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Sus manos jugaban con el borde de la camiseta mientras movía con insistencia su pierna derecha y mordía suavemente su labio evitando el contacto visual con la gente que pasaba a su lado.
Daniel LaRusso no podía contener su nerviosismo pues su madre, Lucille, explicaba al director la razón de su tercer cambio de escuela en menos de un año.
─ No se preocupe señora LaRusso, en West Valley tenemos cero tolerancia a la violencia, los padres de nuestros alumnos saben perfectamente que no permitimos ese tipo de conductas, no por nada somos el colegio privado con más prestigio en el Valle, le aseguro que su hijo estará a salvo dentro de nuestra institución.
─ Eso espero. ─ Lucille estaba muy preocupada por su unigénito, Daniel había pasado por burlas y maltratos en sus dos colegios anteriores. ─ No me gustaría que mi hijo se enfrentará a una nueva situación tan desagradable.
─ No ocurrirá nada que pueda ponerlo en riesgo. ─ El hombre tomó una carpeta y se levantó de la silla. ─ Pronto comenzarán las clases, será mejor que vayamos con el joven LaRusso para hacerle entrega de su horario y casillero.
Daniel escuchó la puerta abrirse y se puso de pie rápidamente.
─ Bienvenido a West Valley, estamos encantados de recibir a un excelente alumno como tú. ─ Lucille sonrió orgullosa por el comentario, claro que su hijo era el mejor de todas sus clases, siempre encabezaba las listas de mejores promedios. ─ Espero que la escuela y maestros sean de tu agrado.
─ Gracias. ─ Dijo con un tono apenas audible. ─ Es un lugar muy bonito. ─ Y en verdad lo era, al ser un colegio con poco alumnado necesitaban de pocas aulas así que la mayoría de la zona estaba rodeada de árboles, flores y mesas para comer al aire libre.
─ Bien, acompáñame por favor te indicaré en donde es tu primera clase y te entregaré tu horario.
El timbre sonó y los adolescentes corrieron apresurados a los salones. El director no apresuró a Daniel siendo su primer día, además no interrumpiría mucho la clase.
Sonrió al pelinegro dándole confianza y entró al salón más alejado.
─ Buenos días a todos, señorita Jones espero no interrumpirla.
─ En absoluto, iba a revisar unos informes, pero pueden pasar. ─ Daniel pudo respirar tranquilo cuando vio que su futura maestra era una dulce mujer.
─ Gracias. ─ Volteo quedando frente a los alumnos. ─ Quiero presentarles al joven Daniel LaRusso quien será su nuevo compañero de curso. ─ El pelinegro se sonrojo al sentir todas las miradas sobre él y espero a que alguien se burlara por tono carmín en sus mejillas, pero tal cosa no sucedió.
─ Puedes sentarte a mi lado. ─ Propuso una de las chicas.
─ Yo estoy al frente, es mejor que sea mi compañero de mesa. ─ Otro de los chicos señaló el asiento vacío a su izquierda.
─ Yo conozco mejor la escuela y sus alrededores, sin ofenderlos chicos, pero soy mejor guía. ─ El chico rubio se levantó y caminó en dirección al nuevo. ─ Di que sí Danny te garantizo diversión. ─ Nunca nadie le había puesto un apodo tan lindo y sin conocerlo.
─ Sí ... sí.
Sin decir más los jóvenes tomaron asiento y continuaron con las clases.
Unas horas después tuvieron un pequeño descanso para comer, el rubio espero que Daniel guardará los libros en el casillero, compraron el almuerzo y lo llevó a la mesa donde sus amigos los esperaban.
─ Danny, te presento a mis amigos que pronto también serán tuyos. Empecemos con Tommy.
─ Hola nuevo, note que tienes el último número de Secret Wars después podríamos reunirnos para ...
─ Tommy déjalo respirar. ─ Todos rieron.
