Capítulo 10
Mi tía no volvió hablar después de que salimos de la oficina del director, y yo tampoco lo hice, ni siquiera nos despedimos. Simplemente ambas agarramos por diferentes caminos . Volví a clase y esperé pacientemente hasta que estas se acabaran iniciando así el , terminada la clase Casey me abordó e hizo un millón de preguntas.
—¿Qué te dijo el director?.
—Trabajo comunitario después de clases, y empiezo hoy.
La ahora rubia hizo una cara de espanto.
—Que aterrador —murmura, Rocco a sus espaldas asintió.
—Bueno el conserje y él estaran supervizandome.
—Sigue siendo aterrador. Digo, a mi no me gustaría quedarme sola en esta escuela, ¿qué tal que se te aparezca el fantasma de Thalia y te lleve con ella? —al formular esa pregunta los quejidos de un compañero llamaron nuestra atención, el chico se había detenido y delante de él, Hillary se hayaba paralizada pero rápidamente recompuso su postura y siguio caminando hasta perderse de nuestras vistas. —no creo que nos haya escuchado.
Creo que nos ha escuchando.
—Creo que si te escuchó —interviene Elvis.—te escuché yo que estaba a tres puestos detrás de ustedes ahora que no lo haya hecho ella que estuvo muy pendiente de Mary desde que llegó—añade para continuar con su camino.
A Casey le cambio el semblante por uno pálido y su mentón tembló.
—¿En verdad me escuchó? —pregunta nerviosa. Terminó de guardar el cuaderno, me encojó de hombros y me dispongo a salir del culso. Casey me sigue apresuradamente hasta alcanzarme.—¿crees... crees que mande a sus guarudas hacerme algo? —me pregunta, enganchandose a mi brazo.
—Yo no lo dudaría ni un segundo—habla Alvis en tono de reproche apareciendo por el lado derecho de la rubia. Casey le da un manotazo en su hombro. Éste hace una mueca.—ya. Conociendo quien es tu padre, no creo que sea tan tonta. Mejor vamonos muero de habre. Adiós Mary, Rocco.
—No espere, voy con ustedes, adiós Mary nos vemos mañana —se despide ésta llendose con ellos.
Suspiro al verlos partir y me giro, caminando al sentido contrario que ellos, buscando la rectoria.
Cuando esto apunto de llegar me detengo al observar una discución de Sara y Hillary, aunque no era acalorada pero si parecían tensas. Con cuidado de no ser vista u oida, me escondo tras los casilleros y saco un poco la cabeza para tratar de verlas.
—No fue bueno lo que hiciste es muy peligroso y el director se puede enterar —le dice Hillary practicamente en un murmullo. Afortunadamente estoy lo bastante cerca para oirlas.
Sara bufó y se hechó el cabello hacia atrás.
—Nadie se va a enterar, ¿con quién crees que estas tratando? Yo sé lo que hago —le asegura Sara endureciendo la voz y cruzándose de brazos.
Hillary se empieza a desesperar.
—Si pero no así.
—Yo te di a escoger y tu escogiste a Mary. La negra es mía —dictamina en voz profunda.—aunque pensandolo mejor me gustaría derribar cierta ave fastidiosa —añade burlesca. La mirada de Hillary se endurece.
Frunzo el ceño. ¿De qué estarán hablando? ¿por qué Hillary me escogió a mi? ¿acaso tendría que haber escogido a otra persona? Y lo más importante, ¿Qué tiene que ver Rocco en todo esto?.
—Da igual, esto es muy arriesgado. Si nos descubren, ¿sabes lo que sucedería? —continua hablando Hillary, pero noto el cambio en su voz.
Me escondo cuando Hillary alza la mirada.
—¡Hillary! —Sara la interrumpe y su voz suena fastidiada. Después suspira. —no es la primera vez que se realizan estos tipos de juegos... Ella estará bien, te di mi palabra.
¿Juegos? Hay Hillary, ¿en qué estás metida?.
Salgo de mi escondite cuando ya no escucho sus pisada.
¿De qué juegos estaban hablando este par?.
—Nadie te ha dicho que es de mala educación escuchar las conversaciones ajenas —me sobresalto al oír a mis espaldas una profunda voz masculina.
Me giro descubriendo al dueño de la voz. Mi boca se seca y el mundo se detiene cuando compruebo a quien le pertenece esa voz.
Era de Dylan, el novio de la bruja mayor osea de Sara.
