Diluc | 19
Recompensa
Era serio, tan serio e indiferente que hasta dolía, pero _______ no iba rendirse jamás con aquel chico pelirrojo. Diluc no formaba parte de los caballeros de Favonius, y sin embargo, le había salvado de unos monstruos a las afueras de Monstand cuando entregaba pedidos del Gran Cazador, pues era ahí donde trabajaba pacíficamente.
—Señor Diluc... Señor Diluc... Señor Diluc...
Ella le seguía el paso hasta la taberna de la que era dueño en aquella tarde-noche, buscaba pagarle el haberle salvado la vida, pero tras algunas semanas de seguirle y llamarle como lo hacía una pequeña niña que acompañaba al viajero rubio, no había conseguido una sola pista de algo que le gustara, porque él simplemente ni siquiera la mirada le daba.
—Señor Diluc, busco trabajo. —Se le ocurrió de un momento a otro.
Logró hacer que se detuviera en medio de la calle de piedra, casi al llegar a su iluminado local, entonces se volteó lentamente hacia ella y se cruzó de brazos.
—¿Qué pasó con tu trabajo en el Gran Cazador? —inquirió desconfiado, colocando sus rojizos orbes sobre ella.
_______ comenzó a sentirse nerviosa, aunque al menos ahora sabía, que si bien todas esas tardes le cerró la puerta en el rostro sin decir una palabra, realmente no le era tan indiferente, sino que viendo su reacción, parecía que a su mejor lado le gustaba ayudar a la gente en problemas.
—Lo perdí, p-por llevar varias órdenes tarde —mintió, aunque el muchacho levantó las cejas enseguida.
—No puede ser eso verdad. —Le descubrió, tal como se esperaba del patrón del viñedo Amanecer.
—Es que no me dejaba hablar con usted para recompen... —se interrumpió al ver que se volteaba y seguía su rumbo—. ¡Bien, bien! La verdad es que desde aquel día, cuando fui atacada, no me siento segura fuera de Monstand.
No era del todo una mentira, hasta se había tomado unos días libres después del susto, y cuando volvió, entregó algunas comidas tarde por ser cuidadosa en extremo con el peligro.
—Puedes atender la barra, pero deberás aprender primero —aceptó repentinamente, sin detener el paso, y de la impresión, _______ corrió para alcanzarle.
La taberna tenía un ambiente muy relajado, no había borrachos, y el bardo que cantaba junto a la puerta quedaba perfecto. Diluc sabía cómo manejar su negocio, tanto las ganancias como a los clientes, además las bebidas eran especiales dentro de la ciudadela.
Por algunos días, _______ estuvo aprendiendo del actual hombre que se ocupaba de atender la barra, quien le dijo, había llegado en el momento justo, porque él debía viajar muy lejos y no sabía cómo decirle a su patrón.
Aprendía rápido, pronto estuvo atendiendo a los clientes y haciendo de mesera. Era evidente que le conocian, pero de un momento a otro le amaban por su jovial manera de atender y armonizada sonrisa. En consecuencia atrajó más y más clientes a la taberna.
El pelirrojo era consciente de que la joven era exactamente lo que a su negocio le faltaba, pero pocas veces visitó el lugar, hasta que el hombre que le ayudaba por fin pudo marcharse.
Pasadas de la tarde aquel día, Diluc arribó al lugar alegre mientras _______ atendía a los clientes. Tenía todo controlado, sin embargo, se agarró el cabello en una coleta alta, colocó el mandil en su lugar y se dirigió detrás del mostrador.
—S-señor Diluc. —Ella se vio sorprendida, pero fue a su lugar, junto a él—. No lo había visto, pero muchas gracias por el trabajo, de verdad estoy cómoda —agradeció sin perder tiempo.
Él no respondió, ni siquiera le miró, solo tomó un trapo limpio y un vaso de vidrio, así comenzó a limpiarlo con elegancia.
—¿Va a quedarse? —intentó romper ese hielo tan duro por su propio bien, pero el otro seguía sin decir una palabra—. Si es así, no debe preocuparse, aprendí muy bien está última semana, así que usted puede enfocarse en sus otros asuntos —continuó.
—No necesitaba algo como una "recompensa", te salvé porque lo necesitabas. —Era siempre tan repentino.
Ella soltó el vaso con cuidado y le miró con atención. Ciertamente no limpiaba los vasos con esa soltura, por lo que ciertamente ignoró lo que dijo.
—Lo estás haciendo de nuevo —regañó el pelirrojo.
—No esperaba a que se diera cuenta, solo estoy tratando de dar lo mejor de mí —respondió _______, sabiendo a qué se refería.
<<Si no acepta una recompensa, puedo hacer lo mejor que pueda para ayudar a la taberna, así los dos terminamos ganando... >>. Fue su pensamiento desde el primer día, no insistió más por las calles de piedra, y tal vez ese fue su error.
—¿Sabe qué? No me importa. —Alzó los hombros y dejó de mirarle, para hacer exactamente el mismo movimiento que él con el trapo—. Seguiré haciendo lo mejor que pueda para usted.
Era tranquila, muy, pero muy suave, y a la vez tan obstinada. Diluc enseguida pensó que no era tan malo como lo pensó desde un inicio.
_______ podía darle su recompensa entonces.
Fue el primero que escribí y ahí seguía xd
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