

Su miembro comenzó a golpear varios puntos para poder generar otro tipo de reacción en JooHyun, una reacción que le hiciera abrir los ojos y rogar de nuevo un golpe en ese lugar oculto de su cuerpo, por lo que, si lograba generar algo, esa misma reacción, se sentiría orgullosa de ella misma.

Su polla abría paso entre las húmedas paredes, generaba un sentimiento en JooHyun que fácilmente le hacía apretar los dientes pero después, le hacía soltar un gemido y un quejido que le hacía hablar en voz alta, casi gritando, rogando por más. La pelinegra se intentó aferrar a algo, realmente lo intentó, intentó aferrarse a la mesa pero sus uñas casi la rasparon, a la almohada, pero en una de esas, cuando SeulGi se agachó un poco, se entrelazó en sus hombros.

Esos hombros anchos que le hacían sentir pequeña, a su merced. Sólo a la suya. JooHyun apretó sus manos, enterró sus uñas cuando sintió el miembro golpear su punto, ese mismo punto que ambas ansiaban llegar y después, JooHyun por fin rogó.

—Se-SeulGiie, ahí fue, ahí es, ahí, por favor sigue follándome ahí—no aumentó ni bajó la velocidad, pero lo que sí hizo fue tratar de ladear sus movimientos como lo había logrado anteriormente, y en un gemido, lo supo.

Ella sonrió, achicando un ojo, riendo.

—¿Te gusta que te folle aquí, eh? —el volver a hacer el dicho movimiento, el volver a completar la estocada y que JooHyun volvió a gemir de esa forma rogona, pero sonriente, le generó algo.

SeulGi iba a seguir, de verdad iba a seguir, pero su impulso fue más.
JooHyun realmente agradeció esa acción.

Cómo separó sus piernas entrelazadas para doblarlas y ponerlas ante ella, todavía sosteniéndolas, gimiendo casi frustrada cuando sintió de nuevo como el pequeño coño de la pelinegra la apretaba y casi succionaba para que siguiera haciendo su perfecto trabajo. Una pose que parecía bien, pero que por algún motivo no la dejaba llegar tan profundo.

Gruñó, prendiendo más a la menor que a la reciente acción, apretó de nuevo.

La imagen era realmente perfecta.

El hecho de ver a SeulGi gimiendo, con sus ojos cerrados y su mandíbula, junto a garganta, tan marcadas que dejaban ver una que otra vena salir y palpitar en su rostro de forma excitante.
Sus grandes pestañas, que aunque no relucían tanto, ahora lo hacían  más por sus ojos cerrados, su nariz, el puente tan lindo, sus mejillas suaves.

JooHyun en esa pequeña pausa se encargó de analizar y realmente, admirar cada centímetro del rostro de su castaña, y ahí, se acercó, se levantó un poco para poder acercarse a la mayor, donde acarició su rostro.

No hubo necesidad de decir nada porque SeulGi se acercó a besarla, de una forma linda.
Nada comparado a la follada de hace segundos.

SeulGi quitó las piernas para tomarlas y apretarlas, pero después dejarlas que se entrelacen de nuevo en su cintura porque su nuevo destino ha sido borrado de su mente, sufrió pérdida de memoria por el reciente beso, por lo que, sólo volvió a completar una estocada.

Siguiendo el mismo vaivén que antes para hacer a JooHyun gemir en sus labios por tocar su punto de nuevo, ese punto que después de ver la reacción se estaba asegurando de conocer por completo para complacer a la mujer que tenía en brazos y estaba besando.

El movimiento que seguían sus cuerpos casi de forma inconsciente, la manera en la que JooHyun alza su cadera, cómo SeulGi completa la estocada y no se resiste, de verdad, a gemir, a alzar la mirada y jurar, gimiendo, quejándose.

—Hyun, estoy amando follar tu coño, de hecho amo fo-follarte—dijo apretando los dientes mientras se acercaba más a ella y después de besarla, sostiene su cintura de nuevo, la acerca de ella, para al final, levantarla un poco y comenzar a hacer las estocadas de una forma más fuerte, por acción, haciendo que su pelinegra cerrara sus ojos y gimiera.

Si pudiera darse 5 segundos para admirar el cuerpo de JooHyun, los tomaría para completar la hora de todo el tiempo que lo ha estado haciendo.
¿Cuál era su parte favorita? Todo. Absolutamente todo de ella.

