Capítulo 15: "Tengo un plan."
Canción para este capítulo: Yellow flicker beat - Lorde.
Me adentro en el lúgubre bosque completamente absorta en mis pensamientos. Ha pasado una semana desde que Cole perdió sus recuerdos y yo me siento cada vez peor. Físicamente me he recuperado completamente del ataque de Jack. Sin embargo, sé que él no pretendía cubrir mi cuerpo con cicatrices. El Presidente buscaba romperme por dentro, destruir todo lo bueno que me quedaba.
Sinceramente, nunca me he considerado una buena persona. De hecho, me he despreciado a mí misma en cantidad de ocasiones. Siempre he visto un monstruo en mi reflejo. Pero me he dado cuenta de que el único monstruo aquí es Jack. No tiene corazón; y la envidia, el ansia de poder y la maldad son lo único que hay en su interior. Ahora lo veo. He pasado meses a su lado. Le he visto sintiendo felicidad y tristeza. Pero no ha sido hasta ahora que me he dado cuenta de que tan solo era una fachada.
He tenido a mi lado al mismísimo Diablo todo este tiempo.
Durante los últimos días, no he parado de pensar en posibles formas de detener el Infierno que ha traído a nuestro planeta. El hecho de cruzarme a Cole yendo de la mano con la pelirroja desde luego ha ayudado a acentuar mis ansias de venganza. A pesar de lo que Jack esperaba, me mantengo fuerte ante él y ante mi Visitante, fingiendo que haberlo perdido todo no duele. Sin embargo, por las noches me permito derrumbarme. Cada día caigo en los brazos de Morfeo sumergida en lágrimas, creyendo que cuando me despierte, Cole estará a mi lado; que me apartará un mechón del rostro y me sonreirá como si solo tuviera ojos para mí, como si solo nosotros pobláramos este mundo. Y cada día, siento una inmensa opresión en el pecho al ver el hueco que queda a mi lado en la cama completamente vacío.
Pero todo este sufrimiento ha servido para algo, pues por fin, tras diez años de terror y muerte, los Visitantes dejarán este mundo.
He encontrado la manera de acabar con Jack.
Ahora mismo me encuentro caminando en dirección al refugio, ansiosa de contarle mi plan a la Resistencia. Es arriesgado pero estoy segura de que podría funcionar. Y en caso de que lo haga, será una matanza masiva. Me llevo la mano derecha a la boca, mordiéndome la uña del dedo pulgar. Solo de pensar lo que podría ocurrir si lográramos eliminar al Presidente del mapa... La Resistencia ganaría muchísimo terreno. Tendríamos posibilidades de recuperar la Tierra.
Suspiro y aparto la gran cantidad de ramas que tapan la entrada del refugio. Golpeo tres veces la fina roca y espero unos segundos antes de tocar una cuarta. Poco después, se abre, permitiéndome ver las escaleras que llevan a la cavidad subterránea.
Thomas, quien me ha abierto, me mira sonriente y con la ilusión y la esperanza creciendo en su mirada.
––Han pasado tantos días... Pensé que te habías rendido. ––murmura.
Las comisuras de mis labios se elevan levemente y niego con la cabeza.
––Jamás.
Mi amigo coloca su mano en la parte baja de mi cintura y me guía por el lugar. La última vez que estuve aquí no pude fijarme mucho en los detalles, pero ahora puedo decir con total certeza que estoy impresionada. Las paredes llegan tan alto que parece que tocan las nubes (y no me extraña, porque con la cantidad de escalones que hemos tenido que descender para llegar aquí...) y son totalmente de piedra. El suelo está hecho de baldosas que relucen y producen sonido cuando mis tacones chocan contra ellas. Para mi propia sorpresa, hay luz artificial, aunque no muy abundante.
––Bueno Astrid, ¿qué te trae por aquí? ––pregunta Thomas.
––Tengo un plan. ––me encojo de hombros.
Él se detiene por completo y me mira sorprendido y expectante.
––¿U... un plan?
––Sí.
––¿Te refieres a esa clase de planes que, ya sabes, funcionan?
Ruedo los ojos.
––Pues claro, idiota. Necesitaré la colaboración de todos vosotros, y puedo asegurar que si todo sale como tengo previsto, nos libraremos del Presidente para siempre.
Thomas me dedica una sonrisa genuina y echa a correr, no sin antes exclamar un "¡Sígueme!". Se me hace extraño correr como una humana de nuevo, sin usar una de las habilidades de Visitante que esa inyección me proporcionó. Cojo aire con un poco de dificultad, recordando mi vida antes de todo esto. Tan simple, tan monótona... Dedicaba cada día a buscar alimento y un lugar donde pasar la noche. Y ahora... Ahora soy una híbrida que acabará con el reinado de los Visitantes en este mundo. Es interesante como todo puede cambiar en tan solo un momento; como una decisión o una acción determinan tu destino.
Nos detenemos ante una gran puerta de metal que Thomas abre, permitiéndome ver una larga mesa de madera. Alrededor de esta, hay sentados unos diez hombres y mujeres vestidos con uniforme militar. Todos ellos clavan sus ojos en mí. Algunos fruncen el ceño, mientras que otros abren la boca con sorpresa.
––Esta es Astrid, la chica de la que os he hablado... ––explica mi amigo, dándose cuenta de la expectación creada.
––¿Chica? ¿Acaso no has visto sus ojos? No es una humana. ––escupe una mujer desde su asiento. Su pelo es rubio y lo lleva recogido en una tirante coleta. A juzgar por la arrugas que adornan su rostro, diría que tiene unos cincuenta años.
––Perdone señora, pero soy tan humana como usted... La única diferencia que hay entre nuestros organismos es el extraño producto que me inyectaron. ––replico, tratando de ser educada.