Me aclaró la garganta y lo miro fijamente. Cualquiera puede pensar que lo estoy retando, y de cierta manera lo hago, pero en mi interior prevalece la duda.
—No es mala educación si en esta me están incluyendo —contraataco alzando la barbilla.
El jugador tuerce una sonrisa siniestra y sus ojos gatunos me miran de manera misteriosa.
—¿De qué estaban hablando? ¿por qué estoy yo incluida y qué tiene que ver Rocco en todo esto?—le preguntó presa de la curiosidad. Rompiendo el silencio que nos invade.
La expresión de Dylan se vuelve tosca y sus ojos me observan con recelo abre la boca pero cambia cuando su mirada se desplaza hacia mis espaldas.
—Señorita Phoenix la estaba esperando. —habla el director. Dylan sonríe y despidiendose con la mano se gira dandome la espalda y camina por el mismo camino por el que se habían ido su novia y Hillary.
Aquella tarde me la pasé ayudando en la biblioteca. Sin embargo, en mi mente aún estaban rondado la duda de la conversación de las porristas. Me inquieta de sobremanera que mi nombre y el de Rocco salieran a relucir entre ellas, sobre todo porque conozco los alcances de la bruja mayor de Sara.
Nada cuadra, tampoco me da buena espina. Definitivamente algo pasa, algo tenebroso pero aún no logro decifrar qué. Tengo tantas cosas en mi cabeza que empiezan a darme dolor de cabeza.
Termino los deberes por ese día y me dispongo a marcharme a casa. Kristen se encuentra esperandome, pero no hubo ningun saludo y tampoco conversación. Llegamos a casa en silencio, cenamos en silencio e hize mis labores en silencio. Esa noche tampoco puede dormir. Mañana sin duda sería un gran día, uno decisivo, tenia que pensar la forma de escapar del campo de visión de mi tía e irme a encontrar con el doctor, pero aún no podía idear nada que me sirviera de cuartada. Por otro lado, no podía parar de pensar en las palabras que compartieron Sara y Hillary, y el significado de estas.
La noche avanzó con tranquilidad pero sin paz para mi. Estoy tensa y aunque me siento mentalmente agoratada la sola idea de asistir a la cita me inquietaba. Llegué a un punto en la madrugada que me cansé de dar vueltas y vueltas en la cama y asomé mi cabeza a la ventana pretendiendl buscar una distracción. Afuera el ambiente se veía tan sombrío y lújubre que me causaba escalofrios, sin embargo, y por alguna extraña razón me perdí observando un punto vacío pero fijo. Diagonal a mi casa, justo en frente se encontraba un callejón, aquel sitil acortaba mucho la distancia cuando me venía caminando de la escuela a casa por lo general en la noche estaba iluminado, pero esta al parecer las lamparas de los postes se habían quemado. Mis ojos no podían apartar la morada, como si alguien estuviese entre las sombras de aquel callejón, observandome. Es una locura afirmar que alguien estuviese allí pero me pareció tan real quedar atrapada por la mirada de alguien.
El sonido fuerte de un imparto en la ventana se sobresalta, doy un respingo y me alejó de esta con el corazón ascelerado.
—¡¡Que demonios...!! —vocifero asustada, aún con el sonido en mis oidos. Fue como si algo se hubiese impactado contra la ventana.
Muerta del susto e imaginando que podría ser alguien tirando cosas, cierro las percianas, corro hacia a la cama y me abriguo de pies a cabeza. Mi respiración es pesada, mis manos tiemblan y estoy erizada, de repente empieza hacer frío, cierro los ojos con fuerza e intento contar ovejas pero ni así pude conciliar el sueño.
A la mañana siguiente amanecí como un zombie —literal— arrastraba los pies y hacia todo con suma lentitud. Físicamente estoy horrible y mi cuerpo pide a gritos descansar. El desayuno me sirvio un poco al darme energia pero fuera de eso aún me dolia el cuerpo.
Al salir al jardín me encuentro con una escena asquerosa. En frente de mi ventana, un cuervo muerto se encontraba tirado en el suelo, las hormigas ya se habían apoderado de él y una rata se encontraba devorándolo. Sentí mi estómago revolverse pero estoy demasiado sobresaltada de cosas para permitirme que esto me afecte. Agotada, me subo al vehículo y espero a que mi tía saliera de la casa. Ésta no tardo en salir pero se quedó mirando al lugar en donde aún permanecía aquella grotesca escena. La vi hacer una mueca.
