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-Viene una chica nueva, por favor, no lo arruinen esta vez.

"Jinx, estamos juntos en esto, o todas la arruinamos o todas la salvamos" dijo JX, dentro de su cabeza, aunque lo escuchaba tan claro que Jinx podría jurar que le había hablado al oído, luego de tanto tiempo junto a ellas se había acostumbrado.

Suspiró, intentando relajarse, estaba muy nerviosa.

Las últimas tres compañeras de cuarto que habían tenido se habían ido, porque no podían convivir con aquellas cinco identidades completamente distintas que compartían un mismo cuerpo.

Por suerte habían sido amables, no lo llamaron loca ni le gritaron, ni nada, sólo se habían ido y no volvieron a hablarle.

O al menos era lo que Jinx sabía, pero él al ser el anfitrión, las otras identidades no le contaban nada de lo que pasaba, omitían partes importantes para no hacerlo sentir mal, para que siguiera sintiéndose "normal" a pesar de que no lo era tanto.

Jinx había sido diagnosticada con Trastorno de Identidad Disociativo hacía tres años, cuando luego de su baile de graduación algo había ido muy mal.

Esa noche de había ido con Lux a su casa, siendo su interés amoroso estaba más que claro que su intención era tener sexo con ella, pero fueron un par de besos calientes y después ya no recordaba absolutamente nada.

Despertó al otro día en el hospital, no tenía idea de qué había pasado, a su lado, la enfermera, el médico y el psiquiatra que lo visitaron y lo cuidaron un par de semanas lo ayudaron a adaptarse a la gran nueva noticia.

Esa noche se había sentido algo incómoda con los besos de Lux, y fue suficiente para que otra parte de su ser tomara el control, aquella que después conoció como Bunny, una de sus protectoras, específicamente encargada de protegerla de cualquier situación sexual con la que no se sintiera a gusto.

Lux se había dado cuenta en medio del acto que algo andaba mal, y se detuvo, cuando le preguntó si estaba seguro de lo que iban a hacer, fue Bunny quien asintió, pero la mayor seguía notando algo raro.

Quizás si Lux hubiera seguido, hubieran tenido sexo desenfrenado, al otro día Jinx no recordaría nada y culparía al alcohol... Y nunca se hubiera enterado de lo que en realidad ocurría dentro de su cabeza, y seguiría su vida normal pensando que había tomado de más, pero no fue así, porque la mayor era muy buena, demasiado.

Bunny era muda, y sabía lenguaje de señas, y fue luego de un rato en que Lux insistió con preguntas de consentimiento, que la peli celeste respondió con sus manos a las preguntas de la otra.

Lux no tenía ni idea del lenguaje de señas, luego de notar eso, Lux se había alejado y llamó a sus padres adoptivos y de allí al hospital, creyendo que había algo malo, porque ninguna de las actitudes de Bunny coincidía con las de su hija.

Se dieron cuenta que allí no estaba la niña que habían adoptado cuando tenía once años: Bunny diría que sí a todo, incluso a cosas que Jinx odiara, y también estaba el hecho muy evidente de que no hablaba y se comunicaba con señas, aunque intentaba hacerlo lo menos posible, ese no era su hija, ese no era Jinx.

Al explicarle lo sucedido al médico de guardia del hospital, la situación no estaba ni cerca de terminar, todo estaba recién empezando cuando apareció una tercera identidad: JX, cómo se había presentado después, la protectora principal, y fue quien respondió todas las preguntas del médico, y de psicólogo de guardia, una pobre estudiante que parecía muy asustada.

-No estoy en condiciones de responder -dijo, con una voz más grave y sería, definitivamente más intimidante que el tono de voz normal del joven que todos conocían-. Mamá, ¿podemos ir a casa? Estoy cansada.

-Nadie se va a ir hasta que esto termine de explicarse, Jinx -dijo la mujer, y la chica asintió sin ganas.

-Estoy bien, son sólo un par de voces, nada más -dijo, sonaba realmente relajada y convincente.

Por ese entonces, Jinx estaba diagnosticado con esquizofrenia, erróneamente, lo suyo era completamente diferente.

-Debe ser que bebí mucho en el baile -dijo, se encogió de hombros sin darle importancia, fueron varios minutos dónde JX intentó parecer Jinc, y a pesar de que era bastante convincente en algunas ocasiones, no podría imitar de forma perfecta a la hija de los Lanes.

Aquella noche sólo fue la punta de iceberg, semanas después, Jinx estaba correctamente diagnosticada con TID, y a partir de ese diagnóstico todo pareció empeorar para las cinco, no se suponía que ella, la anfitriona, la principal al volante de la vida, tenía que saberlo.

Las demás personalidades lo habían ocultado hace años, y les estaba saliendo bien, cada una tenía una función y la cumplían perfectamente para que Jinx pudiera vivir una vida normal y feliz en la completa ignorancia de la existencia de las demás Alters.

