6
"Pow-Pow responde de forma positiva a las muestras de afecto también, demuestra que ser tratado como a una niña le gusta, no ha tenido miedo de mí.
Se ha levantado a mitad de la noche para que las demás Alters no le prohíban el acceso al cuerpo, aunque sabe que es indebido y iba a castigarse, lastimándose con cortes."
Caitlyn suspiró de forma temblorosa, habían pasado varias horas de aquel encuentro con Pow-Pow, pero no podía sacárselo de la cabeza, no dejaba de pensar una y otra vez que quizás de no ser por ella, y el que haya ido a buscarla, ahora Jinx andaría escondiendo sus muñecas con cortes.
Y la idea de Jinx lastimado no le gustaba ni un poco, las náuseas invadían su estómago, como le había prometido a la joven no le había dicho nada a Jinx ni a las demás, pero creía que quizás sería importante contarle al respecto.
"Pow-Pow es quién recuerda los mayores traumas, y quién los vivió en el pasado, supongo que por su actitud recibía castigos por cualquier cosa que hiciera, de allí su miedo a todo y el pensamiento de que merece un castigo, como nadie va a hacerlo lo hace él mismo en conductas autodestructivas.
Es una perseguidora, pero tengo esperanzas de que pueda superar sus recuerdos, ha conectado conmigo y demuestra que es capaz de hacer más que solo pensar en lo malo.
No sale mucho, pero trataré de ayudarlo cada vez que lo vea."
Cerró el cuaderno y volvió a guardarlo en su lugar secreto.
Jinx aún estaba en clases, le quedaba alrededor de una hora, él estaba libre porque su profesor estaba enfermo, decidió consentir un poco al chico y fue hasta la pastelería para comprar los cupcakes de chocolate que tanto le gustaban.
Al regresar preparó su café y dejó agua caliente para cuando Jinx regresará, al rato, la peli celeste entró en silencio y con la mirada baja.
—Inx, te traje tus cupcakes favoritos —anunció Jimin, mirando su celular.
—Gracias —murmuró la peli celeste, luego de un momento de silencio.
La mayor notó que su tono de voz no era el normal y alzó la vista hacia ella, de inmediato se preocupó al ver su rostro, levantándose de la silla y yendo hacia ella.
—Dios, Jinx, ¿qué te pasó?
—No es nada —dijo, aunque Caitlyn no podía ignorar su ojo que comenzaba a tener una coloración rojiza que luego sería morada, y su labio hinchado de un lado, por un golpe.
—¿Cómo que no es nada? ¿Quién fue? —Caitlyn se arremangó su buzo y remera, en un gesto automático, esperando saber nombres y direcciones, pero la peli celeste sólo negó.
—No es nada, no importa — repitió, parpadeó rápido para apartar sus lágrimas.
—Jinx.
—Caitlyn, déjame —la peli celeste se apartó, huyendo del abrazo que ella mayor intentó darle—. No es nada importante, en serio, JX es un idiota que cree que puede pelear contra todo imbécil que diga algo malo de mí —se encogió de hombros, pero no sonó nada convincente, Jinx solía titubear cuando quería mentir, no le salía natural—. Es todo.
Caitlyn la miró sin decir nada, pero sintiéndose mal, Jinx borró sus lágrimas y tomó un cupcake, y se volteó al rincón de la cocina para prepararse un té, dándole la espalda a su compañera de cuarto.
La mayor no podía dejar todo así e ignorarla, y luego de pensarlo un momento, fue hacia ella y la abrazó por sobre los hombros con un brazo, mirándolo de cerca esperando que le contara al respecto.
—Caitlyn, en serio te voy a pedir que te alejes porque no quiero tu lástima —dijo la peli celeste, con su voz endurecida para evitar el llanto.
—Inx, deja de hacerte el difícil.
—Tú deja de sentirte mal por mí, estoy bien.
—¿Quién te dijo que me siento mal por ti? —cuestionó la mayor—. El que no me guste que estés herida no significa que sienta lástima por tí.
Era diferente, él no se sentía mal por Jinx, y mucho menos lástima, él sabía que era una persona muy fuerte y muy buena. Si se sentía mal porque estuviera lastimada, porque no merecía ningún golpe, ni críticas de nadie, la gente se centraba en mirar su trastorno y no de mirarlo a ella, y eso le hacía perder un poco la fé en la humanidad.
—JX lo dice, y él es muy bueno para conocer a las personas... Él dice que me tratas así sólo por lástima, soy tu...
Amiga por lástima— explicó, pero lo notó negar y parpadear rápido, habló con algo de dificultad, como si estuviera peleando mentalmente para seguir en control—. Y te voy a pedir que pares de hacerlo porque no necesitas fingir que te agrado, o que eres mí amiga... No necesitas sentir pena por mí.
