035.
I could stay lost in this moment forever
El pie de Jini se movía al ritmo de la canción a la vez que palmeaba su abdomen de la misma manera. I Don't Want to Miss a Thing de Aerosmith se reproducía de manera tranquila, englobando la habitación de Jinyoung en un ambiente único y agradable.
Después de haber logrado que Hoseok dejara de abrazar sus piernas y la dejara en libertad, ella volvió a casa con Jimin. El camino a la residencia fue extraño, pero le gustó. Jini había conducido porque Jimin estaba inválido. No hubo ninguna palabra de por medio, pero sí miradas acompañadas de risitas divertidas y bobas. Era de noche ya, así que lo ayudó a ir directo a la cama y le aplicó una pomada contra golpes en todos aquellos moretones y rasguños. Era una pomada milagrosa. Jimin se había quedado dormido, el cansancio le había ganado. Ella dejó el frasco a un lado y fue a su habitación, cayendo en profundo sueño también.
Y bueno, ahora eran las ocho de la mañana y ella estaba escuchando a Aerosmith mientras miraba al techo.
Empezó Crazy de los mismos intérpretes, Jinyoung tomó una bocanada de aire y volvió a cerrar sus ojos por un momento. Ella estaba despierta desde las cinco de la madrugada y desde ese momento no había dejado de pensar en todo lo que le diría a Jimin, pensó en Jungkook y en ella también. Ahora sé que hacer y prometo no volver a equivocarme. Salió de la cama con cuidado y acomodó el camisón de los Yankees el cual le llegaba casi a las rodillas –nunca entendió por qué Changkyun compraba las cosas tan grandes–, sacó la mitad de su cuerpo por la puerta, de inmediato se escuchó a Bangji correr al pasillo y hacer gestos de felicidad al verla, Jini le sonrió. Luego de acariciarle la cabeza, lo dejó ir y ella entró a la habitación de Jimin. Algunos rayos de luz se traspasaban por las cortinas, iluminando el suelo y parte baja de la cama. Él dormía tan tranquilo. Caminó de puntillas, saltando la ropa tirada en el suelo, hasta llegar con él y con cuidado se hincó frente a él.
Le dio toquecitos en su hombre desnudo, casi hundiendo la uña para que le duela, en ese momento sonreía de una manera extraña y graciosa. Jimin apretó sus ojos y bostezó, fue abriendo sus párpados de en poco y al verla no pude hacer más que sonreír.
Jini rodó los ojos mientras bufaba.
— Se suponía que tenías que asustarte, tarado.
— ¿Cómo podría?— Preguntó con cariño, entonces se le escapó una risita.— He visto cosas peores.
— ¡Yah!
Jimin rió con alegría y se quejó al sentir el golpe de Jini, así que aprovechó que ella mantenía aquel contacto físico y tiró de ella hasta hacerla chocar con el colchón, sujetó su cintura y sin problema la metió en la cama, a su lado, y con otro movimiento los cubrió con las sábanas.
— Buenos días, horrible.
— Quítate.— Ella hablaba entre risas.
Jimin se le unió también.— Quítame.
Jinyoung ahogó un gritó al sentir las cosquillas que le hacía Jimin y empezó a patalear y retorcerse de la risa. Jimin sabía como le hacían las cosquillas. Gritaba en ayuda mientras las risas de él la contrastaban. De un movimiento, terminaron aún más juntos.
— ¡Ah! ¡No jodas!— Jini saltó lejos de él.— ¡Eres un cerdo!
Jimin empezó a reír como loco. Tanto que lloró de la risa. Jinyoung seguía gritando histérica por aquello... La espalda baja de Jini había tocado el bulto de Jimin.
— ¡Lo siento!— Las risas no paraban.— ¡Pero recién me levanto, okay! ¡Es normal!
— ¡Ahora lo entiendo!— Jini lo miró con los ojos muy abiertos.— ¡Es por eso que dormías tan plácidamente!— Su tono fue reduciendo de poco en poco.— Por tus asquerosos sueños húmedos... ¡Qué asco!
