Dainsleif | 11
| PERSONAJE EXTRA |
Era un enigma, nadie que le hubiera visto caminar entre los demás lo hubiese ignorado, porque destacaba tanto, que los murmullos resonaban a su espalda, sin embargo, él, no tenía tiempo para escucharlos.
Con la llegada del viajero a las tierras de Barbatos apareció poco después una nueva figura entre las calles de Mondstadt, la que solía establecerse en el Obsequio del Angel a beber sin molestar a nadie en el lugar. Solo él, en silencio y observando su vaso, como si fuese un punto muerto.
—Estaba pensando, ¿no deberíamos ser más amables con el extranjero? —_______ preguntaba a Katheryne en el quiosco de aventureros.
—Me temo que es difícil acercarse —respondió la pelinegra de vuelta, manteniendo un semblante dudoso.
La aventurera de la visión anemo gruñó un tanto molesta, porque tenía sus razones, aunque fuesen distintas de las demás. Incluso, en las calles era difícil expresarse sin que le contradicieran o cortaran las palabras a medio camino.
—Es tan injusto, el viajero estuvo en Mondstadt hace nada, y recuerdo bastante bien que le tiraban flores a su paso. Sé que el ayudó con Stormterror, pero sigue siendo un desconocido, al menos para la gente y aventureros como yo, en cambio, los superiores incluso lo invitan a cenar. Lo que daría yo porque el patrón Diluc me mirara, pero no todos nacemos bajó la misma estrella.
—Como has dicho, el viajero ayudó a Mondstadt en un momento de vulnerabilidad —justificó la contraria.
—No lo sé, aún así, siento que hay algo profundo que nosotros no sabemos sobre él. —Levantó los hombros y negó.
Su opinión sobre Aether no era bien vista, era evidente, porque la ciudadela entera lo amaba. Sin embargo, no era como si tuviese algo en su contra, solo la manera en que ella lo veía.
—¿Sabes algo del viajero? —La profunda voz sonó detrás de ella, una que a cualquiera hubiese puesto nervioso por la profundidad de ella.
Katheryne observaba con sorpresa, pero ella no tuvo el valor de voltearse rápido a darle una respuesta, sino algunos segundos después.
—B-bueno, eso depende de que quiera saber, señor —trabó, viéndose vacilante.
El rubio y alto hombre misterioso le observaba, sus orbes azules nunca se desviaron a otra parte. En conclusión, daba miedo.
—¿Sabes dónde se encuentra exactamente? —inquirió, tomando en serio sus palabras.
—Ah, me va a disculpar, pero no soy su sombra. —Intentó reír, pero el rostro serio del rubio no se lo permitió y se encontró abochornada—. Bueno, sé que ahora mismo se encuentra en Liyue —respondió por fin.
—Agradezco la información. —Les dio las espalda poco después en aquellas ropas oscuras y caminó hacia la salida del la ciudadela.
—Vaya, ni siquiera le dije nada importante —comentó la aventurera observando como se perdía detrás de la muralla.
—¿No era una buena oportunidad? Fuiste amable con él, pero se ha ido sin saber que puede acercarse a los aventureros si lo necesita. —Katheryne hecho en cara su misma idea.
_______ apartó la mirada, pensando en que la del vestido tenía razón. Había sido la oportunidad perfecta para que el extraño se acercara a la comunidad, después de todo habían sido días enteros de sus visitas.
—El día todavía no acaba —presumió su valentía y corrió decidida hasta la salida.
El que buscaba no se encontraba lejos, sino en el puente, de pie y observando el agua recargado en la barandilla de madera con sus dos manos. Cómo siempre, parecía absorto en sus pensamientos, hasta que _______ lo interrumpió.
—Siento si lo molesto, solo quería hacerle compañía, ¿puedo? —cuestionó sintiendo más seguridad que antes.
—Será mejor que regreses a la cuidad —advirtió el hombre, dándole nulo indicio de atención con su mirada.
Esa no era la respuesta que estaba buscando, así que se recargó a una distancia considerable y también recargó las manos en la madera.
—El lago se ve realmente hermoso por las noches —compartió lo que pensaba, para generar conversación, pero no lo logró, así que siguió—. Sabe, este y el lago detrás de la aldea Agua Clara, son mis favoritos. Puedo pasar horas observando las lucetas de aquella orilla.
Señaló, como si realmente él le estuviese poniendo atención.
—¿Detestas a los extranjeros? —preguntó, aparentemente de la nada el caballero.
—No, no es algo como ello, en cambio me considero una persona bastante abierta a recibirlos. —Quiso decirle que era exactamente lo que estaba haciendo justo allí, pero no creía que el contrario fuese un despistado para no entenderlo.
—Antes escuché que el viajero no te daba confianza —presumió haber escuchado la conversación anterior.
La aventurera se vio en una encrucijada. Tal vez de nuevo tenía de frente a un admirador de Aether, y entrar en desacuerdo una vez más por sus pensamientos, no era algo que deseaba justo en ese momento.
—Apareció de la nada, se ganó a los personajes secundarios y pocas veces dice algo importante a los que somos extras. Él, definitivamente tiene una meta, y el no saber que es... —se interrumpió al saber que le estaba saliendo todo al revés.
—Cuestionarse es algo bueno —simple dijo el rubio—. Sobre todo con lo desconocido.
La dama entendía bien la frase, pues había nacido siendo regida por ella.
—Con ello no quiero que piense que siento lo mismo hacia usted, yo solo quería darle una bienvenida después de tantos días en que estuvo solo —justificó ella, poniéndose inquieta.
El hombre despegó las manos y luego dirigió levemente la cabeza junto con su azulino mirar hacia ella.
—No necesitaba una bienvenida, sin embargo, estoy agradecido.
Hubiese sido raro ver una sonrisa aunque sea diminuta en su rostro, y el hecho no sorprendió a la aventurera, que feliz le devolvió las palabras en un "de nada".
—Si alguna vez desea salir de aventura con alguien extra como yo, siempre estaré disponible, así que venga a buscarme.
—Lo haré, _______.
Se decía extra, sin embargo, la verdad era que nunca le había mencionado su nombre al extraño. Tal vez, no lo era para él.
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