Capítulo 5: "Que sea la última vez".



Canción para este capítulo: Kryptonite–James Arthur X Rymez.

Me abrocho la cremallera del vestido con dificultad. Contemplo mi reflejo en el espejo satisfecha. El haberme convertido ha producido un cambio notable en mi aspecto físico, las cicatrices han desaparecido, mis dientes han adquirido un reluciente color blanco y ya no se me marcan los huesos. El color rojo de la ropa contrasta con el moreno de mi piel. Me he puesto un poco de pintalabios y de rímel (ya que es lo único que sé usar) y he rizado mi cabello, permitiendo que caiga libre por mi espalda y hombros.

Me paso la lengua por el labio inferior y agradezco mentalmente a Jack por haber elegido un vestido de falda larga, ya que así puedo cubrir mi herida, la cual empeora por momentos. La última vez que la miré, se había extendido hasta la parte baja de mi espalda, recorriendo todo el lateral derecho de mi cuerpo. Tiemblo solo de recordar el aspecto enfermizo que me daba.

Salgo del dormitorio y cierro la puerta con llave para después introducir el pequeño objeto en mi bolso. Camino con paso decidido hasta el ascensor, y pulso el botón. En el preciso instante en el que la voz de la Visitante de cabello pelirrojo llega a mis oídos, pulso con más fuerza una y otra vez, rezando para no tener que volver a compartir el pequeño espacio con ella. Tengo que ganarme la confianza de Jack y creo que asesinar a una Visitante no jugaría a mi favor.

Las puertas se abren y me adentro en el cubículo para después apretar el número que me conducirá a la primera planta. Mis ojos llegan a encontrarse con los de la alienígena, que va de la mano de Cole. Gracias a Dios, el ascensor se cierra antes de que les de tiempo a llegar.

Me apoyo contra la pared y dejo escapar un suspiro entrecortado. Cierro mis ojos con fuerza. Todo es tan injusto...

Cuando llego al piso indicado, un montón de Visitantes están ya bebiendo y bailando. Busco a Jack con la mirada, pero al ver su expresión seria mientras conversa con otro alienígena, decido no molestar. Parece preocupado.

Me quedo totalmente quieta, sin saber muy bien qué hacer. Las fiestas no son lo mío. Siento vómito en mi garganta. Maldito Thomas, ¿no podía escucharme antes de apretar el gatillo?

Una suave melodía comienza a sonar y los Visitantes buscan pareja. Noto a alguien tocar mi hombro y me vuelvo esperando ver a Jack, pero es alguien totalmente diferente. Cole se encuentra delante de mi con una pequeña sonrisa y la mano extendida.

––¿Es una broma, verdad? ––pregunto con sorna.

El ser se encoge de hombros. Intento marcharme, pero sujeta mi muñeca y de un solo movimiento me atrae a él. Nuestros pechos chocan y nuestros rostros quedan a pocos centímetros. Trago saliva cuando siento su mano bajar por mi espalda para colocarse en mi cintura. Un escalofrío recorre mi cuerpo y clavo mis ojos en los suyos. Quiero apartarme, pero antes de que pueda hacerlo, sus pies comienzan a moverse, y no tengo otro remedio que seguirlo.

Nos movemos con fluidez y rapidez. Todo a nuestro alrededor desaparece. Nuestros dedos se entrelazan y me dejo llevar. La parte racional de mi cerebro me pide que me aleje, que esto solo me va a hacer daño.

Pero supongo que soy masoquista, porque lo único que quiero hacer ahora es quedarme donde estoy. Dios, mi corazón y mi mente son un desastre. Yo soy un desastre.

Los labios de Cole están entreabiertos y me observa con adoración. Las chicas y los chicos nos separamos y el Visitante y yo damos vueltas alrededor del otro, con las manos alzadas pero sin tocarnos. El mismo baile que cuando llegamos a la Sede. Nos perdemos en la mirada del otro y una leve sonrisa se empieza a formar en el rostro del extraterrestre del que estoy... estuve, enamorada. Yo me mantengo con mi expresión fría. Este baile... cuando volvimos a la casa de Charlize después de salir de la fiesta, nos confesamos lo que sentíamos y nos besamos. Un fuerte dolor se ha instalado en mi pecho, y no se si atribuírselo al veneno o a mis recuerdos con Cole. Supongo que ambos.

Siento como si un intenso fuego me estuviera consumiendo lentamente. Una llamarada que se aviva cada vez que su piel entra en contacto con la mía. Y a pesar del miedo a quemarme, me siento tremendamente atraída hacia tal combustión. 