— Dios...
— Me voy.
Jinyoung se reincorporó y se impulsó para ponerse de pie, pero él no se lo permitió.
— Nah, no te vas.
— Jimin...— Susurró amenazante.— ¿Estás consciente que no planeo quedarme a tu lado con esa cosa viva, verdad?
— ¡No lo dijiste!— Las risotadas de Jimin eran tan fuertes que era posible que se escucharan en dos dormitorios más.— ¡Debí haberlo grabado!
— ¡No estoy jugando!
— Yo tampoco.— La jaló, haciendo que se hunda en el colchón, tomó una almohada y la puso sobre su pelvis.— Ya está.
— Descartaré eso de mi vida.
— No creo que lo hagas.
La chica negó con la cabeza y sonreía cansada. El niño podía llegar a ser un caso. El brazo de Jimin enroscó su cintura y luego de un rato él empezó a respirar con pesadez.
— Jimin, pss...— Susurró.— ¿Te dormiste?
— Casi.— Murmuró.
— En serio, déjame salir.— Pidió.— Esto está mal.
— ¿Uh?
— Te recuerdo que aún tienes novia.
— ¿Triste realidad, no?
— De hecho.— Rió por lo bajo con tono burlón.— Ahora, quítame los brazos de encima.— Él negó como un pequeño.— Jimin, tienes novia y teóricamente estás con otra mujer en la cama.
— Pero no estoy haciendo nada malo, mucho menos tú.
— Igual no es correcto.— Logró moverse.— De todas maneras, levántate.— Lo miró seria.— Necesito que vayamos a la azotea.
— Eso significa charla seria, ¿no?
— Ajám.
Los brazos de Jimin no aplicaron fuerza y se desenvolvieron de ella como si fuera un listón. Ella ya de pie, se hizo una coleta alta y le hizo un ademán a Jimin para que lo siguiera. Jimin amaba aquel peinado en ella; era el que solía usar cuando estaba en casa. Su cabello caía hasta dar un poco más abajo de sus hombros, tenía demasiado, pero lo que le llamaba la atención eran los mechones que dejaba sueltos. Jini le gritó. Salió de la cama y se puso la primera camiseta que encontró tirada y corrió tras de ella.
La azotea era muy diferente en el día que en la noche, pero seguía siendo bonita y agradable. Ahora lucía aquellas flores rosadas con sus hojas verdes, esas que en la noche no se apreciaban.
— ¡Qué calor!
— No seas exagerado.— Jini se sentó en la base de madera.— El día está bonito.
Eso era verdad, no hacía calor, estaban a temperatura ambiente y con ligeras corrientes de aire, el cielo estaba pintado de un azul muy vivo y era acompañado con nubes, además, la azotea parecía una jardinería, una muy bonita. Pero seguían prefiriendo estar ahí de noche. Parecía ser costumbre que Jimin se sentara primero y siempre lo hacía de la misma forma, con las piernas cruzadas, en cambio, Jini se acostaba pero terminaba de pie cinco segundos después.
— Y bien.
— Espera, no sé cómo empezar.— Levantó la palma de su mano, indicándole que guardara silencio.— Ya...
— Mujeres...
— Jimin, ya. Estoy por ponerme seria.
— Adelante, adelante.
Ella asintió, sus ojos se vieron decaídos de un segundo a otro. Jimin se preocupó.
— Empezaré diciendo que, por fin entendí aquel "seis meses es mucho", bueno, le entendí a mi manera. Estamos hablando de la mitad de un año y, mierda, realmente es mucho... Dejé que te lastimaras por seis meses. ¡Seis jodidos meses en los que pude sacarte sonrisas y hacerte reír! Sin embargo, te dejé seguir al lado de esa arpía. Perdón, Jimin, perdóname por todas esas veces que te he gritado injustamente, por mis quejas y caprichos, pero sobre todo, perdóname por ser tan mala amiga.
