Primera palabra
Mar...
Mientras que yo cuido a la pequeña Lucy, pienso en lo que me digeron mis hermanos, tal vez Fer no sea un peligro para mi hija después de todo.
-M-Mar... -le escucho decir a Darío.
-¿Qué? -volteo rápidamente y lo veo apenas pudiéndose sostener por el marco de la puerta.
Su ropa está rota y desgarrada, tiene heridas en sus brazos y golpes en el rostro, además las alambres de púas estan envuetas fuertemente por su brazo derecho.
Rápidamente dejo a la pequeña en la cama y me acerco a ayudarlo, paso su brazo por mis hombros y lo llevo despacio hacia la cama. Lucy, quien estaba jugando con una muñequita de trapo, se corre un poco dándome lugar para recostar a su padre.
-¿Quién te hizo esto? -pregunto angustiada pero a la vez furiosa. -Fu-Fue el... desgraciado d-de Fer. -contesta estando muy adolorido. Toco su vientre y levanto el borde de su remera al sentir algo raro, es cuando veo una profunda herida, no, no es profunda, algo atravezó su cuerpo.
-¿Fer? -repito confundida.
-Sí, me atacó de sorpresa y no pude sólo con él. -me explica.
-¿Qué le hiciste? -pregunto mirándolo seria.
-Nada. -contesta nervioso.
-¿Estás seguro? -murmuro acercándome a él y pongo mis manos en su pecho.
-¡Agr! -repirme un grito de dolor que yo le ocacioné -Bueno, es que estaba molestando a su novia. -confiesa agachando la cabeza.
-Ah... era por eso. -le doy un golpe en su hombro haciendo que se queje.
-Duele. -frence el ceño.
Entonces Lucy se acerca y se cuelga por su cuello -Papi. -la escuchamos decir y abrimos grandes los ojos. Yo miro a Darío y él a mí y después miramos a la niña.
-Dijo "papi" soy su primera palabra. -él se acerca emocionado hacia mí y me da un beso mientras me levanta de la cintura.
-¿Que no estabas lastimado? -pregunto al verlo bien.
-C-Creo que... ya estoy bien. -murmura confundido.
Ambos miramos a nuestra hija y ella sonríe, tiene su naríz arrugada y sus mejillas rosas, es muy tierna.
-¿Puedes decirlo otra vez Lucy? pregunto sonriendo arrodillandome junto a la cama.
-Se llama Brenda. -dice Darío acercandose a mí -Decí "Papi". -pide él.
-Mami. -habla la bebé haciendo que mi sonrisa crezca cada vez más, me acerco a ella y la tomo en mis brazos para darle un tierno abrazo -Sí, soy tu mami.
-No me dejen afuera. -Darío se acerca y nos rodea con sus brazos a ambas.
-¿Qué más puedes decir bebé? -le pregunta su papi.
La pequeña de ojos verdes nos mira pensativa y sonríe diciendo el nombre de una persona que Darío odia más que a nadie.
-Fer.
-¿Dijo Fer? -refunfuña Darío estando muy molesto.
-No te molestes con ella, es una bebé. -digo dándole un pequeño beso en su mejilla.
Lucy bosteza y se recuesta por mi hombro hasta quedar dormida -Shh... no la despiertes. -le digo Darío quién está serio.
Después de asegurarme que Luciana esté profundamente dormida, yo la dejo en su cuna en la otra habitación.
Luego vuelvo con mi malhumorado rubio, él se encuentra sentado en el borde de la cama con los brazos cruzados -¿Cómo nuestra hija pudo decir el nombre de ese maldito? -dice al verme.
-No importa. -contesto sentándome a su lado.
-Sí importa, además él nos odia. -agrega enojado, yo sonrío de costado y toco su mano la cual está como un puño.
-Yo tengo una idea para cambiarte ese humor de perros. -digo acercándome a él.
-¿Cuál muñequita? -pregunta con un tono seductor mientras comienza a besar lentamente mi cuello haciendome sonreír de placer.
-Es esa misma. -susurro en su oído y fue más que suficiente para exitarlo.
Toma mi cintura con fuerza y me acuesta sobre la cama lentamente mientras nos despojamos de nuestras ropas, de hecho las desgarramos, su lengua lucha contra la mía en un apasionado beso, así pasamos la noche, disfrutando el cuerpo del otro.
Al final, Darío y yo nos acurrucamos en la cama con las sábanas cubriéndonos -¿Ya estás mejor? -le pregunto besando sus labios por milésima vez.
-Mucho mejor. -susurra dejando pequeños besos en mi piel, desde mi hombro hasta mi boca.
-Te amo muñequita, sos MI muñequita. -me dice él mientras frota nuestras narices.
-Yo no te amo, solo me encanta tu pene y me importa el sexo. -digo en broma para ver su reacción.
Él arquéa su ceja y suelta una risa -No me importa, a mí también me encanta el sexo pero es mucho mejor con vos muñequita. -dice mientras baja sus manos desde mi cintura hacia mi trasero para apretarlo con fuerza haciendome soltar un gemido.
-Era broma. -digo seria quitando sus manos.
-Lo que yo dige no. -contraataca besando mi cuello.
-Te amo. -suspiro mientras enrredo mis dedos en su cabello.
-Amo a mi muñequita. -dice sonriendo Darío.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top