Alhacén | 18
|EL AMOR CORRESPONDIDO|
Quizá, lo que más le gustaba a __________ era restregarse en su pecho bien formado, agarrarse de sus trabajados brazos, y verle la ancha espalda mientras caminaba, por no decir otra cosa; era así, porque cada una de estas actividades le llenaban los ojos de un brillo indescriptible, uno que nunca pudo darle su antigua profesión.
—¿Por qué son tan grandes? ¿Por qué es tan reconfortante ser abrazada por él? Deseo que esas manos me tomen del cuello y...
—No es necesario que lo digas en voz alta. No quiero imágenes como esas en mi cabeza —regañó el guardabosques, Tighnari, cuando daban un paseo.
Su amiga era tal vez la persona que más hablaba del actual, y provisional, Gran Sabio, por qué era básicamente, la persona que cuidaría del hombre por toda la vida. Al renombrado Alhacén no le gustaban las relaciones sociales, pues eran cuestiones no necesarias para la vida humana, o algo así solía decir; pero sabía que para un ser como él, era imprescindible conocer más allá de lo tangible, y ahí era donde __________ tenía un papel muy importante.
—Amo a ese hombre, Tighnari, incluso cuando ni siquiera tiene tiempo de dirigirme la palabra —confesó abiertamente, siendo testigo el bosque del gran sentimiento que se desbordaba día a día de su corazón.
—Bueno, él tiene sus razones, además, dudo que menosprecie tu compañía, incluso cuando está ocupado —atinó a decir el muchacho, casi conociendo exactamente la situación que su amiga contaba.
Para Alhacén, __________ nunca era una distracción u obstáculo en el camino; ella podía rondar el lugar mientras leía, acercarse y tocarle mientras trabajaba, incluso mirarle por más de una hora, y él nunca se sentiría incómodo.
La respuesta era: que estaba interesado en demasía con su interés por su persona, incluso si no mostraba el más mínimo sentimiento romántico por ella.
—Supongo que a veces puedo ser insensata y muy insistente. Aunque a él no le moleste, deberías creeme cuando digo que a veces siento que alejarme sería lo mejor —contó tras el otro comentario. Se le escuchó, extrañamente, triste.
Claro, porque el hombre de hebras grises no estaba interesado, y ella no comprendía porqué le daba tantas libertades. Sabía que tarde o temprano el dolor por haberse prendido de él sería mayor que el brillo provocado. Y cuando ese día llegara, lloraría por haber perdido a semejante espécimen.
—¿Por qué? Antes has hablado con Kaveh de Alhacén. Está casi seguro de que se van comprometer en algún momento —. Siguió caminando, seguro de lo que decía, porque al mismo tiempo Tighnari también pensaba igual que el rubio—. Eres la única que ve la situación lejana...
—No lo creo —interrumpió la joven—. Alhacén no es el tipo de persona que le propondría matrimonio a alguien, y de ser cierto, no lo haría por amor. ¡Y sabes que soy una romántica empedernida! —clamó como un infante, casi pateando el suelo con insistencia en una rabieta.
—Y eso no te haría feliz... —concluyó el otro, no cansado de su plática, solo pensando.
—No exactamente, porque todo lo que viene de él me hace feliz —terminó __________ avergonzada.
Como si el caracal patilludo hubiese estado esperando a que terminaran de hablar, saltó sobre ellos desde una de las tantas ramas de árboles que los rodeaban. Los sorprendió tanto, que antes de que el guardabosques sacara su arco, alguien más lo había lanzado lejos; fue un destello verdoso, una habilidad tan precisa y rápida, que fue imposible de apreciar como se debería.
—Como guardabosques, traer a una persona que no puede defenderse debería estar prohibido —comentó el recién llegado, haciendo gala de sus ropajes oscuros y mirada seria como hermosa.
—Fue genial... —susurró la dama con las manos sobre el pecho. Tal como había dicho antes, solo verlo provocaba en ella felicidad.
—No es la primera vez que _________ me acompaña —hizo saber el de las grandes orejas al levantar los hombros despreocúpado. No molesto por su comentario, porque ya le conocía; no valía la pena molestarse como cierto rubio.
—Te estaba buscando —de pronto dijo, acercándose a los dos sin vacilar. Sus palabras fueron directo a la joven.
—¿Para que soy buena, amorcito? —contestó ella, totalmente embelesada. Era difícil comportarse y mantener la mirada fija en un solo lugar del Gran Sabio provisional, porque todo su cuerpo demandaba atención.
Sobre todo, su comportamiento se vio totalmente afectado, porque aquella escena nunca había pasado antes. Era ________ quien siempre le buscaba y se colgaba de su cuello nada más tenía oportunidad.
—Kaveh dijo que estabas con Tignari en el bosque, y que mi falta de humor se debía a qué no habías ido a buscarme en todo el día. Además, también dijo que estaba celoso —confesó sin ningún problema, tan natural y sincero como él solo sabía comunicarse—. Vine a comprobarlo.
Cómo en un texto romántico, el aire voló el cabello de la muchacha mientras su mirada se iluminaba. No faltó mucho para que se lanzara a sus brazos y restregara su rostro en todo el pecho del contrario.
—Eres tan despistado en estas situaciones —murmuró el guardabosques al apartar la mirada de aquellos dos.
Mientras tanto, ________ hablaba más que contenta, repitiendo lo mucho que le hacía feliz que él dijera eso. Y Alhacén, sereno solo le escuchaba sin intención de apartarla, todo lo contrario, la sujetó con fuerza cuando dio un salto hacia arriba por las diferentes alturas.
Quizá él nunca lo entendería, porque estaba apegado a sus propios intereses por la vida y dejando de lado los ajenos, incluso llegó a pensar que en realidad, la antes erudita de su misma escuela era la representación de sus necesidades como hombre, que si tenía algún deseo oculto era el de concebir descendencia. Sin embargo, era fascinación lo que sentía cada que ella estaba cerca y le mostraba que tan bien podía expresar sus sentimientos por él, cosa que a su persona, todavía le faltaba mucho tiempo por entender y expresar. Mientras tanto, lo hacía a su manera.
Al final, _________ volvió colgada de su brazo todo el camino hasta la cuidad.
Moriría feliz si me asfixiara en su pecho con un abrazo 🥴
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