Entrenamiento

Mi cara se golpea contra el suelo.

-¡Auch! -levanto mi cabeza y me encuentro dentro de una sala bastante humilde. El piso es rústico, hay una chimenea a mi derecha y a su lado se encuentra una silla mecedora de madera. Zaret camina hacia esa silla y comienza a mecerse en un compás lento y tranquilo.

-Siéntate -indica a un sofá que se encuentra frente a ella. Me pongo de pie y miro sobre mi hombro, la puerta por donde entré es, ahora, un estante con muchos libros.

-¿Qué está pasando?

-Moriste, Darío te asesinó porque tratabas de proteger a Agus -dice haciendo que quede más confundido, ¿Cómo es que ella los conoce? ¿Cómo pudo haber visto lo que sucedió?

-¿Cómo es que...?

-Yo sé muchas cosas Fernando y es por mi hechizo que pasan estas cosas -me cuenta mientras se mece, haciendo un irritante rechinido con esa silla.

-¿Hechizo? ¿Es una bruja? -digo sorprendido.

-Sí, tengo 400 años de edad, no creí que ese hechizo duraría tanto tiempo, es desde la época de los conquistadores españoles. -Ella se pone de pie y comienza a buscar algo en un gran baúl-. Ese mismo hechizo revivió Mar y a Darío, ahora es tu deber detenerlos.

-¿Detenerlos? ¿Cómo? -eso es imposible, aún recuerdo cuando asesinaron a esos dos chicos, estaban envueltos en alambres de púas, ¿cómo voy a pelear contra ellos?

-Comenzaremos con tu entrenamiento. -Zaret da unos golpes en el suelo con su bastón y todo se vuelve negro un momento y aparecemos en un bosque.

-¿Dónde estamos? -miro a mi alrededor y sólo hay muchos árboles de gran tamaño.

-Voy a enseñarte a utilizar tus habilidades -habla la anciana mientras sigue revolviendo ese baúl, ella también trajo eso al bosque.

-¿Tengo poderes? ¡Wau!

-Algo así -responde volteando, de repente un cuchillo se clava en el medio de mi pecho, justo en el corazón.

-¡Ah! -suelto un fuerte grito, el dolor es inimaginable y siento cómo mi sangre comienza a brotar lentamente-. ¡Es-Está loca! -exclamo doblándome por el dolor, entonces tomo el mango del cuchillo y lo saco rápidamente. Esa maldita vieja sonríe y comienza a contar. 

-Tres, dos, uno. -Cuando termina, el dolor desaparece instantáneamente, no puedo creer lo que está pasando.

-¿Qué hiciste? -pregunto paralizado, miro hacia abajo y le herida en mi pecho desapareció, quedando solo mi ropa cortada y con un poco de sangre.

-Yo sólo te partí el corazón, vos mismo te sanaste -me explica.

-Como cuando me chocó el camión -pienso en voz alta.

-Así es.

-¡No vuelvas a hacer eso! No me ataques sin avisar -digo serio y molesto señalándola.

-No te preocupes, además no puedes morir -menciona sonriendo, las arrugas de su rostro se estiran y vuelven a arrugar.

-¿Cómo que no puedo?

-No puedes, por eso me encargaré de entrenarte para que detengas a esos espíritus asesinos -habla mirándome fijamente.

-¿Y cuánto tardará eso? -no puedo dejar a Agus sola por tanto tiempo.

-Dos o tres años -contesta contando con sus dedos.

-¡¿Qué?! No puedo tardar tanto -niego con la cabeza.

-Eso depende de vos, si aprendes rápido puede que tardes menos -dice como si nada encogiéndose de hombros.

-Okey, okey. -Acepto hacer su entrenamiento, ahora que puedo, debo detener a Mar y Darío. Son asesinos, puede que vayan tras Agus y no puedo permitir que la lastimen. Así comenzó, Zaret, en estos días me ha golpeado, apuñalado, envenenado, ahorcado, etc.

-Ya basta, estoy cansado que intentes matarme. ¿Qué será ahora? ¡¿Una bazuca?! -digo mientras me levanto del suelo después que esa maldita bruja me lanzó una granada, ¿de dónde saca esas cosas?

-Está bien Fernando, has pasado una semana haciendo lo que yo te digo. ¿Ahora que quieres hacer? -responde la viejita sonriendo.

-Bueno... quiero probar mi fuerza, ¿soy fuerte? -pregunto curioso porque sé que Darío puede controlar alambres de púas.

-Tu mayor habilidad es la curación -comenta mientras camina por el bosque con ayuda de su bastón.

-¿Curación? -repito siguiéndola.

