Bennett | 9

| CUIDADO CONMIGO |

—Por el amor de Barbatos, ¿cuántas veces has estado aquí desde que inició el mes? —cuestionaba la rubia de las coletas y vestido blanco. Ponía con cuidado la venda alrededor de su cabeza, pero al mismo tiempo con un semblante inquieto por lo que mencionaba.

     —Seis veces —confesó sin mentir _______, porque aunque lo hiciera, Bárbara no perdía la cuenta.

     —Exponerte a tanto peligro no está bien, si algún día no vuelves, todos nos sentiremos tristes. —Negó de solo pensarlo, apretando la venda de más.

     La aventurera agachó la cabeza avergonzada, y cuando sintió el tirón, hizo un sonido de dolor. Bárbara se disculpó, sin embargo, las palabras que antes había dicho no le abandonaron la cabeza, incluso después de que se fue a continuar con su trabajo en la iglesia.

     Había estado intentando por meses pertenecer a un particular grupo de aventureros. El capitán era Bennett, "la amenaza", o al menos así era como la mayoría le catalogaban, pues el albino y carismático chico era un imán para la mala suerte, por lo que _______ quiso descubrirlo.
Logró acompañarle en excursiones después de ello luego de hablar directamente con el muchacho y que este la aceptara, y tras un mes, había descubierto que los rumores eran ciertos.
     Le caían rocas en la cabeza sin previo aviso, casi se ahogaba en los ríos y las trampas de las mazmorras se activaban con su andar, y lo peor era que este tipo de mala suerte con patas, afectaba a terceros, es decir, que aquellas seis veces que la hermanita menor de Jean le atendió, no había sido del todo su culpa.

     —¿Has visto a Bennett?

     Tras dos semanas, el brazo lastimado sanó, pero por desgracia, el capitán de la brigada no apareció para contarle sobre sus nuevas aventuras, en cambio, recibió una carta en donde le despedían del "equipo", así que _______ estuvo buscándole por toda Mondstadt y sus cercanías para obtener una buena respuesta, incluso a los aventureros que abandonaron el equipo por no desear más moretones o tragedias.

     —¿Y si le sucedió algo? —pensó en lo peor sobre aquella banca junto a la fuente—. No, no debería pensar en eso, Bennett es muy capaz y me atrevería a decir que tiene buena suerte para salir de sus problemas de mala suerte.

     Dicho de esa manera, le sonaba absurdo, pero así era.

     —Tal vez Bárbara sepa algo. —Se levantó rápidamente, con intención de ir a la iglesia a buscarle, antes bien, a sus oídos llegó el particular sonido de un arbusto.
     Las ramas se movieron junto a ella, pudo verlo de reojo, y por un momento hizo como si no lo hubiese notado. Dio un paso falso, y entonces un cabello blanco se asomó del arbusto.

     —Tal vez cuando lo encuentre... —subió la voz—. Deba hervirlo en aceite, o tal vez colgarlo de la ropa interior desde la estatua de Barbatos. Quien sabe, las dos opciones suenan bastante bien.

     La artimaña era infantil, pero funcionó, porque nunca había visto en su vida algún arbusto que temblara del miedo, mucho menos uno que temiera de su ropa interior.

     Metió la mano dentro y jaló lo primero que se cruzó en su camino. Un jovencito asustado se asomó frente a la que le retenía de la camisa desde la parte de atrás.

     —No me cuelgues de los calzones, por favor —pidió avergonzado.

     La simple oración hizo suspirar a _______.

     —No te colgaré de los calzones, pero dime, ¿por qué has estado evitandome? Recibí la carta que escribiste, ¿por qué me has despedido? —inquirió, comenzando a molestarse de aquellas noticias que le tomaron con la guardia baja.

     —P-porque la brigada de Benny ya no requiere tus servicios —contestó valiente el capitán, desviando la mirada para no verle a los ojos.

     —Bennett, esa no es la verdad —descubrió la aventurera, dejando de estar tan molesta para pasar a estar decepcionada.

     Le soltó y volvió a sentarse en la banca con la mirada en el suelo. Lo menos que deseaba era ser un estorbo para el capitán, y aún si lo que le decía no era certero, si que lo era que ya le había despedido.

     En el grupo se estuvo divirtiendo tanto, a pesar de los contratiempos, porque el albino realmente le agradaba.

     —¿De verdad estorbo tanto? —preguntó resignada, pero el chico, que se había quedado de pie en su lugar, entró en pánico y negó con todo lo que tenía.

     Negaba con la cabeza, con palabras y con las manos, y cuando vio que nada de ello servía, bajó los hombros y suspiró con un semblante cansado. Después, se sentó junto a ella.

     —No quiero que vuelvas a lastimarte por mi culpa, _______ —confesó por fin mientras sus mejillas se tornaban rojizas de la vergüenza.

     —No es tu culpa —respondió ella enseguida. En su interior, sabía que aquella era la razón, porque la última vez que se lastimó, él tenía un rostro culpable que no le pudo esconder.

     —Claro que sí, todo el mundo lo sabe, mi mala suerte es una amenaza para mis compañeros. De verdad no quiero que nadie más salga lastimado, por eso a partir de hoy, el único integrante de la brigada soy yo, hasta que Katheryne decida borrarla del registro —decía realmente decaído.

     Tenía sus razones, y eran muy válidas como nobles, sin embargo, _______ no estaba de acuerdo. Deseaba seguir siendo su compañera y seguirlo en todas las aventuras que aún les faltaban en la lista.

     —Bennett —llamó sonriente la chica—. ¿Qué es una aventura sin un rasguño? Pides demasiado, y lo siento, yo no puedo dejar que me abandones cuando no lo deseas así. Estaré contigo, por y para siempre, aun si me rompo un brazo, lo valdrá si estoy a tu lado.

Hermoso, mi vida mi amor... El mejor aventuro que existe, sí que sí. Gracias por leer! 💙🐇

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top