Capítulo 6: Lo que se tenga que hacer
"Lo único que necesita el mal para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada."
-Edmund Burke
Las 8 de la noche, marcaba el reloj de la sala de control del buque. Varios oficiales trataban de recuperar la comunicación con el equipo de la general Sánchez, sin saber las desgracias que habían pasado tras el ataque de Tres dedos con la trampa de los arboles.
En la isla, Mónica y "Predicador" tenían sus propios problemas. El lugar en el que habían caído, que resulto ser el territorio de los misteriosos dinosaurios, era muy cerrado. Siendo muy complicado el poder escapar de ahí para ellos. Tal vez los pequeños dinosaurios habían escogido este lugar como territorio y refugio, al ser de difícil acceso.
Los problemas no terminaban ahí, pues al ver intrusos en su territorio, los animales muy pronto bajarían a defenderlo. El tiempo era muy corto, y las opciones muy pocas. Una primera opción seria escalar las húmedas paredes de tierra, agarrándose de varias lianas que están tendidas en todo el alto. La segunda opción seria intentar subir por las rocas de una pequeña cascada que esta al frente de ellos, la roca es mas dura y menos resbaladiza que la tierra. El problema es que es demasiada alta, a parte de la constante agua que cae.
Los extraños dinosaurios empezaron a bajar en grupo por la pendiente empinada, haciendo uso de sus garras, clavándolas en la tierra para evitar sufrir una caída. La primera opción se había ido al tacho tras ver que los pequeños desgraciados la estaban usando. No quedaba de otra, tenían que intentar escalar la cascada.
—Vamos "Predicador" no hay tiempo —Dijo Mónica animando a su soldado a subir la cascada—.
Sin embargo, "Predicador" no se sentía bien. Aparentemente, la mordida que el dinosaurio le había dado en el brazo, se había infectado de una manera muy repentina. Se piñizcó en la mano del brazo infectado, para su sorpresa ya había perdido la sensación de dolor. Muy probablemente la mordida de esos animales tenia un efecto analgésico, inclusive veneno.
—Ya voy mi general —Dijo "Predicador" corriendo con su brazo colgando de él—.
Mónica noto eso—"Predicador", ¿Qué ocurre? —Preguntó—.
—Creo que el mordisco que me dio ese pequeño bastardo tenia veneno.
Mónica subió la primera roca, para luego poder subir a "Predicador". Ambos siguieron con esa rutina, hasta llegar a lo mas alto. Había una elevación de unos tres metros, demasiado alta para subirla individualmente. A su atrás de ellos, los misteriosos dinosaurios ya habían llegado al piso de su territorio. En grupo se acercaban lentamente hacia la posición de los militares, lanzando pequeños rugidos, tratando de aturdir a sus presas.
—¡Maldición llegaron! Tendré que ayudarte a que puedas subir lo mas rápido posible —Dijo Mónica alterada por la situación—.
—Yo casi no tengo fuerzas, si llego arriba no podre ayudarla a subir a tiempo. Tendrá que subirse sobre mi para poder escalar —Dijo "Predicador" ya muy afectado por el veneno—.
—Pero-...
—¡No hay tiempo general, debemos actuar ya!
Mónica subió a los hombros de "Predicador", tratando de alcanzar la cima. El grupo de los dinosaurios llego a la cascada y empezaron a intentar escalar, pues al ser una superficie mas áspera y dura, sus garras no les pueden ayudar.
La general logro tomar impulso, y finalmente logro trepar la cima. Rápidamente intento extender su mano para poder subir a "Predicador", pero la altura le impedía al soldado poder tomarla. Mónica quería ir en busca de una liana, para poder ayudarlo.
El soldado empezó a analizar la situación. En el tiempo que Mónica demoraría tratando de buscar lianas, los dinosaurios llegarían, y después de matarlo en ese lugar, lograrían subir a la cima, pues esta parte era tierra y no roca.
—Déjeme General.
—¿Qué estas diciendo "Predicador"?
—Solo mire abajo mío, esas cosas ya están cerca. Y haga lo que usted haga, yo terminaría en las fauces de esas bestias. Pero yo puedo distraerlos para que usted huya de acá.
—¡No te des por vencido, voy a sacarte de ahí!
—Solo dígale a mi esposa, que la amo, y que me perdone por no haber podido pasar tiempo con la familia. Y a mi hija, que estoy muy orgulloso de ella, y que siempre la voy a ver desde arriba. No baje por mi, por favor.
