|| Nueve ||
JaeYoon estaba feliz, muy feliz a decir verdad.
Había pasado quizás unos dos meses desde la llegada de los park a su vida, sí, como leyeron, dos bonitos meses.
Luego de culminar el tiempo de vigilancia, Jake se negó a que se fueran y volvieran a como vivían antes, luego de tantas súplicas y casi llanto, finalmente SungHoon aceptó quedarse con la condición de ayudarle con los gastos de la casa ya que claro, como bonito regalo de cumpleaños, la dueña del café al que siempre le compraba comida cuando vivía en las calles le había dado un puesto como empleado allí y la paga era muy buena a comparación de lo que ganaba antes vendiendo caramelos.
Recordaba como en su cumpleaños, a poco de que el tiempo de vigilancia terminara, Jake como ''regalo'' les había llevado a él y a sus hijos en la mañana de compras, volviendo a casa con casi diez bolsas de ropa por más que el pelinegro se negó, ya en la tarde habían ido a almorzar a un restaurante y luego a un parque de diversiones donde realmente la pasaron bien los cuatro.
Ambos se sintieron en aquel bonito momento como una familia y que los dueños de los puestos de feria en el parque les dijeran que hacían una bonita familia no ayudaba a sus sonrojos que parecían no querer irse aquella tarde.
Cabe destacar que ambos adultos se volvieron mucho más unidos, en sentido de que se trataban como amigos de toda la vida, las bromas jamás faltaban y claro, los sonrojos provocados por Shim para admirar el lindo gesto de timidez de park tampoco faltaba.
Mientras, SungHoon en cierto modo sentía que su vida mejoraba.
Sus hijos habían engordado un poco más, ya no vivía con miedo a que servicios sociales les encontrara, podía tomarse un respiro de todo su estrés y su trabajo era estable por así decirlo, tenía un techo donde vivir temporalmente -ya que no pensaba molestar tanto a Jake en su espacio- y finalmente contaba con un amigo y confidente.
Aunque Shim se negara, él comenzó planes para buscar un pequeño hogar para él y sus hijos, no quería, según él, molestar durante más tiempo a Jake en su hogar de lo que ya habían hecho.
Quizás y también esa era una escapada a afrontar lo que sentía, no creía que fuera normal sonrojarse con cada halago que el australiano le dedicaba, que su estomago se revolviera completamente y sus nervios estuvieran al máximo cada que lo tenía cerca u veía sin camiseta algunas veces que salía de la ducha sin esta.
Tenía miedo, aquello lo sintió solamente una vez y fue con su difunto prometido, con el padre de sus hijos y tenía miedo, no quería enamorarse, no quería salir lastimado nuevamente, se sentía tan poca cosa para alguien tan completo como Jake.
Un suspiro salió de sus labios perdido en sus pensamientos llamando la atención de la señora mayor a su lado.
-- ¿pasa algo cariño? --Le miró la mujer mayor a lo que le miró y negó.
-- No señora Lee, solo pensaba --Sonrió tranquilo, no había muchas personas ese día en el café y se acercaba su hora de retirada.
-- ¿En Jake? --Alzó una ceja mirándole juguetona, conocía muy bien al joven como para no saber aquello, era como un hijo más.
Además de que su teoría se confirmó al ver el bonito sonrojo que se extendió en las mejillas del pálido quien cubrió su rostro avergonzado.
-- ¿Es muy notorio?¿Soy muy obvio? --Le miró entre sus deditos.
-- para los que te conocen bien, sí lo es --Rió la mujer y se sentó en un taburete-- Seré directa, ¿Te gusta?
SungHoon sentía que sus mejillas iban a explotar en ese momento de la vergüenza.
No quería admitirlo pero debía, el no era estúpido, ya había pasado por ello antes y sabía muy bien que lo que sentía era más que simple atracción.
Asintió lentamente escuchando el chillido de la mujer emocionada.
-- Ay dios, crecen muy rápido --Fingió secar una lágrima-- ¿Ya le has dicho?
-- ¡Claro que no! --Chilló ahora el menor mirándole-- N-no quiero que crea que lo u-uso, él es muy l-lindo conmigo y los niños, ha hecho mucho por nosotros, n-no quiero arruinar la amistad que creamos...
-- Ay dios, estos jóvenes de ahora --Rodó los ojos la mujer y le miró-- Hijo, te daré un consejo, no te guardes nada, no sabes lo que él puede sentir, las cosas simplemente pasan, no tienes la culpa de que te guste --Le señaló-- No pierdes nada con contárselo, además de que estoy vieja pero no ciega y ese muchacho te ve como si viera el último plato de comida en la tierra.
-- ¿No pudo hacer una comparación menos... así? --Rió aun avergonzado.
