Agus
Antes de la muerte de Marisa y Héctor.
Fer...
A la escuela llegó una nueva chica, su nombre es Agustina. Parece ser muy inteligente, tiene unos anteojos celestes y a la moda. Detrás de ellos están sus bellos ojos café, tiene piel morena y cabello castaño con una cabellera con rulos.
-Hola -saludaba tímidamente a cada persona que entraba a la escuela, muchos, todos, la ignoraban. Entonces yo entro a la escuela y la escucho.
-Hola -murmuró teniendo la mirada agachada. Su voz es tan delicada que no dudo en responder.
-Hola, ¿cómo te llamas? -pregunto, al detenerme frente a la chica.
-Eh... Agus. -Evita mirarme a los ojos, no sé por qué.
-Soy Fer -me presento-. ¿Quieres que te enseñe la escuela? -pregunto esperando que diga que sí, no sé por qué pero ella me atrae. Además es muy linda.
-No -contesta, se ve algo nerviosa-. No quiero molestarte -niega con la cabeza. En eso el timbre suena y todos entran a sus salones, en toda esa agitación perdí de vista a Agus.
Las horas pasan mientras estoy en la clase de Literatura, unos minutos después el recreo llega y salgo al patio. Un gran grupo de alumnos están viendo el escándalo que sucede allí; es Marisa, ella está molestando a Agus.
-¿Quieres tus anteojos? Suplica -dice burlándose.
-Por favor, los necesito. -Agus trata de tomarlos pero Héctor la agarra de la cintura.
-Quieta, eres muy linda -susurra en su oído.
-No te pases -le advierte Marisa a su novio, odia que toque a otra chica, en su presencia claro.
-Déjame. -Agus se retuerce un poco pero es inútil.
-¡Basta, regresen a clases! -ordena la directora, todos obedecen y comienzan a entrar a los salones.
-Toma. -Marisa extiende su mano hacia Agus para entregarle los anteojos pero los arroja al suelo-. Oops... se me cayeron -ríe mientras se aleja contoneándose.
La castaña se arrodilla en el suelo soltando unas lágrimas, busca en el piso sus anteojos y nota que se quebraron, no soporto verla llorar y me acerco. Me pongo a su lado y la ayudo a juntar los trozos de cristal.
-Gracias -susurra conteniendo el llanto.
-Marisa siempre hace lo mismo, es una maldita perra -murmuro serio.
-Ya estoy acostumbrada... en mi otra escuela también se burlaban de mí por mis anteojos -me cuenta mientras se seca sus húmedas mejillas.
-Pero eso ya no volverá a pasarte, de ahora en más yo te mantendré a salvo -le aseguro mirandola fiijamente a los ojos, ahora puedo verlos con más detalles, son hermosos.
-Umm, e-el timbre so-sonó. D-deberiamos entrar -tartamudea, levantándose.
-No. -Me pongo de pie y tomo su mano-. No entraremos, vamos a quedarnos por aquí a hablar.
-N-No podemos, nos van a llamar la atención -me dice preocupada. Ella es responsable y cuidadosa.
-Okey, vamos -digo tomando su mano, Agus se sonroja un poco y sonríe tímidamente. Me detengo justo antes de entrar y la miro a los ojos-. Te espero en la salida, yo te acompañaré a tu casa.
-No, no hace falta -niega, soltándose lentamente.
-Sí, porque conozco muy bien a Marisa y creo que se burlarán otra vez -le explico. Agus asiente un poco preocupada, luego entra a su salón y yo me dirijo al mío.
-Ella está en la misma clase que Marisa, si esa maldita le hace algo se las verá conmigo -pienso seriamente.
No sé lo que me pasa, no sé por qué quiero proteger a Agus, apenas la conozco pero siento que debo hacerlo.
Miro la hora mientras que la profesora dicta la clase, los minutos parecen pasar muy pero muy lento, todo se me hace eterno. Faltan sólo minutos para que la clase termine pero para mí son como horas.
-Vamos. Toca -digo impaciente golpeando el suelo con mi pie.
Por fin el timbre toca y corro rápidamente hacia el salón de Agus y la espero en la puerta. Todos van saliendo y me topo con Marisa.
-Hola Fer, ¿superaste lo de Mar o sigues llorando? -pregunta teniendo una sonrisa cínica en su cara.
-Cállate, no me molestes.
-¿Qué haces aquí? ¿A quién esperas? -chilla y arquea una ceja, después abre grande los ojos y cubre su boca con ambas manos-. No me digas que vienes por mí -dice sorprendida. Yo bufo rodando los ojos, pero sin aviso ella me toma del cuello de mi camisa y me obliga a acercarme.
-Ahora no puedo porque está Héctor pero si esperas yo... -susurra en mi oído mientras baja su mano hasta mi entrepierna.
-¡Déjame! -me alejo de inmediato.
-¿Eres gay? -lloriquea haciendo pucheros.
-No, y tampoco vine a buscarte -niego molesto, en ese momento Agus sale por la puerta y la saludo de nuevo-. Hey Agus -la detengo llegando a su lado.
-Ah... es por ella -habla Marisa cruzándose de brazos con sus amigas pero lo hace en voz alta para que todos, pero para que la propia Agus escuche-. Que fácil es ella, apenas un día en la escuela y ya anda con Fer -comenta haciendo que Agus se sienta muy mal.
-No le hagas caso, vamos -digo comenzando a caminar, en breve ella me acompaña.
-No soy eso que dice Marisa -habla Agus agachando la mirada y se detiene, copio su acción y la miro con pena. Unas cuantas lágrimas caen de sus ojos.
-No llores -susurro limpiando su rostro, es muy suave.
-No puedo... es que ya estoy cansada, e-en cada escuela que voy siempre hay alguien que me molesta e insulta. -Tapa su rostro con las manos y llora. Verla así me duele mucho y no dudo.
-Shh... -la rodeo con mis brazos y ella continúa llorando en mi hombro-. Debes desahogarte, lo necesitas -susurro acariciando su cabello, ella huele muy bien, huele a flores.
-Gr-Gracias -murmura teniendo su rostro en mi pecho.
-Vamos a tu casa -digo ofreciéndole un pañuelo. Ella asiente teniendo sus ojos un poco rojos pero también lo están sus mejillas. Una vez que la dejé en su casa, me despido de ella con al esperanza de volverla a ver mañana en la escuela.
-Adiós, nos vemos luego.
-Fer... -dice tímidamente.
-¿Si?
-Gracias... -se ve algo nerviosa y lleva un mechón de su cabello hacia atrás.
-¿Sólo eso? -me quejo mirándola a los ojos. De repente Agus se pone de puntitas y me da un corto beso en los labios.
-Adiós -susurra y desaparece detrás de la puerta.
-Wau... eso fue genial -me digo tocando mis labios con los dedos, los de Agus son tan suaves.
-Prometo que la volveré a besar y será por más tiempo.
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