OO2.

Si bien el primer encuentro que tuvieron fue con la pequeña participación de dos alters más, y JiSoo creyó que tendría más interacción con estas, se equivocó.

JiSoo estaba llegando a la conclusión de que RyuJin y sus alters podían hacer una vida normal, sin mayores problemas, (y lo que era más aterrador) sin que nadie se diera cuenta de la diferencia de personalidades.

Y esa era una conclusión muy aburrida para su trabajo, y cada vez que lo recordaba se ponía de mal humor.

Ella —y su profesor, el señor Kim, el tipo que le había dado la idea de tratar el TID y vivir con RyuJin—, querían un trabajo interesante, que mostara los conflictos de cada una de las personalidades, los problemas que tenían para mantener una vida... JiSoo quería ver cosas malas, pero no estaba encontrando nada.

La mayor parte del tiempo era RyuJin, siendo una chica algo callada, y tímida, y bastante torpe, pero muy adorable.

Pero JiSoo estaba segura que había momentos, en los que no se daba cuenta, que era otra personalidad tomando el control.

Era de vez en cuando que alguna otra personalidad intervenía, con algún comentario o a veces ni siquiera eso, sino con acciones que pasaban desapercibidas.

Por ejemplo, durante las mañanas, su compañera de cuarto se hacía un café puro, sin azúcar y muy oscuro, para tomarlo en silencio mientras usaba su celular.

Creía que era RyuJin, porque no demostraba ninguna diferencia.

Agh, esto es un asco. —dijo la pelirosada, con una mueca de puro disgusto, luego de dar un sorbo, ya había ingerido más de la mitad de la taza, fue directo a tirar el café al lavamanos de la cocina.

—Lo tomas todos los días, ¿Qué pasó esta vez?

—Yo no lo tomo, es Ace la que le gusta, el café puro es horrible y fuerte. —abrió la heladera, para sacar un cartón de leche de fresa para sacarse el sabor.

JiSoo rió un poco.

—¿Y te lo dejó a tí para que lo tomes? Qué mala.

—No, a veces no controlamos los cambios —se encogió de hombros—. Iré a la pastelería a comprar unos cupcakes, ¿Quieres algo?

—Mmm... No sé qué tengan, nunca fui, ¿Qué si te acompaño?

—Claro. —dijo, y sonrió mínimamente, luciendo adorable, sus mejillas estaban algo rojas.

Abrigadas perfectamente para el frío de comienzos de otoño, salieron del terreno de la universidad para ir hacia la pastelería a un par de minutos de allí.

—¿Y RyuJinnie? —la pelirosada estaba sorprendida por el apodo—. Cuéntame algo de tí, ¿Qué música te gusta?

—Pues... Escucho mucho de pop en inglés, aunque últimamente me están gustando las baladas o la música más alternativa, ¿A tí, Unnie?

—Pues escucho mucho de kpop, también disfruto mucho se las bandas instrumentales, son muy relajantes.

—Oh cuando era más joven fui parte de una de esas bandas —dijo—. Bueno, no yo, era alguien más, yo... Yo no recuerdo nada, pero si he visto fotos y me han dicho que lo he hecho.

JiSoo rió un poco, RyuJin se había puesto algo nerviosa y se notaba en la forma rápida de hablar.

—Hey, está bien, ¿Qué tocabas?

—El chelo —respondió—. Yo no sé tocarlo, pero no es muy difícil, a demás es muy lindo porque es muy grande.

‹‹Te gusta tocar lo grande›› dijo Ace, y escuchó la risita de Jinnie en su cabeza.

Sintió una gran vergüenza y sus pies se hicieron torpes, tropezando con una grieta de la vereda, JiSoo la atrapó antes de irse al suelo.

—Hey, ¿Estás bien? —preguntó, aguantando una risa.

—S-Si, si —murmuró, roja como un tomate—. Lo siento.

—¿Por qué te disculpas? No hiciste nada, RyuJinnie. —JiSoo palmeó su espalda.

RyuJin sólo asintió, seguía avergonzada, así que se quedó callada hasta llegar a la pastelería.

Salieron de allí con seis cupcakes de chocolate y unas galletas de avena y miel.

—Adivino, ¿Odias la miel? —preguntó JiSoo, viendo cómo RyuJin fruncía sus labios al ver las galletas.

