Capitulo 2

Freddie llega al lugar, su corazón late con fuerza mientras observa la casa abandonada. La estructura es sombría, con ventanas rotas y paredes cubiertas de grafitis. Siente una mezcla de nostalgia y temor al recordar lo que ocurrió aquí.

De repente, escucha el sonido de un automóvil acercándose. Voltea y ve a Spencer y Gibby salir de un coche, ambos con expresiones decididas.

Freddie: (sonriendo levemente) Me alegra que estén aquí.

Spencer asiente, mientras Gibby mira la casa con una mezcla de ansiedad y resolución.

Spencer: (mirando a la casa) ¿Es aquí donde pasó todo?

Freddie: (asintiendo) Sí. Este es el lugar.

Paxton aparece en la entrada de la casa, con una mirada seria y determinada.

Paxton: (llamando) ¡Llegaron! Es aquí donde pasó.

Los tres amigos se acercan a la entrada, sintiendo el peso de la historia que los rodea. Paxton da un paso al frente y entra en la casa, seguido por Freddie, Spencer y Gibby.

Interior de la casa abandonada

El interior está oscuro y polvoriento, con muebles viejos y escombros esparcidos por el suelo. La atmósfera es densa, casi palpable, como si las paredes guardaran secretos del pasado.

Paxton: (mirando alrededor) Tenemos que encontrar pistas, algo que nos ayude a entender lo que realmente sucedió.

Freddie se acerca a una ventana rota, mirando hacia el exterior mientras recuerda a sus amigos.

Freddie: (en voz baja) Aquí fue donde todo cambió...

Gibby se agacha para examinar un objeto en el suelo, levantando una vieja fotografía cubierta de polvo.

Gibby: (sosteniendo la foto) Miren esto.

Los demás se acercan, curiosos. La foto muestra a Dan y Willie en un día soleado, sonriendo y disfrutando de la vida.

Spencer: (con tristeza) No puedo creer que esto haya terminado así.

Paxton toma la foto, sintiendo una conexión profunda con el pasado.

Paxton: (determinado) No dejaremos que sus muertes sean en vano. Vamos a descubrir la verdad.

Los cuatro amigos se miran, sabiendo que están juntos en esta búsqueda. Con una nueva resolución, comienzan a explorar la casa, cada uno buscando pistas que los acerquen a la verdad.

Los cuatro amigos se reúnen en un rincón oscuro de la casa, la atmósfera se vuelve más pesada con cada palabra que intercambian. Paxton, con una expresión grave, rompe el silencio.

Paxton: (frunciendo el ceño) Es lo que me temía. ¿Art sigue vivo?

Freddie, aún afectado por su experiencia, responde con voz temblorosa.

Freddie: (recordando) No... cuando morí y antes de revivir, la muerte me dijo que Art se quedaría en el infierno para siempre.

Spencer, tratando de conectar las piezas, plantea la pregunta crucial.

Spencer: (pensativo) Entonces, ¿qué significa esto? ¿Art ha regresado de alguna manera?

Paxton apretó los puños, sintiendo la urgencia de actuar.

Paxton: (decidido) Entonces, tenemos que acabar con la niña payasa. Ella es la clave.

Gibby, con un tono de preocupación, interrumpe.

Gibby: (negando con la cabeza) No... eso no es tan simple. ¿Y si al hacerlo, liberamos a Art? No sabemos qué podría pasar.

La tensión en el aire aumenta mientras todos consideran las implicaciones de las palabras de Gibby. Cada uno de ellos siente el peso de la decisión que deben tomar.

Freddie: (mirando a los demás) Lo que sea que hagamos, debemos estar seguros. No podemos permitir que el pasado nos atrape de nuevo.

Paxton asiente, comprendiendo la gravedad de la situación.

Paxton: (resoluto) Entonces, necesitamos un plan. No podemos enfrentarnos a ella sin saber lo que estamos haciendo.