Le tomó meses en terapia que las cinco retomarán un orden y se organizaran en su vida ahora las cinco en un acuerdo de convivencia, y que Jinx aceptara que en verdad, tenía un Trastorno bastante grave y aterrador, y que esa vocecita en su cabeza que le decía que se lo estaba intentando y que era todo falso, era sólo JX que intentaba seguir con la mentira.

Le tomó poco más de un año terminar de aceptar su Trastorno, y terminar de conocer a las otras personalidades.

Quizás tenía un poco de suerte porque JX sabía muchísimo del tema, el protector había visto videos, leído textos científicos y estudiado bastante el tema en cuanto también se enteró al respecto, muchos años antes que Jinx, cuando sintió que había algo malo con ella, e investigó en internet.

Porque si, los Alters no nacían sabiendo todo, pero podían enterarse de las cosas en distintos momentos.

La protectora le enseñó mucho al respecto, y especialmente acerca de los roles y las tareas de cada uno, JX tenía todo el sistema organizado, era muy meticulosa y muy perfeccionista, no iba a permitir nada que fuera un problema le ocurriera, a ninguno de ellas.

Luego de ser dado de alta en su terapia, decidió seguir con su vida y estudiar fotografía, JX también se interesó en la carrera, con su apoyo, le estaba yendo bastante bien, habían logrado terminar el primer año con notas sobresalientes... Su único problema era que no tenía a nadie, y sus ex compañeras de cuarto también la dejaban sola al poco tiempo.

Dejando de lado sus problemas sociales y el hecho de que toda la universidad supiera de su condición, el rumor había corrido rápido, sospechaba que sus compañeras de cuarto lo habían contado, por eso no tenía amigos, y técnicamente, una identidad dentro de tu cabeza no es un amigo.

Jinx sólo quería tener a alguien en quién confiar, alguien con quién compartir un rato y estar bien, alguien para no sentirse sola... Un poco más que tener un amigo buscaba tener una linda novia, pero considerando sus problemas sociales no podía pedir tanto.

Terminó de limpiar la casa por tercera o cuarta vez, y ya estaba todo más que lustroso, su cabeza dolía porque había dos voces que le decían que dejara de limpiar que estaba todo perfecto, pero Jinx necesitaba hacer algo para calmar sus nervios.

Cerca de las dos de la tarde, la puerta sonó, indicando que su esperada compañera había llegado.

-Por favor que no haya visto Fragmentado y diga que soy una asesina, por favor... -rogó en voz baja la peli celeste.

Del otro lado esperaba una chica lindo, muy linda, era alta, cabello color azul oscuro y ojos alegres, labios esponjosos y mejillas rosadas que combinaban perfectamente con su suéter peludo y bastante grande, que lo hacían ver cómo un juguete de peluche gigante, tenía a su lado una valija y un par de bolsos con sus cosas.

- Oh, qué linda -dijo, una voz infantil y más aguda de lo normal, y el recién llegado alzó sus cejas, sorprendido.

Digamos, Caitlyn esperaba ver algún cambio de personalidad en algún momento pero eso había sido más rápido de lo que esperaba.

Los ojos de la peli celeste se perdieron un segundo y después volvieron a enfocarse en ella, sus mejillas enrojecieron con vergüenza y acomodó su cabello, largo hasta su mandíbula, detrás de sus orejas.

-Oh, lo siento, lo siento, ¿dije algo? - preguntó, era Jinx-. No fue mi intención, no fui yo fue... -se mordió el labio con fuerza, avergonzada.

"Ya la cagamos" pensó, para ser escuchado por los demás.

- Oh, tranquila, no fue nada malo -dijo la linda chica-. Soy Caitlyn Kiramman, tu nueva compañera -se presentó, con una ligera reverencia.

-Soy Jinx Lanes -murmuró, seguía avergonzada, pero sí se había calmado un poco con el tono amable de la nueva.

La hizo pasar, la vio llevar la valija grande de color negro, y un bolso, tenía una mochila al hombro que debía llevar cosas de la universidad, le indicó cuál era el dormitorio, que por supuesto era compartido, Caitlyn decidió acomodar su comida primero, así que llevó su bolso hacia la pequeña cocina-comedor que tenía el pequeño departamento.

Jinx estaba muy nerviosa y comenzó a jugar con sus dedos, más que eso, los retorcía para generar pequeños dolores y concentrarse en otra cosa, sabía que en algún momento debía darle la noticia a su compañera antes de asustarla más, aunque suponía que ya lo sabía.

-Bueno, como debes saber yo... Tengo personalidad múltiple.

-¿Qué no se llama Trastorno de Identidad Disociativo ahora? -preguntó Caitlyn, mientras guardaba un par de paquetes de arroz en la alacena-¿TID?

-Sí, bueno se dejó de llamar así hace un par de años y... -su voz se volvió torpe y de nuevo su vista se perdió un segundo, para volver a enfocarse, esta vez más serio, su voz sonó más grave-. Hace treinta años, corrijo, sí.

