Izzy tomó la delantera del grupo, caminó hasta la cueva donde se refugiaba Lewis y sus aliados. Cuando llegó, entró al lugar tranquilamente y saludó a los demás.

—Encontramos a unos cuantos intrusos cuando llegamos, señor. — dijo la muchacha a Lewis.

—Los entrometidos… me extraña que Isaac no esté con ellos.

—Isaac quiso hacerse el héroe, lamentablemente me tuve que deshacer de él. Pero no se preocupe, su cuerpo está enterrado en el bosque, no causará problemas ni con muggles ni con autoridades mágicas.

—¿Mataste a Thargot? ¿Si te das cuenta que lo buscarán cuando sepan que no está, sopenca? — soltó un tipo.

—¿Y tú si te das cuenta que cuando dominemos el mundo, la búsqueda de Thargot no será importante para alguien? Creo que el sopenco es otro.

—Ya basta… Izzy tiene razón, cuando dominemos estas tierras todo será diferente. Preparen sus cosas, iremos al bosque.

—Ya tenemos los cuerpos para el sacrificio. — soltó un tipo, mirando a Jack, Loly y Arthur.

Tras unas cuantas horas de preparación, Lewis y su grupo estaban listos. Tal como en el sueño de Isaac, los más jóvenes formaban un círculo alrededor del hombre, quien yacía en el centro con la caja de madera abierta en el suelo.

—Trae a uno. — habló el hombre.

Con su varita, Izzy atrajo a Loly hasta el centro, dejándola en el suelo cerca de Lewis. El hombre sacó una cuchilla de su manga y se preparó para apuñalarla. Al mismo tiempo, todo el grupo recitaba conjuros entre susurros.

» ¡Seremos los más poderosos del mundo! — exclamó Lewis, mientras levantaba el cuchillo.

—¡Sí, señor! — contestó el grupo.

Y sin más, Lewis dirigió su mano hasta la cabeza de la pelinegra. Antes de que el cuchillo tocara alguna parte de su cuerpo, Loly se movió, tomó el brazo de Lewis y con un movimiento rápido le arrebató el cuchillo. El hombre, sorprendido, se alejó un poco. Jack y Arthur despertaron también, poniéndose de pie y cubriendo a Loly.

—Sabía que asistir a las clases de defensa de Sawyer ayudarían.

El trío estaba rodeado por el grupo de Lewis, quienes ya tenían sus varitas listas para atacar. Todos levantaron sus manos, tirando una lluvia de encantamientos hacia los tres. Tantos encantamientos iluminó el lugar, la combinación de luces no dejaba ver lo que había pasado con el trío. Un silencio dominó el lugar mientras las luces que habían quedado se apagaban poco a poco. Jack, Arthur y Loly seguían de pie, un poco agitados.

—¿Pero que…? — susurró Lewis.

Izzy había creado una barrera protectora sobre los tres, con ayuda de los miembros de El Santuario.

—¡Traidora! — exclamó un tipo, quién se acercó a Izzy para tratar de golpearla. Una lluvia de encantamientos apartó a todos del lugar, haciéndoles caer al suelo. Todos miraron hacia arriba, con un silencio domador del ambiente.

—¡Cuidado abajo! — exclamó alguien.

Isaac Thargot había saltado desde su escoba, cayendo sobre Lewis con tal fuerza que lo dejó inconsciente.

» ¡Tomen la caja y salgan de aquí! — gritó nuevamente el castaño.

El grupo de Lewis abrió una batalla contra El Santuario, mientras Jack tomaba la caja y corría del lugar. Isaac y Loly se encargaron de amarrar a Lewis para que no tratara de escapar cuando despertara.

—¡Retirada, esto saldrá muy mal! — exclamó un miembro del equipo de Vincent.

Gran parte del grupo huyó del lugar, quedando derrotados solo los más fieles al hombre.

—Así se ven más bellos, muchachos. — les dijo Izzy.

—¿Dónde está Jack? — preguntó Isaac.

El rubio había huido del lugar con la caja en sus manos, pero un par de ayudantes de Vincent lo aturdieron, dejándolo por el suelo.

—¿Creías que huirias de nosotros, Black?

El rubio se levantó rápidamente, pues estaban por tomar la caja con la sustancia. En un rápido movimiento de sus manos, el puño de su mano derecha se encendió e impactó al suelo, haciendo que los otros tipos cayeran al mismo.

—Sí, sí iba a huir de ustedes. Imbéciles. — dijo Black, para luego tomar la caja nuevamente y dirigirse hasta donde Isaac.

Lewis comenzaba a despertar, encontrándose amarrado a un árbol junto a algunos de sus ayudantes.

—¿Qué pasó? — preguntó el hombre.

—Terminó, Lewis, tú plan malévolo.

Vincent comenzó a sonreír.

—¿Abriste la caja, verdad? — preguntó el hombre a Isaac, mientras sus ojos se colocaban color rojo.