Un bufido escapa de sus resecos labios. Gira la cabeza en dirección al hombre que preside la mesa y que, a juzgar por la cantidad de medallas que decoran su vieja chaqueta, es el líder de este movimiento.
––No me puedo creer que no la hayas disparado una bala entre las cejas en el preciso momento en el que cruzó esa puerta. Es un monstruo, ¡el enemigo! ––exclama con indignación.
––Y yo no me puedo creer que tras haberte dirigido a mí de esa manera sigas con todos los huesos intactos. ––respondo sonriendo falsamente.
Thomas me da un codazo en las costillas, pero apenas lo noto. La mujer abre y cierra la boca sin parar, e intercala miradas entre el hombre y yo, como si esperara que él hiciera algo para castigarme por mi insolencia. El silencio reina en la habitación, y cuando echo un vistazo al resto de los presentes, me doy cuenta de que todos están en absoluta tensión. Trago saliva. Tengo que aprender a contenerme. Mi amigo da un paso al frente, dispuesto a defenderme.
––A... Astrid ha venido a ayudar, Shelley. No tiene la culpa de todo lo que ha pas...
––¡Oh, Thomas! Cállate, por favor. No tienes ni idea de quien es esta chica. ¿Y si es una espía?
Esa palabra activa algo en mi mente.
"Rápidamente me levanto y corro en dirección a Cole, quien se sujeta la herida con una mueca de dolor.
"¿Por qué no se ha curado aún?"
Y entonces lo veo. Una navaja. Manchada con la sangre de Cole... y veneno.
Hay humanos trabajando para Jack. Humanos pertenecientes a la Resistencia." *
––En realidad, ya hay un espía entre vosotros. ––las palabras salen de mi boca sin ni siquiera procesarlas––. Suministra veneno al Presidente y probablemente toda clase de información acerca de la Resistencia.
De nuevo, el silencio se hace presente. Hasta que por primera vez, el hombre habla.
––¿Y tú cómo sabes eso, jovencita? ––pregunta entrecerrando los ojos. Su voz es tan profunda que ha llenado la inmensidad de la habitación con tan solo seis palabras.
Me acerco un paso y escondo las manos tras la espalda, sintiéndome por primera vez en mucho tiempo, intimidada.
––Me he enfrentado a él ––bajo la mirada––. No fui la única presente en esa lucha. Mi... compañero ––trago saliva, incómoda por tener que recordar esa fatídica noche–– sufrió las consecuencias del veneno. Supe distinguirlo porque Thomas me lo inyectó en una ocasión, confundiéndome con un Visitante. Mi compañero está recuperado, lo que confirma mi sospecha de que han desarrollado una cura.
El hombre asiente satisfecho. Se pasa la mano por la leve barba que cubre su barbilla y se recuesta en la silla, observándome fijamente, como si me estuviera analizando.
––Bueno, ¿Astrid, cierto? ––asiento ––. Cuéntanos, ¿qué puedes ofrecer a la Resistencia?
Sonrío, contenta de que haya ido al grano.
––La Tierra. ––respondo.
Todos los presentes contienen la respiración. Los murmullos no tardan en llenar la habitación y parece que a Shelley le vaya a dar un infarto. Giro levemente la cabeza encontrándome con un sonriente Thomas. El orgullo brilla en sus ojos y el hecho de que ni siquiera conozca mi plan pero aún así crea tan ciegamente en mí, me hace sentir segura.
––Todos los meses, los Visitantes organizan un baile de máscaras al que asiste una cantidad masiva de ellos ––comienzo a explicar––. Son el escenario y el momento perfectos. Mi plan es sencillo pero necesito vuestra colaboración. Y puedo aseguraros que si todo sale como espero, nos libraremos, no solo de casi todos los Visitantes que habitan esta zona, sino también del Presidente.
El hombre se queda unos segundos pensando, hasta que se levanta con el rostro totalmente neutro. Camina en mi dirección con tranquilidad y sus inexpresivos ojos oscuros me miran de una forma que soy incapaz de interpretar. Estoy nerviosa por lo que ocurra a continuación. Lo que quiera que vaya a decir este hombre, estoy segura que determinara mi futuro.
Finalmente se detiene delante de mí y hace algo que desde luego no esperaba.
Me extiende la mano.
––Bienvenida a la Resistencia, Astrid.
* Capítulo 13.
Realmente lo siento. Me está costando bastante escribir esta novela. Tengo demasiadas ideas pero no sé como expresarlas. He hecho un montón de borradores de capítulos, pero ninguno me parece que esté a la altura. En fin, por suerte, creo que a partir de ahora actualizaré seguido, ya que Astrid se ha unido oficialmente a la Resistencia y cuenta con un plan, de modo que hay un hilo que seguir.
Cambiando de tema... hoy hace un año que finalice The Visitors y la verdad es que no podría estar más ilusionada, ¡pronto llegaremos a las cien mil lecturas! De verdad, significa mucho para mí. Cada vez que me llega un comentario o un mensaje de alguien diciendo que le gusta mi historia, ¡me alegra el día!
Y nada, ¡feliz año todos! Desde luego el 2016 no ha sido mi año en lo que a la escritura respecta, pero estoy segura de que el 2017 va a llegar lleno de inspiración y ganas de seguir contando las historias que salen de mi alocada mente. Desde luego, uno de mis propósitos es finalizar The Angels. No habrá tercera parte porque considero que no es bueno alargar las cosas más de lo necesario, aparte de que quiero embarcarme en otros proyectos. ¿Cuáles son vuestros propósitos? ¿Qué tal ha sido vuestro año?
Como siempre, espero que hayáis disfrutado del capítulo :)
Nos leemos ya en 2017,
–Lau.
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