—Ajá, también la avena... Oh se pone peor, esto tiene pasas... La verdad no sé cómo es que a Tuk le puede gustar esto.

JiSoo supuso que Tuk era otra de sus alters, así que no preguntó al respecto.

—¿Las dejas comer lo que ellas quieren todos los días?

RyuJin asintió.

—No es tanto de si las dejo o no, cada una tiene derecho a usar el cuerpo, lo usarán de todas formas, es una para cinco así que... Pueden darse algunas libertades estando al frente, mientas no sean peligrosos.

—¿Peligrosos?

—Para sí mismas, digo, no le harían daño a nadie más que no sea a sí mismas... Y a mí u otras alters.

‹‹Por favor, no pienses que soy una asesina psicópata›› rogó RyuJin para sus adentros.

‹‹Para mí que sí lo piensa›› dijo Ace.

—N-No podría matar a nadie. —murmuró.

—Eso suena como a algo que una persona que podría matar a alguien diría. —comentó JiSoo, con una risa.

RyuJin se sintió realmente mal.

Podría sonar algo tonto, pero desde que había salido esa estúpida película del asesino con lo mismo que ella, no podía dejar de sentirse mal, principalmente porque había quienes la habían comparado con el protagonista también.

La peor parte de la historia es que era él quien había estado cerca de morir, nunca había lastimado a alguien, nunca podría.

Y él no era malo, no era ningún loco, ningún psicópata, era sólo alguien igual que los demás, que la había pasado muy mal en su temprana infancia, que había sufrido cosas que ningún niño debería sufrir.

De sólo pensar eso su cabeza comenzó a doler y repentinos flashbacks cubrieron la vista del mundo real, recuerdos que en realidad no eran de ella, sino de una niña que había nacido en una familia muy buena y que luego se rompió.

Vió a aquella niña llorando en la oscuridad de un cuarto, asustada mientras unos pasos pesados se acercaban a la puerta y esta se abría de golpe...

Sus pies se detuvieron y JiSoo la miró y bastante preocupada.

—¿RyuJin? —se acercó a ella, apoyó una mano en su brazo para llamar su atención al ver la mirada perdida de la pelirosado.

—¡No! —gritó con miedo, sus ojitos estaban llenos de lágrimas, pero no podían mirarla, su mirada estaba baja—. No, no me toques.

—De acuerdo, no lo haré —dijo JiSoo, de forma automática, miro a su alrededor, no había mucha gente, sólo un par de personas del otro lado de la calle que la miraron con curiosidad— ¿Eres RyuJin?

Asintió de forma rápida, notó cómo su cuerpo empezó a temblar.

JiSoo se dió cuenta de inmediato que no era RyuJin.

—Soy JiSoo, es un gusto conocerte. —dijo, usando la voz más suave que pudo, su corazón latía más fuerte de lo normal, sin saber lo que iba a pasar.

—N-No conozco a ninguna JiSoo, ¿Quién es JiSoo? —dijo, su voz sonaba confundida, perdida, e infantil.

—Soy amiga de RyuJin, yo soy JiSoo —se agachó frente a ella, esperando que sus ojos la miraran, pero volteó el rostro, alejándose—, ¿Puedes mirarme? Sino no podrás conocerme.

—Lo siento, lo siento... —dijo, su voz estaba cargada de miedo, continuó repitiendo lo mismo una y otra vez, mientras su vista continuaba en el suelo, apartada, su cabeza baja parecía más una reverencia que una forma de esconderse.

—Hey, no has hecho nada malo, no te disculpes. —murmuró, pero la otra pareció no escucharla.

JiSoo la miró de pies a cabeza, buscando algún indicio que le dijera quién era esa persona, hasta que sus ojos llegaron hasta sus manos, la pelirosa se abrazaba a si misma y apretaba sus uñas contra la piel de sus palmas, en lo que parecía un puño, pero era tanta su fuerza que se había hecho cortes y estaban sangrando levemente.

—Hey, deja de hacer eso. —se acercó hacia sus manos para separar sus dedos, evitando más daño, en cuanto la tocó alzó sus ojos hacia ella.

JiSoo nunca había visto una mirada tan cargada de pánico, tan asustada, en su vida, y se congeló un momento.

