Capítulo 4:


Isaac caminaba junto a su antiguo compañero, algo incómodo para el castaño, puesto que ese mismo sujeto lo molestaba en sus primeros años de estudio.

—¿Un largo viaje? — le preguntó el pelinegro.

—S-si… si, desde Inglaterra.

—Vaya, ¿estabas de vacaciones allá?

—Sí, algo así.

Los jóvenes llegaron a la cochera de una casa pequeña, el acompañante de Isaac la abrió, invitándolo a pasar. Una vez dentro, se encontraron con un gran grupo de personas reunidas, sentadas sobre escritorios, al frente, su ex profesor, Vincent.

—Señor Thargot, que placer verlo acá. — dijo el hombre.

—Señor Lewis…

—Dime Vincent, ya no estamos en Ilvermony. Toma asiento, muchacho. Cómo nuevo aspirante, debes saber las reglas y acciones que debes seguir para ser un miembro oficial.

Comenzaron la platica, Isaac no entendía mucho de lo que se hablaba ahí, su cara de confusión era notoria a kilómetros de distancia.

[Japón]

Un grupo de personas observaba el desastre que había quedado en un pequeño pueblo. Cuerpos y personas heridas que no habían sido atendidas en un par de días por lo menos. Una mujer de cabello negro caminaba hacia el lugar, su ropa in particular llamó la atención de los presentes.

—Señores, señoritas. Este es un espacio de investigación, tienen que alejarse.

—¿Y esta quién es? — pensó uno de los hombres a cargo.

» Disculpe, señorita, ¿busca algo en especial? — le preguntó a la mujer.

Loly sacó una pequeña placa de su chaqueta negra y se la enseñó al hombre.

—Vengo de parte del Ministerio Británico de Magia, Departamento Patenger de Operaciones Especiales.

—¿Eres aurora?

—Más que eso, señor, soy detective. ¿Será que puede informarme lo que pasó acá?

—C-claro… sígame.

Se dirigieron dentro del edificio que había sido destruido.

» Se dice que un grupo de personas atacó el recinto para sacar un objeto valioso que tenían escondido.

—¿Qué tipo de objeto? — preguntó Loly.

—Hablan de un objeto antiguo, del tamaño de una roca mediana, brillante y color roja…

—La piedra filosofal… — interrumpió un anciano desde lo oscuro.

—¿Disculpa?

El hombre dió un par de pasos hacia adelante y habló.

—Se han llevado la piedra filosofal, o eso es lo que se les hizo creer.

—Expliquese, señor. — dijo Loly.

—El dueño de esta tienda era mi hermano, él guardaba un objeto muy parecido a la piedra filosofal… claramente, la original yace con su dueño.

—¿Entonces lo que robaron acá no es muy importante que digamos?

—Es importante, señorita… lo es.

El trío presente en la sala se miró uno a otro.

—Bien, vendrás conmigo a Inglaterra para dar una declaración, vamos.

—¿Disculpa? Este es nuestro caso, señorita.

—¿Y vienen de parte de quién?

—MACUSA, supongo que sabe quienes son.

—Lo sé, también sé que no me interesa, ahora es mi caso.

La mujer tomó del brazo al anciano y desapareció del lugar.

—Malditos ingleses…

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