4

"El sujeto reacciona de forma positiva ante los cumplidos y halagos, no parece ser que las demostraciones de amor sean un desencadenante, debería estudiar las reacciones de las demás Alters." 

Caitlyn cerró el cuaderno, y lo guardó en su cajonera, su trabajo estaba avanzando bastante bien, tenía ya unas cuantas páginas de anotaciones. 

Llevaba un mes viviendo con Lanes, y tenían muy buena convivencia, ni Jinx ni ninguno de sus Alters comían su comida, no lo molestaba cuando tenía que estudiar, no era ruidosa, y se iban a dormir y despertaban a horarios muy similares, así que no era molestada por luces encendidas o ruidos en la cocina. 

Jinx era una compañera de cuarto ideal, y Caitlyn no podía entender por qué todos huían de ella. 

—Cait, te llegó un paquete —le dijo Jinx, cuando volvió de sus clases una tarde—. Está sobre tu cama. 

Le agradeció y fue a ver, aunque ya sabía lo que era. 

El Señor Viktor le había recomendado comprar aquel juguete, esperaba que fuera un desencadenante, y de alguna forma "despertara" a la personalidad que no había conocido aún, a Powder, la que Jinx dijo que era un niña pequeña. 

Y qué mejor para una niña pequeña que un lindo juguete de peluche. 

Sonrió al ver el conejo rosa de peluche, tenía orejas largas y ojos muy grandes y exagerados, llenos de brillos y del color del arcoiris. 

—¡Inx! — salió del cuarto hacia la cocina-comedor, donde la peli celeste estaba trabajando en su computadora—. Mira, es un regalo para ti. 

—Caitlyn, no deberías- —su voz se apagó cuando vio el juguete, se quedó boquiabierta unos segundos, luego rió de forma pequeña y adorable, una gran sonrisa ocupó su rostro —. Es muy lindo —dijo, su voz infantil era muy hermosa. 

Caitlyn se lo dió y la peli celeste se levantó para tomarlo, abrazó al peluche, olió su aroma a nuevo y luego volvió a mirarla, tenía una sonrisa muy inocente y tierna. 

—¡Gracias! —dijo, y prácticamente se arrojó sobre ella para abrazarla con fuerza, cosa que sorprendió un poco a Caitlyn. 

Jinx era algo tímida para el contacto físico, se notaba que aquella otra no tenía vergüenza de abrazarlo. 

—De nada, ¿eres Powder? 

—Soy Powder, si, ¿tú eres la novia de Jinx? 

—¿Qué? —Caitlyn se ruborizó de forma furiosa y rió, algo incómoda. 

—Sé que a Jinx le gusta alguien —
dijo, giraba levemente sobre sus pies al igual que un niña inquieta—. Y eres la única que está con ella. 

—Oh, no. Vivimos juntas pero no soy yo, Inx se junta con otras personas, con sus amigas, quizás estás pensando en alguien más. 

La menor sonrió tan ampliamente que sus ojitos se cerraron bastante, sus mejillas resaltaron en el más sutil rojo. 

—Nadie le dice Inx —murmuró, en una voz alegre—. Y Jinx no tiene amigas, no se junta con nadie, tú eres la única. 

Caitlyn estaba algo extrañada, y la bruta honestidad de aquella joven Alter le dolía un poco, porque Jinx solía hablar de un par de amigas que tenía entre sus clases de fotografía. 

No tenía ninguna razón para sentirse de ese modo, pero de alguna manera no podía evitarlo. 

Pensó que quizás Jinx le decía que tenía más amigas sólo para no dar lástima. 

—Yo soy amiga de Jinx, ella si tiene amigas —dijo, luego de un momento en silencio, en donde Powder se encargaba de ver a su conejito y sonreír. 

—Eres la primera amiga en mucho tiempo —murmuró, por más que sonreía muy contento Caitlyn se sintió algo triste—. JX quiere que me vaya, luego voy a jugar con el conejito —dijo, sonriendo de esa forma bonita—. Gracias, Cait. 

La sonrisa brillante se borró y el ceño de la peli celeste se frunció, miró al juguete. 

—Es... —buscó la palabra indicada. 

—¿Estúpido? —preguntó Caitlyn. 

— No, a Powder le gusta, no puedo decir eso, la haría sentir mal... Es peligroso, ¿cómo se te ocurre hacer esto para que una niña pequeña salga? —JX fue hacia el dormitorio, y dejó el peluche sobre su cajonera. 

