Capítulo 10: "Hazlo. Aunque solo sea por una noche."
Canción para este capítulo: Can you hold me– ft. Britt Nicole. (Esta canción es puro amoor *-*)
––Estás muy guapa. ––halaga Jack mirando mi vestido negro. Su tono es seco y sus movimientos fríos cuando coloca una mano en la parte baja de mi espalda conduciéndome por la gran sala repleta de Visitantes.
––¿Puedo conocer el motivo de la celebración? ––pregunto.
––Ya te lo he dicho, una visita. ––replica él alzando las cejas, como si intentara hacerse el inocente.
––¿De quién?
––¿Por qué haces tantas preguntas? ––cuestiona en un murmullo. Se pasa una mano por el rostro. ––Mis padres, Astrid, mis padres. ––confiesa de mala gana.
Frunzo el ceño y me detengo, mirándole fijamente. Jack rueda los ojos y niega levemente con la cabeza. Abro la boca para decir algo, pero él se aleja en dirección a dos alienígena que conversan animadamente antes de que pueda hacer nada.
Los padres del Presidente... Será interesante conocerlos.
Echo un vistazo rápido a la enorme habitación, sin poder evitar preguntarme donde está Cole. Mi parte orgullosa y sensata me reprende por ello, pero decido ignorarla. Supongo que es cierto lo que dicen: el primer amor no se olvida. Solo espero que los recuerdos no me persigan el resto de mi vida, pues no creo que sea capaz de soportarlo.
Y justo en ese instante, como si hubiera oído mis pensamientos y los hubiera interpretado como una llamada, mis ojos se encuentran con los suyos.
Va vestido con una camisa negra y unos pantalones del mismo color. Como siempre, está guapísimo. Por un instante, permito que mi vista se desvíe a sus labios entreabiertos. Cuando regresa a sus ojos verdes, estos me observan fijamente, con un poco de duda. Hace un apenas perceptible gesto con la cabeza en dirección al pasillo. Suspiro y antes de que me de cuenta de lo que estoy haciendo, camino hacia la zona señalada.
Trago saliva y no me vuelvo para comprobar que me sigue. Sé que lo está haciendo. Siempre lo hizo.
Abro la puerta de una de las habitaciones con un poco de brusquedad. Me adentro en el cuarto cruzándome de brazos y no me giro hasta que oigo como Cole cierra la entrada. La respiración se atora en mi garganta al tenerle tan cerca, pero no dejo que lo note.
Dios... ¿Qué hago aquí? Se supone que he aprendido la lección. Se supone que no dejaré que vuelvan a jugar conmigo. Se supone que no voy a volver a permitir que hagan de mi un títere al que luego puedan cortar las cuerdas y dejar caer.
Los ojos de Cole se abren con un poco de incredulidad y un segundo después, sus brazos se encuentran rodeando mi cuerpo con fuerza, como si temiera que me fuera a evaporizar. Como si temiera que fuera a desaparecer.
––Pequeña Astrid... ––susurra con un hilo de voz.
Deslizo una mano por su pecho con la intención de apartarle, pero en lugar de eso, arrugo su camisa en mi puño mientras me aferro con fuerza a él. Lo dije una vez y lo repito: soy fuerte, pero no invencible. Nadie lo es. El único lugar en el que me siento en casa son sus brazos. Y quiero permitirme dejarme llevar por la sensación unos momentos. Porque sé que luego tendré que volver a la realidad. Una realidad sin amor y sin Cole; solo con venganza. Lo único que me queda.
––Sé lo que planeas... ––confiesa apoyando su barbilla en mi cabeza.
Me aparto bruscamente, como si su cuerpo me hubiera quemado. La confusión me invade y trago saliva. Él tensa su mandíbula y se pasa una mano por el despeinado cabello oscuro.
––¿Qué?
––Lo sé todo. ––repite. ––La noche del baile me di cuenta de que algo te ocurría, así que te seguí hasta el bosque. ––se acerca lentamente, como si temiera mi reacción.––Oí toda la conversación con ese humano y vi donde te llevaba para curar el veneno.
Cierro con fuerza los ojos. ¿Cómo puede joderse todo en tan poco tiempo?
––Vas a decírselo a Jack, ¿cierto? ––pregunto sonriendo amargamente.
––No. ––contesta firmemente.––Si lo supiera acabaría contigo; y prefiero verte odiándome a simplemente no verte. ––abro mis ojos, incrédula. Sus mano acunan mis mejillas y se inclina levemente para que nuestros rostros queden a la misma altura.––Sé que te he dado miles de razones para no confiar en mi... pero por favor, créeme. Jack no se enterará de nada. ––hace una pausa en la que yo me limito a fruncir levemente el ceño, intentando asimilar todo lo que me está diciendo. ––Y te ayudaré, pequeña Astrid. ––sus labios se acercan peligrosamente a los míos.––Haré lo posible y lo imposible para traerte de vuelta a mi lado...––suspira contra mi boca.––Y si eso incluye revelarme contra los míos... ten por seguro que lo haré.
––Ya me traicionaste una vez... ¿Qué me asegura que no volverás a hacerlo? ––murmuro con voz temblorosa.
Su mano coge la mía y la coloca en su pecho, en la zona en la que se encuentra el corazón.
––¿Lo sientes, verdad? ––dice apoyando su frente contra la mía.
––Sí. ––susurro tras unos segundos de silencio.
––Late por ti. Es tuyo. ––afirma.––Estoy enamorado de ti, Astrid. Hice lo que hice porque soy demasiado egoísta. Demasiado egoísta como para aceptar una vida sin ti.
¿No se da cuenta de que esto me duele? ¿De que cada palabra de amor que sale de sus labios se siente como si me estuvieran desgarrando por dentro?