La forma en la que cierra sus ojitos con fuerza cuando siente esa ola de placer llegar a ella, la forma en la que se aferra a sus hombros, la forma en que la besa, pero después la suelta para seguir gimiendo y rogando que siga follando su coño y que termine en ella, cada una de las acciones de su menor que fácilmente le hacen dócil, a su merced, de ella.

SeulGi pudo darse ese pequeño tiempo para fuera de lo que estaba haciendo, pudiera admirar, y seguía una lista larga.
Las pestañas largas de JooHyun que hacían justicia a sus ojos tan hermoso, divinos, grandes y expresivos, que cuando los abre le muestra un brillo y un deseo descomunal. Sus mejillas abultadas, sonrosadas, que eran tan suaves y se hundían tan fácil cuando su mano se dirigía a apretarlas para que la viera a los ojos.

Es irresistible, una tentación que cayó a ella de forma directa y la tomó, no sabe por qué, pero que JooHyun haya iniciado casi todo, le hace saber o siquiera pensar, que ella siente lo mismo.

Las estocadas que seguían de forma fuerte, sus bolas chocar contra la piel contraria, los gemidos de la menor que comenzaron a inundar poco a poco la habitación, en sí, que la había llenado hace tiempo. SeulGi aprieta los labios, quejándose, diciendo en voz alta.

—Que buen coño, lo toma todo—lo dijo después de llevar sus dedos índice y medio a separar los labios inferiores para poder admirar la imagen del pequeño coño de JooHyun tomar toda su polla, que se encontraba empapada, llena de fluidos, junto a su pantalón que nota que todavía no se había quitado.

Aun así, JooHyun sonrió, orgullosa, entrelazando un poco más sus piernas para acercar a SeulGi a ella y volver a besarla, gimiendo, sintiendo algo dentro de ella romperse de poco a poco, hasta que casi explota.

SeulGi no se detiene, es más, sigue con los movimientos, sigue con el ritmo, donde ella alza la ceja al ver cómo Hyun quiere formular palabras pero su propio cuerpo se lo impide por la ahora, pronta o lenta reacción que iba a sentir en ese momento.

Un dejo, un sentimiento que después de golpes seguidos y cómo SeulGiie abarcó todo ese espacio de forma intrusiva por fin llegó, lo que le hace sonreír, pero al mismo tiempo gemir, quejarse, retorcerse.

Las caricias en su clítoris que el índice recién lamido de SeulGi le dan un motivo, otro, aparte de la masiva polla dentro de ella que le hace querer más, pero sabe que por el momento es suficiente. Su cuerpo le avisa, le hace saber, que en algún momento iba a llegar.

Por eso le avisó a la mayor.

—No pares, Se-SeulGiie, no pares—la abraza fuerte, la acerca más a su cuerpo de forma instintiva mientras siente que se hace chica, grande, vuelve a su tamaño y vuelve a explotar de una forma movida, como se debe después de una buena follada.

Después sus manos se entrelazan de forma suave, después suelta las manos para dirigir sus manos a la frente, donde subió y comenzó a besar de una forma suave, atenta. Linda.

—Hazlo, Hyun, hazlo.

La mayor se sigue moviendo, lo sigue haciendo con cada una de las fuerzas que le quedaban en ese momento porque a ese punto, ardía, sus bolas ardían y la punta de su polla dolía y de igual forma sentía que iba a explotar en cualquier momento. Sólo hizo que su voluntad le pidió, achicando un ojo al sentir el coño de JooHyun apretarla de nuevo, pero ahora casi asfixiando su polla.

La forma en la que de forma instintiva la acercaba a ella, cómo la abrazaba y daba pequeños espasmos sólo fueron grandes noticias para SeulGi porque logró de una vez su objetivo y en cuando sintió menor apretada la zona, gimió, dejando salir todo.

Ella también exploto y está segura, como orgullosa, de que llenó por completo a JooHyun. Dos últimas estocadas que le hacen sonreír, al notar los fluidos suyos mezclados con los de la menor, y después sale.

Vuelve a sonreír al separar con sus dedos los labios y revisar, su semen saliendo del cuerpo de la otra de una forma suave. Ahí estaba de nuevo orgullosa. SeulGi tuvo que dejar su obra de lado para guardar su polla en su ropa interior y subir su pantalón para, cargar a JooHyun.

