|| Veintinueve ||
-- Jamás creí que este día llegaría --SungHoon secó una lágrima que se le escapó viendo a sus hijos con el uniforme de la escuela a donde ahora asistirían.
Ambos niños sentían la emoción en sus pequeños seres, uno más que otro, SeonWoo estaba algo dudoso ya que iría dos grados menos que su hermano y tendría que estar en otra aula, JongSeong mientras, presentó su prueba diagnostica dejando más que sorprendidos a los profesores quienes exigieron que adelantaran al niño al último grado, quedando así en la misma aula que HeeSeung para pesar de SungHoon.
-- ¡Bien!, ¿listos? --Sonrió Jake luego de tomar alrededor treinta fotos de distintos ángulos.
-- ¡Sí! --Sunoo dio brincos en su lugar, su mochila era una bonita con el dibujo de Tayo, dentro estaban sus útiles nuevos y su merienda.
-- ¡Vamos o se hará tarde Appa! --Jay jalaba la mano a de Jake con un puchero, verdaderamente el mayor de los hijos de Sung era el más emocionado de aquello, su mochila a comparación de la de su hermano era un maletín que colgaba en su hombro color negro, dentro estaban sus útiles unicolores y con aquellas gafas que le dieron tras su cita con el oftalmólogo le daban realmente un aura del niño prodigio que era.
-- Ya, ya, despídanse que debemos pasar por HeeSeung --Rió el castaño.
-- Insisto en que lo dejen botado --Silbó inocentemente SungHoon, Jake negó riendo.
-- Es quien guiará a Jay y Sunoo en la escuela, así que no haré eso, o no aun --Se encogió de hombros y vio a los niños correr a despedirse de su padre quien rió abrazándoles.
-- Disfruten en su primer día, hagan amigos y aprendan mucho, ¿sí? --Les miró a lo que ambos niños asintieron y dejaron cada uno un beso en la mejilla del pelinegro.
-- ¡Adiós Kinnie! --Ambos también dejaron un beso en la pancita de su papi antes de correr cual balas fuera de la casa arrastrando a Jake con ellos.
-- ¡Vuelvo en un rato bebé! --Chilló el australiano a lo que el coreano mayor rió asintiendo viendo la puerta cerrarse.
-- Bien, solo seremos tú y yo por unos minutos Kiki --Sonrió acariciando su pancita-- Vamos a darnos una ducha y luego a asaltar las galletas de avena --Tras decir aquello, recibió una patadita como respuesta sacandole una risa-- Más te vale seguir siendo mi cómplice al nacer pequeño travieso --Negó y con cuidado se levantó para ir rumbo al baño a darse una ducha rápida, apenas y le dio tiempo de cepillarse cuando sus niños le levantaron alegando que ya se iban y querían despedirse.
Paso antes por la habitación de los niños, finalmente cumplieron su palabra de remodelar ese lugar apenas sus hijos volvieran con ellos, ahora, el lugar contaba con dos camas en lados opuestos, juguetes en un baúl, un estante con libros para dibujar u cuentos, dos pequeños armarios junto a su respectiva cama y dos escritorios pequeños con dibujos de Tayo.
Sonrió leve y fue a su habitación compartida con su pareja, viendo así la cuna a medio armar cerca de la cama junto a un gabinete donde estarían las cosas de Riki mientras durmiera con ellos su primer año.
Con Jake habían hablado y decidido en buscar una casa más funcional apenas Riki pisara los dos años, Jay en ese tiempo tendría que cumplir los nueve y Sunoo los ocho, si bien aun podrían compartir habitación, lo que menos querían ambos eran disputas entre ambos niños cuando sus gustos comenzaran a cambiar.
Aunque bueno, estamos hablando de Jake, apenas decidieron aquello, mencionó la existencia de un terreno bajo su nombre y sin uso que estaba a unos kilómetros de allí, por lo que no habría necesidad de vender aquella casa y solo bastaría que ambos diseñaran su casa ideal para comenzar a construirla.
Sacudió su cabeza, realmente no quería pensar en ello aun, faltaba bastante, aunque los días se iban volando, igual prefería vivir en la actualidad.
Alistó la ropa que se pondría y se fue a dar una ducha rápida, realmente no duró más de treinta minutos cuando salió casi temblando.
-- Maldita agua congelada --Murmuró mientras se colocaba la camiseta holgada.
Miró el bonito overol que se supone que se colocaría y negó riendo, apenas Jake lo vio en una salida, se enamoró de él y bajo quejas lo compró, es castaño aun esperaba que se lo colocara y ese día lo complacería en ello.
Con cuidado, se colocó aquel bonito overol de Jean y abrochó solo uno de sus tirantes, finalmente se vio al espejo y sonrió, no se veía tan mal y su pancita en cierto modo le hacía ver más tierno.
Peinó su cabello e hizo una nota mental en ir a cortárselo y quizás teñírselo luego de dar a luz, tenía este bastante descuidado y casi que cubría por completo sus ojos.
Al estar listo, sonrió satisfecho y caminó rumbo a la cocina para tomar dos galletas que Jake dejó en un plato para él antes de ir al sofá y sentarse para comer tranquilamente.
El silencio en ese momento era tranquilo y relajante, incluso le hizo cerrar sus ojos para disfrutar de este aunque aquello no duró mucho cuando Jake entró quejándose del calor que hacía afuera.
-- Debería colocarle una piscina a los niños el fin de semana, este calor de mierd- --Paró sus palabras en seco apenas vio a su pareja alzar una ceja mirándole.
Su vista se fue a su atuendo y sonrió con ternura acercándose.
-- ¡Oh por Dios!, ustedes dos me matarán de ternura un día de estos, ¡se ven tan adorables! --Chilló y sacó su celular para comenzar a tomar fotos, Sung creía que a ese paso el celular de Jake le pediría piedad-- ¿Viste que si te queda precioso?, en realidad todo lo que te colocas, pero joder, te ves muy tierno abejita --besó la mejilla del pelinegro quien se sonrojó fuerte ante los halagos sacandole una risa al australiano.
-- ¿Y-y los niños?¿Qué tal cuando llegaron? --Le miró, JaeYoon sonrió y le mostró un vídeo en su celular.
SungHoon rió viendo a sus hijos, apenas se despidieron corrieron dentro de la escuela con HeeSeung quien les guiaba, irían a llevar a SeonWoo a su aula y luego irían ellos a la propia.
-- Ni un abrazo de despedida --Negó dramático Shim, Park negó y recostó su cabeza en el hombro del mayor quien acarició su cabello-- Crecen rápido.
-- Lamentablemente --Suspiró el pelinegro cerrando sus ojos, hizo una leve mueca ante un pequeño dolor que le atacó en la espalda baja más suspiró nuevamente cuando este pasó así de rápido como llegó.
-- ¿Pasa algo abejita?
-- No, estoy bien --Le tranquilizó y se acurrucó más entre los brazos del castaño quien asintió aun no tan convencido más siguió mimando el cabello del menor para así matar el tiempo en lo que los niños salían del colegio.
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