—¡"PREDICADOR"!
—Fue un placer estar a sus ordenes, mi general.
El soldado empezó a bajar por otro lado, llamando la atención de los pequeños dinosaurios. Al llegar a los pies de la cascada, empezó a agarrar rocas para lanzarlas a aquellos animales que estaban intentando subir la cima.
Ya con la atención del grupo de dinosaurios, intento correr lo mas lejos posible de la cascada. El veneno en su cuerpo progreso mas, haciéndolo cansar muy rápido. Busco una roca grande, se sentó en ella, agarro la cruz de su collar y espero a que los animales se acercaran hacia él.
—Señor, confió en ti mi alma —Dijo por ultima vez Matías Mora "Predicador"—.
Los dinosaurios se abalanzaron hacia él, uno de ellos mordió su cuello para poder matarlo al instante. Los demás usaron dientes y garras, rasgando su ropa para poder llegar a la piel del soldado. con las garras abrieron el vientre del pobre hombre, usando los dientes para sacar todos los intestinos del interior. Pues usarían el cadaver del soldado, para poner sus huevos dentro de él.
—Descanse en paz, soldado Mora —Dijo Mónica tras ver la muerte del ultimo de sus hombres—.
Ella no iba a hacer que el sacrificio de "Predicador" sea en vano, y empezó a correr entre el extenso bosque de la Isla Sorna.
En el buque la mayoría de oficiales ya habían perdido la esperanza de creer que el equipo siguiera con vida, tras no recibir respuesta alguna de las radios, abandonando la sala de control para tratar de pedir refuerzos de tierra firme. Brooklynn y Darius, se habían quedado todo ese tiempo escondidos en el ducto de ventilación, escuchando todo el alboroto.
—No puedo creer que se hayan dado por vencido estos militares, ellos pueden seguir vivos —Dijo Brooklynn enojada—.
—Brooklynn, hay que admitirlo, es poco probable que sigan vivos —Dijo Darius—.
—Hay que probarlo —Brooklynn pateo la rejilla del ducto de ventilación, escabulléndose por la sala, para agarrar una de las radios—.
Ya con una radio en mano, regreso rápidamente hacia el ducto de ventilación, poniendo la rejilla en su lugar. Empezó a intentar probar lograr comunicación con Mónica.
La general finalmente se detuvo de tanto correr. Se sentó junto a un árbol, pensando en sus soldados que murieron. Y preguntándose ¿Qué será de Chávez o de Rojas? ¿Habrán logrado llegar donde el objetivo y acabarlo? ¿O también estarán muertos?
Para quitarse de dudas, trato de arreglar su radio, que se había malogrado tras la caída, mas el agua del río. Se la paso varios minutos probándola, hasta que logro hacer contacto con la radio de Rojas.
—¡Rojas! ¿Estas ahí?, responde —Dijo la general, sin recibir respuesta—Rojas contesta —De pronto, escucho un ruido, eran los sonidos de las compys, que habían devorado el cuerpo del soldado, tras su pelea con Chávez. A Mónica solo le vino por la mente tantas cosas tras escuchar eso—.
Trato de hacer contacto con la radio de Chávez, pero esta había sido destruida, después de la pelea con Tres dedos. De pronto, una radio mas intento entrar en el canal —Mónica, responde soy Brooklynn. Si me oyes, por favor responde.
—¿Brooklynn? —Dijo Mónica algo sorprendida—.
—¡Es ella! Te lo dije Darius —Dijo Brooklynn—Sabia que no estabas muerta, ¿Qué sucedió?.
—Ay, mis hombres y yo caímos en una trampa. Caímos 4 de un acantilado hacia el río, soy la única que sobrevivió de la caída. Y dos de mis hombres, muy probablemente estén muertos. Lo cierto es que, estoy perdida y sin armas.
—Descuida, buscaremos a algún oficial para darles la noticia —Dijo Darius—.
De pronto, Mónica escucho un ruido muy cerca de ella. Al voltear se dio cuenta que era uno de los misteriosos dinosaurios, este la había seguido hasta acá.
—Niños debo irme —Susurro Mónica por la radio—.
—¿Es el caníbal? —Dijo en voz baja Brooklynn—.
—No, es un extraño dinosaurio que me esta acechando.