Caitlyn estaba sorprendida y no pudo evitar reír un poco.

-Ay, no... Otra vez, lo siento -Jinx escondió su rostro entre sus manos, quería llorar.

No podía tener una conversación normal con alguien normal sin que alguna se metiera en el camino, todas estaban revoltosas en su cabeza y dando vueltas para conocer a la nueva compañera como si fuera algo emocionante, lo mismo habían hecho con las anteriores y así las habían espantado.

-Hey... Tranquila -Caitlyn se acercó a ella, colocó una mano en su hombro con una leve caricia-. Sabía de eso pero no tenías la obligación de decírmelo de todas formas - se encogió de hombros-. Digo, es sólo mi opinión.... Nadie aclara su forma de ser y tú no deberías obligarte a decirlo. Pero no hay nada de malo y no es un problema, está bien, por favor no te sientas mal, no puedes controlar cuando aparece alguien más, ¿verdad?

Jinx negó, estaba sonriendo de forma honesta, y se sentía bien, bonito por dentro, con unas palabras tan simples, que no esperaba de su nuevo compañero, después de tanto rechazo sintió que esta vez sería diferente.

-Gracias, Cait -dijo -. Caitlyn -se corrigió.

-Cait está bien -dijo, restándole importancia-. Jinx, ¿puedo preguntar algo al respecto de eso?

"Seguro va a preguntar cuál es la asesina, quien la matará mientras duerme" dijo JX, alimentando su ansiedad, pero la protectora era muy desconfiada de todo el mundo así que tenía que recordarse a sí misma de no hacerle mucho caso cuando decía esas cosas.

Jinx suspiró y asintió.

-¿Cuántas son? ¿Y tienen nombres? No tienes que contarme de alguien que no quieras, ya sabes, pero tengo curiosidad por las otras dos de hace un rato.

-Oh -dijo la peli celeste, asintió-. Creo que está bien, ellas no son malas.

-No creo que alguna sea mala, Jinx -dijo Caitlyn-. Cómo todos, deben tener cosas buenas y malas pero son personas... Identidades, pero ya sabes.

"Me gusta" dijo Powder, la más pequeña, con su voz aniñada.

-La que te recibió se llama Powder, es una niña pequeña, tiene nueve, así que cuídala.

Caitlyn asintió, terminó de guardar un frasco de café instantáneo y ya había terminado, se volteó hacia ella y se sentó en la silla libre de la mesa del comedor, justo frente a la pequeña cocina.

-Y el otro es JX, ella sabe bastante del TID, por si tienes alguna duda, puedes preguntarle, aunque es un poco... - pensó la palabra, con la nombrada interesada en el término que iba a usar-. Reservada... Y hay otras más, somos cinco en total pero las otras dos no deberían salir.

-Bien -Caitlyn asintió-. Es un gusto conocerlas, gracias Jinx.

-De nada murmuró una voz, más pequeña y tímida, y Caitlyn supuso que era la niña.

-Estudio Psicología, estoy en tercer año, y sé algo del tema, de todas formas no quiero preguntar mucho porque no quisiera molestarlas.

-Oh, bueno... Estamos acostumbradas a que los nuevos tengan muchas preguntas así que no es una molestia.

-Si, pero no quiero ser invasiva, y la convivencia se trata de conocernos con el paso del tiempo y estará bien, sólo quiero llevarme bien con ustedes.

Jinx asintió, con una sonrisa en el rostro, se notaba en el leve brillo de sus ojos que se estaba ilusionando, demasiado rápido.

-A mi también me gustaría que nos llevemos bien, Caitlyn -murmuró-. Y ser amigas -dijo, más bajo.

-Pues qué bien, buscamos lo mismo- dijo, y sonrió de forma encantadora.

Jinx no pudo responder y sólo se le quedó admirando un momento, para luego apartar la vista y concentrarse en la nada, Caitlyn sabía que aquello era algo que solía pasar con el TID, simplemente se quedaba centrado en su mundo interno y se perdía un poco de la realidad.

Continuó guardando su ropa en su nueva cajonera, y cuando terminó sacó el cuaderno que tenía especialmente para anotar todos sus descubrimientos, los que trataría en su proyecto final sobre el TID.

Incluso, la primera hoja decía su encabezado, diferente al que el Señor Viktor le había propuesto, pero aquella pregunta era su punto de partida de su investigación, en una letra prolija se leía:

"Descubriendo el Trastorno de Identidad Disociativo: Proyecto "Jinx Lanes", ¿Se puede vivir con TID?".

Fue a la segunda hoja para escribir sobre las tres personalidades que había conocido, en tono formal y científico, como si su convivencia fuera sólo un experimento, su profesor le había advertido de ser profesional, de escribir en tercera persona y ser frío, objetivo y específico en lo que escribiera para su investigación.

Y ese debía ser su objetivo, nada de ser amigas.

Nadie querría ser amigo de una persona que en realidad eran cinco.

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