Capítulo 4: "¿Te encontraste con él?"
Canción para este capítulo: Bloodtream-Ed Sheeran.
Me levanto lentamente, intentando no tambalearme. Voy al mini-bar y cojo un trapo, el cual humedezco con un poco de agua. Siento como si mi sangre estuviera en llamas y todo mi cuerpo estuviera siendo consumido por el fuego lentamente. Las arcadas van y vienen y tengo que hacer un inmenso esfuerzo para no dejar salir el vómito. Suspiro y me coloco de rodillas sobre las frías baldosas. Deslizo el trozo de tela por el suelo, tratando de limpiar el color rojizo que mancha el impoluto mármol blanco.
De pronto, oigo como alguien llama a la puerta. Me alzo de golpe y no puedo evitar que un leve mareo me invada. Cierro los ojos y calmo mi respiración. Observo mi reflejo en el espejo y me muerdo el labio con nerviosismo. Tengo la barbilla y la ropa manchada de sangre. No puedo recibir a nadie así.
––¿Astrid? ––la voz del Presidente me llama.
––Ahora no, Jack. Quiero descansar un poco. ––digo atropelladamente. .
––Esta tarde hay una pequeña fiesta. Te he comprado un vestido y necesito que te lo pruebes.
Maldigo en mi interior y me quito la camiseta y los pantalones, quedando en ropa interior. Me limpio los restos del rojizo líquido y corro en dirección al dormitorio, no sin antes cerrar la puerta del baño. Abro el armario de golpe y saco un pijama que me pongo lo más rápido que puedo.
––Ábreme la maldita puerta, no tengo todo el día. ––gruñe.
Camino hasta la entrada y hago lo que me pide con una sonrisa forzada. Los ojos verdes de Jack me escanean, como si desconfiara de mi. Mierda, lo que quiero —o más bien necesito—, es que baje la guardia, que ese brillo de inseguridad desaparezca cuando me mire. El Visitante lleva en sus manos una gran caja.
––¿Por qué has tardado tanto? ––cuestiona adentrándose en mi dormitorio.
Aprovecho que está de espaldas para hacer una mueca cuando siento un pinchazo en mi estómago, pero recupero la compostura rápidamente. El alienígena deposita la caja encima de mi cama y se cruza de brazos, observándome con las cejas enarcadas.
––Esta noche me gustaría volver al bosque... ––murmuro jugando con mis manos tímidamente. Jack bufa.
––¿A qué se debe semejante interés?
Me muerdo el labio inferior y camino hasta quedar delante de él. Aprieto lo labios cuando siento un fuerte dolor recorrer mi cuerpo. Mierda, tengo que pensar rápido.
––Yo... anoche me encontré con Cole y volví pronto, así que...
––¿Te encontraste con él? ––me interrumpe. Su ceño se ha fruncido y se ha tensado notablemente.
––Sí. ––afirmo. El Visitante toma mi mano y me obliga a sentarme en el colchón para después posicionarse a mi lado.
––¿Estás bien?
––Sí, es solo que... no estaba emocionalmente preparada para volver a verlo. ––digo bajando la vista a mi regazo.
Sin esperármelo, los brazos de Jack me envuelven y me aprietan contra él. Mi primer impulso es apartarme, pero me recuerdo a mi misma cual es mi objetivo. Suspiro y apoyo mi cabeza en su hombro. La mano del alienígena acaricia mi espalda una y otra vez, como si quisiera tranquilizarme, como si le importara. Los recuerdos me invaden, pero frunzo el ceño pues sé que ni siquiera son reales. He vivido inversa en una mentira.
––Ninguno de mis recuerdos contigo son ciertos, ¿verdad? ––pregunto con un deje de molestia.
El ser detiene sus caricias y coloca sus dedos en mi barbilla, obligándome a mirarle a los ojos. Su rostro expresa la misma frialdad que siempre.
––Ya hablaremos de eso, pero no será hoy. ––dirige la vista a la caja colocada a su lado. ––Por ahora limítate a prepararte para la fiesta.
Trago saliva y asiento. El ser se acerca a mi y por primera vez, puedo ver la indecisión reflejada en sus rasgos. Siento su aliento contra mi frente cuando deposita un beso en ella. Un beso que se me haría tierno de no ser porque proviene de los labios del alienígena que tiene la culpa de que esté hasta el cuello de mierda.
––Nos vemos esta tarde, Astrid. ––antes de que pueda responder, se levanta y sale de la habitación sin mirar atrás. Dejo escapar el aire que estaba conteniendo y abro la caja, encontrándome con un precioso vestido rojo.
Las comisuras de mis labios se alzan levemente y vuelvo al baño para limpiar el estropicio que he causado. En mi cabeza no paro de pensar en formas de convencer a Jack para que me deje ir al bosque. Ahora mismo es una necesidad, mi vida cuelga de un hilo.
Una sensación de sequedad en mi garganta aparece y aumenta de intensidad a medida que voy deslizando el trapo por el suelo. Me incorporo y resoplo para limpiar la tela y volver a repetir el proceso. Cuando por fin termino, me pongo manos a la obra con el lavabo y el espejo, hasta que consigo dejar todo decente.
Me desvisto y decido darme una ducha. Ahogo un grito por segunda vez desde que volví a la Sede al ver mi pierna. La zona en la que recibí los disparos ha adquirido un tono morado y las venas que hay alrededor han tomado un color oscuro y se han hinchado un poco, de manera que sobresalen levemente. Deslizo la mano con cuidado por la superficie dañada y gimo de dolor.
Algo me dice que no va a ser una tarde fácil para mi.
Alguien llama a la puerta. Otra vez. Suelto una palabrota y envuelvo una toalla alrededor de mi cuerpo. ¿Es que los Visitantes no tienen nada mejor que hacer que acosarme?
Nada más abrir la puerta, me arrepiento. Hago una mueca de asco al ver a la pelirroja frente a mí. Como siempre, me mira despectivamente.
––¿Qué quieres? ––gruño.
––Advertirte. ––responde como si fuera evidente. Una arcada llega, y aunque me planteo el vomitarle en la cara, finalmente decido que tal vez no sea muy buena idea.
––Ah... Qué bien... ––me dispongo a cerrar la puerta, pero la Visitante coloca su pie de manera que es imposible.
––Estoy hablando enserio. Te he visto llegar antes manchada de sangre ––exclama con indignación. ––Sé que estás tramando algo y voy a averiguar el qué.
––Créeme, no estoy tramando nada. ––aseguro sonriendo.––De ser así, tu cerebro de Barbie nunca podría haberse dado cuenta.
La pelirroja abre y cierra la boca, sin saber que decir. La frustración se refleja en su rostro y eso hace que mi sonrisa se ensanche aún más.
––Acabaré contigo, zorra de mierda. ––escupe para después darse la vuelta y marcharse en dirección al ascensor.
Hola de nuevo :D
En multimedia les dejo a Jack. Yo no le odio. I mean, es Colton Haynes... Es imposible odiarle.
Mi twitter ---> lauraaa_pr
Mañana intentaré subir otro :3
–Lau.
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