—Ugh hay roedores en la casa —murmura subiendo al vehículo. Lo enciende y nos marchamos.—no voy a poder pasar por ti a la escuela hoy tengo unos pedidos que realizar así que te veré en la casa —me informa rompiendo el silencio que nos envolvió.
—Bien, puedo agarrar el autobus.
Llegar al instituto no fue nada fácil y mucho menos cuando se tiene a tantas miradas puestas en ti, observando cada paso o gesto que haces y tener la estúpida idea que algo en ti no esta correctamente en su puesto como para que te queden viendo tan fijamente ¿Desde cuando las personas son tan descaradas?.
Lo bueno fue que me toca ir a clase de educación física lugar donde puedo despegarme de mis pensamiento y sentirme libre. Apenas pisé la cancha el sentimiento de paz me embarga y las ganas de sentir adrenalina recorre cada fibra de mi ser. A lo lejos puedo observar a mis compañeros ya con su uniformes reunidos en circulo hacia el profesor Manson, éste esta de espaldas a mi. Rocco no la ví por ningún lado. Sin embargo, Casey fue la primera en aparecer en mi campo de visión.
—Oh estaba buscandote —le dije para sorpresa de ésta.
—¿Así? ¿por qué? —me pregunta intentando salir del estado catatónico.
—Necesito que me ayudes a saltarme hoy el servicio somunitario.
—¿Y cómo sería eso?.
—E pensado en que podría fingir enfermarme y tu podrías ofrecerte en ayudarme —hago una mueca. —¡Ya vez! Necesito a alguien quien prometa llevarme a casa.
—Pero no vas a ir a en casa —deduce rápidamente. Asiento mientras me muerdo el labio.
—¡Ey ustedes dos! Vengan a clase—nos llama la atención el profesor.
—Si —dijimos al unisonomo y empezamos a caminar hacia ellos.—esta bien te ayudaré, pero ya me debes una —añade Casey en un susurro.
Al ya incorporarnos al grupo el profesor continuo.
—Este año seré más implacable con ustedes muchachos, se han vuelto unos flojos y este año no permitiré que nadie coja mi materia de feria —decía. Varios alumnos protestaron ante tales acusaciones. —¡Silencio! Les debería dar vergüenza ni un minuto pueden resistir... —intento pasar a su espalda sin hacer ninguna clase de ruido pero fallo torpemente.—¡señorita Mary Phoenix! —grita mi nombre. Cierro los ojos deteniendome, girándose a mi dirección abro mis ojos y lo enfrento —viene con quince minutos de retraso.
—Lo siento profesor Manson no va a volver a pasar —me disculpó rápidamente antes que el regaño sea mayor.
Escucho murmullos y risas.
—¡Silencio! —exige el profesor sin mirarlos parando las voces.— vaya a cambiarse jovencita, tienes cinco minutos y contando. ¡Vamos, vamos!.
—¡Si, entrenador!.
Empiezo a corre hacia los vestidores de dama y cuando estoy apunto de entrar, chocó de frente con Hillary, ambas nos quedamos viendo en silencio, incapaz de pronunciar palabra.
Parpadeo en su dirección y sigo mi camino, adentrándome a los vestidores.
Cuando llegó a mi casillero lo abro y me deshago de mi uniforme, primero de la camisa y después de la falda. Guardo todo en el locker, me coloco el uniforme que consta de una blusa blanca, una pantalonera azul marino, un par de medias blancas nos zapatos deportivos del mismo color. Cierro mi locker y me encamino a salir al campo, pero Hillary me detiene, tomandome por el brazo.
—¿Qué quieres? —le pregunto.
Hillary pasa saliva.
—Yo solo quería saber cómo te encuentras... Me quede muy preocupada por ti.
Entrecerré mis ojos, dudosa. Pero no es por el hecho de que estuviese preocupada por mi, eso no puedo creerlo y mucho menos de ella, pero si tenía la curiosidad de preguntarle por lo que habia escuchado ayer después de clase. Hillary me mira esperando contesta.
—Estoy bien, no sé porque estas tan preocupada —Hillary frunce ligeramente el ceño y abre la boca dispuesta a contradecirme pero no lo permito y continuo. —si me permites, tengo que volver a clase —me suelto de su agarre y sigo de largo. Casey me sigue de cerca.
Nos incorporamos al alumnado que corren en la cancha y permutó borrar todos mis recuerdos, por un momento solo soy yo el suelo que piso, hago cada uno de los ejercicios que el entrenador nos coloca hacer hasta que la clase se acaba y todos terminamos agitados y sudorosos.