—Espera, Darius sabe de dinosaurios, te podemos ayudar —Dijo Brooklynn, pasándole la radio a Darius para que lograra ayudar a salir de esa situación a Mónica— Darius, por favor, Mónica te necesita.
—Ok, Mónica, ¿Cómo luce el dinosaurio? —Pregunto en silencio Darius—.
—Es de estatura pequeña, tal vez de un metro o menos. Tiene un cuerpo delgado, con patas con unas garras mas grandes que las demás. El cuello es largo y delgado, y su mandíbula tiene dientes muy pequeños. Además posee unos ojos grandes, y es como si brillaran en la oscuridad.
—Por lo que me has contado debe ser una especie de troodontidae. ¿Me dijiste que tenia ojos grandes con bioluminiscencia?
—Así es.
—Muy probablemente sea un cazador nocturno. Quiere decir, que es corto de vista, por lo que usa otros sentidos para guiarse.
—¿Qué me recomiendas hacer?
—De seguro tenga un olfato muy agudo. Tienes que esconder tu olor, y trata de no hacer ruido.
Mónica empezó a escabullirse silenciosamente del troodón, buscando con que ocultar su olor. Se le ocurrió ir en busca de un pequeño riachuelo, por tierra húmeda. Al tratar de hacer eso, hizo que el troodón lograra localizarla. La general subió a un árbol para evitar ser atacada por el animal.
Empezó a trepar las ramas del árbol, tratando de localizar desde lo alto un riachuelo. Pudo escuchar uno, pero se oía muy bajo, por lo que de seguro estaría muy lejos de su posición. El troodón intentaba trepar al árbol, pero Mónica empezó a botar ramas hacia el suelo, tratando de confundir al animal ciego. Esto le resultó, por lo que trato de bajar en silencio, y empezar a correr hacia el riachuelo, guiándose por sus oídos.
El troodón empezó a perseguirla, corriendo tan rápido, que muy pronto lograría alcanzarla. A Mónica se le ocurrió un plan.
—¿Niños siguen ahí? —Dijo Mónica por la radio mientras huía—.
—Acá estamos, ¿Qué necesitas? —Pregunto Brooklynn—.
—Quiero que griten por la radio lo mas alto que puedan a mi señal, voy a intentar distraerlo.
—Copiado —Dijeron ambos campistas—.
La general se escondió detrás de unas rocas, y dio la señal a los niños para que empiecen a gritar. Mónica agarro la radio, y la lanzo en su dirección opuesta. Al oír los ruidos que hacían los campistas por la radio, el troodón trato de localizarla pensando que se trataba de algún animal.
Eso dio el tiempo necesario para que Mónica lograra localizar el riachuelo. Se tiro sobre una zona húmeda, y empezó a revolcarse para ocultar su olor con el lodo. Ya una ves cubierta totalmente del lodo, se escondió entre unos arbustos, esperando a que el troodón se retirara de la zona.
El animal había estado mordisqueando la radio, pero luego de notar que no era comestible, lo ignoro y siguió su camino. Usando su olfato, trato de localizar a Mónica. Llego hasta el riachuelo, sin embargo tras esconder Mónica su olor, junto a su baja vista, le impido poder encontrarla. Retirándose del lugar.
El Troodón se empezó a retirar, aliviando a Mónica, pero sus problemas no terminarían ahí. El dinosaurio soltó varios gruñidos de agonía, seguido de un silencio. ¿Qué demonios paso?, dijo mentalmente Mónica. Mirando a través de los arbustos, noto que al animal le había alcanzado una flecha. Solo alguien en la isla puedo haber hecho eso.
—¿Mónica que sucede, estas bien? —Pregunto Brooklynn por la radio preocupada, tras escuchar los gruñidos del Troodón—.
Una risa macabra se hizo oír por toda la zona, esto le traje un mal presentimiento a los campistas, que la habían escuchado por la radio.
—Esa risa solo puede tratarse de alguien... —Dijo Darius asustado—.
—Es Tres dedos, él es caníbal que seguía con vida... —Afirmo Brooklynn—¡Mónica, huye de ahí! ¡Ese caníbal es peligroso!
Tres dedos agarro la radio, reconociendo las voces detrás del aparato. Él los vínculo como los asesinos de su familia. Acerco la radio a su boca y soltó un pequeño quejido, intimidando a los campistas, que se quedaron petrificados tras escucharlo. El caníbal arrojo la radio al suelo, aplastándola con el contrafilo de su hacha.