Spencer, mirando a sus amigos, siente la determinación en el aire.

Spencer: (con firmeza) Lo haremos juntos. No dejaré que el miedo nos detenga.

Gibby, aunque aún dudoso, se une a la resolución del grupo.

Gibby: (suspirando) Está bien. Pero debemos ser cuidadosos. No podemos subestimar lo que estamos enfrentando.

Con un nuevo sentido de propósito, los cuatro amigos comienzan a trazar un plan, sabiendo que el camino por delante será peligroso, pero están decididos a enfrentar sus miedos y descubrir la verdad detrás de Art y la niña payasa.

Freddie, sintiendo la necesidad de despejar su mente, decide alejarse de la casa abandonada. Camina hacia un lago cercano, donde el agua es tranquila, pero su corazón late con fuerza. Al llegar, se quita los zapatos y se adentra en el agua, que le llega hasta las rodillas.

Mientras se sumerge en sus pensamientos, algo en el fondo del lago llama su atención. Se agacha, tratando de ver mejor.

Freddie: (susurrando para sí mismo) ¿Qué es eso?

Con cautela, se acerca a la forma redonda que sobresale del lodo. A medida que se acerca, su corazón se acelera y un escalofrío recorre su espalda. Finalmente, al sacar el objeto del agua, su rostro se palece al darse cuenta de lo que es.

Freddie: (gritando) ¡No! ¡No puede ser!

En sus manos, sostiene la cabeza de Willie, su amigo perdido. El horror y la tristeza lo invaden mientras se da cuenta de que esto no es solo un recuerdo, sino una prueba tangible de lo que sucedió.

El agua comienza a oscurecerse a su alrededor, como si el lago estuviera absorbiendo su desesperación. Freddie cae de rodillas, la cabeza de Willie aún en sus manos, sintiendo la pérdida y el dolor de su amigo.

Freddie: (sollozando) ¿Por qué? ¿Por qué tuvo que ser así?

Un eco de risas infantiles resuena en el aire, y Freddie se siente rodeado por la presencia de la niña payasa, burlándose de su dolor. Levanta la vista, decidido a enfrentar la realidad.

De repente, escucha voces acercándose. Paxton, Spencer y Gibby llegan corriendo, alarmados por el grito de Freddie.

Paxton: (preocupado) ¡Freddie! ¿Qué pasó?

Freddie, aún en shock, levanta la cabeza de Willie, sus ojos llenos de lágrimas.

Freddie: (con voz temblorosa) ¡Es Willie! ¡Está aquí!

Los rostros de sus amigos se convierten en máscaras de horror al ver lo que Freddie sostiene. La realidad de su situación se vuelve más clara y aterradora.

Spencer: (en estado de shock) No puede ser...

Gibby se acerca, su corazón pesado por la tristeza y la ira.

Gibby: (con determinación) Esto no puede quedar así. Debemos hacer algo.

Paxton, sintiendo la urgencia, se agacha junto a Freddie, mirando la cabeza de su amigo con tristeza.

Paxton: (con voz firme) No dejaremos que esto se quede sin respuesta. La niña payasa pagará por lo que ha hecho.

Con la tragedia de Willie presente en sus corazones, los cuatro amigos saben que deben unirse más que nunca para enfrentar la oscuridad que se cierne sobre ellos.

Paxton, aún impactado por la revelación de la cabeza de Willie, siente una inquietante curiosidad. Mientras observa el lago, nota una cañería que emite un olor nauseabundo, donde los desechos fluyen hacia el agua.

Paxton: (mirando a sus amigos) Chicos, creo que debemos investigar. Puede que haya más respuestas aquí.

Sin esperar una respuesta, Paxton se acerca a la cañería y, después de tomar un profundo respiro, se adentra en la oscuridad. El aire es denso y el ambiente se siente opresivo. Con cada paso, el sonido del agua y los ecos de su respiración son lo único que lo acompaña.