Mientras, Caitlyn, aún en el comedor, se preguntaba cómo era que JX sabía lo que había hecho, quizás había leído sus pensamientos y debía admitir que tenía miedo. 

Tuvo que recordarse a sí misma que no había forma en la que JX leyera su mente, sólo hacía acusaciones para ser brusca y que se alejara, porque todo lo consideraba un peligro, era la protectora principal, y muchas veces solían ser exageradas, encontrando todo como un problema o un peligro de muerte, o al menos así era la forma de ser de JX. 

—JX. 

—Soy Jinx —respondió de forma tosca. 

—Sé que no lo eres y no hay ningún problema con ello, en serio, el TI- 

—No jodas —la interrumpió. 

—Hey, no te he hecho nada —dijo Caitlyn, en voz algo baja, ofendida por lo bruta que era aquella chica. 

JX pareció pensarlo un momento, finalmente se acercó a ella, estaba muy seria y sabía bien cómo lucir amenazante. 

—Mira, Caitlyn Kiramman, puede que a Bunny le caigas bien, puede que a Jinx le gustes y puedes comprar a Powder con todos los peluches del mundo, pero mí confianza y mí respeto no te lo vas a ganar tan fácil —dijo, contando con sus dedos—. No tengo ni puta idea de quién eres y no tengo ni una pizca de interés en saberlo, y te advierto: Si llegas a lastimar los sentimientos de Jinx, o de cualquiera de los demás, te romperé todos los huesos. 

Caitlyn alzó sus cejas y tragó duro, evidentemente asustado. 

—Yo no quiero lastimarlas —dijo, en un murmullo—. Quiero llevarme bien con ustedes, aún me queda bastante en la universidad y serían mis compañeras durante todo ese tiempo. No soy mala y sé que ustedes tampoco. 

JX se quedó en silencio, mirándolo fijamente, era de verdad intimidante la forma en que marcaba más su mandibula y podía endurecer todos los rasgos que hacían de Jinx alguien más adorable, como sus lindos y redondos ojitos, en JX se veían más oscuros y serios. 

—Si llegas a hacer algo mal, seré la primera en golpearte —dijo, y Caitlyn iba a responder, pero su compañera parpadeó unas cuantas veces y vió alrededor, confundida—¿Qué me perdí? — preguntó Jinx y la mayor rió ligeramente. 

—A Powder le gustó mí regalo y JX vino a decirme que me quiere. 

—No es cierto —y ahí estaba esa voz grave e intimidante de nuevo y la linda peli celeste que le fruncía el ceño, Jinx negó para apartar a la otra Alter de su cabeza—. Dios... —masajeó sus sienes, algo molesta por tantos cambios. 

Caitlyn soltó una carcajada, porque aquello había sido divertido. 

—Uy, lo siento, ¿estás bien? — preguntó, tomando sus brazos al notar que la peli celeste estaba algo mareada, Jinx asintió, frotó un poco entre sus cejas cerrando sus ojos. 

—Sí, sólo... Tomaré un té y el dolor de cabeza se va a ir —avanzó hacia la cocina, pero al parecer estaba más mal de lo que aparentaba, porque se dió con el marco de puerta en toda la cara al no estar viendo su camino. 

De inmediato soltó un quejido y retrocedió unos pasos, apretando su nariz. 

—Oh, Inx —Caitlyn se acercó a ella, tenía pequeñas lágrimas de dolor en sus mejillas. 

Se sintió tonta y avergonzada, más de lo normal por hacer el ridículo ante Caitlyn. 

—Estoy bien, estoy bien —dijo, Caitlyn limpió sus lágrimas con la manga de su buzo, y respiró profundo para controlar el llanto, en segundos el dolor de su cara se había atenuado a una molestia. 

—Ven, te acompaño —dijo Caitlyn, con una sonrisa encantadora, tomó su mano y lo guió con cuidado hasta la mesa del comedor, dejándolo sentada en la silla—¿Quieres hielo? 

—Si, por favor —murmuró, y en segundos tenía un paquete de espinacas congeladas en la cara—. Gracias, Caitlyn... 

—No hay de qué, ¿quieres tu té? — Jinx asintió, y Caitlyn lo preparó para ella, al mismo tiempo que hacía un café con leche para sí misma. 

Entre el proceso, no pudo evitar pensar en las palabras de la pequeña Powder. 

