Extra 2


Sus elementos habían sido tan buenos últimamente que casi olvido que a parecer de lo maduros que podían parecer necesitaban constante vigilancia, por lo que decidió dejar que llevarán a Giyuu de paseo sin la supervision de un adulto —responsable— con ellos, después de todo sabía que sí algo llegaba a suceder su primera prioridad sería la protección de su primogénito, así que abrazándo a su lindo hijo, los despidió en la puerta, antes de irse al trabajó en la clínica, esperando recibir actualizaciones por mensajes de cómo iba su día.

Cuando los mensajes dejaron de llegar o mejor dicho se volvían más sospechosos Tsu sabía que algo iba mal pero decidió darles el beneficio de la duda, llevaban varios años juntos, era lo mínimo que podía hacer...

Al llegar a casa viendo a Reborn con una niña de cabello negro y ojos rosa en brazos, con un vaso plástico en su mano libre tan solo pudo recriminar se a si misma, estos desgraciados no merecían ni una pizca de su confianza.

— Reborn ¿que tienes ahí? — Pregunto lentamente y este elevó una ceja levantando el vaso en su mano.

— Un smoothie ¿Quieres? — Contestó fingiendo demencia, como si la niña en sus brazos fuera algo normal, y hey, la imagen era adorable debía admitirlo pero estaba ligeramente preocupada de tener que sacar a su pareja de la cárcel por posible abducción de menores, al menos no estaba llorando.

— ¡Mamá! — Exclamo Giyuu que salía corriendo de su habitación viéndole algo culpable y Tsuna nuevamente elevó una ceja al notar que le seguía un infante ligeramente parecido a la niña en los brazos del Hitman ¿a cuantos niños debía esperar? ¿Y la pena por sustracción de menores aumentaba conforme a la cantidad de niños?

—¡Hola, soy Tanjiro es un gusto! — Se presento el menor haciendo una exagerada reverencia de cabeza y la mayor noto una cicatriz en su cabeza. — ¡Ella es mi hermana Nezuko-chan, gracias por recibirnos en su hogar! — Okay al menos no nombraba a otro niño y ya sabía el nombre de los infantes.

— ¡Oh Tsu! Ya... Llegaste... — Murmuró Skull quién al parecer estuvo siguiendo a los niños, y muy bien, el si tenía la decencia de parecer culpable, así le gustaba.

— Skull ¿Te molestaría explicar? — Pregunto con una sonrisa que cualquiera que no la conociera pensaría era dulce pero para aquellos que si la conocían, sabían que significaba que la doctora estaba por arrancarle un pedazo de cuello con los dientes a alguien.

De repente un pequeño sonido como rugido los hizo detenerse en su conversación y Tsu bajo la mirada viendo a un Moreno apenado.

— Bueno... Supongo que es una buena hora para cenar. — Dijo la castaña con ahora una sonrisa más dulce. — Yuu-chan, asumo que tienen una historia para contarme, pueden decirla mientras hago la cena. — Vio a ambos pequeños quienes a sintieron. — Reborn si no vas a ser de utilidad, sal de mi cocina. — Se puso de pie atando su cabello en una coleta alta mientras iba  a la cocina.

— Yo también te amo querida. — Contestó divertido saliendo de la cocina con niña en brazos.

— Tan encantador. — Rodó los ojos hablando con sarcasmo para comenzar a preparar la cena escuchando la historia de como dos niños llegaron a su hogar.

Todo comenzó en el parque donde Skull, Lal, Fon y Reborn llevaron a Yuu-chan a jugar. Al principio todo iba normal hasta que se les ocurrió jugar con una pelota, para cualquier familia esto no sería un problema, pero para los arcobalenos que eran altamente competitivos y querían lucir bien ante su hijo, las cosas se salieron de control muy rápido.

Mientras los adultos peleaban por quien hizo un punto o cometió una falta, Yuu-chan fue por la pelota olvidada que cayó debajo de un pequeño puente, además de la pelota encontró a los dos niños que actualmente estaban viendo caricaturas con Skull en su sala.

