Capítulo 2: Hogar dulce hogar
"Hogar dulce hogar. Este es el lugar para encontrar la felicidad. Si uno no lo encuentra aquí, no lo encuentra en ninguna parte."
-M.K. Soni
Tres dedos se quedo viendo los cadáveres de los oficiales. Aunque ha primeras los había asesinado por pura rabia e ira acumulada, sentía que había roto una de las leyes mas fundamentales de la cacería, "No matar por diversión". Sabido eso, haría que las muertes de esos oficiales no hayan sido en vano, les daría un uso alimenticio. Después de todo, las ultimas presas que cazo junto a sus hermanos, yacen sus cuerpos totalmente calcinados.
El caníbal empezó a cortar ramas, y ha traer lianas de los arboles. Ya con todos los materiales a la mano, empezó a hacer algo similar a un trineo, para poder llevar los cadáveres de las ultimas victimas, y con el hambre que traía no iba a desperdiciar nada.
Luego de haber estado despedazando los cuerpos de los oficiales, los ordenó, amarro y los puso sobre el trineo. Se coloco dos lianas sobre los hombros, y con todas sus fuerzas empezó a arrastrar el trineo hacia lo mas profundo del bosque.
De regreso en altamar, tras haber escuchado los gritos de los oficiales asesinados por la radio, los altos mandos en el buque decidieron que enviarían a un equipo especializado en búsqueda y captura a la isla por la mañana. No seria un equipo de gran numero, de tratarse de un solo individuo armado en la isla, no seria necesario. El equipo seria liderado por la general Mónica Sánchez, junto a otros 5 hombres, pero por ahora todos descansarían, necesitan estar en sus mejores condiciones por la mañana.
En una habitación desocupada se encontraban Darius y Brooklynn, ambos estaban totalmente desconcertados y confundidos al saber que aun había un caníbal con vida en la isla, ¿Cómo era siquiera posible? fue lo primero que se preguntaron. A sus ojos, los tres caníbales habían muerto en la explosión, el simple hecho de saber que habían humanos que era capaces de resistir a tanto, les perturbaba.
—¿Por qué nosotros Darius? —Preguntó extrañada Brooklynn—Varias personas quieren poder ver fantasmas, mirar a un monstruo vivo o incluso vivir un apocalipsis zombi, ¡Pero yo no! —Exclamo Brooklynn, Darius la abrazó tratando de consolarla—Yo solo quiero que esto termine...
—Brooklynn, deja de pensar en eso por favor. Hay que agradecer que no fuimos nosotros a los que asesinaron.
—¡¿Y como quieres que deje de pensar en eso, si uno de los asesinos de nuestros amigos sigue vivo?!. Y lo peor es que nadie esta haciendo nada por eso. —Reclamo Brooklynn—.
—Ya escuchaste, mañana saldrá un equipo a acabar con él, nosotros ya no tenemos nada que hacer, solo esperar a que vengan a llevarnos de regreso al continente. —Dijo Darius—.
—A eso también voy, ¿Por que aun nos mantienen cerca de esa maldita isla?. Este buque no se ha movido de su posición desde que llegamos. —Gritó Brooklynn—.
—¡Brooklynn ya basta! ¡Actúas como una completa estúpida! —Grito Darius a Brooklynn de un impulso. Pero no tardo mucho en ver que la reacción de Brooklynn cambio completamente al escuchar eso ultimo—Brooklynn... yo... lo siento. No te quise decir eso perdón.
—Ah... tienes razón, ya no se ni que estoy diciendo o haciendo. Son muchas emociones Darius, siento que voy a explotar... —Reflexiono Brooklynn.
La puerta de la habitación sonó, era la general Mónica. Llamo a Darius, le dijo que su familia estaba al teléfono. Darius se emociono al escuchar, y salió corriendo de la habitación junto con la general a poder hablar con su familia después de tanto tiempo. Brooklynn se quedo a esperar, aunque se alegraba al ver a Darius tan feliz por hablar con su familia, sabia que nadie iba la a llamar a ella.