Caitlyn pensó un momento sus palabras, y su mente conectó los dos puntos que Jinx había planteado: alguien lo había golpeado, alguien le había dicho que él era su amiga porque sentía pena.
Jinx nunca se había metido en una pelea, por más comentarios malos que le dedicaran, como que era la "loca de la Uni" o que "debía estar encerrada en un psiquiátrico" los ignoraba, ¿por qué está vez sí? Algo había sido diferente.
Y JX era muy protector y amenazante pero no pondría en riesgo al cuerpo, no dejaría que se lastimara, ese era su trabajo, además, estaba seguro que JX sabía cómo dar un golpe y cómo esquivar uno también.
Sólo alguien más impulsivo, y con menos habilidades físicas y reflejos, se metería en una pelea, y no debía ser por un comentario tonto de "la loca de la Uni", debía ser algo diferente a lo que acostumbraba; y estaba seguro que era relacionado a que ella se juntaba con Lanes porque "le daba lástima".
—Jinx, no tienes que mentirme —dijo Caitlyn, y la escuchó sorber su nariz por el llanto—. Ven, ven, mírame —soltó el abrazo y se colocó a su lado, para mirarla, se contuvo en limpiar sus lágrimas—. Déjame adivinar qué pasó, alguien te dijo algo que no te gustó y tú quisiste defenderte con esos puñitos que tienes.
Jinx frunció sus labios, sin responder, en un intento de seguir aguantando el llanto, pero el silencio fue todo lo que Caitlyn necesitó como respuesta.
Esperó unos cuantos segundos en los cuales Jinx parecía tener un debate interno.
—A Jinx le gustas —dijo, por el tono de voz supo que era JX—¡No! — lo interrumpió Jinx —. Y un tipo lo molestó con que tú nunca querrás salir con una desquiciada —volvió a decir la protectora—¡Que te calles!
Jinx se alejó de ella, y golpeó su cabeza con sus manos para que JX dejara de molestar.
—¡Inx, no te golpees! —Caitlyn fue detrás de ella.
—¡Déjame sóla! —gritó, y entró al dormitorio, Caitlyn se apresuró a seguirla antes de que le cerrara la puerta en la cara, tuvo que empujarla para lograr entrar—. Caitlyn, basta...— rogó, entre llanto.
Caitlyn tomó sus manos y acercó su rostro al de ella, quedando a centímetros de distancia, tan cerca que la peli celeste dejó de llorar de la sorpresa y sus mejillas se tiñeron de rojo.
—Jinx, no siento ni un poco de lástima por ti, me siento mal porque no mereces que nadie te lastime así.
>> Siempre has sido muy amable y muy bueno conmigo, yo no soy mala y no tengo razones para ser mala contigo, te trato bien porque tú me tratas igual, eres una excelente compañera y amiga, y yo no finjo absolutamente nada de nuestra amistad tampoco.
>> No importa lo que otros digan, no es verdad. ¿Cómo una persona que no conozco y que no conoces puede opinar sobre algo que es tuyo y mío, nuestro, y de nadie más? No tiene ni idea de nada, Jinx y no tienes que ir a golpearlo por decir un montón de cosas sin argumentos cuando tú sabes la verdad, no dejes que te afecten un montón de palabras que están vacías.
Jinx se quedó llorando en silencio, asintió levemente como respuesta, y Caitlyn la abrazó de nuevo, la menor tardó un momento en responder, pero finalmente rodeó su cintura con firmeza y escondió el rostro en su hombro, mientras se dejaba dar mimos en su espalda y en su cabello.
—Y ya sabía que te gustaba, Jinx —murmuró en voz baja —. Powder me lo dijo.
—¿Cuándo? —hasta sonaba asustada, Jimin continuó con los mimos para que se quedara tranquila.
—Cuando le di el peluche, hace unas semanas.
Caitlyn se mantuvo en silencio unos cuantos segundos, pensando en esas últimas semanas, en las actitudes que tenía Caitlyn con ella l y en cómo no había cambiado ni un poco, y que en realidad se había vuelto más demostrativo, habían caminado tomados de las manos y le decía que era hermosa...
—Pero... No te alejaste de mí —dijo, sonó sorprendida y eso le rompió el corazón al mayor.
—Claro que no me alejé, ¿por qué lo haría? Yo también te he tomado cariño, Jinx, sabes... Eres una persona muy fácil de querer, y tu TID y los demás, son parte de tu vida, pero ellas no son razón para que me aleje, ¿por qué lo haría?
la peli celeste no respondió, se apartó y limpió sus mejillas solo, Caitlyn sólo esperó a que estuviera calmada.
—Porque eres "la loca de la Uni", ¿no? ¿Porque te tengo mucha lástima, verdad?