—Muy bien chicos pueden ir a descansar es todo por hoy, no se olviden que esta es la ultima semana para inscribirse en cualquiera de nuestros clubes deportivo, ¡Y hay de los que me salgan con que: el deporte no es para mi! Porque voy hacer que se traguen esa frase el resto del año. Mary Phoenix, quedate un momento —ya me disponía a irme cuando me menciono. Me acerco a el, este me inspecciona con la mirada —hable con Rachel y hasta el momento tu nombre no aparece en ninguna de las listas —dice yendo al grano. —me preocupa que te vayas a quedar sin un cupo en el equipo, ¿como siguen tus manos?.
Paso saliva y escondo loa brazos tras mi espalda.
—Están muy bien, y con respecto a la inscripción e pensado volver al equipo... Solo que quiero hacerlo a mi manera.
El entrenador arruga su frente y sus ojos se llenan de confusión. No sé porque había dicho aquella barbaridad cuando e pensado en todo menos en volver al equipo pero aquello pareció ponerlo de buen humor y a mi me comprometío más.
—Tu eres la titular del equipo, la líder —asegura.
—Ese titulo ya no me pertenece y usted lo sabe mejor que yo, pero estoy dispuesta a empezar de cero. Además, llevó prácticamente dos temporadas seguidas sin jugar y no seria justo que volviera hacer la líder ni mucho menos la titular cuando no tengo que esforzarme por llegar hasta haya, tampoco me gustaría que hubiese confrontaciones en el equipo por ni llegada —comento sincera.
El profesor asiente.
—Me parece justo.
—Hoy iré a llenar el formulario.
—Tenemos entrenamiento a las tres —dictamina.
—Entrenado, ¿de qué estamos hablando? —lo regaño.
—Rachel puede meterse esa inscripción donde no le da luz, ese es mi equipo y te quiero en ello. Hoy a las tres.
Sonrió mientras niego y lo veo alejarse. Ni entiendo como hacen este tipo de cosas cuando todos saben que el entrenador Manson nunca sigue las reglas.
Casey se acerca a mi y empezamos a caminar hacia los vestidores, conversando.
—¿Has visto a Rocco? No la vi llegar a clase —le pregunto tratando de ocultar mi preocupación.
—La verdad es que no la ví. Cuando llegué ya habían salido al campo.
Observó al grupo de las animadoras entrar a la cancha. Sara se detiene, saca su teléfono y se lo muestra a chicas, estas se ríen de lo que les muestra y me miran. Entrecierro la mirada también observandolas.
—Que sosas, ¿no crees? —se burla Casey desplazando la mirada hacia el frente y entra a los vestidores.
Tuerzo mi boca y entro a los vestidores.
Estoy saliendo de las duchas cuando una conversación a unos cusntos pasos de donde me encuentro llama mi atención.
—Y le hechó encima
toooodo el jugó encima, de pies a cabeza —comenta entre risas una compañera al circulo que la rodea. En la otra esquina más próxima a mi casillero se encontraba Hillary que estaba cambiándose.
Todas las presentes se carcajean.
¿De qué estarán hablando? Me acercó a mi casillero y empiezo a sacar mi uniforme. Casey se termina de colocar el uniforme y me mira.
—¿Te espero? —me pregunta, llamando mi atención. Niego con la cabeza. —te espero en clase entonces —Casey se despide con la mano y sale del lugar.
Empiezo a cambiarme enfocando mi oido.
—Todo quedo registrado en vídeo —sigue contando otra con el mismo tono burlesco y entusiasta. —dicen que esta circulando en internet pero yo aún no lo encuentro.
—Ay pero pobrecita... ella quedo en shock y lo único que hizo fue correr mientras lloraba —comenta otra y hay más risas.— ¡Todo por retar a Sara! —añade riendo. Ahora si terminaron de llamar mi atención.
—¿Disculpen? —hablo colocandome la falda mientras me unía al grupo. Todas callan y me lanzan una mirada inquisitiva.— ¿de qué vídeo hablan?.
Se miran entre ellas sin responder hasta que una la más rubia —creo que se llama Molly— cerrar su casillero, mirarme y extender una sonrisa hacia mi.
—Dicen que tú eres la siguiente —vocifera de manera misteriosa y se aleja, solo una de las que estaba en el circulo la sigue.
Las demás terminan se dirigen a sus respectivos casilleros a terminar de cambiarse. Frunzo el ceño y por algunos segundos me quedo observando a la nada, procesando lo que la rubia oxigenada acababa de decir. ¿Era mi turno? ¿De qué?. Al girarme descubro la mirada de Hillary puesta en mi. Suspiro, cierro el casillero y atravesando la habitación salgo de los vestidos con un mal sabor de boca.
