Nueva oportunidad
El despertador suena y extrañamente me levanto super rápido y me preparo para ir a la escuela, tomo mi mochila y me despido de mis padres que también se preparan para ir a trabajar, camino por la vereda mientras miro la calle, me aproximo al muelle y lo observo por un momento, Mar está allí en alguna parte, no sé si me ama pero creo que yo...
-Debería decírselo -pienso seriamente pero recuerdo que ella me advirtió que, si pisaba el muelle, moriría.
-Se me hace tarde. -Miro el reloj y apresuro el paso, sé dónde se encuentra la casa de Agustina y no dudo en pasarla a buscar. Llego a la puerta y toco, luego de un momento Agus me atiende asomándose por detrás de la puerta de madera-. Hola -saludo animadamente, ella, al verme, se espanta y cierra de nuevo la puerta en mi cara.
-Creo que no es un buen momento -me digo rascándome la nuca. La puerta se abre nuevamente y Agus sale lentamente con la mirada agachada y puedo notar que sus mejillas están muy rojas.
-H-Hola... -murmura despacio, tanto que casi no puedo oírla.
-Vamos -digo sonriendo y comenzando a caminar con mis manos en los bolsillos de mis pantalones. Ella no ha dicho ninguna palabra desde salimos de su casa, entonces decido romper el silencio.
-Creí que estabas molesta y por eso cerraste la puerta en mi cara.
-Yo creí que estarías molesto por la forma en la que te besé -contesta nerviosa intentando ocultar su cara roja entre sus cabello suelto y largo.
-Tienes razón, estoy molesto -confieso, frunciendo el ceño.
-Oh... no quise... -se preocupa tanto que se traba al hablar.
Yo me interpongo en su camino haciendo que choque contra mi pecho, me inclino un poco y tomo su mentón con mis dedos conectando nuestras miradas, Miro esos ojos marrones, tiene un brillo específico que los hace perfectos-. Estoy molesto porque quería que ese beso durara más -susurro juntando nuestras frentes.
-¡Ya Fer! -ella sale a la defensiva y se aleja molesta-. Dilo, ¿te dijeron que me sedujeras para hacerme una broma y quedar como una zorra? -dice con unas cuantas lágrimas detrás de sus nuevos anteojos púrpuras.
-No es eso -niego teniendo una cálida sonrisa en mi rostro.
-¡Dí la verdad porque no quiero seguir adelante con esto y después terminar muy lastimada. -Con cada palabra su llanto se intensifica.
-¿Adelante con qué? -cuestiono ladeando la cabeza a un lado.
-Me gustas mucho Fer... -suelta agachando la mirada-. Tengo miedo a enamorarme de vos y que me lastimes -confiesa con la voz distorsionada.
-Ya te dije que no me gusta verte llorar. -Le doy un abrazo expresando todo lo que siento por ella, apoyo delicadamente mi mentón sobre su cabeza y susurro-. Vos también me gustas mucho. -Agus se separa un poco de mí y me mira a los ojos, los suyos están llenos de lágrimas, está llorando definitivamente pero algo cambió, esta vez una sonrisa se dibuja en su rostro y me abraza rodeando sus brazos por mi cuello.
-Cuidado. -Suelto rápidamente porque pierdo el equilibrio y ambos podemos caer.
-Perdona -ríe alejándose un poco.
-Bueno, ahora que perdimos el tiempo y que ya es tarde para ir a la escuela ¿Quieres tener nuestra primera cita? -propongo sonriendo.
-N-No conozco la ciudad... -dice Agus insegura.
-Entonces te la enseñaré. -Extiendo mi codo hacia ella y entrelaza su brazo con el mío, estamos cerca uno del otro, siento su perfume en el aire y su piel suave en contacto con la mía. Comenzamos a caminar mientras le enseño la ciudad, Agus sonríe escuchando cada palabra que digo, le cuento que estoy aquí desde que tengo memoria y mis travesuras de niño. La castaña se detiene en seco y mira hacia la derecha.
-Mira, un muelle -dice animadamente, toma mi mano y me jala pero yo no sedo, solo permanezco en mi lugar-. ¿Qué tienes?
-No podemos acercarnos a ese muelle -contesto serio negando.
-¿Por qué no? -pregunta ingenua.
-¿Ves esas rejas alrededor? Las pusieron después que encontraron el cuerpo de personas que fueron asesinadas cruelmente por un maligno espíritu que habita en ese río -le cuento seriamente.
-Estás mintiendo -ríe pero al ver que permanezco serio su sonrisa desaparece-. Promete que nunca pondrás un pie en esa maldito muelle -la tomo de los hombros y la miro a los ojos, lo último que quiero es que Mar la asesine, ya la perdí a ella, no quiero perder a Agus. Después de dejar a Agus en su casa me despido y camino por las calles.
-¿Qué debo hacer? -me pregunto, no puedo empezar de nuevo con ella sin antes dejar las cosas claras con Mar.