─ Ninguno comparte mi gusto por los cómics, comprendan mi emoción por conocer a alguien que va a entenderme.
─ Me encantaría. ─ Respondió Daniel.
─ Bien, continuemos.
─ Él es Dutch.
─ Hey, también podríamos conversar tú y yo solo en mi casa para conocernos mejor. ─ Le guiño.
─ No lo asustes. ─ Amenazó el ojiazul. ─ Ellos son Jimmy y Bobby. ─ Los mencionados saludaron. ─ Y, por último, pero no menos importante Ali mi novia. ─ Daniel se sintió un poco incómodo cuando ella le dio amablemente la bienvenida, aun así, le dedicó una sonrisa.
─ Es un gusto conocerlos a todos.
─ Cariño, ─ Hablo Ali. ─ ¿No crees que te faltó presentar a alguien?
─ No. ─ Respondió con mucha seguridad y los demás lo vieron raro. ─ Oh cierto, que idiota falte yo. Mi nombre es John Lawrence, pero puedes decirme Johnny.
Los 7 se apresuraron a comer. Frente a Johnny, Daniel y Dutch platicaban como si se conocieran de toda la vida.
─ ¿Puedes ir a mi casa saliendo de la escuela? Mis padres estarán en el club. ─ El ojiazul apretó los puños y contestó en automático.
─ No puedo, Sid quiere hacer una tarde en familia de repente se le despertó el instinto paternal. ─ Johnny se sorprendió de su respuesta porque en 10 meses de relación jamás le había dicho mentira alguna a Ali.
─ Está bien, por favor mándales mis saludos a mis suegros. ─ La ojimiel le dio un beso.
─ Vayan a derramar miel a otro lugar. ─ Dutch nunca apoyó esa relación, desde el inicio supo que su amigo y Ali no tenían nada en común, pero si Johnny era feliz ¿Qué más podía hacer? ... Bueno si había algo que podía hacer. ─ Daniel, ¿si aceptas mi invitación? ─ Daniel asintió emocionado.
Johnny no entendía qué le pasaba, solo sabía que ese niño tenía los ojos más grandes y cautivadores que alguna vez hubiese visto, Daniel LaRusso le pareció el ser más perfecto de pies a cabeza.
El tiempo de almorzar terminó y caminaron al aula, Johnny se quedó inquieto pues sabía que si Dutch invitaba a alguien a su casa no era para conversar precisamente. Daniel estaba poco de entrar y sin pensarlo mucho el ojiazul entrelazos sus manos y lo hizo correr hasta la parte con más árboles donde no los podrían ver.
─ ¿Qué ocurre? ¿Por qué me haces correr así?
─ No tenía muchas ganas de entrar a historia.
─ Johnny nos van a regañar.
─ Tranquilo, podemos faltar una vez a la semana, ¿Acaso no es un lugar hermoso?
─ Ahora que lo veo bien ... sí lo es. ¿Vienes mucho aquí?
─ Cuando estoy molesto, mi sensei dice que es mejor alejarse de las personas en momentos de estrés porque podríamos herir con las palabras.
─ ¿Sensei?
─ Oh, cierto no te lo dijimos, los chicos y yo practicamos Karate en el dojo de Miyagi-Do. El señor Miyagi es un hombre muy sabio, algún día te llevaré a conocerlo tal vez te enseñe Kárate.
─ ¿Crees que yo podría hacerlo?
─ Claro, sé que podrías con eso y más.
─ Esas clases me hubieran sido de mucha utilidad antes, ─ El pelinegro suspiro y miro abajo. ─ para salvarme de algunos golpes.
─ ¿Por qué te molestaban?
─ Porque soy gay. Ellos me descubrieron besando a otro chico, el muy cobarde huyo y me dejo a mi contra esos tipos.
─ Aquí no te molestaran por eso, Bobby y Jimmy se gustan. ─ Confeso. ─ Esperamos que pronto sean novios. Y yo soy bisexual así que no te preocupes. ─ El ojiazul acarició la mejilla del pelinegro.