Entrelazó sus dedos, tomando sus manos, para evitar que se lastimara.

—¿Ves? Ya me conoces, yo soy JiSoo —dijo, y sonrió apenas—. No pasa nada, no hay nada malo, hiciste todo bien, de verdad. —intentó convencerla.

Sus ojos se perdieron y su cuerpo se tambaleó, JiSoo la sostuvo pensando que iba a caerse, pero de pronto sólo parpadeó y volvió a mirarla, frunció el ceño, y apartó sus manos de las de la mayor.

Miró los pequeños cortes de su palma, las pequeñas medialunas que se teñian de rojo, no eran muy profundas, sólo lo suficiente como para que una pequeña cantidad de sangre se notara.

—Qué puta mierda... —dijo, su voz era más grave y se veía realmente molesta.

JiSoo ya no tenía ni idea de qué hacer, y retrocedió un paso, esperando que quien sea la pelirosa hiciera algo.

—Gracias por hacerla salir —dijo, se notaba molesta—, ¿Ves lo que logra hacer? No ha estado ni cinco minutos afuera y ya nos lastima.

Aquella nueva chica comenzó a caminar a paso apresurado, retomando el camino hacia la universidad y hacia el departamento que compartían.

—¿Discul-...

—No, no me hables, no quiero escuchar tu molesta voz chillona.

—Mi voz no es chillona.

—Hablas como un puto pato de goma.

—¿Eso es un insulto? —JiSoo seguía confundida—. ¿Eres Ace, no?

—Soy RyuJin. —dijo, y JiSoo sabía que no era cierto.

—Ahora todas son RyuJin.

—Soy RyuJin. —repitió, en un tono serio y molesto que hizo a JiSoo quedarse en silencio.

Para ese punto estaban entrando al edificio de los estudiantes, y aquella tipa caminaba muy rápido, por más que JiSoo la siguiera, no podía alcanzarla lo suficiente que volvía a adelantar el paso y la perdía.

Llegó antes que ella al departamento, sacó las llaves, entró y volvió a cerrar la puerta, dejando a JiSoo fuera.

Y no tenía su copia.

Se quedó mirando la puerta cerrada y abrió sus brazos, preguntando al aire si aquello era en serio.

Por más que tocó la puerta varias veces, fue ignorada.

Luego de unos treinta minutos, estaba dignada a ir hacia la secretaria de la universidad y pedir la llave de repuesto que tenían para entrar, cuando escuchó pasos del otro lado de la puerta, y luego de un momento de duda, está se abrió.

Y allí estaba RyuJin, con ojos llorosos y rastro de lágrimas en sus mejillas, su nariz estaba roja, respiraba agitada por el llanto al hablar.

—Lo siento, JiSoo.

—Se están disculpando mucho hoy, RyuJin. —dijo, y sonrió.

RyuJin se lo pensó un momento.

—Lo siento por eso.

—Tonta. —murmuró JiSoo, con una ligera risa, y fue a abrazarla para consolarla mejor.

RyuJin estaba asombrada por el repentino acto, no esperaba que después de todo el drama y tantos cambios bruscos, JiSoo aún así la abrazara, y de una forma tan firme y cálida, para hacerla sentir mejor.

Y claro que le sirvió a RyuJin, pero era demasiado contacto y estaba demasiado sensible, todo el sistema dentro de su cabeza, las cinco, estaban dando vueltas, luego de tres cambios en un periodo tan corto estaban todas muy sensibles... Enseguida, otro alter amenazaba con tomar el control.

—JiSoo, necesito que te alejes porque sino Tuk va a salir...

—Ya, ya. —se apartó en seguida, notó que su compañera estaba algo pérdida, y parecía mareada, se apoyó en el marco de la puerta para estabilizarse, unos segundos después asintió, y luego de un suspiro pudo ponerse de pie.

—Ya está, ya se se fué... —murmuró, se apartó de la puerta y la hizo pasar—. Lo siento por dejarte afuera, bueno yo no-...

—RyuJin, si escucho un ‹‹lo siento›› más salir de tu boca voy a volverme loca, en serio, no necesito disculpas.

—Bueno —asintió—. Aún así... Me siento mal.