Me detengo a mitad del camino al recordar a Sara y su grupo de amigos, ellas se ríen de algo que veían en su teléfono y después Molly contando algo. El grupo me mira y Sara hace una mueca, les dice algo y éstas de inmediato desplazan la mirada hacia ella.
Continuo caminando. Tengo que averiguar que es lo que esta pasando y la única que me puede dar respuesta es Hillary. Regreso a los vestidores en busca de la castaña pero me escondo en uno de los casilleros al verla con Sara. Las dos hablan en murmullo y por más que intento escuchar sus voces son demasiado bajas, al final se van, Hillary demasiado tensa y Sara muy relajada.
Salgo de mi escondite y sigo caminando, pero una chica choca de frente conmigo cuando estoy a puertas de entrar a los vestidores.
—¿Eres Mary, verdad? Es mejor que vayas a ver como esta tu amiga —me dice. Mi piel se coloca de gallina cuando su voz se torna burlesca.— y de paso, aprendas que con nosotros nadie se mete—añade y se va.
—¿Rocco?, Espera, ¿Es una amenaza?.
—Tomalo como quieras —se encoje de hombros y sigue avanzando, se gira hacia mi caminando hacia atrás, sonriente. —pero siento que debo... Persuadirte —me muestra los dientes y volviendose a girar, se pierde de mi vista al doblar una esquina.
Me quedo pasmada con la respiración a mil.
¡Dios! ¿Qué fue eso?
Tengo que encontrar a Rocco.
Busque en todas partes. En los salones que nos tocaban después de descanso; en el de informática, inglés y conversacional, en el comedor, en los baños, la oficina del conserje, las oficinas fe rectoría, en el balneario, el balcón, cancha, patio y hasta en los salones mayores pero no estaba en ninguno. Ahogo un grito de frustración y empiezo la marcha.
Al salir al patio lo primero que notó es a Rocco sentado en una baquilla cerca del gran arbol de olivo. La morena se encontraba encorvada y sus manos cubrian su rostro. Me muerdo el labio con pesar.
Maldita Sara.
—¿Rocco? —pregunto llegando a su lado.
La morena deja de sollozar, se apresura a secar sus lágrimas y me enfoca, después aparta la mirada y con su pelo trata de ocultar su cara.
—¿Qué haces aquí? —me pregunta en un susurro apenas audible pero con voz congestionada.—deberías estar en clases —añade rápidamente.
Mi cuerpo se tensa y soy incapaz de pronunciar palabra. Rocco esta tan demacrada.
—¿Qué te pasó? ¿por qué estas aquí? Y así —le pregunto inspeccionando su estado.
Rocco tiene todo el uniforme manchado con un liquido blanco lo que parece ser leche.
Esta niega. Suspiro audible incapaz de alejar los pensamientos que llegan a mi mente.
—Rocco... —murmuro, vuelve a negar.
—Ya mis padre viene por mi —me dice limpiandose las lágrimas que empiezan a caer.— no importa lo mucho que insisti en que no viniera. En que es solo leche —agrega apretando el puño.
—Claro solo leche. Mucha leche —repito apretando la mandíbula. Sara eres la peor basura que existe en el mundo. —pero sabes algo. Esto no te va a volver a suceder, ¿okay? —Rocco me mira. Le aprieto la mano y nos quedamos en silencio.
Maldita seas Sara. Que advertencia tan clara me has dado, debí ver previsto que Sara iba a tomar represarías pero no me imaginé que nuevamente Rocco sería su blanco. Lo que más me sorprende es que Hillary fuese participe de semejante barbarie, ni siquiera puedo imaginarmelo pero sería completamente obvio siendo parte activa de ese grupo.
¿Tendrá algo que ver el dichoso juego? ¿Será Rocco parte del juego que Sara mencionó?.
Mientras acompaño a Rocco más preguntas aparecen en mi cabeza no fue hasta que el chofer vino por ella que nos despedimos y regresé aclase. La pobre no hallaba donde esconder la cabeza, maldita seas Sara pero esta ofenza no se quedara así, voy averiguar que carajos le hace a Rocco.
En el resto de las clases no logré concentrarme, necesitaba saber de que juego hablaban Sara y Hillary y que nos incluía a Rocco y a mi por algun motivo. Por otro lado, tengo que pensar que haré para que dejen de molestar a Rocco.
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