Mientras avanza, algo en el agua llama su atención. Se agacha, con el corazón latiendo con fuerza, y observa con horror lo que parece ser un ojo flotando en la corriente.

Paxton: (susurrando) No... ¿qué es esto?

Con una mezcla de miedo y determinación, se acerca más y, al mirar más de cerca, se da cuenta de que no está solo. Un segundo objeto se asoma, una oreja, desgastada y putrefacta.

Paxton: (gritando) ¡Chicos! ¡Vengan aquí!

Freddie, Spencer y Gibby se apresuran a seguirlo, alarmados por su grito. Cuando llegan, el rostro de Paxton está pálido y tembloroso.

Spencer: (mirando a su alrededor) ¿Qué viste?

Paxton, con la voz entrecortada, señala hacia el fondo de la cañería.

Paxton: (temblando) Hay algo más...

Con un último empujón de valor, Paxton se adentra un poco más y, al iluminar con su linterna, descubre la horripilante verdad: el cadáver en putrefacción de Dan, flotando en el agua, rodeado de desechos.

Gibby: (cubriéndose la boca, horrorizado) ¡No! ¡Esto no puede estar pasando!

Freddie se siente abrumado, la tristeza y la ira confluyendo dentro de él.

Freddie: (gritando) ¡Esto es culpa de la niña payasa! ¡Ella lo hizo!

Spencer, tratando de mantener la calma, observa la escena con un profundo sentido de pérdida.

Spencer: (con voz temblorosa) No podemos dejar que esto quede impune. Debemos actuar.

Paxton, sintiendo la urgencia de la situación, se vuelve hacia sus amigos.

Paxton: (decidido) Esto no puede seguir así. Necesitamos encontrar a la niña payasa y detenerla de una vez por todas.

Con el horror de Dan y Willie en sus corazones, los cuatro amigos saben que están en una carrera contra el tiempo. La decisión está tomada: deben enfrentarse a la oscuridad que los acecha, sin importar el costo.

En una acogedora sala de estar, Sienna se sienta en el sofá, cuidando a su prima Gabbie, que juega con su tablet en el suelo. El ambiente parece tranquilo, pero Sienna no puede evitar sentir una inquietud creciente.

Mientras Gabbie ríe y juega, Sienna enciende la televisión para distraerse. De repente, las noticias interrumpen la programación habitual, mostrando un informe especial sobre un trágico suceso en la ciudad.

Presentador de noticias: (con tono grave) Esta tarde, se han encontrado los cuerpos de dos jóvenes, Dan y Willie, en circunstancias horribles. La policía investiga un posible vínculo con una serie de desapariciones en la zona.

Sienna se tensa al escuchar los nombres. El corazón le late con fuerza mientras mira la pantalla, sintiendo que algo oscuro está sucediendo.

Sienna: (en voz baja) No... no puede ser.

Gabbie, al notar la expresión de su prima, levanta la vista de su tablet.

Gabbie: (curiosa) ¿Qué pasa, Sienna?

Sienna, tratando de mantener la calma, responde mientras su mente corre con pensamientos de preocupación.

Sienna: (fingiendo tranquilidad) Solo son noticias tristes, Gabbie. No te preocupes.

Pero el rostro de Gabbie se torna serio mientras escucha la noticia. La imagen de Dan y Willie aparece en la pantalla, y Gabbie se da cuenta de que algo no está bien.

Gabbie: (inquieta) ¿Por qué están hablando de ellos? ¿Qué les pasó?

Sienna se siente atrapada entre proteger a su prima y la necesidad de ser honesta.

Sienna: (suspirando) Ellos... ellos han tenido problemas. La policía dice que han sido asesinados.

Gabbie, con ojos grandes y asustados, se levanta y se acerca a su prima.

Gabbie: (asustada) ¿Quién haría algo así? ¿Por qué?

Sienna siente un nudo en el estómago, sabiendo que la respuesta es más oscura de lo que puede explicar.