––A estas alturas soy incapaz de confiar en tí.
El Visitante traga saliva y coloca un mechón de pelo tras mi oreja.
––Por favor, déjame explicártelo todo...
Aparto la mirada, pensando en si debo darle la oportunidad de que me cuente su punto de vista de todo lo que ha ocurrido... No lo merece, eso desde luego. Sin embargo, necesito cerrar este capítulo de mi vida. Necesito seguir adelante.
––Está bien. ––murmuro alejándome de su cuerpo. ––Pero una vez termines de explicarte... quiero que me prometas que no volverás a acercarte a mí. Que no volverás a dirigirme la mirada o la palabra a no ser que sea estrictamente necesario. ––un enorme vacío se forma en mi estómago al pronunciar tales palabras.
El dolor surca sus facciones y aunque una pequeña parte de mí sienta pena por él, la otra se alegra de estar devolviéndole el sufrimiento que me infligió.
Avanza un paso lentamente, a lo que yo respondo retrocediendo. No dejamos de mantener el contacto visual en ningún momento. Perdidos en el otro. Perdidos en un mundo donde los sentimientos, los pensamientos y los más profundos deseos habitan en las miradas.
Mi espalda choca contra la pared, sobresaltándome levemente. El cuerpo de Cole aprisiona el mío y sus brazos se apoyan a ambos lados de mi cabeza. Alza su mano y todo mi ser entra en tensión, intentando prepararse para el inevitable contacto. Desliza su pulgar por mi labio inferior con extrema lentitud y mi respiración se acelera solo de recordar la sensación de su boca sobre la mía. La necesidad de volver a experimentar tal caricia crece en mí, como una llamarada siendo avivada por gasolina.
––Prométemelo. ––logro susurrar.
El Visitante contiene la respiración y traga saliva. Su mandíbula está apretada y puedo asegurar por el tono vidrioso de sus ojos verdes que lo hará. Que me dejará ir.
Y eso duele como el infierno.
––Prometo que no me volveré a acercar a ti y que no volverás a oír mi voz susurrándote al oído como estoy haciéndolo ahora. ––su entrecortado aliento hace que múltiples escalofríos me recorran el cuerpo. ––Prometo no volver a intentar besarte y prometo no volver a apartar ese rebelde mechón de cabello que siempre cae por tu rostro. ––sonríe levemente. No es una sonrisa de alegría, sino la de un hombre derrotado, que se da por vencido. ––Pero no puedo prometer dejar de mirarte. No cuando una sola visión de tu rostro me alegra el peor de los días. No cuando siento la imperiosa necesidad de cuidar de ti.
Las lágrimas quieren salir, pero consigo retenerlas. No voy a mostrarme débil ante él porque simplemente no lo soy.
––¿Protegerme? ¿Enserio? ¿Llamas proteger a traicionar y mentir? Porque en ese caso creo que tenemos conceptos muy diferentes de lo que esa palabra significa. ––respondo con un deje de sarcasmo. A pesar de intentar que mi voz suene dura, no puedo evitar que el cansancio y el dolor se filtren a través mis palabras.
––Llevo años observándote Astrid. ––dice, esta vez completamente serio.––He estado gran parte de tu vida preocupándome por ti y sí, cuidándote. Todos los buenos recuerdos que tienes con Jack, son en realidad conmigo. Cada momento de felicidad que viviste tras perder a tus padres, lo viviste conmigo. Quien te ayudó a superar el trauma que la muerte de tu familia supuso, fui yo. Yo te abrazaba por las noches, yo te contaba cuentos y anécdotas para que te durmieras. Yo fui el que siempre se mantuvo a tu lado.
Me humedezco los labios y tomo una gran bocanada de aire. Sé que dice la verdad. Aunque Jack no me lo haya afirmado directamente, me ha dado a entender que es así. Y no sé como sentirme respecto a ello.
––¿Acaso cambia algo? ––susurro con voz quebrada.
––Sí, Astrid. Te convertí porque no tenía otro remedio. Si no hubiera obedecido a Jack, el habría dado contigo y te habría asesinado, ¿no lo entiendes? Suponías y sigues suponiendo una amenaza para él.
––Yo no elegí ser así. Yo no elegí perder a mi familia y a mis amigos. No elegí ser lo que soy ahora. No elegí nada de esto––una lágrima se desliza por mi mejilla. ––Solo quiero desaparecer. Es demasiado...
La mano de Cole se alza de nuevo para apartar la gota salada que resbala por mi rostro, pero se detiene antes de llegar a realizar la acción.
––No tienes ni idea de las ganas que tengo de estrecharte en mis brazos, de eliminar esa tristeza de tus facciones...
Algo se derrumba en mi interior. No puedo más. Estoy harta de luchar contra mis contradictorios sentimientos. Estoy harta de luchar con la presión que supone ser quien soy en estos momentos. Y sobre todo, estoy harta de luchar por evitar que ocurra lo inevitable.
––Hazlo. ––murmuro. ––Aunque solo sea por esta noche.
Sé que me arrepentiré. Sé que soy una estúpida bipolar por pedirle que se aleje y luego rogarle por que me abrace. Pero todo esto es demasiado. Necesito sentirme querida. Llevo tres meses siendo fría, permitiendo que la soledad y el rencor me consuman. Pero ahora que le tengo ante mí, a la razón de mis lágrimas y de mis sonrisas, a la razón de mis tristezas y mis alegrías... tan solo quiero que me estreche en sus brazos. Por última vez.
Que intenso todo. Espero que os haya gustado :3
¿Les shippeais ?
¿Soy la única que ama a Cole? O.O
Dejad vuestra opinión del capítulo en los comentarios :D
–Lau.
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