-Los espíritus asesinos son máquina de matar, vos eres perfecto para proteger -me explica.

-Podré proteger a Agus -murmuro sonriendo para mí mismo.

-Claro, protegerás a todos los inocentes. -Me da un golpe en mi cabeza.

-Basta de golpearme -digo molesto frotando mi cabeza.

-Es para que aprendas a no hacer preguntas tontas y para que te concentres -habla mientras se detiene a las orillas de una lago-. Dime lo que ves.

Yo me acerco y miro mi reflejo en el agua, es quieta y tranquila.

-No veo nada -respondo subiendo y bajando los hombros-. ¡Ah! -otro golpe en mi cabeza.

-Concéntrate -me regaña e indica que vuelva a mirar el agua. Despejo mi mente, entonces veo a Mar.

-E-Es ella -murmuro teniendo los ojos fijo en esa imagen.

-Su alma está llena de odio, sólo piensa en vengarse -murmura Zaret.

-¿Qué pasará cuando lo haga? -pregunto serio.

-No lo sé, pueden llegar a pasar cosas terribles si no los detienes, Mar y Darío pueden alejarte todo lo que quieran mientras hay tormenta. Recuerda eso.

-Lo haré -asiento, entonces veo algo más, una bebé.

-¿Qué tienes? -pregunta Zaret al ver que quedé callado.

-No es nada. -Me siento en la orilla y pienso. En el muelle Darío dijo que él y Mar tienen una hija, debe ser esa bebé que vi. De hecho es parecida a ambos, tiene el cabello negro de Mar y los ojos verdes Darío. Espero que ella no sea igual que sus padres.

-Zaret -digo poniéndome de pie-. ¿Puedo ir a la escuela mañana?

-Tu entrenamiento todavía no acaba pero creo que esa experiencia servirá -habla mientras asiente.

-Gracias. -Me despierto a las 7 de la mañana y me dispongo para ir a la escuela, pero hay un problema. 

-Zaret ¿A dónde queda la escuela?

-Por allí, a unos 10 kilómetros -indica con su dedo a unas montañas por dónde sale el sol.

-¡¿Qué?! -me sobresalto, puede que sea cierto porque estamos en el medio del bosque-. ¿Entonces cómo llegaré a la escuela? ¿Caminando? -me pregunto, entonces ella me da un golpe con su bastón.

-Usa la cabeza.

-La mía ya no anda por tantos golpes -me quejo molesto.

-Concéntrate a dónde quieres ir y aparecerás allá.

-Okey. -Es como la teletransportación en Dragon Ball Z. Yo hago lo indicado y cuando abro los ojos aparezco en frente de la escuela.

-Wau, esto me gusta. -Sonrío de costado. Entro a la escuela y me encuentro con Marisa en los pasillos.

-Hola Fer, ¿me estas buscando? Héctor no está aquí y podemos tener nuestro momento a solas -susurra en mi oído y otra vez baja su mano a mi entrepierna.

-Basta. -Quito su mano serio, creo que es una ninfómana porque no puede estar sin un pene.

-Creo que eres gay. Pero sigues siendo sexy -me guiña un ojo y se aleja contoneándose.

-Está loca, mierda. Ella pudo hacerle daño a Agus en este tiempo que estuve ausente.

-Tranquilo Fer -escucho a mis espaldas, yo muevo mi cabeza a un lado y me encuentro con Yeni, la amiga de Marisa-. Mi amiga no le hiso nada, está muy ocupada con el asunto de la fiesta -agrega haciendo que me relaje un poco.

-¿Fiesta? -repito estando más calmado.

-Sí, habrá una dentro de unos días -dice sonriendo.

-Gracias por decirme -le devuelvo la sonrisa.

La intención que tenía era venir aquí para ver a Agus pero ahora que sé lo de esta supuesta fiesta, tengo un mal presentimiento.

-¡Zaret, Zaret! -digo golpeando la puerta de su casa.

-¿Qué tienes Fernando? -pregunta al verme un poco alterado.

-Creo que algo malo va a pasar -respondo teniendo la respiración agitada, es extraño.

-Sí, dentro de unos días habrá un tormenta -habla mirando el cielo celeste.

-¿Un tormenta? -repito.

-¿Ya lo olvidaste?

-¿Olvidé qué? -Entonces recibo otro golpe en la cabeza.

-En cada tormenta Mar y Darío pueden alejarse del río -me da otro golpe más fuerte.

-¡Ay! Sí, ya me acordé -digo frotando mi cabeza.

-Debes seguir entrenando.

Zaret me contó de todas las horribles muertes que esos asesinos hicieron y no estoy seguro de que yo puedo contra ambos pero aún así lo intentaré.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top