0. PROLOGUE

( Di que me recordarás, en pie con un bonito vestido, mirando al atardecer. Labios rojos y mejillas rosadas. ) 

PRÓLOGO: EL CONSEJO DE STEVE ROGERS

Sin duda el día en que Beatrice conoció a Steve fue el más extraño de todos. Estaba ella frente a su héroe favorito, y el de su padre, aunque eso ya era otra historia. Sabía ella que si las circunstancias no fueran otras, se hubiera desmayado frente a él y los demás vengadores.

Dos años más tarde, se volvieron amigos cercanos, todo debido al chasquido, aunque a penas veía al rubio porque tanto él como ella eran personas ocupadas. O eso fue hasta que un día, por accidente, ambos se toparon en el mejor momento.

Beatrice Jones se encontraba saliendo por la puerta trasera del teatro luego de un largo día de ensayos para su próxima obra de la universidad. Al menos en aquel papel era la antagonista, lo cual le quitaba mucho peso de encima a si fuera el principal.

Se despidió de un par de compañeros y salió por la puerta en dirección a un restaurante en donde cenaría junto a May Parker pero las cosas no salieron como planeaba cuando dos personas -mejor dicho hombres- se acercaron a ella. Beatrice rodó los ojos antes de seguir caminando pero ellos le impidieron el paso.

─¿Puedo ayudarles?─preguntó ella algo molesta y cansada, aunque ellos solo se rieron de lo que había dicho.

Uno de ellos trató de tomarle de la muñeca a la castaña, sin embargo ella se las ingenio para poder tomarla y ponerla tras la espalda de la persona.

─Les pregunté si podía ayudarles.─repitió ella con seriedad aunque aquello se le fue cuando notó que la otra persona había sacado un arma.

─Déjalo ir, o disparo.─dijo la otra persona apuntando a la castaña con el arma.

Beatrice tragó en seco ante la situación y por un momento tuvo miedo de su vida, hasta que una persona atacó al portador del arma y lo noqueó dejándolo en el suelo. Su compañero se puso nervioso ante la presencia del Capitán América y se fue corriendo lejos de ahí.

─Eso fue rápido.─dijo Bea en lo que se arreglaba su mochila mejor.

─Vaya forma de verte otra vez.─dijo Steve algo divertido.─Veo que Nat ha sido una buena profesora.

Beatrice sonrió levemente al ver a Steve Rogers frente a ella. Tenía su cabello algo largo, parecido a como lo conoció la primera vez al igual que la barba.

─Es buena en muchas cosas ella.─se limitó a decir con una sonrisa.─Dime, ¿te golpearon alguna vez en un callejón como este?

Steve sonrió con ganas.─En muchos como estos a decir verdad.─confesó mientras tomaba la mochila de la castaña y la llevaba en manos.─¿A dónde vas?

─Quedé con May en un restaurante a dos cuadras.

─Te acompañaré.─dijo el soldado y ella no se negó.

El camino estaba solo, apenas algunas personas paseaban por ahí aunque era jueves así que no podíamos esperar a una gran cantidad a aquellas horas de la noche. Al menos no después del chasquido.

─¿De dónde salió la idea de saber -bueno- defenderse?─preguntó el rubio.

Ella dudó en decirlo.─Creo que, me cansé de nunca poder defenderme cuando lo necesitaba.─confesó.─Aunque tú sin saber hacerlo, lo hacías, no se como. En serio eras valiente.

─No sé la verdadera razón por la cual quieres saber, Beatrice.─comenzó a decir Steve en lo que se paraba y se colocaba frente a ella.─pero debes de saber que siempre, y escúchame bien Beatrice,─y eso hizo ella, lo miró a sus ojos azules y respiró nerviosamente.─tú siempres debes de levantarte.─luego de un suspiro, continuó.─mi madre me dijo eso una vez.

─¿Por qué?─preguntó ella.

─¿Por qué, qué?─preguntó para atrás Steve sin dejar de mirarla.

─¿Por qué ella dijo eso?─terminó diciendo.

─Por qué ella siempre se levantaba cuando alguien -mejor dicho mi padre- la hacía caer.

─Entonces puedo decir que nos parecemos un poco en eso. ─confesó ella antes de seguir caminando lejos del soldado.

Steve la miró preocupado y observó cómo se iba por la acera, alejándose un poco de él. En aquellos ojos oscuros, algo escondía ella, ese algo que la hacía querer saber defenderse de los demás, y saber cómo luchar por ella misma. 

Y nadie podía negar aquello. Beatrice nunca tuvo a alguien que la ayudara a evitar los golpes cuando Thomas le agredía -no hasta que llegaron May y Peter- así que aprendió a cuidarse por sí misma.

Sin duda alguna, esa noche Beatrice conoció un poco más a Steve Rogers, al igual que Steve a Beatrice Jones. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top