Un protector
Agus...
Ese chico rubio me lanzó unas alambres de púas hacia a mí pero en el último momento Fer corre y me rodea con sus brazos.
-¡Ah! -suelta un grito, poco a poco se afloja y cae en la arena teniendo unas profundas cortadas en su espalda-. ¡Fer! -exclamo, arrodillándome a su lado.
-Idiota -dice ese muchacho rubio. Camina hacia mí y me ve llorando-. ¡No te acerques! -hablo con la voz quebrada.
-Ja -ríe cínicamente-. Niña tonta, deja de llorar y salva su vida. -murmura serio, yo levanto la mirada y ha desaparecido.
-Fer... -noto que aún sigue respirando entonces llamo rápidamente a una ambulancia. Él entró a emergencias y los doctores están haciendo todo lo posible para salvarlo, yo permanezco afuera viendo por la ventanilla de la puerta.
-No te mueras Fer -susurro teniendo mi rostro empapado en lágrimas. Él salvó mi vida, me sentiré muy culpable si llega a morir, voy de un lado al otro por el pasillos mientras espero que alguien me de alguna noticia sobre Fer, en eso una enfermera sale de allí-. ¿Pudieron salvarlo? -pregunto teniendo un nudo en mi garganta por la angustia.
-Lo siento, hicimos todo lo que pudimos -responde haciendo que comience a llorar con más intensidad. Desde allí puedo ver cómo cubren su rostro con una manta blanca.
-No -susurro entrando por las puertas, miro su cuerpo recostado en la camilla, su sangre quedó por las telas y permanece aún conectado al aparato que mide los pulsos cardiacos, el mismo marca cero.
-Fer... -me recuesto sobre su pecho y lloro desconsoladamente mientras que unas enfermeras contemplan mi dolor.
En ese momento escucho un "Tic" que proviene de la máquina que está conectada a él, levanto mi mirada y el sonido se vuelve a repetir hasta que las pulsaciones de su corazón vuelven a aparecer, rápidamente las enfermeras se van en busca de un doctor dejándonos solos.
No puedo creer lo que está pasando, el corazón de Fer volvió a latir, de repente veo cómo él lentamente se levanta hasta sentarse en la camilla, aún tiene la manta en su rostro entonces se la quita y me mira a los ojos, sus ojos marrones conservan con ese brillo que me encanta.
-¿Agus? ¿Qu-Qué... pasó? -pregunta un tanto desorientado, en eso se quita los aparatos que estaban conectados a él y baja de la camilla-. ¡Ay no! -cubro mi cara estando roja de la vergüenza porque pude ver su...
-Perdona -se disculpa y toma una manta para cubrirse-. ¿Dónde está mi ropa? -me pregunta mirando alrededor.
-La cortaron mientras te curaban -contesto aún roja, tengo vergüenza de mirarlo a la cara.
-Carajo, esos eran mis jeans favoritos -bromea haciéndome reír. En ese momento unos doctores entran por la puerta, que fueron llamados por las enfermeras, y se sorprenden al ver a Fer vivito y coleando.
-Es increíble.
-Eh... ahora que estoy bien, ¿ya puedo irme? -pregunta él sonriendo. Cuando los doctores estuvieron muy seguros de que Fer estuviera bien le dieron el alta.
-Esta ropa de enfermero no me gusta -dice mirando con asco la ropa que le entregaron-. ¿Tienes ropa como para mí? -me pregunta mirándome con unos ojitos de cachorro.
-S-Sí... tengo ropa que es de mi hermano -contesto enternecida por sus ojitos.
-Bien, vamos a tu casa. -Toma mi mano y corre rápidamente arrastrándome.
-No tan rápido -digo tratando que baje la velocidad.
-Oh... perdón. Es que quiero quitarme esta maldita ropa. -Saca la lengua haciendo que ría. Cuando llegamos, saco mi llave y abro la puerta.
-Mmm... ¿No hay nadie? -habla Fer entrando después que yo y cierra la puerta con pie.
-Mierda, no creo que sea una buena idea traer a Fer a mi casa. ¿Y si se sobrepasa conmigo?
-¿Dónde tienes la ropa? -dice mirando alrededor.
-Genial, encima ya lo vi desnudo y lo tendré desnudo en mi casa -me digo poniéndome roja.
-Aquí. -Camino por el pasillo y entro en la primera puerta, esta era la habitación de mi hermano antes que viajara a Inglaterra.
-Esta ropa está súper -habla el castaño mientras revisa los cajones y saca la ropa que se pondrá.
-Avísame cuando estés listo -hablo agachando la mirada estando lista para irme pero él me detiene diciendo.
-No hace falta que te vayas, ya me viste desnudo -habla con una sonrisa pícara haciendo que me ponga más roja de lo que estoy.
-Ahora vuelvo. -Cierro la puerta y me dejo deslizar hasta abajo-. ¡Qué verguenza! -me digo tapando mi boca con ambas manos para no gritar de la emoción, porque cuando lo ví como vino al mundo... es perfecto. Mientras muerdo mi labio al recordar su cuerpo, la puerta se abre y caigo de espaldas.
-¿Qué haces ahí? -Fer me extiende su mano hacia a mí y me ayuda a levantarme, aún tiene su torso descubierto y evito mirarlo por más tentador que sea.
-Nada. No hago nada -digo rápidamente estando nerviosa.
-Gracias por la ropa. -Él camina hacia la cama y toma una camisa gris. Se vé muy bien son esos jeans. Pero cuando veo su espalda agacho la mirada, sintiéndome muy culpable.
-¿Qué tienes? -me pregunta al ver mi estado.
-Es mi culpa -murmuro agachando la mirada-. Mira tu espalda -indico, entonces él va frente a un espejo del pasillo y ve las profundas cortadas ya cicatrizadas que bajan desde sus omóplatos hasta la espalda baja, parecen dos alas, sé que no lo son y por mi culpa lo hirieron de esta manera.
-Hey... ¿Cómo es que sanaste tan rápido? Dijeron que moriste -le explico estando confundida con todo esto.
-No sé -contesta subiendo y bajando los hombros.
-Yo... -agacho la mirada, sé que Fer está bien pero casi lo matan por mi culpa, inevitablemente dejo que varias lágrimas salgan de mis ojos, él me mira confundido.
-¿Y ahora por qué lloras? Te dije que no me gusta verte llorar. -el castaño se acerca a mí y seca mis lágrimas con delicadeza.
-Es que... casi te matan por mi culpa -respondo con la voz quebrada-. Sentí un fuerte dolor cuando me dijeron que estabas muerto.
-Shh... -Fer me abraza, sus abrazos son siempre cálidos y me tranquilizan por completo-. Mírame, no sé por qué, pero estoy bien -susurra dulcemente.
-Pero... tengo miedo de que te vuelvan a lastimar. -Mi llanto se a calmando y miro los preciosos ojos marrones de Fer.
-Yo me moriría si a vos te ocurriera algo. -Él toma mi rostro y me besa en los labios, no me resisto y me dejo llevar.
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