La general acompaño a Darius hasta una oficina, en ella había un teléfono algo anticuado, pero a Darius no le importo. ¿Hola?, dijo Darius por el teléfono, y en menos de un segundo se pudo escuchar un grito de emoción saliendo del teléfono, era la madre de Darius. La general se quedo viendo como Darius soltaba varias lagrimas al hablar con madre y hermano, tal escena le toco lo mas profundo de su corazón, y no evito soltar una sonrisa.
Mirando a su alrededor, se dio cuenta que Brooklynn no los había seguido. Se fue de regreso a la habitación, dejando a Darius hablando solo con su familia. Al entrar vio a la joven Brooklynn viendo la luna a través de una de las ventanas del buque. Se le notaba muy deprimida, y apagada, como si la luna le hubiera encantado bajo su brillar.
—¿Qué quiere? —Pregunto Brooklynn al sentir la presencia de la general—.
—Hola Brooklynn, pensé que seguirías a tu amigo —Dijo la general—.
—No tiene caso —Respondió fríamente la joven—.
—Se que ahora tu mente debe estar hecho un caos, esta no es situación por la que nadie debería pasar, menos una menor como tú —Dijo la general mientras se acercaba a Brooklynn—Pero lamentándote no haces nada, deberías descansar. Mañana un helicóptero los llevara a ti y a tu amigo de regreso al continente.
—No puedo dormir sabiendo que el asesino de mis amigos sigue vivo, y matando mas gente.
—Brooklynn se lo que debes estar sintiendo, pero no deberías preocuparte en eso, déjaselo a que yo y los soldados nos encarguemos.
—¿Y porque crees que puedes saber lo que estoy sintiendo ah? —Respondió Brooklynn molesta —Agradezco su falsa compasión, pero yo solo quiero estar sola.
La general se quedo callada, tomo un poco de aire, y se sentó junto a Brooklynn—Vi a mis padres ser asesinados cuando solo tenia 10 años —Dijo la general. Tras oír eso, Brooklynn se le quedo mirando— Veras yo nací en un barrio algo pobre en Costa Rica. A veces mis papás no tenían para darnos de comer, así que yo salía a vender fruta por las calles a escondidas. Cada vez que yo venia de la escuela, agarraba fruta de las chacras y salía a vender diariamente, se volvió mi rutina. Hasta que cierto día me descubrieron, y me prohibieron volver a hacerlo. Pero en el fondo sabia que necesitábamos un dinero extra. Sobre todo mi papá, había unos sicarios que le obligaban a pagar por el terreno, o sino nos matarían a todos. Cierto día después de haberlo escuchar llorar por la noche al no tener plata para poder pagarles, volví a hacer mi rutina de vender fruta por la calle. Ese día me había ido bien, había vendido todo. Me fui corriendo hacia mi casa, pero al llegar vi varias patrullas estacionadas afuera de ella. Cuando me acerque solo pude ver como estaban llevando los cadáveres de mis padres hacia una ambulancia. Me detuvieron para que no pudiera verlos, nunca me pude despedir.
—¿Y que fue lo que les había pasado? —Preguntó Brooklynn—.
—Esos malditos sicarios habían ido a matarnos por no haberles pagado. Fueron a mi casa a la hora en la que supuestamente debía de regresar de la escuela. Ni se habían fijado si yo estaba o no, simplemente rompieron la puerta de la casa, y acribillaron a mis padres que me estaban esperando en el comedor. Si no hubiera ido a vender fruta a la calle ese día, muy probablemente yo también estaría muerta. Pero es como si la vida me hubiera dado una segunda oportunidad.
Brooklynn se quedo en silencio tras escuchar lo dicho por Mónica, se había conmovida—Lo lamento. ¿Qué paso contigo después?.
—Bueno, no tenia familiares que se hicieran a cargo de mi, así que me llevaron a un orfanato. Todo el resto de infancia que me quedo, estuve de un hogar adoptivo a otro. Nunca llegue a quedarme mas de tres semanas en uno.