— Jinyoung, no vuelvas a decir eso.
La voz dura de Jimin causó un escalofrío en ella. Quería seguir hablando, pero las lágrimas le ganaron.
— Es la verdad.— Logró decir mientras se secaba las lágrimas.
— Tú me apoyaste... No te pusiste en contra y...
— Y ese fue mi error. ¿Soy buena amiga por dejarte seguir con esa estúpida venganza? No. Es justo como cuando los padres les compran juguetes a sus hijos para que dejen de chillar. Te consentí y no vi las futuras consecuencias. Y cuando las consecuencias ya estaban sucediendo, me quedé callada. Tenía miedo de que te enojaras conmigo, pero la verdad era que yo quería gritarte a los cuatro vientos: "aléjate de esa chica".
— Te perdono, ¿de acuerdo?— Se acercó a ella.— Pero deja de llorar.— Secó sus lágrimas.— Mi corazón se parte al verte así.
— No, Jimin, tienes que aceptar mi error. Yo pude haberte prevenido y pudimos haber ahorrado todo lo último, todo lo que has sufrido, lo que yo he sufrido por ti, porque aunque no lo creas, me dolía tanto verte cada día con la sonrisa más forzada. De ser la persona más feliz, alegre y apasionada, pasaste a ser un infeliz. Siempre has sido un play, eso sí, pero no te juzgo. Prefiero mil veces que seas un play feliz a uno apagado. En serio, tienes que dejar de verme como una chica perfecta porque no, no lo soy.
— ¿Por qué eres tan dura?— Preguntó dolido.
— Te estoy haciendo ver la realidad. No puedes tener los ojos tan cegados. Y vas a empezar reconociendo que te fallé.
— No lo hiciste.
— ¡Sí!— Le dijo enojada.— ¿Has sufrido este último tiempo, verdad?
— Eso creo.— Jini lo miró demandante.— Sí.
— ¿Y estás consciente que yo pude hacer algo al respecto, no?
— La verdad es que...— Murmuró.— Si tú llegabas diciéndome que olvidara todo eso, lo hubiera hecho.
— No fui buena amiga, ¿te das cuenta?
— Bueno, sí...— Su corazón sintió una punzada al decir eso y fue porque realmente sintió ese vacío.— Me dejaste solo.— Ni siquiera se dio cuenta cuando dijo eso.— Yo sin duda te hubiera alejado de un bastardo así.
Jinyoung se quedó un rato callada, caminó en círculos y terminó justo enfrente de él. Dio un fuerte suspiro.
— El día que estuvimos aquí por primera vez y me contaste sobre la perra mala, me reí y lo dejé en último término porque sinceramente no me importó. Pero entonces llegaste a casa todo emocionado, diciéndome que habías hablado con ella y fue ahí cuando me di cuenta que la verdad era que ella no me importaba, pero tú sí. Y mucho. Se podría decir que eres la persona más especial que tengo justo ahora.
— ¿En serio?— Ella asintió al borde de las lágrimas otra vez.
— A partir de hoy no voy a cometer ni un error, porque después de todo, de los errores se aprende, ¿no?
— Ajám.— Jimin sonrió.
Una sonrisa tan sincera e inocente. Sonrisa que llenó a Jinyoung.
— Jimin, ¿me perdonas?
— Sólo por esta vez.— La amenazó mientras soltaba una risita. Sus ojos se cerraron por tal acto.— A la próxima no me dejes, ¿sí?
— No lo haré, Jimin-ah.
— Entonces todo está bien.— Se acercó a ella y la abrazó como nunca antes.— Y esperemos que así sea desde ahora.
Jini asintió contra su pecho mientras sonreía.
— Entonces vámonos.
— ¿Uh? ¿Adónde?
— No voy a permitir que esa perra siga en tu vida ni un día más.
••••
me gustó la edit, so¿¿✨
bueno, hora de patear por el culo a la perra mala8)
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