Sostuvo su cintura mientras la cargaba estilo princesa a su baño, donde la dejó sentada. Habló, evitando un poco la mirada, desanimando a JooHyun porque comenzó a pensar lo peor...

¿Y si quería que se bañara para que se largara en ese momento? ¿Para llevarla de nuevo a su casa? Arqueó sus cejas, pero después recibió una respuesta instantánea.

SeulGi rascó su nuca nerviosa.

—Es el baño, por si quieres hacer tus necesidades, creo que es obvio que debes saber, eres mujer, pero generalmente es saludable orinar después de tener relaciones para evitar infecciones—¿Tierna, incómoda? No sabe, JooHyun sólo sonríe mientras toma una toalla y cubre su cuerpo con ella, asintiendo, viendo la taza mientras ríe.

—No esperé... eso.

La mayor vuelve a rascar su nuca nerviosa, acomodando su bralette, y asiente, riendo. Salió del baño mientras decía.

—Deja te traigo una pijama, las niñas no vendrán hasta el domingo.

Es lo que le hace sentir segura de que SeulGi si la quiera ahí. La menor sonríe, escuchando los pasos de la mayor resonar en cada una de las habitaciones y de verdad es lo que la hace reír de poco a poco hasta que la otra entra.

JooHyun realmente se ve con ella. Camina a la castaña de forma decidida, abrazándola, mientras dice de forma lenta, pero suave, casi agotada.

— ¿Y si nos bañamos juntas?

Lo que hace a la otra sonreír en grande, lo que la hace asentir y quitarse lo poco que puede de su camisa para saltar de forma rápida a la tina y poder abrir la llave con una gran sonrisa, volteando a ver a su Hyun.

Esos labios fueron besados varias veces, sus hombros fueron besados de una forma suave por SeulGi y después, varias risas, burbujas fue lo que inundó ese baño. Caricias en su espalda, en su hombro, después el suave lavado de su cuerpo que comenzaba a explorarlo de una forma suave, pero al mismo tiempo que esos dedos se aferraban hasta casi marcar su piel. Le encantaba.

Un sentimiento que la abrazó por completo, como SeulGi la abrazó mientras prendía la televisión, y ahí JooHyun se apoyó por completo en el pecho de la otra. Tragó saliva al hablar.

— ¿Entonces? — la castaña sólo alzó la ceja, volteando a ver a la pelinegra. Al recibir otra mirada JooHyun sólo sonrió.

— ¿Qué cosa, Hyun?

—Pues... ¿Ahora qué somos? —la castaña volteó a verla, relamiendo sus labios mientras sólo pensaba qué carajos responder, pero después, sólo alzó sus hombros.

—Ahh... en ese caso, podremos ver lo que resulta de aquí porque, me gustas, te gusto, podemos, hacer muchas cosas, la verdad, y todo será lo que tú quieras, yo estaré de acuerdo con ello.

Encantadora. JooHyun de verdad sólo pudo acostarse de nuevo contra el cuerpo de su mayor con una gran sonrisa en su rostro, suspirando, pero realmente sólo pudo indagar sobre algo más. Suspiró.

—¿Y las niñas?

—¿Qué tienen mis bebés? — una sonrisa de JooHyun, que sólo creó una nueva duda en la castaña.

—¿Cómo crees que reaccionaran ante ésta noticia? —otra risita, pero SeulGi abultó sus labios.

—Ellas te adoran, obviamente aceptarán todo ésto— ríe de nuevo sonora, acercándose, acariciando su rostro.

Una caricia que hizo a la mayor casi ronronear mientras pausaba la película cualquiera que había puesto para sólo ver y sonreír ante la menor, completamente encantada.

JooHyun ahora sólo mordió sus labios, risueña, acariciando la nuca y oreja de la mayor. La forma en la que sólo sonríe, ronronea y la ve, con esos ojos melosos, llenos de amor.
De verdad, de verdad la menor está sintiendo algo lindo, algo que puede, o sabe que no pudo sentir nunca cuando estaba con las demás 'reinas' con las que había estado.

La veían con adoración, el tener a una chica joven, no mayor de 28 pero tampoco menor de 22, en la edad perfecta.
La edad que buscan todas las mayores, una persona que había terminado la universidad o por lo menos, estaba a meses de hacerlo. La edad perfecta para que esas mujeres se sintieran jóvenes, buscadas, casi idealizadas por una mujer menor que ellas.