─ Me agrada esta escuela, todos son muy amables en especial Dutch. ─ La sonrisa de Johnny se borró.
─ Danny, no me mal entiendas, Dutch es uno de mis mejores amigos, pero si te invito a su casa fue para ver películas sin ver películas.
─ ¿Por qué haríamos eso? ─ Johnny bufo, ese niño era pura inocencia.
─ No, me refiero a ... ─ Sí que era difícil de explicar. ─ Quiere comerse la torta antes del recreo.
─ Pero acabamos de comer. ─ Johnny se estaba desesperando.
─ Daniel, él quiere que vayan a lo oscurito.
─ ¿No tiene luz en su casa? ─ El rubio se desesperó y lo jalo para decirle al oído.
─ Quiere coger, follar, darte duro contra el muro. ─ Daniel se sonrojo.
─ Pe ... pero no quiero.
─ Entonces dile que lo visitaras otro día y ven conmigo.
─ ¿Y tú noche familiar?
─ Fue un pequeño pretexto, no quiero estar hoy con Ali, prefiero pasar la tarde contigo. ─ Vio la hora en su reloj. ─ Casi es la hora de salir, le pediré a alguien que traiga nuestras cosas.
[.]
Ali estaba sumamente molesta, Johnny se había fugado con Daniel y la dejó sola.
─ Creo que alguien se quedará sin novio próximamente. ─ Dutch rio.
─ Cállate, no sabes lo que estás diciendo.
─ ¿Por qué no vas con Eddie y descargas toda tu ira con él? ─ Inquirió Dutch. ─ No pongas esa cara yo los vi.
─ Ni una palabra, Johnny creerá más en mí que en ti.
[.]
─ Bienvenido a mi hogar.
─ Es muy bonito y grande.
─ Y es más bonito mi cuarto, deja tus cosas aquí, vamos a mi habitación para ver películas. ─ Daniel se tensó. ─ Tranquilo, en serio veremos la película.
─ Está bien. ─ Respondió el pelinegro avergonzado.
Tres meses después
Con el paso de los días Daniel y Johnny fortalecieron su amistad, se volvieron tan cercanos que Ali comenzaba a desconfiar ella sabía que solo era cuestión de tiempo para que el ojiazul diera por terminada su relación.
El rubio tuvo que dejar al pelinegro solo por unos minutos y cuando regresó se encontró con algo que lo hizo enfurecer. La ojimiel sostenía con fuerza el brazo de Daniel.
─ Yo soy su novia, él debe estar conmigo no contigo. ─ Ali gritaba enfurecida.
─ Perdón. ─ Los ojos de Daniel comenzaron a cristalizarse.
─ Desde que llegaste solo has sido una molestia para mí.
─ Detente Ali. ─ Johnny intervino en defensa del pelinegro.
─ Johnny, no es lo que crees.
─ Te vi perfectamente.
─ Esto no se va a quedar así. ─ Advirtió Ali antes de soltar a Daniel.
─ Por supuesto que no se quedará así, Ali lo nuestro se acabó.
─ Gracias al cielo. ─ Dutch que casualmente pasaba por ahí escuchó la discusión. Definitivamente Daniel sería el mejor novio para su amigo.
[.]
Los rumores corrieron como pólvora, la pareja más popular de la escuela había terminado su relación. Bobby y Dutch vieron tan agobiado a Daniel que trataron de tranquilizarlo.
─ Danny, nada de esto es tu culpa ella ni nos agradaba.
─ Sólo la aceptábamos por nuestro amigo y a mi me odiaba. ─ Confesó Dutch.
─ Yo ... yo necesito un poco de agua. ─ Daniel se limpió las lágrimas. ─ Dutch ¿me acompañarías?
─ Sí.
Tommy, Jimmy y Johnny se alarmaron cuando Dutch salió corriendo junto con Daniel a la enfermería. El ojiazul sintió su corazón acelerarse y entró a la enfermería en busca de una explicación, pero la enfermera los saco.
