Capítulo 11: "Él también la amaba, Astrid."

                 

Canción para este capítulo: Bird set free–Sia.

Los brazos de Cole se envuelven a mi alrededor y apoyo la frente contra su robusto pecho, cogiendo una bocanada de aire. Debería estar en la fiesta, hablando con Jack, convenciéndole de que no se equivocó al depositar su confianza en mí. Y sin embargo me encuentro aquí, recayendo en las emociones que Cole produce en mí. Recayendo en la sensación de calor, de comodidad y amor que me proporciona.

Prometí acabar con él, pero una vez más, la única que no va a salir ilesa, soy yo.

––Cuéntamelo ––digo––. Todo.

Su mano se desliza perezosamente de arriba abajo por mi espalda y yo me limito a no moverme. Mis brazos cuelgan a ambos lados de mi torso, sin devolverle el abrazo. 

––Hace varios siglos ––comienza––, conocí a una humana de cabellos rubios como el sol y ojos azules como el océano. La Inquisición acababa de surgir y los Visitantes teníamos que vivir escondidos, intentando no ser reconocidos ––apoya su barbilla sobre mi cabeza––. Un día, salí a por comida al mercado. Apenas había gente, por lo que pensé que no ocurriría nada... Qué equivocado estaba. La mujer a la que intenté comprar fruta asoció el extraño color de mis ojos al demonio y comenzó a gritar... ––ríe levemente–– intenté que se callara, pero era imposible. Cuando me dispuse a huir, una mano atrapó mi muñeca.  Era Jack ––suspira pesadamente––. Aunque por aquel entonces no le conocía. Supuse que había utilizado su poder para hacer creer a la gente que era un soldado. Siempre ha sido muy astuto, la verdad. Aparecieron más, solo que humanos, y me rodearon. Gracias a mis poderes logré escapar. Corrí con todas mis fuerzas, pero una vez llegué a una zona alejada en la que no había nadie, Jack utilizó sus habilidades para perseguirme a gran velocidad.

––Pero él también era un Visitante, ¿por qué intentaba atraparte? ––interrumpo confusa.

––Era su coartada.

––¿A qué te refieres?

––Él tenía que fingir ser un humano para sobrevivir. Y su forma de ganarse la confianza de las personas era ayudando en la caza de Visitantes.

––¿Me estás diciendo ––pregunto alzando la voz––, que vuestro Presidente, vuestro líder, os traicionó de la peor manera pero aún así permitís que gobierne?

Cole se remueve un poco en su sitio, pero no me suelta.

––Jack es muy poderoso, pequeña Astrid. Más que cualquier Visitante. El solo hecho de desafiarle puede suponer la muerte.

Al ver que permanezco en silencio, decide continuar.

––Jack casi me había atrapado cuando de pronto, ella apareció. A pesar de que trataba de parecer dura, se notaba que tenía miedo. Llamó a Jack y en cuanto este escuchó su nombre salir de los labios de la chica, se detuvo. Obviamente, aproveché el momento para huir ––resopla––. Los días pasaban y no podía sacarme a la joven de la cabeza... Una noche, me invitaron a una fiesta exclusivamente de Visitantes a la que acudí junto con Charlize, ¿la recuerdas? ––asiento lentamente–– Pues bien, en esta celebración me encontré con Jack. No me sorprendió verle ahí, ya que a fin de cuentas era un Visitante y probablemente todo el mundo desconocía su trabajo. Lo que sí me sorprendió, y he de decir que gratamente, fue que ella estuviera en la fiesta como su acompañante. Recuerdo a la perfección como me sentí cuando nuestras miradas se cruzaron. Nunca había experimentado tal emoción, y mucho menos por ver a una humana...

Trago saliva e intento regular mi respiración. Odio oírle hablar así de ella: con adoración. Me hace sentir inferior, como si no fuera más que una simple humana a la que mintió y traicionó. Puedo notar en su voz que verdaderamente la quiso... No como a mí. 

Me separo de él y le sostengo la mirada con dureza. Cole me observa ojos atentos, como si temiera que fuera a abandonar la habitación.