"La novia de Jinx, a Jinx le gusta alguien..."  

De repente sentía a su corazón acelerarse y a sus mejillas enrojecer, y se sintió algo tonta, pensó en preguntarle al respecto, pero prefirió quedarse callada, conocía a Jinx lo suficiente como para saber que sólo la pondría nerviosa, quizás era mejor esperar a que la menor se sintiera lo suficientemente cómoda como para hablar al respecto, le llevó el té a la mesa, Jinx dejó a un lado la bolsa de congelados. 

—¿Mejor? —dijo, y la peli celeste asintió. 

—Gracias —dijo, en un murmullo, aún estaba algo avergonzado por toda esa escena estúpida. 

—No hay de qué, Inx. 

Merendaron en silencio, y Caitlyn no podía sacarse las palabras del menor de la cabeza. 

Le  gustaba a  Jinx.  

En parte se sentía estúpida por pensar en aquello una y otra vez, por otra parte se sentía culpable. 

Ella estaba compartiendo habitación con Jinx todo por una investigación, todo por la presión del señor Viktor sobre su trabajo, el hombre creía que el primer paso para una buena investigación de un sujeto de estudio era generar su confianza, y luego de eso todo sería más fácil. 

Caitlyn era amable y atenta por naturaleza, era sólo su forma de ser, le gustaba ayudar a los demás y era una de las tantas razones por las cuales estaba estudiando Psicología, y el señor Viktor la había halagado porque eso serviría para ganar la confianza de Lanes. 

Claro que ganar la confianza de alguien y enamorarla eran dos cosas distintas. 

Sólo tenía que vivir con ella, ganar su confianza y atención, y luego hacer lo necesario para obtener los resultados que quería, para todas las preguntas que se le pudieran ocurrir. 

Esa última parte del trabajo era libre, ella podía investigar lo que quería, quería centrarse en la vida de Jinx, y en las otras Alters, en lo cotidiano, en lo bueno y en lo malo de la vida diaria, en los problemas que podían causarle el TID en su rutina pero cómo encontraban la forma de resolverlos. 

Aunque su profesor le había sugerido investigar cosas más fuertes, como los desencadenantes, su pasado, sus traumas, las razones por las que tenía TID... Y seguía insistiendo con eso aún. 

Pero a Caitlyn le parecía demasiado cruel jugar con los traumas y el pasado de alguien más, de hacerlo tener ataques de pánico sólo para ver cómo era su reacción sólo por un estúpido trabajo. 

—¿Sabes cuántos hijos de Piaget murieron durante su investigación? —solía decirle cada tanto su profesor, como una forma de aliento—. Kiramman, si algún día sales de aquí con un título te tocarán situaciones dónde tendrás que forzar a tu paciente a un ataque de pánico, para que libere toda su frustración. O quizás peor, quizás para conseguir datos a favor de una causa judicial de... No sé, un secuestro, o un asesino, y será la única forma en la que te cuenten todas las cosas horribles que necesitas saber. 

—Usted dijo que puedo centrarme en lo que sea para mí trabajo, elegí la vida cotidiana de Lanes, no los traumas que desarrollan en trastorno. 

>> La próxima vez que quiera que investiguemos los traumas infantiles de alguien dígalo directamente en la consigna y ya —respondió la última vez, y se había retirado de la sala bastante enojada. 

Recordando esa charla, miró a Jinx y se sintió mal, realmente mal. 

Porque no era su culpa sentir cosas por alguien que la trataba bien, por la única compañía que tenía en la universidad, y claro que JInx no merecía aquello. 

Era una persona, como todos, con un corazón enorme, y una sonrisa encantadora, era tierna y muy linda, se preocupaba por sus estudios y por las demás Alters, los consentía a su manera, comprando cosas que a ella no le gustaban para que las demás pudieran disfrutar cosas del mundo también, y también era una persona sensible que le gustaba hacer todo con verdaderas intenciones. 

Jinx notó la mirada de Caitlyn sobre ella. 

—¿Tengo la cara muy hinchada? —preguntó, insegura. 

—No, sólo... Eres muy linda —dijo, y con toda su honestidad, nunca podría mentir sobre lo lindo que Jinx Lanes era. 

La peli celeste no dijo nada, e intentó actuar como que no había escuchado nada de aquello, pero se puso tan roja como un tomate y tuvo que irse, dejando a Caitlyn riendo con ternura.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top