Nishinoya Yuu | 13.
La perspectiva del jugador en la cancha.
El balón rebotó en la superficie de madera lisa casi tono naranja, mientras que casi al mismo tiempo, alguien celebraba con entusiasmo.
—¡Bien! —gritó el chico castaño de copete teñido.
—¡Maldición! —renegaste con molestia, después te diste la media vuelta y avanzaste hasta la banca para tomar tu termo de agua fría.
El chico de antes junto con sus compañeros, se vieron nerviosos por tu reacción, que si bien era ya normal para ellos en la cancha, cada que lo hacías sentían que debieron haberte dejado ganar, a pesar de ser un "chico".
Con el equipo dividido a la hora del entrenamiento, el coach Ukai los enfrentó. De tu lado siendo libero, Asahi estuvo rematando y Kageyama colocando; del otro lado, Hinata remataba, Sugawara colocaba y Nishinoya ocupaba tu misma posición, que en realidad le pertencia a él como titular. Los resultados no estuvieron tan dispares, pero tu equipo improvisado había perdido ante la energía de los dos enanos y la determinación de Koshi.
—Dejémoslo ganar la siguiente vez —risueño, sugirió Hinata.
—Eso le molestaría aún más, no creo que sea lo que quiera —negó el mayor peli-gris—. O, ¿que piensas, Nishinoya? Tú eres el más cercano a ______-kun —cuestionó al libero, pero este se veía muy distraído.
Yuu miraba en tu dirección, pronto los otros dos lo notaron, lo extraño era la atención con que seguía tus movimientos ahora que te quejabas con Asahi, él estaba levemente sonrojado.
Shouyo y Koshi comenzaron a burlarse entre murmuros, pero el del copete teñido no lo notaba, no hasta que Kageyama se acercó y despeinó tu cabello "corto", entonces bajó las cejas y retiró la mirada con molestia.
—¿¡Qué es lo que están mirando!? —renegó cuando miró a los otros dos.
—Nada, nada... —se defendieron al mismo tiempo sus compañeros, y luego él camino lejos.
Nishinoya se sentía extrañamente confundido con tu presencia, aunque no era el único. Eras un chico para ellos, sin embargo, todos te sentían y trataban de vez en cuando como una chica, que era lo que eras en realidad.
Tus motivos para ponerte una peluca corta y el uniforme del Karasuno como chico, eran importantes. No deseabas ir al equipo de chicas, porque ya lo habías intentado y no te sentías perteneciente a él. Jugabas como un chico lo hace y por ende te era demasiado fácil llevarle ventaja a tus compañeras, y eso sucedía desde la secundaria. Así pues, afrontaste el reto y te inscribiste en el club masculino al entrar a preparatoria, por supuesto que batallaste al inicio, pues no se aceptaban chicas como estipulaba el reglamento, antes bien, cuando el coach Ukai y el encargado Takeda escucharon tu historia, decidieron darte la oportunidad bajo tu propia responsabilidad. Cómo resultado, eras una linda chica en falda por las clases de la mañana y tarde, pero cuando llegaba la hora del entrenamiento, te convertías en un chico flacucho y castaño, motivo por el cual los miembros del Karasuno jamás te encontraban en horario estudiantil, y aunque era de locos, nadie lo había notado, solo algunos sospechaban.
Volviendo entonces con Nishinoya descansando contra la pared contraria a las bancas, él volvía a verte, ahora quejándote de las aparentes burlas que Hinata te hacía, luego, cuando tú le viste y corriste en su dirección por consejos de tu posición, se sonrojó y escondió la cara entre sus manos.
—¡Nishinoya-senpai! —le llamaste apenas te acercaste, haciendo que el chico se preguntara si estaba en condiciones de verte al rostro—. ¿Cómo estuve? —Al parecer, tu enojo había desaparecido.
El libero no estaba en contra de las diferentes preferencias sexuales, pero no estaba seguro de que él bateara para el otro lado, no obstante, todo ello se le olvidaba al verte sonreír con dulzura. Eras un "chico", pero a él le gustabas.
Por tu parte, le veías como un estupendo superior del que debías de aprender, y desde que llegaste al club se llevaron muy bien desde el comienzo. Te gustaba, pero te lo negabas diciendo que sería muy raro si comenzabas a tener sentimientos por él, pues eras de su "mismo sexo" y eso solo le causaría incomodidad al muchacho, además de que no podías acercarte a él siendo una chica, ya que te descubriría sin dudas.
—Muy bien, ______, estás mejorando mucho estos últimos días —aplaudió apenado tus esfuerzos.
Pocos minutos les tomó para comenzar a conversar como siempre. Confiados el uno del otro y sin faltar la energía en sus palabras.