Ella la veían con deseo, adoración, pero de verdad sentía otra forma, otro sentir en el mirar de SeulGi que le hace sonreír a ella, a buscar que la vea a diario o todos los días de esa forma, con ese cariño profundo o cuando sus ojos brillan de deseo, de cariño.

Eso es lo que le hace saber que de verdad, SeulGi no es como las demás. Le hace sonreír.

JooHyun suspira, acercándose a la altura de SeulGi mientras la seguía abrazando, ganando que la otra comenzara a acariciar su espalda de esa forma suave, sólo con sus dedos, con un amor y deseo inmenso que hace a la menor temblar bajo su tacto, la envuelve y la arrastra, la abraza.

Miles de palabras románticas que antes hacía a la menor dudar, pero después, sólo sonríe, atenta, abrazada del grande y fuerte cuerpo de la morena que la abrazaba de forma cálida. Una sonrisa, un buen sentir, que la envuelve de una buena forma.

Le encanta.

Una sensación de seguridad que poco a poco le invadió, pero no para mal.

Un sentir que SeulGi de igual forma sintió, abrazada de una forma cálida y suave, un sentimiento de soledad se fue, y sonrió ahí mismo.

—Me gusta estar así contigo, realmente sólo me veo contigo —lo repitió, pero ahora con un buen respaldo porque de verdad, después de todo, JooHyun confirmó que ella también, de esa forma.

—En verdad a mí también, SeulGi, de verdad me gusta mucho —otro beso, un beso que unió sus labios de una forma suave, como si hace una hora o más no hubieran follado de esa forma abajo.

Cómo si la polla de SeulGi no hubiera invadido su coño y golpeado cada uno de sus puntos que sólo ella conocía de forma perfecta y casi memorizada, pero que la castaña los haya encontrado por sí misma, con sólo gemidos indicados en ella, hace a JooHyun sonreír, acariciando la cabeza de la otra.

—Por cierto, adoro tus braguitas —SeulGi se giró para su cajón donde, riendo, mostró las bragas quitadas de hace unas horas de JooHyun, cosa que la hizo sonrojar, pero después sólo ríe, tratando de quitársela de las manos pero fallando.

Comenzaron un juego en la cama donde poco a poco, después de unos minutos de risas, quejidos y un gesto de sorpresa, JooHyun terminó arriba de la castaña, logrando quítarle las bragas de una forma rápida, riendo victoriosa, meneando sus caderas de una forma divertida.

Relamió, mordió, y después rió más fuerte al sentir las caricias de la mayor en su cintura, donde la aferraba, acariciaba, con una gran sonrisa mientras se acercaba a abrazarla a su nueva adicción.

SeulGi hundió su cara en los pechos de la otra después de apretar uno, suspirando, mientras se acerca de nuevo a inhalar de una forma casi atractiva, con su nariz acariciando el valle de sus pechos.

JooHyun arquea su espalda, arquea su espalda para que la otra pudiera seguir cometiendo la acción, que siguiera consumiendo como si fuera una droga a la que se había vuelto adicta. Ríe.

—Por favor, dime qué perfume usas, qué cremas, jabones, demás usas para poder dártelo siempre y que nunca te falte eso, de hecho, que no te falte nada, quiero olerte para siempre.

—Tú también hueles bien —dijo después de acariciar su pelo, de apartar el pelo de su frente de una forma rápida pero al mismo tiempo suave, acariciando, bajando a acariciar su rostro, sus mejillas, su nariz.

Una sonrisa al acariciar el puente de su nariz, de acariciar su piel morena y después de acariciar sus mejillas, SeulGi suspiró, cerrando sus ojos por la reciente calma y asume, que el reciente cansancio que estaba sintiendo por el sumo esfuerzo.

Se acercó a besar su frente, su nariz, y después sólo se quitó para abrazarla de nuevo, para que al fin, pudiera cerrar los ojos de una forma pacífica.
No tuvo de otra más que dejarla descansar para mañana, porque sabía, que tenía otro día libre.

Otro día para tener a la mami sólo para ella, sonrió. Sí. Sólo para ella y la iba a disfrutar para después compartir a la castaña con sus hijas.
O a lo mejor era que la castaña tendría que compartir a la amada niñera con sus hijas.

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n/a: esta va pa la wey q vi q está leyendo gracias

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