Jinx asintió levemente, aunque comenzaba a sentir gran vergüenza por creer eso, ahora tenía miedo de que Caitlyn se enojara por pensar mal de ella, creer que ella sería como todos los demás.
—Inx, mírame un momento —sus manos fueron hacia las mejillas de la menor, que alzó sus ojitos llorosos hacia ella, uno estaba medio cerrado y amoratado.
Caitlyn acortó la distancia de los pocos centímetros que los separaban y unió sus labios en un beso pequeño y suave, no sabía cómo iba a reaccionar, o si el contacto haría que otro Alter tomara el control, así que solo dió un pequeño pico y se volvió a alejar.
Sus grandes ojitos estaban más abiertos de lo normal, sin poder decir nada.
—No es algo malo que te guste alguien, Inx —dijo, en una voz suave y encantadora, sonrió de forma bonita, sus mejillas estaban rojas—¿Estás bien?
Jinx tardó un momento en asentir, estaba muy sorprendida como para responder.
En menos de media hora le habían dado un buen golpe, le había dicho acusaciones horribles a su crush, había llorado, JX se confesó por ella, y Caitlyn lo había consolado muy bonito y luego besado.... Era mucha información.
—Bien, vamos a ponerte hielo en ese golpe.
Caitlyn la guió como si fuera una niña pequeña perdida, le preparó su té de nuevo porque este se había enfriado, y le dejó su cupcake de chocolate a un lado.
—Es la segunda vez que me preparas la merienda y tengo unas espinacas en la cara —dijo Jinx, hablando por primera vez en mucho rato.
—Son las mismas espinacas de la última vez también, deberíamos comer más verduras.
— Son congeladas, duran como un año, cuando no tengamos otra cosa más que comer allí estarán.
Las dejó a un lado para dar un par de sorbos a su té.
—Gracias —murmuró—. Por tratarme tan bien y por... Todo. No sé cómo haces para estar tranquila y hacer que me tranquilice.
—Bueno... Estudio para eso —se encogió de hombros—. Y no estaba tranquila, creí que en cualquier momento aparecía JX y me golpearía en la cara.
—Oh, no... Tenemos una regla de si hay algún problema, o conflicto, cada uno tiene que arreglarlo por su parte, puede pedir consejos a los demás y eso pero... En este caso yo estaba mal y enojado por algo estúpido y yo tenía que calmarme.... —volvió a colocarse las espinacas congeladas sobre su ojo hinchado—. Y las otras estaban cansadas de que me molestara con que me gustas y también... Debía confesarme, pero no quería.
Caitlyn asintió, esperando que Jinx siguiera hablando.
—Tenía miedo —dijo, bajo.
Con esa frase, Caitlyn pensó automáticamente en Pow-Pow y otra vez esa incómoda sensación en su pecho volvió a aparecer.
—Inx, en la noche, Pow-Pow se despertó a buscar algo para cortarse —dijo—. Le dije que no les diría nada, así que no la molestes, por favor, pero... Creí que era importante que lo sepas.
Jinx abrió sus ojos ampliamente, y de inmediato se fijó en sus antebrazos, pero estos estaban en perfecto estado.
—Lo encontré antes de que pudiera hacer algo, lo llevé al cuarto y se volvió a dormir —finalizó la mayor, mientras la peli celeste acomodaba sus mangas de nuevo.
—¿No hizo nada?
—Nop.
—Bueno... Eso explica por qué desperté con el peluche, creí que había sido Powder —fue a dejar las espinacas en la heladera de nuevo, para luego terminar con su merienda—. ¿En serio no hizo nada?
Caitlyn negó.
—Es una buena chica, sólo está un poco perdida, no sabe lo que hace.
Jinx no dijo nada al respecto, después de un momento sonrió.
—¿Te has hecho amiga de todos, no? Sin que yo tenga idea ya nos conociste a las cinco.
—Ellas aparecieron solas, y como su compañera de cuarto debo presentarme —dijo, con una sonrisa bonita—. Los cinco son muy agradables, menos JX.
—Pudrete.
No pudo evitar reír, Jinx se sentía algo avergonzada.
A lo largo de su vida había tenido que disculparse muchas veces por comentarios medios agresivos que JX solía dedicarle a gente que no le agradaba, que solía ser gran parte de la humanidad.
Estaba bastante agradecido de que no tenía que corregirse o disculparse, ya que Caitlyn ya lo conocía, se sentía más relajada, más libre.
—Gracias por cuidarnos —dijo, con una leve sonrisa—. A todas.
—Lo dices como si fuera un gran esfuerzo—dijo la mayor—. Hago lo que cualquiera haría.
—No eres cualquiera, Caitlyn.
—Soy la cualquiera que te gusta —sonrió ampliamente y le guiño un ojo.
—Eres una idiota —dijo—. Y eso no lo dice JX —finalizó, antes de levantarse de la mesa.
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