─ ¿Qué ocurrió?
─ Daniel quiso beber agua de su botella, pero huele. ─ Se la acercó y el rubio no podía creerlo. ─ ¿Alcohol? ¿Por qué su botella tiene alcohol?
─ No lo sé.
Y eso solo fue el inicio de varios sucesos. Por fortuna el pelinegro no ingirió el agua, la escupió en cuanto notó el raro sabor.
A Dutch le tocó ser la siguiente víctima. La mayoría de sus amigos sabían que el rubio tenía problemas con estar en espacios cerrados debido a que tenía claustrofobia desde muy niño al quedar encerrado por accidente en un pequeño ropero.
Antes del almuerzo, Dutch entró al pequeño cuarto de limpieza en busca del señor de intendencia, pero alguien lo empujó por la espalda y cerró con llave el pequeño lugar. Dutch sintió pánico, parecía que las paredes lo aplastarían en cualquier momento, apenas podía respirar y a lo lejos escucho las voces intentándolo sacar.
Al estar afuera se alejó buscando un lugar amplio donde pudiera controlarse.
Las cosas empeoraron, Jimmy y Tommy encontraron una sorpresa en sus respectivas mochilas, cada una guardaba una gran tarántula, su mayor fobia. Ambos chicos gritaron sin parar y tuvieron que pasar el resto del día en la enfermería, solamente regresaron hasta que les aseguraron que las habían atrapado y sacado de ahí.
Por último, Johnny, el ojiazul iba a enseñarle unas cuantas cosas de Karate a Daniel, pero sus ilusiones se vieron apagadas cuando encontró su muy preciado Gi roto, el que el señor Miyagi le regaló en su cumpleaños.
Fue la gota que derramó el vaso y los siete pidieron hablar con el director.
─ ¿Por qué esperaron hasta ahora para decirme? ─ Cuestionó el director.
─ Pensamos que en algún momento la persona que lo hizo se detendría. ─ Explicó Jimmy.
─ ¿Sospechan de alguien?
─ Ali. ─ Respondió Dutch.
─ ¿Tiene pruebas?
─ No, pero es la única persona que estaba en el salón cuando Daniel bebió el agua mezclada con alcohol.
─ Además la vimos afuera del cuarto de limpieza cuando encerraron a Dutch.
─ Los padres de Ali tienen acceso al museo incluyendo la sección donde están las arañas y tarántulas. ─ Recordó Johnny. ─ Y sabía donde guardaba mi Gi antes de entrenar.
─ Traigan a la señorita Mills.
[.]
─ Yo no hice nada de eso. ─ Ali se defendió. ─ Si yo estaba cerca en todos los incidentes fue coincidencia.
─ Todo la responsabiliza, si acepta que lo hizo y se disculpa no llamaremos a sus padres. ─ La ojimiel observó a Daniel. ─ No, no voy a aceptar algo que no hice.
─ Llamaremos a sus padres, chicos pueden retirarse.
Ali esperaba afuera mientras sus padres hablaban con el director, los señores Mills no podían creer todo lo que su hija había hecho, estaban tan decepcionados.
Los pasos lentos de alguien aproximándose la asustaron, se suponía que a esa horas no quedaba nadie en el colegio.
La figura de alguien conocido se acercó y le sonrió burlonamente.
─ Pobre Ali. ─ Se acercó a ella y acaricio su cabello rubio. ─ Eso te pasa por estar en los lugares equivocados.
─ Daniel.
─ Lo siento Ali, en verdad me agradabas, pero eras un gran impedimento para quedarme. Fuiste la única que sospecho algo de mi y casi me delatas así que no me dejaste opción. Adiós Ali.
El pelinegro camino hacia la salida, la ojimiel lo supo desde el principio y lo acababa de confirmar, Daniel no era tan inocente.
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