Sienna: (con voz suave) No lo sé, Gabbie. Pero debemos quedarnos juntas y estar seguras.

De repente, el presentador de noticias menciona un posible sospechoso: la niña payasa, un personaje aterrador que ha estado en el centro de rumores en la ciudad.

Presentador de noticias: (con seriedad) Las autoridades advierten a la población que eviten salir solos y que mantengan la vigilancia, ya que hay informes de una figura conocida como "la niña payasa" relacionada con estos crímenes.

Sienna siente un escalofrío recorrer su espalda al escuchar el nombre. Se vuelve hacia Gabbie, quien ahora está visiblemente asustada.

Sienna: (decidida) Gabbie, necesito que te quedes aquí. No salgas de la casa, ¿entendido?

Gabbie asiente, pero su expresión refleja una mezcla de miedo y curiosidad.

Gabbie: (con voz temblorosa) ¿Y tú? ¿Vas a salir?

Sienna: (con firmeza) No, no voy a salir. Solo quiero asegurarme de que estés a salvo.

Mientras la noticia continúa, Sienna se siente cada vez más inquieta. Sabe que sus amigos están en peligro y que debe hacer algo para ayudarlos. Pero, al mismo tiempo, debe proteger a Gabbie.

La tensión en la habitación aumenta mientras Sienna se pregunta cómo se verá su mundo después de esta tragedia, y si podrá mantener a su prima a salvo de la oscuridad que acecha.

Jessica está en su acogedora sala de estar, cuidando a su hijo, Jack, que juega con sus juguetes en el suelo. La atmósfera es tranquila, pero Jessica siente una inquietud en el aire, como si algo malo estuviera por suceder.

Mientras Jack se ríe y juega, Jessica decide encender la televisión para distraerse un poco. De repente, las noticias interrumpen la programación habitual, mostrando un informe especial que atrapa su atención.

Presentador de noticias: (con voz grave) Esta tarde, se han encontrado los cuerpos de dos jóvenes, Dan y Willie, en un lago cercano. Las autoridades están investigando las circunstancias de sus muertes.

Jessica siente que su corazón se detiene al escuchar los nombres. Una ola de preocupación la invade mientras mira la pantalla, sintiendo que la situación es más grave de lo que parece.

Jessica: (en voz baja) Oh, no...

Jack, al escuchar el tono de su hermana, levanta la vista de sus juguetes.

Jack: (curioso) ¿Qué pasa, mama?

Jessica se esfuerza por mantener la calma, pero su mente está llena de pensamientos aterradores.

Jessica: (fingiendo tranquilidad) Solo son noticias tristes, Jack. No te preocupes por eso.

Sin embargo, Jack, sensible a la tensión, se acerca a su hermana con una expresión preocupada.

Jack: (inquieto) ¿De qué están hablando?

Jessica, sintiendo la necesidad de proteger a su hermano, decide ser honesta, pero con cuidado.

Jessica: (con voz suave) Han encontrado a Dan y Willie. La policía dice que han tenido un accidente... algo muy malo.

Jack, con ojos grandes y asustados, se aferra a su juguete favorito, sintiéndose inseguro.

Jack: (temeroso) ¿Por qué les pasó eso? ¿Quién lo hizo?

Jessica siente un nudo en el estómago. Sabe que la respuesta es oscura y aterradora.

Jessica: (suspirando) No lo sé, Jack. Pero debemos quedarnos juntos y estar seguros.

De repente, el presentador menciona a una figura misteriosa: la niña payasa, un personaje que ha estado en boca de todos en la ciudad.

Presentador de noticias: (con seriedad) Las autoridades advierten a la población que eviten salir solos y que mantengan la vigilancia, ya que hay informes de una figura conocida como "la niña payasa" relacionada con estos crímenes.

Jessica siente un escalofrío recorrer su espalda al escuchar ese nombre. Se vuelve hacia Jack, quien ahora está visiblemente asustado.

