Nishinoya Yuu | 3.
¡Rolling Thunder!
Era sumamente increíble... Era tu primer día de preparatoria y ya habías dado el paso malo. Literalmente, ya que entrando en el corredor principal de la estancia, te habías caído de una manera tan vergonzosa, que ni levantar el rostro podías.
— ¿Estás bien? — una voz, que encontraste como de chico de película para adolescentes, te preguntó.
No te quedó más que asentir con las mejillas rojas y la mirada en el suelo. Habías estado segura de que los estudiantes a tu alrededor habían soltado unas risitas disimuladas, pero para no hacerte sentir mal, se cubrieron la boca y comenzaron a murmurar que si estabas bien.
— ¿Te lastimaste algo? — volvió a preguntar.
¿Eras tú, o esa voz seguía sonando tal como la de un dorama coreano? Esas en dónde la chica desafortunada encontraba al amor de su vida.
— No, estoy bien — volviste a negar, y cuando te extendió la mano, la tomaste para no ser descortés y te ayudó a llevarte del suelo — Gracias — mencionaste una vez de pie.
Le diste la cara por fin y te aguántaste las enormes ganas que tenías de llorar, y no, no era porque te hubiese dolido el tropezón, en cambio, lo que te dolía era el orgullo de haber quedado como una tonta.
Venías de Tokio, la capital del Japón, ibas antes al Toritsu Nekoma High, pero por el trabajo nuevo que había conseguido tu madre soltera, a mitad de año te habían transferido al Karasuno High en el distrito de Miyagi.
— P-Parece que vas a llorar — se dió cuenta pestañeando sin parar, pero negaste enseguida. ¿Cuántas veces más lo harías?
— No, estoy bien — repetiste.
Siempre habías sido muy orgullosa, aunque lamentablemente también eras muy distraída. Afortunadamente, cosas como aquellas, solo se quedaban en la mente de las personas por un momento, y estos pronto comenzaban a desalojar el lugar para ir a realizar sus labores diarias en la escuela.
— Soy Nishinoya Yuu, y juego en el equipo de volley ball de esta escuela, ¿y tú? — se presentó regalandote una enorme sonrisa y señalándose a sí mismo, pero a ti no te gustaban los deportes, así que no funcionó la táctica para hacerse ver interesante.
— Mi nombre es _____ _____, soy transferida del Toritsu Nekoma. Este es mi primer día — comentaste por último y parecieron brillarle los orbes castaños que poseía.
— Mucho gusto, _____-san, si hoy es tu primer día, te has encontrado con la mejor guía de toda la escuela — volvía a presumir, pero no quedaste impresionada, sino que te diste cuenta que eras un poco más alta que él.
Eras de personalidad un tanto callada y arrogante, por lo que personas como Nishinoya estaban en tu lista negra. No soportabas que hablara tanto, pero como te había brindado su ayuda, no te quedaba más que ser respetuosa por tomarse la molestia, haciendo menos bochornosa tu bienvenida a esos pasillos.
— Me gustaría — accediste, y en eso, la campana para la primera clase sonó.
— ¡Ya está! — celebró — Te acompaño a tu salón.
Yuu, también fue muy amable al llevarte a tu salón de clases nuevo, en realidad la preparatoria no era tan grande, pero si era lo suficiente para que te perdieras. En la puerta, te dijo que volvería a la hora del receso para darte un tour personalizado por su mismísima persona; ibas a negarte, por más que querías no podías soportarlo, sin embargo, él se despidió y corrió tan rápido como pudo por los pasillos.
Así, el protocolo para el estudiante nuevo, que más bien era como un ritual, se repitió clase tras clase en el primer periodo, y no querías alarmarte, pero nadie te había dirigido la palabra, ya que al parecer, viniendo de Tokio, parecías muy intimidante ante tus nuevos compañeros. Además eras la chica que se había caído en el corredor.
Cuando el timbre para el receso sonó, guardaste tus cosas, y por instinto, miraste la puerta corrediza. Allí, haciéndote señas, se encontraba el chico con el flequillo teñido. Te dieron escalofríos, él se veía tan contento y tú tan decepcionada de tu vida nueva.
— Este es el piso de los de primero... Este es el piso de los de tercero... Este es el de los segundos... Esta es la cafetería... La enfermería... Por allá esta el edificio de los clubes... — decía mientras visitaban los respectivos lugares.
Vaya que había sido un tour personalizado, además de extenso. Nishinoya te trajo de allá para acá en tan solo veinte minutos de receso, hasta que pararon en la cafetería y te acompañó también.
— ¿Ya pensaste en que club vas a apuntarte, _____-san? — cuestionó cuando iban de regreso a tu salón.
— No — simple contestaste.
— Ven al equipo de volley femenil — nada más dijo, tu volviste a negar y una pequeña risa salió de tus labios.
— No soy buena para los deportes — no era que no fueras buena, sino que más bien eras delicada y presumida.
El te preguntó otras cosas más, hasta que te dijo que volvería por tí, ya que aún no tenías las últimas dos horas ocupadas porque no pertenecías a ningún club, y que por ende, te llevaría a ver el entrenamiento de su equipo.
— ¡Verás que genial es! — prometió, pero no creías que algo como aquello captara tu interés.
Cómo era de esperarse, no mintió. El volvió por tí.
Así que allí estabas, una joven rubia te acompañaba y otra de cabellos negros estaba al pendiente del entrenamiento con el coach que no tuvo problema en dejarte ser una espectadora.
— ¿Cómo se llama la posición que ocupa Nishinoya-san? — preguntaste, no queriendo sonar muy interesada.
— Se llama libero — un tanto nerviosa, porque también la intimidaste con tu tono de cuidad, Hitoka contestó.
Tu solo veías la pelota volar de parte en parte sobre la cancha; ellos estaban divididos por equipos y Noya estaba a la izquierda con un rubio muy alto y un peli-naranja chaparrito. En realidad, estabas aburrida, aquello te parecía una perdida de tiempo, hasta que:
— ¡Rolling Thunder! — al hacer una perfecta jugada y salvar el balón, Yuu gritó como si fuera un ataque especial.
Entonces, el impulso de chillar emocionada te invadió entera. Era cierto que tu antigüa escuela tenía un equipo muy bueno, pero... ¡nunca habías visto algo tan genial!
— ¿Qué tal? — presumió no mucho después a su equipo y luego te miró orgulloso de sí mismo.
Tal vez... Posiblemente... De ahora en adelante, irías a ver las prácticas mas seguido, y posiblemente, ese chico había conseguido lo que estaba buscando desde que te rescató tal doncella del suelo. Eso era tu atención.
¡Quedó!
Sakura2365, ya se que no es nada de lo que me pediste, perdón, pero al final, como habías dicho que te gustan las sorpresas, decidí hacerlo así.
¡Muchas gracias por acercarte, espero que te haya gustado!
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