––No tengo todo el día Cole, ahórrate los detalles. ––el Visitante asiente y se apoya de espaldas en la pared, cruzando los musculosos brazos.

––Pasé el evento tratando de hablar con ella, pero era imposible: me evitaba. Cada vez que conseguía que me prestara atención, era para decirme que me fuera al infierno ––ríe levemente––. Todo un encanto. Cuando la noche terminó, lo único que logré sonsacarla, fue su nombre: Cassandra.

Por unos segundos, el alienígena se pierde en los recuerdos.

––A medida que el tiempo pasaba, Cassandra y yo estábamos más y más unidos. De vez en cuando nos encontrábamos por las calles y dábamos paseos juntos. Conversábamos durante horas y te puedo asegurar que cada vez que provocaba la más mínima sonrisa en su rostro, me sentía el ser más feliz del universo...

Me muerdo el labio y me doy la vuelta, conteniendo las ganas tremendas que tengo de llorar. La realidad me golpea una y otra vez y no puedo soportarlo.

––Continúa, por favor. ––consigo decir.

Oigo como suspira y camina hasta quedar a pocos centímetros de mí.

––Astrid...

––Por favor, Cole. Quiero terminar con esto.

Su mano se dirige a mi hombro y desliza la punta de sus dedos por mi brazo, provocando que un escalofrío recorra mi cuerpo.

––Desarrollamos sentimientos el uno por el otro...

––Puedes decirlo.

––¿Decir el qué?

––Que... Que os enamorasteis.

Silencio. Eso es lo único que queda tras mis palabras.

––¿Recuerdas cuando dije que solo me había enamorado dos veces en toda mi vida? ––pregunta, recibiendo un asentimiento como respuesta por mi parte–– Una de ellas fue Cassandra. La quise como nunca había querido a nadie. Y para mi sorpresa... fue correspondido. Cada día era una aventura a su lado... Era tan dulce pero a la vez tan decidida... Durante meses, conocí la felicidad a su lado. Las cosas con la Inquisición iban cada vez a peor y por ello planeamos escapar juntos... ––se detiene y coge aire entrecortadamente–– Pero nunca llegamos a poner un pie fuera de Francia.

Frunzo el ceño y me vuelvo en su dirección. Trato de fingir indiferencia al ver la tristeza reflejada en su rostro.

––¿Qué ocurrió? ––me atrevo a cuestionar.

Él me contempla como si en cierto modo esperara que le mostrara el más mínimo indicio de piedad o empatía. Me contempla como si yo pudiera eliminar ese sufrimiento que alberga en su corazón.

––Jack se enteró de lo nuestro. ––contesta secamente.

––¿Y que problema hay en eso?

Cole aparta la vista y se pasa las manos nerviosamente por el cabello.

––Él también la amaba, Astrid. Solo que a su retorcida manera.

Abro los ojos como platos. ¿Jack? ¿Enamorado?

––Me advirtió que si no la dejaba ir, acabaría con ella. Uno de los mayores errores que he cometido en mi vida, fue no creerle. Pensé que podríamos escapar de su ira, rabia y envidia... Pero no pudimos, Astrid. No pudimos ––veo como una lágrima cae al suelo y tengo que reprimir las ganas de darle consuelo––. Utilizó sus poderes para que todos pensaran que Cassandra era una Visitante... ––se queda en silencio unos segundos, y veo el esfuerzo que está haciendo para continuar hablando––.  Murió en la horca. Y yo no pude hacer nada para... ––otra lágrima–– No pude hacer nada para impedirlo.

Me quedo en total silencio y me acerco a él lentamente. Alzo la mano y limpio la gota salada que resbalaba por su mejilla. Él me mira asombrado, como si ese simple gesto significara para él un mundo.

––Por eso, cuando me encargaron la misión de mentirte para traerte hasta la Sede... no tuve más remedio que aceptarla . No podía soportar la idea de perderte a ti también. ––finaliza en un susurro.








Laura is back!

Espero que os haya gustado el capítulo :') Muy revelador, ¿no creen?

Mañana subiré otro.

¿Qué piensan que pasará ahora? ¿Le perdonará Astrid de una vez por todas o no?

Dejen su opinión en los comentarios :)

–Lau.

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