Hinata Shouyo | 12.

El estudio necesita de toda tu concentración.

- Hi-Hinata... - siseaste por lo bajo, para luego cerrar tu boca con tres candados. Un balbuceo peor que un nombre casi se te escapa sin cuidado.

Sus cabellos anaranjados eran lo único que veías por el rabillo del ojo, ya que se encontraba escondido en el hueco de tu cuello haciendo uso de sus labios sobre este, al mismo tiempo que su cuerpo se cernía sobre el tuyo, pero con cuidado, porque no deseaba aplastarte con su peso.

- Quiero hacerlo - entonces confesó al levantar su cabeza y pegarte la mirada. Sus ojos no tenían brillo alguno, sus mejillas estaban sonrojadas y respiraba con la boca abierta. No sabías sí de esa misma manera te veías tu, pero por si acaso, te sonrojaste y llevaste tus manos hasta tu cara para cubrirla.

¿Cómo habían llegado hasta ahí?

Hinata Shouyo y tú asistían a la misma preparatoria: Karasuno High en la prefectura de Miyagi. Se habían conocido en secundaria, pero ahora tenían un exámen bastante difícil, tal como un obstáculo que debían sobrepasar como habían hecho por más de cinco años. Tenían que estudiar para el examen de admisión de la universidad, del que solo faltaban tres meses para ser aplicado.

Tú podías estar bien, pero tu novio, necesitaba un buen empujón en el estudio, así que como otras tantas veces hiciste, te ofreciste a ayudarle yendo a su casa.

Llegaste, saludaste a su madre y diste un regalo que mandaba la tuya, ya que estás eran grandes amigas por la relación que tenían Shouyo y tú; para luego -después de un momento en que la mayor te cuestionaba algunas cosas de tu vida-, entrar a la habitación del rematador estrella del Karasuno.

Ustedes hacían una buena pareja. Tu le apoyabas en el volley ball y él te apoyaba en los concursos de matemáticas. Además de que se llevaban de maravilla. Eran como la pareja perfecta de la escuela, causando así muchas envidias.

Todo iba realmente bien, Hinata estaba poniendo de su parte aunque pronto comenzaría a echar humo de las orejas, fue entonces que su hermana menor tocó la puerta y llamó al peli-naranja. Él salió y te quedaste sola en la habitación.

- ¡Auch! - pegaste un pequeño gritó cuando sentiste que algo te picaba una costilla, así que enseguida te levantaste la blusa al nivel de tus pechos, descubriendo la etiqueta de la blusa. La acabas de comprar y no se la habías quitado.

- Mamá y Natsu van a irse de la casa, no hay algo que... - la voz del niño bonito se quedó ahí, así que levantaste la mirada.

Se había quedado en la puerta observando que aún tenías la camisa levantada, y tú, avergonzada, tardaste un poco en comprender. Luego la dejaste caer para que se acomodara, pero ya era tarde, Hinata estaba sonrojado.

- Si, decías - atropeyando tus propias palabras, le animaste a continuar.

- I-Iran a comprar un par de cosas y preguntan que si no necesitas algo - terminó. Había trabado y desviado la mirada un sin fin de veces.

- Estoy bien. Diles que gracias, pero no necesito nada - ese tono de voz no te abandonaba.

Este asintió y volvió a salir de su habitación.

¿Qué acaba de suceder?- te preguntaste mil veces, agarraste tus piernas para hacerte bolita y caíste verticalmente hacía un lado mientras tú alma te decía que ella ya estaba lista para partir.

Pocos minutos después, Hinata volvió, y como si nada hubiera sucedido, te acompañó en el suelo para poder seguir en lo suyo. Así fue, hasta que en un momento, cuando estabas distraída, te besó en los labios con lentitud, y no supiste cuando, pero terminó con lo que comenzamos.

- ¡Quiero hacerlo! - repitió, está vez eufórico. Te sonaba más ese Hinata que el anterior.

Descubriste tu rostro y le miraste con pena.