—¿Eras una rebelde?.
—Ja, si lo hubiera sido hubiera durado menos de un día, te lo aseguro. Tenia padres adoptivos que te golpeaban tan solo por mirarlos. Nunca me sentí como en casa en ninguno de esos lugares. Pero cada vez que eso pasaba, me volvía mas fuerte, ¿Sabes porque?.
—¿Por qué?.
—Porque sabia que siempre podía contar conmigo misma. Es lo que me ayudo a llegar lo que soy hoy.
—Vaya, creo que te juzgue mal. Eres muy valiente —Dijo Brooklynn admirando a Mónica—.
—No mas que tú —Le respondió la general—.
Brooklynn soltó una pequeña sonrisa, y en sus recuerdos se le vino a la cabeza alguien muy familiar—Sabes me recuerdas a Hap.
—¿Hap?, ¿Estaba con ustedes en Sorna? —Preguntó algo confundida la general—.
—A no, es una larga historia de la Isla Nublar.
—¿Interrumpo? —Preguntó Darius al verlas a las dos—.
—Para nada, ven. —Le respondió Brooklynn—.
Los tres se quedaron hablando un largo tiempo, al fin un momento de calma y amistad estaban disfrutando los dos campistas junto a alguien mas. En cierto momento la sargento vio su reloj, y noto que ya iba a ser medianoche.
—Bueno niños, me debo retirar a descansar. Si es que quiero estar en forma mañana, iré a capturar junto a mi equipo a ese maldito que les hizo sufrir. —Dijo la general mientras abandonaba la habitación—.
—Espera. —Dijo Brooklynn—Si vas a ir a esa isla, hay una o mas cosas que debes de saber.
—Es cierto, debes localizar las trampas que hay alrededor de todo el lugar. Pero por lo general suelen estar junto a los arboles, o algún arbusto. —Agregó Darius—.
—Y sobre todo, si ves a algún deforme, no dudes en disparar. —Termino por aconsejar Brooklynn a la general Mónica—.
—Gracias niños, ahora descansen. Nos espera un largo día a todos mañana. —Dijo la general, y se dirigió hacia su recamara junto a los demás soldados—.
—Oye, no me habías contado esa parte sobre Hap. Si que fue muy honorable de su parte. —Dijo Darius—.
—Lo sé. Yo solo me porte mal con él antes de que eso le pasara. —Dijo Brooklynn reflexionando. Un sentimiento de preocupación recorrió por su cuerpo, pues la general iba a pasar algo muy similar por la mañana —Solo espero que no vuelva a pasar...
Ambos jóvenes se recostaron en sus respectivas recamaras, y uno a uno se preparo para dormir. Pero otra vez, el sentimiento de la duda se apodero de Darius, ¿Qué significo ese beso para ella?.
—Tss, ¡Brooklynn! —Susurro Darius—.
—¿Si Darius...? —Dijo Brooklynn en un estado hipnagógico (entre la vigilia y el sueño)—.
—Bueno, tú si recuerdas cuando estuvimos en la cueva, Ahh. Ya se que lo dije antes, pero mi duda es, ¿Recuerdas cuando tú y yo nos- —Darius corto sus palabras, al escuchar los ronquidos de Brooklynn. Tal vez para la próxima vez, deba ser ir mas al punto—Ok... Yo ya te lo preguntare después, espero.
En el oscuro bosque de la isla, Tres dedos finalmente había llegado a su destino. Aunque por el trayecto tuvo que matar a varias compys que trataron de quitarle un poco de carne de los cadáveres, o peor aún, envenenarla.
El lugar al que Tres dedos había llegado no era ni mas ni menos que la antigua casa de sus familiares Pa y Ma. Si bien Cara de cráneo, les había dicho a los campistas que la casa había sido destruida por unos tiranosaurios, este se había encargado de volverla a reconstruir.
—Hogar dulce hogar —Dijo Tres dedos en su lengua nativa—.
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