-- No --Sonrió la mujer victoriosa y se levantó-- piénsalo bien Sung, enamorarte otra vez no está mal, no es prohibido, de seguro HyunDae querría que continuaras tu vida feliz --Mencionó a lo que el menor bajó la mirada, hacía tanto no escuchaba aquel nombre-- Iré por los niños, no vaya a ser que entre HeeSeung, SeonWoo y Jay ya me hayan quemado la cocina, ya puedes retirarte Hoonie --Sonrió y se fue hacía la parte de la cocina donde su nieto y los hijos de SungHoon jugaban.
El pelinegro suspiró reflexionando bien aquellas palabras mientras se levantaba y acomodaba todo en el mostrador para ir a buscar sus cosas y la de sus pequeños.
Se sacó el delantal con el nombre del café que era como su uniforme y peinó un poco su cabello con su mano antes de tomar su mochila y sonreír viendo a sus niños caminar a él mientras comían cada uno una galleta.
-- Vámonos pequeños, despídanse de la señora Lee y HeeSeung --Sonrió a lo que sus niños reverenciaron ante ambos.
-- Adiós señora Lee, adiós HeeSeunggie Hyung --Sonrieron ambos despidiéndose con sus manitas.
-- ¡Adiós!, mañana traigo mis carritos para que juguemos --Sonrió el niño mayor con emoción ya que aquellos dos niños fueron sus primeros amigos.
-- Está bien Hyung --sonrieron ambos.
Tomó las manitas de sus pequeños y se retiró del lugar rumbo a la parada de transporte público para ir a casa.
Mientras caminaba, un auto negro lujoso se acercó a ellos y se estacionó a su lado, por lo que inevitablemente colocó a sus hijos del lado contrario al auto y apuró el paso.
-- ¡Hey Hoon! --Escuchó una voz más que conocida y soltó sus nervios antes de mirar mal a Jake.
-- ¡Casi me das un infarto! --Chilló acercándose con sus niños de la mano quienes saludaron a Jake con sus manitas libres.
-- ¡Hola Hyung! --Sonrieron ambos.
-- Hola pequeños --Sonrió y sacó al seguro de las demás puertas-- Suban, ya iba a casa y decidí pasar por ustedes, menos mal y decidí dar la vuelta --Rió leve.
park evitó rodar los ojos y abrió la puerta trasera para subir a sus pequeños y colocarles el cinturón de seguridad antes de cerrar la puerta y subir de copiloto.
-- ¿Qué tal te fue hoy Jake? --Le miró tras colocarse el cinturón y que Shim arrancara.
-- Me fue bien, aunque sigo sin creer que aun no pueda entregar el boceto, siento que algo le falta pero según ellos está más que perfecto --Respondió-- ¿Y a ustedes?¿Qué tal les fue?
-- Nos fue bien, los niños jugaron todo el día con el nieto de la señora Lee --Sonrió park-- ¿Y de qué es el boceto?, si se puede saber, claro.
-- Tranquilo, es una pista de patinaje pública --Sonrió y miró al contrario al estacionarse por un semáforo en rojo, viendo el brillo en ojos de este.
-- ¿Enserio harán uno para la comunidad? --Abrió su boca sorprendido.
-- Sí, pensé en los chicos que esperan hasta el invierno para practicar así que preferí una pista a otro centro comercial u hotel --Sonrió orgulloso de su elección-- ¿Te gusta el patinaje?
-- Me encanta, antes de tener a los niños solía ir a practicar, se me presentó una vez la oportunidad de entrar a una competencia, pero no acepté, me gustaba el patinaje para relajarme, no estresarme en competencias --Contó con una sonrisa mirando la carretera.
-- Vaya, osea que tengo un casi patinador profesional en mi auto --Rió-- Yo ni mantener el equilibrio sé --Rió junto a park, los niños iban en su mundo jugando con sus peluches de minions.
-- Ni tanto, solo soy bueno en ello --Se encogió de hombros.
Jake sonrió y asintió mientras entraba al terreno de su hogar, tras unos minutos ya se estaba estacionando en el garaje y apagando el auto.
Tomaron sus cosas y bajaron, SungHoon abrió la puerta a los niños quienes se habían sacado el cinturón para salir cual balas a la casa.
-- Creo que iban aburridos --Rió Shim y se acercó a Sung quien rió cerrando la puerta-- Oye Sung... me preguntaba s-si... --Comenzó a balbucear incoherencias confundiendo al más bajo.
-- ¿Qué?
-- M-me preguntaba si te gustaría ir a-a c-cenar una n-noche, y-ya sabes, s-solos los dos... --Soltó con nervios-- ¡S-si no quieres tranquilo!
El pelinegro sintió toda su sangre subir a sus mejillas de golpe sintiendo su corazón acelerarse y sus nervios florecer.
-- Y-yo... c-claro, me encantaría --Sonrió tímido con el rubor en sus mejillas.
Shim sonrió pareciendo aliviado al aceptar y asintió antes de ayudarle con su mochila y caminar junto a él a la casa donde los niños esperaban a que abrieran la puerta.
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