Jessica: (decidida) Jack, necesito que te quedes aquí conmigo. No salgas de la casa, ¿entendido?

Jack asiente, pero su expresión refleja miedo y confusión.

Jack: (con voz temblorosa) ¿Y tú? ¿Vas a salir?

Jessica: (con firmeza) No, no voy a salir. Solo quiero asegurarme de que estés a salvo.

Mientras las noticias continúan, Jessica se siente cada vez más inquieta. Sabe que sus amigos están en peligro y que debe hacer algo para ayudarlos. Pero, al mismo tiempo, debe proteger a Jack.

La tensión en la habitación aumenta mientras Jessica se pregunta cómo enfrentar la oscuridad que acecha, y si podrá mantener a su hermano a salvo en medio de esta pesadilla.


En un oscuro rincón del Maliconmio, un fan psicópata de Fred observa todo con una mirada obsesiva. Su nombre es Victor, y su devoción por Fred ha cruzado la línea hacia la locura. Mientras camina, murmura palabras incoherentes sobre su ídolo, sintiendo que tiene una conexión especial con él.

De repente, Victor ve a la niña payasa en la distancia, con su risa maníaca resonando en el aire. Sus ojos se iluminan con una mezcla de admiración y locura.

Victor: (riendo) ¡Mira eso! ¡Es perfecta! ¡La combinación perfecta de terror y diversión!

Mientras se acerca, su risa se vuelve cada vez más estridente. La niña payasa lo mira, y sus ojos se encuentran por un breve instante. Victor siente una extraña atracción hacia ella, como si ambos compartieran un oscuro secreto.

Sin embargo, su risa y comportamiento excéntrico llaman la atención de los doctores que supervisan el Maliconmio. Reconocen el peligro en su actitud y deciden intervenir.

Doctor 1: (con firmeza) Victor, es hora de regresar a tu cuarto. No puedes estar aquí.

Victor, en un estado de euforia y locura, intenta resistirse, pero los doctores lo agarran con fuerza.

Victor: (gritando) ¡No! ¡Ella es mi amiga! ¡Ella entiende mi dolor!

Los doctores lo arrastran hacia su habitación, ignorando sus gritos y risas maníacas. Victor sigue riendo, cada vez más desquiciado.

Doctor 2: (mientras lo llevan) Necesitamos asegurarnos de que no cause problemas. Su comportamiento es inaceptable.

Victor, mientras lo empujan hacia su cuarto, lanza una última mirada a la niña payasa, quien se ha desvanecido entre las sombras.

Victor: (susurrando) ¡Volveré por ti! ¡Tú y yo somos uno!

Una vez que lo encierran en su habitación, el ambiente se vuelve tenso. Los doctores se miran entre sí, preocupados por la influencia que la niña payasa podría tener en él y en otros pacientes.

La risa de Victor resuena en las paredes, un eco que se mezcla con la inquietante presencia de la niña payasa, dejando una sensación de terror en el aire.

Victor está encerrado en su habitación, la risa maníaca aún resonando en su mente. Mientras se sienta en el borde de su cama, su mirada se dirige hacia la ventana. La oscuridad ha caído, y una tenue luz de la luna ilumina la habitación.

De repente, algo capta su atención. A través de la ventana, ve una figura familiar: la niña payasa. Ella está de pie en el jardín, con su cabello desordenado y una sonrisa inquietante que brilla en la oscuridad.

Victor: (susurrando) ¡Ahí estás!

En su mano, la niña sostiene una navaja brillante, la misma que solía usar para matar a animales y a aquellos que no eran fans de Fred. La hoja refleja la luz de la luna, y Victor siente una mezcla de emoción y terror.

La niña payasa comienza a acercarse lentamente, su risa suave y escalofriante llenando el aire. Victor, atrapado entre la fascinación y el miedo, se levanta y se acerca a la ventana.

Victor: (con voz temblorosa) ¿Vas a ayudarme?