Nuestros cuerpos vuelven a unirse y algo explota en mi interior en el momento en el que nuestros pechos y caderas chocan.  Retomamos el baile en perfecta sincronía, como si hubiéramos hecho esto millones de veces. Me muerdo el labio con fuerza y las pupilas del Visitante se deslizan a mi boca, tensándose notablemente. 

Y entonces el hechizo se rompe. 

Su mano se aprieta con más intensidad en mi cintura y tengo que apretar los dientes para no gritar, ya que me ha rozado la herida. Cole parece notar que algo va mal, pero por suerte la música finaliza antes de que pueda decirme nada.

Me separo bruscamente y camino con paso decidido al baño. Un pinchazo en mi espalda hace que mis ojos se cristalicen, y las ganas de vomitar vuelven. Entro en la habitación y me coloco de espaldas al espejo. Aparto el cabello y lo coloco sobre uno de mis hombros. La respiración se atora en mi garganta al ver que la herida ha subido por mi columna, y tiene aún peor aspecto que hace unas horas.

Una gota de sudor se desliza por mi frente y echo todo mi pelo hacia atrás en un intento desesperado de cubrir la infección. Salgo de los aseos y me dispongo a buscar a Jack. Necesito ir al bosque. A saber lo que pasará si el veneno se sigue extendiendo. Recorro el lugar con la mirada y dejo escapar un suspiro cuando localizo al Presidente hablando con la pelirroja.

"¿Es que esa perra está en todas partes?"

––Jack. ––lo llamo cuando ya estoy suficientemente cerca.

El alienígena gira su cabeza en mi dirección y frunce levemente el ceño. Ni siquiera me molesto en echar un vistazo a la Visitante.

––¿Te encuentras bien, Astrid? ––pregunta metiéndose una mano en el bolsillo de su smoking.

––¿Cómo se va a encontrar bien si ha estado bailando con Cole? ––observa la pelirroja. ––Los ojos de Jack se abren hasta casi salirse de sus órbitas. 

––¿Has bailado con él? ––cuestiona. Por su tono sé que se está enfadando. Me quedo en silencio mientras asesino mentalmente a la zorra. El Presidente gruñe y agarra mi muñeca bruscamente para después llevarme hasta los baños, otra vez. Oigo como pide a uno de los Visitantes que hay alrededor de los aseos que vigile y que se encargue de que nadie entre.

––¿Se puede saber por qué mierda estás con Cole después de todo lo que te ha hecho? ––grita frustrado. Trago saliva.––No te acerques a él, Astrid. Te va a volver a hacer daño.

––¡Dios mío, Jack! ¡No es como si me hubiera acostado con él! ¡Solo hemos bailado! Además, no tenía otra opción.

Jack respira hondo y se pasa una mano por el cabello.

––Simplemente... déjale pasar página. Está con Kristen, y por mucho que te arrastres, no va a volver contigo.

––¡No quiero que vuelva conmigo! ––estallo.––¡Le odio, créeme! 

"Ya, claro. Por eso has permitido que te sacara a bailar, ¿no?"

––En estos momentos lo único que deseo es ir al bosque para tranquilizarme, porque desde que hemos vuelto todo han sido problemas.––continúo, ignorando a mi conciencia. 

––¡No vas a ir a ninguna parte! ––exclama con seguridad.

Me muerdo el labio y reprimo un grito al sentir un fuerte pinchazo en la espalda, como si me hubieran atravesado con una aguja gigante.

––Por favor... ––suplico.

––Astrid, no puedes comportarte así. Ahora ya no eres humana y tienes que asumir cierta responsabilidad...

––No fue mi elección... ––susurro con voz queda. 

––¡Me da igual que no lo fuera! ¡Era tu destino! ––replica.

"No, cariño, mi destino es acabar con todos y cada uno de vosotros."

Me acerco a él a grandes zancadas y coloco mis manos en su cuello. Conecto nuestras miradas y dejo escapar una lágrima originada por el dolor físico que estoy experimentando. Tal vez eso sirva para derribar sus barreras.

––Jack... necesito ir... entiéndeme, todo lo que ha pasado estos últimos meses ha sido demasiado... el bosque es el único sitio en el que puedo desahogarme.

El Visitante suspira sonoramente y coloca un mechón de pelo detrás de mi oreja con suma delicadeza.

––Está bien, pero que sea la última vez. 




Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top