6. viaje al espacio pt.2
(Sé que toda esta maldita ciudad cree que te necesita, pero no tanto como te necesito yo.)
BEATRICE, CAROL Y STEVE se encontraban en un largo comedor, amarrados a unas sillas doradas. Carol, debido a sus asombrosas habilidades, tenía unas esposas que le suprimieron sus poderes.
Steve tenía una soga amarrada a su cuerpo diferente a la de las demás ya que estos evitaban que pudiera romperlas con su superfuerza. Beatrice, por otro lado, solo estaba amarrada con una soga normal a su cuerpo por ser una simple mortal.
Una mujer, bañada en oro salió a su encuentro. Steve bufó mientras trataba de librarse.
─No recuerdo que estuvieses tan sexy la otra que te vi, Steve Rogers.─dijo la mujer. Beatrice hizo una mueca de disgusto al escuchar lo que la mujer dijo y miró a otro lado, molesta.─Oh, pero ¿qué tenemos acá? Una simple mortal.─dijo mirando a Beatrice y acercándose a ella.─¿Si sabes que los celos es un sentimiento peligroso?
Beatrice la miró estupefacta.─¿Quién eres?
La mujer negó con la cabeza.─Tú no eres la que hace las preguntas acá. Eso se lo puedes dejar al capitán.
Beatrice miró a su amigo, el cual estaba con la cabeza gacha.─Steve, ¿todo bien?─susurró ella. Steve negó.
─¿Qué quieres, Camille?─preguntó el ahora castaño con barba y cabello largo mientras la miraba.─Prometiste quedarte en buenos términos la ultima vez.
─La ultima vez no parecías un nómada, y uno sexy.─dijo ''Camille''. Beatrice miró a Carol preguntando con la cara de qué iba esa mujer de oro, pero ella estaba ida, como en otro mundo.
Beatrice llamó a su amigo con un sonido apenas distinguible y el volteó a verla. La castaña señaló a la rubia y Steve se preocupó por su estado. Algo le estaba pasando a Carol.
─Camille, explicate ahora.─dijo el rubio. Beatrice se preguntó el porque había mucha confianza entre ellos.
─La última vez que nos vimos, mi estadía en la tierra fue efímera. Yo quería conquistarla pero tu y tus, ─miró a Beatrice de forma despectiva─ amigos, evitaron eso y quedamos en paz. Sabían cómo manejar las cosas allá. Después de todo era su hogar y ustedes lo conocían a la perfección. Pero este,─dijo colocando su cara frente a la de Steve, casi rozando sus labios─Este es mi hogar y yo mando aquí.
Beatrice miró la escena molesta con la mujer porque algo le estaba haciendo Carol. Camille fue donde un empleado y, de una bandeja dorada por igual, sacó una diadema o corona roja, como la sangre. Estaba adornada con cristales hermoso que lo hacian de una pieza unica. Con un caminar elegante y sofisticado, fue hacia Beatrice y colocó sobre su cabeza, con una sonrisa burlona, la corona.
Beatrice, sorprendidamente molesta trato de alejarse pero las sogas no le permitieron y, cuando sintió la corona tocar su cabeza, soltó un grito de dolor, como si le estuvieran clavando espinas en ella.
─¿Beatrice? ¿Qué pasa?─preguntó Steve alarmado.─Camille, ¡¿qué le hiciste?! Beatrice, hablame porfa.─dijo Steve mirando a la castaña, preocupado. Beatrice estaba llorando y la sangre salía de su cabeza.─¡CAMILLE! Dejala en paz, por favor.
─Tranquilo Steve. Nada le pasará, por ahora.─dijo la mujer de oro sonriendo con diversión. Solo que ella es el peón del mes.
─¿Qué significa eso?─preguntó molesto. Si las miradas mataran, hace raro que Camille estuviera bajo tierra.
─Lo sabrás pronto.─dijo ella divertida.─Nos veremos querido.─y lanzó un beso al capitán antes de irse por la puerta.
Steve miró a la castaña, la cual estaba en su silla con la cabeza recostada contra el espaldar y con la cara empapada de sudor, sangre y lágrimas.
─¿Beatrice? Por favor Beatrices hablame. Dime que estás viva.
─Ella lo está─dijo Carol medio perdida.─pero esa corona no significa nada bueno y debemos de irnos de aquí, rápido, antes de que le hagan algo.
Steve miró a la rubia, confundido.─¿Qué significa?
Carol miró a Beatrice por unos segundos y luego al rubio.─Significa que es la ofrenda del mes y que, si no actuamos ya, se la comerán viva.
─¿En qué clase de planeta páramos?─preguntó Beatrice medio muerta.
─Beatrice, ¿estás bien?──preguntó Steve alarmado.─ella hizo un gesto de que sí, pero parecía muerta realmente.─No lo pareces.
Carol miró a la castaña preocupada. Steve miró a la capitana con preocupación pues no sabía qué hacer.
─Steve, trata de tomar la navaja de mi traje.─dijo Beatrice medio muerta. Steve miró a la castaña consternado.─En mi pierna derecha.─dijo apenas audible.