Ella lo mira con ojos penetrantes, como si pudiera leer su alma. Con un movimiento lento, levanta la navaja y la acaricia, como si estuviera mostrando a Victor lo que es capaz de hacer.

Niña Payasa: (con voz melodiosa) Solo los verdaderos fans de Fred merecen vivir.

Victor siente un escalofrío recorrer su espalda. La niña payasa da un paso más cerca, y él se siente atraído por su locura compartida.

Victor: (entusiasmado) ¡Sí! ¡Soy un verdadero fan! ¡Haremos cosas grandes juntos!

La niña payasa sonríe, su expresión volviéndose más siniestra. Con un movimiento rápido, lanza la navaja hacia la ventana, que se clava justo al lado de la cabeza de Victor, haciendo que se sobresalte.

Niña Payasa: (riendo) ¡Demuestra tu lealtad!

Victor, ahora completamente atrapado en su locura, siente que su devoción por Fred y la niña payasa se entrelazan. La emoción corre por sus venas mientras planifica su próximo movimiento.

Victor: (gritando) ¡Lo haré! ¡Haré lo que sea necesario!

La niña payasa desaparece en la oscuridad, dejando a Victor con la navaja en su mente y un nuevo propósito en su corazón. La risa de ambos resuena en el Maliconmio, una promesa de caos y sangre.

En una de las habitaciones del Maliconmio, Cole, una víctima de Art, se encuentra sentado en una esquina, temblando de miedo. Su mirada está perdida en el vacío, recordando los horrores que vivió a manos de Art, un ser que se deleitaba en el sufrimiento ajeno.

Cole, un hombre de mediana edad, tiene cicatrices visibles en su piel, cada una contando una historia de dolor y terror. A pesar de estar rodeado de otros pacientes, se siente completamente solo, atrapado en sus recuerdos.

Cole: (susurrando para sí mismo) No puedo volver a ese infierno... No puedo.

Mientras su mente divaga, escucha risas y gritos provenientes de otras habitaciones. La risa de Victor y la niña payasa resuena en sus oídos, haciendo que su corazón se acelere. La idea de que el caos está regresando lo llena de pánico.

De repente, un doctor entra en su habitación, interrumpiendo sus pensamientos.

Doctor: (con preocupación) Cole, ¿estás bien? Necesitamos que te mantengas tranquilo.

Cole, con los ojos llenos de terror, sacude la cabeza.

Cole: (desesperado) No puedo quedarme aquí. Art volverá. Sé que volverá por mí.

El doctor intenta calmarlo, pero Cole se levanta rápidamente, su rostro reflejando una mezcla de rabia y miedo.

Cole: (gritando) ¡No entiendes! Lo que viví... no puedo soportarlo otra vez.

El doctor se acerca con cautela, tratando de contener a Cole, pero él se aleja, sintiendo que la locura lo consume.

Cole: (con voz quebrada) Art es un monstruo. No es solo un hombre. Es un demonio.

Mientras tanto, en el jardín, Victor sigue obsesionado con la niña payasa. Sin embargo, su risa se mezcla con los gritos de Cole, creando un ambiente de tensión creciente en el Maliconmio.

Cole, sintiendo que el peligro se acerca, decide que debe escapar. No puede arriesgarse a ser víctima de nuevo. Se dirige hacia la puerta, decidido a encontrar una salida.

Cole: (con determinación) No voy a dejar que me atrapen otra vez.

Justo cuando está a punto de abrir la puerta, escucha la risa de la niña payasa resonar en el aire, y un escalofrío recorre su espalda. Sabe que el verdadero horror está a punto de comenzar.

Es de noche en el Maliconmio, y Cole se encuentra en el baño, sumergido en una bañera llena de agua tibia. El vapor se eleva, creando un ambiente casi etéreo. Sin embargo, su mente está lejos de la tranquilidad que busca. Los recuerdos de Art y su sufrimiento lo atormentan.

