Estaba oscuro, por suerte había una linterna aproximada a el. Al encenderla, el chico pudo observar una gran habitación de arcilla y tierra con varias cajas de armamento argentino y provisiones utilizados en ese entonces. El chico exploro el lugar tenebroso, cuando se tropezó y se raspó las rodillas y las manos, al voltearse a ver que causo su tropiezo, quedo pálido y con dificultad para respirar al ver un esqueleto rancio y sucio que le faltaba un pie, un brazo y la mandíbula.
En cuando se dio cuenta, había visto mas de estos cadáveres sepultados en el sótano de su casa. Acto seguido, salio de allí, prometiendo jamas volver a ese sótano,que sin duda, le dejo un gran trauma psicológico.