El caníbal intento buscar a la general, sospechando que esta muy cerca de el lugar. Mónica solo se quedo inmóvil en el suelo, detrás del arbusto, viendo como el caníbal se acercaba lentamente hacia ella.
Al llegar hacia el arbusto donde se había escondido la general, Tres dedos uso su hacha para mover al follaje, dándose cuenta que ya no había nadie ahí. El caníbal se volteo, buscando con su mirada entre el bosque, alguna pista de donde podría escondida.
Mónica salió a su atrás cargando una gran rama de un árbol, dándole un fuerte golpe en la cabeza, tumbando al caníbal en el suelo. Cuando Mónica iba a darle otra golpiza, Tres dedos uso su hoz, para causarle un corte en el brazo derecho de la general. Mónica agarro la zona de la herida, soltando la rama. Tres dedos aprovecho eso para levantarse, pero antes de que lo lograra, Mónica le dio una patada en la espalda, y se hecho a correr por el bosque.
Tres Dedos fue a su atrás, aunque la perdió entre la vegetación del bosque. Mónica corría agarrando su brazo, mirando a su atrás, olvidando de un detalle muy importante. Repentinamente, un agujero se abrió en la tierra, el suelo de ese hoyo estaba lleno de estacas con las puntas hacia arriba. Mónica cayo en el, pero para su suerte, la distancia entre cada estaca era considerable, pues esta trampa estaba pensada para dinosaurios de un tamaño considerable, terminando inconsciente. El caníbal paso muy cerca de esa, sin percatarse de la trampa en la que había caído Mónica. Siguiendo su camino tras no encontrar a su presa.
La tormenta que previamente había retrasado al helicóptero que iba a venir por los niños, llego a la zona de las 5 muertes. El viento resoplaba con fuerza, haciendo que el mar se volviera un monstruo, junto a la lluvia torrencial. Para la mala suerte de la general, el agujero en el que había caído se estaba llenando de agua, pues los riachuelos se desbordaron, gracias a la lluvia. Muy pronto Mónica estaría bajo el agua.
Los campistas salieron de la sala de control, buscando a los oficiales, para informarles de lo sucedido. Pero al estar la radio de Mónica destruida, no tenían prueba para confirmar que la general seguía con vida, por lo que simplemente los ignoraron. Ambos regresaron a la sala de control a discutir.
—¡Ese caníbal le va a hacer algo a Mónica! Tenemos que hacer algo, Darius —Dijo Brooklynn alterada—.
—Woo, woo, woo, ¿A que te refieres con hacer algo?. No estarás pensando en ir a la isla —Dijo Darius desconcertado—.
—Darius, los soldados no nos creen. Y por lo que veo, no se animan a enviar un equipo de ayuda a la isla. Solo piensa en todo lo que le puede pasar a Mónica en ese lapso de tiempo. Ya pase por esto una vez, con Hap... No permitiré que vuelva a ocurrir —Dijo Brooklynn mientras intentaba irse de la sala—.
Darius tomo del brazo de Brooklynn para detenerla—¡Brooklynn no!. Se que te preocupas por ella, pero solo somos unos niños, no podemos volver ahí a arriesgar nuestras vidas. No te quiero perder.
Brooklynn tras escuchar lo dicho por Darius se detuvo, y ambos se quedaron abrazados. Sin que Darius lo notara, Brooklynn agarro la llave de la puerta de la sala de una mesa. Acerco su boca al oído de Darius y le susurro—Sé que es peligroso Darius, y no te voy a obligar a volver ahí. Es por eso que hare esto —Brooklynn empujo a Darius, y salió corriendo afuera de la sala, cerrando la puerta y poniendo llave, para evitar que Darius salga de ahí.
Por la ventana de cristal de la puerta, ambos se quedaron mirando. Darius intentaba abrir la puerta, para evitar que Brooklynn cometiera una locura—¡Brooklynn, ábreme!.
—Es por tu bien que hago esto Darius. Sé que muy probablemente sea un viaje sin retorno, y es por eso que no te dejare venir conmigo. No te quiero perder —Brooklynn antes de irse por el pasillo del buque, volteo a mirar a Darius por ultima vez—Adiós Darius —.
—¡BROOKLYNN NOOO! —Grito Darius, mientras buscaba la forma de poder salir—.