Mientras se sumerge en el agua, intenta cerrar los ojos y olvidar, pero su mente no le da tregua. De repente, escucha una risa suave que resuena en el aire, y su corazón se acelera.

Cole: (susurrando) No... no otra vez.

Con un movimiento rápido, abre los ojos y, para su horror, ve la figura de la niña payasa reflejada en el espejo del baño, sonriendo de manera inquietante. Su rostro está adornado con una pintura de payaso desgastada, y en su mano sostiene la navaja que había visto antes.

Niña Payasa: (con voz melodiosa) ¿Te gusta tu baño, Cole? Es un lugar perfecto para relajarse... o para ahogarse en tus propios miedos.

Cole se siente paralizado, atrapado entre la realidad y la alucinación. La niña payasa se acerca, su risa resonando en sus oídos como un eco de su locura.

Cole: (temblando) ¡No estás aquí! ¡Eres solo una ilusión!

La niña payasa se ríe, acercándose más al borde de la bañera, sus ojos brillando con una locura que hace que Cole se sienta aún más atrapado en su propia mente.

Niña Payasa: (burlándose) ¿De verdad crees que puedes escapar de mí? Soy parte de ti, de tu dolor.

Cole, sintiendo que la presión se intensifica, intenta cerrar los ojos nuevamente, pero la imagen de la niña payasa se vuelve más vívida. La risa se convierte en un grito ensordecedor, llenando su mente de terror.

Cole: (gritando) ¡Basta! ¡Déjame en paz!

Con un movimiento desesperado, se sumerge en el agua, tratando de ahogar los gritos de su mente. Sin embargo, la niña payasa aparece en el agua, su rostro distorsionado y aterrador.

Niña Payasa: (susurrando) ¿Te gustaría unirte a mí en el fondo?

Cole, sintiendo que se ahoga no solo en el agua, sino en sus propios recuerdos, se aferra a la bañera, luchando por salir a la superficie. La niña payasa se ríe, su figura desvaneciéndose lentamente, pero su voz persiste en su mente.

Niña Payasa: (desvaneciéndose) Siempre estaré contigo, Cole. Siempre.

Finalmente, Cole emerge del agua, jadeando y temblando. Se da cuenta de que ha estado atrapado en una alucinación, pero el terror que siente es real. Se sienta en la bañera, empapado y asustado, sintiendo que la línea entre la realidad y la locura se desdibuja cada vez más.

Cole, temblando y empapado, se siente atrapado en un ciclo interminable de miedo y dolor. La risa de la niña payasa aún resuena en su mente, y una sensación de desesperación lo invade. Sabe que no puede seguir así, que su vida se ha convertido en un tormento sin fin.

Con manos temblorosas, busca en el borde de la bañera un fragmento de vidrio roto. La luz del baño brilla sobre el cristal, y en ese momento, Cole siente una extraña mezcla de miedo y alivio. La idea de liberarse del sufrimiento lo consume.

Cole: (susurrando) Tal vez esto sea la única forma de escapar...

Con un movimiento decidido, lleva el vidrio a su muñeca. La presión del cristal contra su piel es un recordatorio de su dolor, y con un corte rápido, siente cómo la vida comienza a escurrirse de él. Un torrente de emociones lo invade: tristeza, miedo, pero también una sensación de paz.

Mientras la sangre fluye, Cole se desploma en la bañera, sintiendo que la oscuridad lo rodea. Su visión se nubla, y en sus últimos momentos, ve la figura de la niña payasa sonriendo, como si finalmente lo hubiera liberado.

Niña Payasa: (en su mente) Ahora eres libre, Cole.

Escena: El descubrimiento

Unos minutos después, el doctor que supervisa a los pacientes del Maliconmio entra en el baño, preocupado por la falta de movimiento de Cole. Al abrir la puerta, se encuentra con una escena desgarradora: Cole yace en la bañera, inmóvil, rodeado de agua teñida de rojo.