Ya es de noche, entonces decido ir a ese muelle, mis pasos son rápidos y decididos, me acerco a las rejas y me detengo faltando unos solos centímetros para pisar la zona prohibida.
-Debo hacerlo. -Respiro hondo y me armo de valor, doy un paso y cruzo las rejas, continúo adelante pisando las arenas y pastizales que rodean la vieja construcción de madera que se alza sobre una parte del río.
Veo más adelante el agua oscuras y me acerco a la playa. El viento sopla tranquilo y suavemente hace danzar a los pastizales, mis pasos se hace pesados al caminar sobre la arena suave.
-Todo es igual a esa maldita noche -murmuro agachando la cabeza, sigo culpandome por la muerte de Mar, y más ahora que ella se convirtió en una asesina.
-¡Mar! -grito a dirección del río, espero unos minutos y una sombra se mueve entre los pilares de madera del muelle que se encuentra a mi derecha-. ¿Mar?
-Jaja, cometiste un grave error al venir aquí. -Escucho una cínica risa y esa persona sale de las sombras y puedo verla perfectamente.
-¡¿Darío?! -exclamo estando un poco espantado al verlo. Él estaba muerto, vi con mis propios ojos su cuerpo en la morgue.
-No te sorprendas mucho de verme vivo, sabes perfectamente que Mar también lo está -habla teniendo una macabra sonrisa.
-¿Sabés lo de Mar? -pregunto confundido.
-Idiota, ¿quién crees que estuvo con ella todo este tiempo? -Él frunce el ceño y cruje sus nudillos-. Ya la perdiste, ¡Mar me ama a mí! -Darío suena extremadamente confiado, no sé si miente o no, no estoy seguro.
-¿Qué?
-Ella y yo hicimos el amor, hasta tenemos una hija -me explica, no lo entiendo, se supone que ambos están muertos. ¿Cómo carajo es que pudieron tener una hija en tan poco tiempo? Es imposible.
-No quiero verte a ti, quiero hablar con Mar -digo firmemente pero él no lo toma en serio, niega mientras sonríe.
-Tu problema es conmigo y ahora lo resolveré. -Darío mueve su mano derecha hacia un lado y unas alambres de púas se envuelven por mi brazo derecho.
-¡Agr...! -suelto un grito, sintiendo como esas púas se clavan en mi piel.
-Te haré sufrir lentamente idiota.
-¡Quiero ver a Mar! -exijo serio.
-¿Por qué? -pregunta arqueando una ceja.
-¡Eso no te importa, maldito! -grito forcejeando con las púas, no me importa que me duela, estoy muy enojado porque este hijo de perra no me deja ver a Mar.
-Entonces muere. -Él mueve su mano hacia arriba y las púas me estiran del brazo haciéndome quedar colgado a un metro del suelo.
-¡Ah! -reprimo un grito de dolor y siento como la sangre caliente sale de mi cuerpo y baja lentamente por todo mi brazo.
-Te preguntaré una vez más, ¿por qué quieres ver a Mar? -habla el rubio mirando hacia arriba donde me encuentro.
-¡Vete al carajo! -exclamo cerrando con fuerza mis ojos, el dolor se hace cada vez más fuerte.
-Ya hay demasiada gente allí. -Darío baja su mano rápidamente y yo también lo hago, golpeándome con fuerza contra el muelle, la maderas debajo de mí se quebró un poco.
Intento levantarme pero siento un fuerte dolor en mis costillas y las heridas de mi brazo continúan sangrando, siento cómo las púas se aflojan lentamente y me sueltan. Darío sube las escaleras y se acerca a mí.
-Mierda, todavía sigues vivo. -Hace una mueca al ver que me muevo lentamente con mis fallidos intentos para ponerme de pie.
-Descuida, pronto dejarás de sufrir. -En ese momento veo cómo las alambres de púas se envuelven por el puño derecho de Darío pero no le hacen ningún rasguño. Creo que pretende golpearme con su puño envuelto con esas mortales púas.
-¡Fer! -grita alguien estando detrás de Darío, levanto mi cabeza y veo que se trata de Agus.
¿Qué hace ella en este lugar?, me pregunto estando aterrado. Darío puede matarla muy fácilmente, en unos pocos segundos me dejó moribundo y ella es frágil, no soportaría verla sufrir.
-Hola, ¿conoces a esta mierda que está tirada aquí a punto de morir? -le pregunta el rubio arqueando una ceja.
-¡Vete de aquí! ¡Corre! -digo con todas mis fuerzas.
-¿Vos sos es espíritu de este río? -dice la castaña un poco aterrada.
-Así es, y mato a cualquiera que venga a mi muelle. -Darío está a punto de atacar a Agus, entiende su puño y las púas se desenvuelven y avanzan hacia ella a toda velocidad.
-¡No! -grito, reúno todas mis fuerzas y corro hacia ella y la rodeo con mis brazos protegiéndola, entonces siento cómo las alambres impactan contra mi espalda desgarrando mi ropa y mi piel. Suelto un último grito y mi vista se vuelve borrosa hasta hacerse todo negro.
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