Carol miró a Steve y le dijo con la cabeza que lo hiciera rápido. Steve acercó su silla pero sonó fuerte en el lugar. Nadie vino a su encuentro y trató de acercarse en silencio. Steve, a fuerzas, sacó la navaja de la pierna de Beatrice y la observó por unos segundos detenidamente. En serio estaba preocupada por la castaña.
─Mataré a Camille por esto.─dijo Steve en lo que cortaba sus sogas.─No entiendo esta magia que permite cortar esto pero no que pueda romperlo con los brazos.─dijo Steve mientras terminaba de cortar la soga de sus manos.
Procedió a cortar la soga de sus piernas y fue donde Carol. Luego, ambos fueron donde Beatrice. Steve cortó las sogas de la castaña mientras Carol trató de quitar la corona pero estaba pegada a Beatrice.
─Steve, esto no quiere quitarse.─dijo la rubia.
Steve vio la corona y corroboró eso. Miró a la castaña la cual se veía fatal con la sangre en su cara y las lágrimas que caían en silencio sobre sus mejillas y el sudor de lo que debería de estar aguantando. Steve acarició la mejilla de la castaña y suspiró.─Lo siento Beatrice.
Steve la tomó en brazos y se la colgó en la espalda.─Tenemos que irnos.─le dijo a Carol.
─¿Sabes que tengo que quitarme las esposas?─preguntó ella. Steve bufó.
─En serio que mataré a Camille.─dijo el soldado.
─¿De dónde la conoces?─preguntó Beatrice. Carol miró al soldado preguntando lo mismo mientras buscaba algo con que quitarse las esposas.
Steve dejó a Beatrice en la mesa para ver cómo seguía.─Fue un año antes de Ultrón. Estábamos en Egipto Tony, Thor, Banner y yo. Había actividad sospechosa y Fury quería que fuéramos. Nos encontramos con esta raza, los cuales querían conquistar la Tierra. Así como Loki.
─Solo que menos sexy.─dijo Beatrice divertidamente muerta. Steve la miró unos segundos y no pudo evitar sonreír.
─Estás sangrando por la cabeza, ¿cómo es que sigues viva?─preguntó Carol. Beatrice cerró los ojos sin saber.
─En fin.─siguió Steve.─luego de una larga pelea, de tres días asumo, llegamos a un acuerdo y ellos no volverían a atacar la Tierra, después de todo ellos eran unos extraños en ella y no iban a llegar a mucho.
Carol rompió las esposas y sonrió.─Vamos a salir de aquí.
Steve iba a tomar a Beatrice pero ella con una mano lo detuvo.─Yo puedo.─dijo ella débilmente. Sacó de su bolsillo un frasco verde y lo presionó contra su piel. A los segundos, el color en su cara había regresado y se sentía con energía.─La droga de Rocket ayuda en serio.─dijo con más aliento.
─¿Qué acaba de pasar?─dijo Carol. Steve fue donde ella y la tomó por los hombros asegurándose de que estuviera bien.
Colocó su mano en la mejilla de Beatrice y la miró a los ojos.─¿Estás bien?
Beatrice, nerviosa, asintió.─Pero no por mucho. Tenemos que irnos, ya. La droga de Rocket funciona por solo una hora. Básicamente te la inyectan y hace que te recuperes a un 90%, pero ese porcentaje a medida que pasa el tiempo va bajando.
─Pues tenemos que irnos─ dijo Carol abriendo la puerta. Steve tomó su escudo y Beatrice sacó sus bastones electricos.
Una vez salieron del comedor dieron con un largo pasillo. Habían guardias cerca pero Beatrice y Carol se encargaron de ellos. Steve estaba buscando una forma de salir. Caminaron por otro pasillo con piezas de oro muy increíbles que se veían frágiles a la vista.
─Y, ¿cuál es la obsesión de Camille contigo?─preguntó Beatrice curiosa. Carol observó a la castaña divertida y soltó una pequeña risa.
Steve miró a Bea por unos segundos.─Bueno, realmente la otra vez que fue a la Tierra ella intentó traer consigo. Dijo algo de hacerme su rey y gobernar junto a ella. Obviamente no accedí.
─Al parecer no cualquiera da con el corazón de Capitán América.─dijo Beatrice divertida.
─Al menos no ella.─dijo ahora el capitán mirando a la castaña. Bea se sonrojó y observó a otro lado.
─Okay Romeo y Julieta, vámonos de aquí antes de que se queden sin boda.─dijo Carol. Beatrice abrió los ojos y se puso nerviosa.
Steve abrió una puerta y por ella salió Camille con una sonrisa.─Bueno, ¿para donde va mi ofrenda de esta noche? ¿Y por qué esta con mi futuro rey?
Steve se colocó frente a Beatrice a manera de protección. ─Tendrás que matarme para llegar a ella.
Beatrice miró a la mujer de oro molesta y bufó. Este sería un largo viaje a casa.
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