De pronto recordó la manera en la que habían entrado en primer lugar a la sala de control, los ductos de ventilación. Darius quito la rejilla, adentrándose en el ducto, arrastrándose para buscar una salida e impedir que Brooklynn vaya a la isla.
Brooklynn se dirigió corriendo a la cubierta del buque, buscando entre la tormenta, el yate de Mitch y Tiff. Logro visualizarlo entre la lluvia, tenia las luces prendidas como la ultima vez. Esto de seguro le habrá bajado batería. Ahora solo debía encontrar la forma de bajar.
En eso a su atrás, escucho la voz de Darius—¡Brooklynn, no lo hagas! —El grito del campista alarmo a los oficiales que se encontraban merodeando el lugar. Rodeando a la joven, y empezando a negociar con ella, para que regresara a su habitación en el buque.
—La general Mónica sigue viva y necesita de mi ayuda. Ya que ustedes no nos han querido creer, tendré que hacerlo por mi cuenta —Dijo Brooklynn mientras se subía al barandal—Por favor, no me sigas Darius —Dijo por ultima vez, y repentinamente dio un brinco hacia el mar—.
Los oficiales presentes y Darius, se acercaron hacia el barandal tratando ver que como se encontraba la joven. Brooklynn ascendió sobre la superficie, tomando aire. La corriente era muy fuerte, y la lluvia le impedía tener buena vista. Pero tras largos nados, logro subirse al yate.
—¿Qué no van a hacer nada? —Les grito Darius a los oficiales—.
—No podemos simplemente saltar, necesitamos un equipo especial de salvavidas —Explico uno de los soldados—.
Darius al ver que nadie iba a hacer nada, hizo algo de lo que muy pronto se arrepentiría—Brooklynn perdóname, pero tendré que romper mi promesa —Dijo Darius, cerrando los ojos, y saltando por la borda hacia el turbulento mar.
Brooklynn vio todo eso desde el yate, gritando hacia el océano el nombre de Darius, pues no había salido a la superficie todavía. Los segundos pasaban, y Darius aún no salía. Brooklynn se propuso saltar del yate y buscarlo, pero antes de que lo hiciera, Darius salió hacia la superficie, tomando mucho aire, y dirigiéndose hacia el yate.
—¡Nada Darius, toma mi mano! —Gritaba Brooklynn, extendiendo su brazo. Darius llego a la cubierta, y Brooklynn logro subirlo a bordo—.
—¿Por qué lo hiciste? Te dije que no me siguieras —Le reprochaba Brooklynn a Darius—.
Él fue directamente hacia ella, le sujeto de los brazos, y le dio un pequeño beso—Porque no quiero perderte. Lo que acabas de hacer es un locura, pero creo que yo estoy aún mas loco por haberte seguido.
—¿Y el beso por qué fue? —Pregunto algo confundida Brooklynn—.
—Bueno, tú en esa isla me diste nuestro primer beso, así que yo daré nuestro ultimo. Por si acaso no regresamos con vida.
Ambos caminaron hacia la cabina, para empezar a dirigir el yate hacia la isla—Y bien superestrella, ¿Tienes algún plan de como nosotros dos venceremos a ese caníbal?
—Ahora que lo mencionas, cuando subimos acá por primera vez, vi un baúl con algunas armas que olvidaron Mitch y Tiff. Las podemos usar.
—¿Y sabes usar armas?
—Oh vamos Darius, tú hiciste volar en pedazos a los caníbales de un disparo ¿Recuerdas?
—Si, pero salí volando. Ah... Ojala la suerte nos acompañe esta vez —Dijo Darius algo dudoso del destino de ambos—.
Brooklynn se dirigió hacia el baúl, sacando de el, una gran rifle de cacería. Cargándolo consigo hasta la cabina del yate, deteniéndose a ver junto a Darius por la ventana rota, las oscuras nubes de la tormenta cubriendo toda la Isla Sorna.
—Voy a por ti, Tres Dedos —Dijo Brooklynn, cargando el rifle, viendo al horizonte—.
—¿Qué vamos a hacer Brooklynn? —Pregunto Darius muy preocupado, y algo decepcionado de si mismo.
—Lo que se tenga que hacer.
CONTINUARA
GRAN CAPITULO FINAL ESTE DOMINGO 7 DE NOVIEMBRE
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