JiSoo la miró un momento en silencio, la chica se veía como si hubiera llorado largo rato, tenía unas vendas en sus manos, allí donde sus uñas lo habían lastimado, y lo único podía pensar era en ir hasta ella, abrazarla, acariciar su largo cabello y decirle que todo estaría bien.

Aunque probablemente sólo haría que hubiera otro cambio.

—¿Te duele la cabeza? —preguntó, y RyuJin asintió, solía pasar cuando había muchos cambios—. Creo que soy yo la que te debe una disculpa.

>> No sé qué fue lo que dije, pero no quería que ella... Tomara el control y las lastimara, lo siento, seré más cuidadosa.

—Se llama Ging —dijo RyuJin, su voz sonaba más baja y rasposa, se notaba que quería volver a llorar—. Es una perseguidora... Y a Ace le cuesta mucho controlarla, casi siempre está... En el fondo, en una sala, encerrada, y a oscuras... Ella le teme a la oscuridad pero allí se queda... Y cuando sale, tiene mucha energía y mucha fuerza.

—Ella se veía que tenía mucho miedo. —murmuró JiSoo.

—Le tiene miedo a todo, se tiene miedo a sí misma también, le tiene miedo a Ace y por eso siempre que ella intenta detenerla y regresarla a su cuarto nos lastima... Está vez no tenía nada cerca para lastimarnos pero aún así, mira —alzó sus manos para mostrar las vendas—. No sé de lo que es capaz de hacer, pero por lo que me han contado... Hace cosas mucho peores.

JiSoo vió las lágrimas comenzar a correr por las mejillas de RyuJin, y con el corazón apretado de dolor de verla llorar, fue a buscar un par de servilletas a la cocina y regreso hacia ella, para correr los mechones de cabello que se pegaban a su rostro y limpiar las lágrimas suavemente.

—Estás muy cerca, JiSoo, necesito espacio. —murmuró RyuJin, continuaba llorando.

—Ven. —tomó su mano y la guió hasta el dormitorio, la sentó en su cama y se sentó a su lado, para seguir limpiando nuevas lágrimas.

—JiSoo, basta... N-No quiero cambiar...

—RyuJin, ¿Quién quiere ponerse en tu lugar?

—Tuk, a ella... No le gusta que se acerquen mucho a mí, y ahora me siento incómoda entonces ella quiere cambiar lugares, pero estoy cansada y no me gusta irme porque... No recuerdo nada de lo que pasará después. —dijo, hablaba entre pucheros y llanto.

—Te prometo que no pasará nada, ¿Sí? Volverás y todo estará bien, pero no puedo verte así y no hacer nada.

—JiSoo...

—Ven, abrázame —abrió sus brazos hacia ella, y RyuJin escondió el rostro en su hombro, sus brazos fueron hacia su cintura—. Bueno, ahora cambia cuando estés lista, yo las voy a cuidar bien.

RyuJin asintió y el abrazo duró unos segundos más, luego de eso se apartó con suavidad y volvió a mirarla, y a pesar de las lágrimas en sus ojos, y de sus mejillas empapadas, no había ni un rastro de tristeza en su rostro.

Es más, le sonrió de forma pequeña y bonita, y tomó las servilletas para limpiar su rostro solo.

—¿Tú eres Tuk?

Tuk asintió.

—Soy JiSoo.

Volvió a asentir, e hizo un gesto con su mano a modo de saludo.

—¿RyuJin está bien? —no sabía por qué había preguntado eso.

La otra volvió a asentir, se levantó y tiró las servilletas en el pequeño tacho de basura que tenía el cuarto.

—¿Eres muda? —preguntó, por lo bajo, y de nuevo, la chica asintió con una esplendida sonrisa, como si hubiera adivinado algo maravilloso.

Se retiró del dormitorio, con una toalla en la mano, una muda de ropa, y su pijama, entró al baño sin más, aún con una sonrisa en el rostro.

JiSoo estaba totalmente impactada, y fueron un par de segundos en los que sólo repasó todo lo que había sucedido, antes de ir hacia su cama, tomar el cuaderno de su proyecto y anotar todo lo que había ocurrido con todos los detalles que pudo recordar.

Sin duda, ese había sido un día más que interesante.

¡Gracias por leer!

🌷

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