Salían desde hacía mucho tiempo, eran una pareja excepcional, el único problema, era que hasta esas fechas, podían haberse llamado "parejita de manita sudada", es decir, debido a la inocencia que les caracterizaba a los dos, nunca habían pasado de tomarse de la mano y un simple beso cariñoso. Sin embargo, podrías decir, que Hinata ya no era más aquel niño inocente que habías conocido antes; casi se graduaban de la preparatoria, así que era un poco obvio que sus pensamientos cambiaran.

- E-Entiendo - susurraste por lo bajo cohibida.

Mucho antes de que él pidiera permiso indirectamente, ya te habías hecho a la idea, y por mucho que te avergonzara, también era algo que tú querías compartir con él.

El sonrió como un niño, y luego fue a besar tu frente con cuidado.

- Cuidaré de tí como si fueras a romperte en cualquier momento - prometió en bajo, pero no podías verle, ya que su rostro aún estaba al nivel de tu frente.

Cómo estaban en el suelo, el se levantó y te ayudó a qué también lo hicieras, te sentaste en la cama y nuevamente entre besos, repitieron el proceso hasta que estuviste acomodada sobre la superficie suave. Una vez se separaron, él se sentó sobre sus rodillas en la cama, y frente a tus ojos tomó las orillas de la camisa blanca y la quitó lentamente de su cuerpo. Agradeciste internamente todo el entrenamiento que tuvo con el equipo del Karasuno hasta ese día, ya que Hinata no era más un niño.

Te besó nuevamente, pero ahora fue durante menos tiempo, porque luego se dedicó a besarte el cuello y de alguna manera cuando sus manos se metieron dentro de tú camisa, se hizo de algún truco para sacártela de una manera muy rápida. Sentiste frío, pero cuando volvió a colocarse sobre tí lo olvidaste, ya que se encargó de besarte cada parte que vió descubierta, fue hasta que sus ojos se toparon con tu sostén color rosa.

- Agh, ¿por qué es tan difícil? - refunfuñó molesto por el acertijo frente a sus ojos.

Bueno, no era un experto aunque lo pareciese, muy en el fondo solo se hacía el fuerte para darte seguridad, pero cuando el obstáculo de quitar el broche del sosten apareció, comenzó a sudar frío.

- Es así - llevando tus manos hacia atrás, lo desabrochaste con facilidad y luego lo quitaste de su lugar con las manos temblorosas.

- Deberías enseñarme, como siempre haces con todo - te sonrió gentil y tú le devolviste el gesto con más seguridad.

En los siguientes minutos, continuaron compartiendo la experiencia, ayudándose mutuamente a qué otro de pronto no se sintiera abrumado por ser tan inexperto en esos temas, y aunque fue realmente difícil, todo valió la pena al final.

- Sh-Shouyo... - gemiste el nombre en su oído y él lo hizo después.

Cubiertos por una manta hasta los hombros, lo único que se podía ver era como Hinata movía su cuerpo lentamente y con cuidado entre medio de tus piernas, sin embargo, dentro de la cobija había todo un espectáculo. Sus pechos unidos por la cercanía de los cuerpos; tus piernas abiertas solo para él; sus manos, una en tu cadera y otra por sobre tu cuerpo acariciando tu cabello a modo de consuelo por lo que te había hecho pasar al inicio, al igual que las tuyas abrazando su espalda con firmeza por todas las emociones desbordadas dentro de tí con tal acto apasionado; y por último, sus labios sobre tu frente.

- ¿Se siente bien ahora? - preguntó por lo bajó y tú asentiste inmediatamente.

Aunque había lágrimas sobre tu rostro, no eran nada más por la dificultad que tuviste al recibirlo, sino porque una inmensa felicidad te abordada, no importaba si eso no era placentero del todo, te hacía feliz.

- Shouyo - entonces le llamaste y fue él quien está vez asintió - Prométeme que aunque vayas a la universidad de Tokyo, siempre vas a recordarme - le pediste.

- Si, lo haré. Ahora tu prometelo aunque vayas a otro continente en busca de tu sueño.

¡Allí va el primero! ✔️

Este es para FBI-A01, muchas gracias por tener la confianza de acercarte, espero que te guste.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top