Los hermanos Kamado, eran recientes huérfanos que luego de perder a su familia en un incendio, terminaron al cuidado de servicios infantiles, todo estuvo bien, teniéndose el uno al otro hasta que escucharon a los adultos hablando de separarlos, de enviarlos a orfanatos distintos, y cosas por el estilo, por lo que luego de discutirlo, no queriendo ser separados terminaron huyendo de las instalaciones del gobierno. Al escuchar su historia Yuu-chan —que a pesar de su expresión neutral tenía un corazón de oro— Llevó a los niños con sus padres, quienes de seguro tendrían una solución para los niños.

Y la tenían.

Adoptarlos.

Así que mientras Lal iba a comprar las cosas necesarias para los nuevos residentes de la casa, Fon se encargo de ir a servicios infantiles y hacer que todo el proceso fuera legal, mientras tanto skull, Reborn y Yuu-chan les mostraban su hogar a los hermanos.

No que Tsu se opusiera a la adopción ni tuviera algo en contra de los niños que eran sinceramente adorables... Pero un memo o un mensaje habrían sido una buena idea.

— Lo siento... Esto es mi culpa. — Murmuró su hijo ante su silencio al terminar de contar la historia. — Debi haber preguntado primero...

— ¡No esto es mi culpa! ¡No debimos venir! — Rápidamente Tanjiro lo defendió agachando su cabeza a su lado. — Aún así pro—se callo al sentir una sueva mano en su cabello y levantó la mirada encontrándose con suaves y cálidos ojos marrón.

— No es culpa de nadie, y está bien, ambos hicieron lo que creyeron era lo correcto y estoy orgullosa, de ambos. — Sonrió con dulzura acariciando el cabello de los dos niños. — ahora, a lavarse las manos la cena está lista. — Anunció soltando los.

— Si, Mamá. — Asintió Giyuu con una leve sonrisa esperando al Moreno.

— Mhm... Si... M-Mama. — Probó el más pequeño algo nervioso y recibió otra caricia en su cabello.

— No tienes que forzar te, puedes llamarme como quieras. — Dijo Tsu con un tono de voz suave y afectuoso.

— Mamá... Esta bien. — Murmuró con las mejillas sonrojadas.

— Entonces es perfecto. — Sonrió besando su frente, justo donde estába su cicatriz en un gesto pequeño pero lleno de cariño.

— Gracias. — Susurro antes de tomar la mano de su muy pronto hermano para ir al baño y lavar sus manos.

— ¿No estas enojada? — Pregunto tímido Skull recibiendo una sonrisa como respuesta.

— Oh claro no, estoy furiosa. — contestó sin menguar en su sonrisa. — Los niños se pueden quedar, pero sobre ustedes, me lo estoy cuestionando. — Dijo dejando una mano sobre su rostro riendo ligeramente. — Quizás un par de semanas fuera de la casa los ayude a pensar en sus compañeros antes de tomar decisiones como estas sin consultar primero. — amenazó viendo el rostro de su nube caer.

— ¡Pero Tsu!

— Pon la mesa. — Ordenó de forma terminal y temblando el elemento Asintió fervientemente antes de irse para hacer lo pedido.

Tan sólo esperaba que estos dos fueran los primeros y últimos, no le molestaba tener niños en la casa, de hecho le gustaba pero si seguían con esto necesitaría una casa más grande, sin mencionar que ya tenía muchos niños de los cual cuidar — los arcobalenos que apenas contaban como adultos sinceramente —.

Tsu se acercó al sillón donde Reborn trenzaba el cabello de Nezuko con una leve sonrisa en su rostro, y okay... Quizás su ira fue derretida por la imagen, pero eso no significaba que iría a ceder tan fácil, por ahora dejarlos sin postre parecía una buena idea. Le dio una última mirada al Hitman y Sonrió, siempre supo que Reborn querría una pequeña princesa a quien mimar, tan solo sentía pena por el futuro chico que quisiera robar a la princesa del Hitman... Oh bueno, aún faltaba tiempo para eso, por ahora solo pensaría en buscar métodos para reentrenar mascotas desobedientes.

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