Al día siguiente, a la misma hora, volvían a entrenar en el club, pero no estabas jugando, debido a tu retraso ayudando a una amiga a maquillarse para ir a una cita. Se te fue el tiempo y tuviste que arreglarte demasiado rápido, aún así, te castigaron y te dejaron fuera de la práctica hasta que el partido terminara.
—Genial... —Pero no era del todo malo el castigo, pues podías ver los movimientos de cada jugador y mejorar los tuyos en consecuencia, en especial los del libero.
—¡Paren un poco! —Ukai sonó el silbato para detener el juego—. Tsukishima, cambia el lugar con Yamaguchi. Yamaguchi sal y que ______ entre por tí —dió la orden.
—Pero estaré de rematador —hablaste preocupada, pues no era tu especialidad estar en medio de la cancha.
—No importa, es una práctica nada más —Te envió aún así.
Antes de entrar al juego, Yamaguchi te deseo suerte y chocaron las palmas como compañeros, después te acómodaste en tu lugar sin antes haber dado una vista a los demás.
Comenzó el juego una vez más, y a pesar de que al principio tus remates eran débiles y tontos, ya que algunos tocaban la red por tu estatura como la del peli-naranja, pronto te acostumbraste al lugar y anotaste puntos cuando el otro equipo estaba distraído. Así siguió el partido, hubiera terminado bien, no obstante, en una pelota un tanto perdida lanzada desde atrás, la orilla rozó con tu peluca, y como antes habías estado apurada, no estaba bien puesta. El cabello falso terminó por caer al suelo y todos se quedaron estupefactos en su mismo lugar.
—¡Esta pelón! —exclamó Hinata sorprendido.
—¡No estoy pelona, era una peluca! —te descubriste a ti misma con el comentario, pues después te arrancaste la red de cabello y todo este terminó por caer sobre tus hombros. Te arrepentiste después.
—¿¡______, es una niña!? —Más que afirmarlo, Kageyama necesitaba respuestas, pero había algunos ya tranquilos susurrando pequeños: "lo sabía".
—______, ven acá, y todos, vuelvan a la práctica. Luego les diré que sucede —Ukai te llamó y ordenó a los demás.
Los nervios comenzaron a comerte, las miradas y murmullos de todos sobre ti te causaron pronto estrés, y luego caiste en cuenta de algo más importante al ver el fondo de la cancha del equipo contrario. Nishinoya estaba ahí, viéndote, inmóvil, y podías ver en su mirada confunsión, pero también algo de molestía.
Llegaste a suponer rápidamente, que le habías decepcionado.
Los siguientes días, después de hablar con Ukai y Takeda, no fuiste más al club por vergüenza. Encontrabas personas del equipo por los corredores de la escuela, casi siempre a Hinata y a Kageyama por el grado, y estos no decían nada negativo, simplemente que estaban sorprendidos, sin embargo, solo una vez viste a Yuu, y este salió corriendo en dirección contraria a la tuya.
Pronto estuviste dispuesta a entregar tu baja con el profesor Takeda, no tenías motivación para volver y dar una explicación, ni siquiera al libero, pues suponías que estaba molesto contigo por haberle mentido.
Dos semanas después, el lunes muy temprano, fuiste a la oficina de profesores, y para mala o buena suerte, encontraste al libero saliendo de esta misma. Los dos se quedaron de pie frente a frente sin decir absolutamente nada, hasta que se decidieron:
—Lo siento... —dijeron al mismo tiempo, sorprendidos por la sincronización.
—No, déjame hablar, _____ —te interrumpió cuando vió que ibas a hacerlo—. Lo siento, estaba muy sorprendido con la noticia, nunca me imaginé que fueras una chica. Yo no debí evitarte, así que lamento si te hice sentir mal —confesó sonrojado, ni siquiera te veía a los ojos y movía sus manos de aquí para allá.
—Entiendo, lo siento también por no habértelo dicho. Creí que me tratarían diferente si lo hacía —confesaste de igual manera. Por lo menos ahora, sabías que el muchacho no estaba molesto.
Después de ello, se quedaron en silencio, pero en el mismo lugar. No querías irte, querías seguir hablando con él y como antes, salvo que lo veías imposible por la incomodidad; por su parte él, se estaba haciendo de fuerzas, hasta que se decidió y te miró a los ojos:
—¿Quieres salir conmigo esta tarde? —preguntó casi audible, provocando que sonrieras de los nervios—. Estuve a punto de pedirtelo cuando eras un chico, así que no veo porque guardármelo ahora. Me gustas, _____.
Me tarde bastante está vez, así que lo siento tanto -Dan-UwU- 💕. En fin, espero que te haya gustado, traté de apegarme mucho a lo que me pediste, pero no sé si salió como tal. ¡Muchas gracias por hacer tu pedido, espero que te haya gustado!
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