Doctor: (gritando) ¡Cole! ¡No!

El doctor corre hacia él, su corazón se acelera al darse cuenta de lo que ha sucedido. Intenta verificar el pulso de Cole, pero sabe en su interior que es demasiado tarde.

Con lágrimas en los ojos, el doctor se aleja un momento, sintiendo la impotencia y la tristeza de haber perdido a otro paciente a causa del sufrimiento y la locura.

Doctor: (susurrando) ¿Por qué no pudimos salvarte?

Mientras se aleja, la risa de la niña payasa resuena en su mente, un recordatorio escalofriante de que el Maliconmio guarda secretos oscuros y que la lucha contra la locura es una batalla constante.

Freddie y su grupo de amigos, Paxton, Spencer y gIBBY, se encuentran en una casa abandonada, un lugar lleno de sombras y ecos del pasado. La atmósfera es tensa, y el silencio se siente pesado mientras observan la casa de enfrente, donde se rumorea que suceden cosas extrañas.

Freddie: (mirando hacia la casa) ¿Estás seguro de que deberíamos estar aquí? Este lugar da muy mal rollo.

Spencer: (inquieto) Solo es una casa vieja. No hay nada que temer... ¿o sí?

Paxton, que ha estado revisando su teléfono, de repente recibe una llamada. Su expresión cambia al ver el identificador de llamada: "Maliconmio".

Paxton: (frunciendo el ceño) Es del Maliconmio. Debo contestar.

Los demás lo miran con curiosidad y preocupación. Paxton responde, acercándose un poco más a la ventana para escuchar mejor.

Paxton: (en voz baja) ¿Hola?

La voz del doctor resuena al otro lado de la línea, llena de urgencia.

Doctor: (a través del teléfono) Paxton, necesito que escuches con atención. Hay una situación crítica. Cole... no está bien.

Paxton siente un escalofrío recorrer su espalda. El nombre de Cole evoca recuerdos de su amigo, quien había estado luchando con sus demonios en el Maliconmio.

Paxton: (nervioso) ¿Qué pasó? ¿Está bien?

Doctor: (con voz grave) No, no está bien. Ha tomado una decisión drástica. Necesitamos que vengas aquí de inmediato.

Paxton se queda en silencio, procesando la noticia. Sus amigos lo observan, notando el cambio en su expresión.

Freddie: (preocupado) ¿Qué sucede, Paxton?

Paxton se vuelve hacia ellos, su rostro pálido y lleno de angustia.

Paxton: (con voz temblorosa) Cole... Cole ha... se ha hecho daño. Debemos ir al Maliconmio.

Spencer y Gibby intercambian miradas de preocupación, sabiendo que la situación es grave. Sin perder tiempo, el grupo se prepara para salir de la casa abandonada.

Spencer: (decidida) Vamos. No podemos dejar que esto se vuelva peor.

Mientras salen, la tensión en el aire aumenta. La risa de la niña payasa parece seguirlos, un eco de los horrores que acechan en el Maliconmio.

Paxton y sus amigos llegan al Maliconmio, la tensión palpable en el aire. Se apresuran hacia la entrada, donde el doctor los espera, su rostro serio y preocupado. Spencer y Gibby, que han llegado un poco más tarde, se unen al grupo, notando la atmósfera sombría.

Spencer: (confundido) ¿Pero cómo es posible? ¿Qué pasó con Cole?

El doctor, con una expresión grave, toma un respiro profundo antes de hablar.

Doctor: (con voz temblorosa) Cole se suicidó... porque vio a la niña payasa.

Las palabras caen como un peso sobre el grupo. Gibby se queda sin aliento, incapaz de procesar la noticia.

Gibby: (atónito) ¿La niña payasa? ¿De qué estás hablando?

Paxton, sintiendo la culpa y la tristeza, se acerca al doctor, buscando respuestas.

Paxton: (urgente) ¿Por qué no nos dijiste que estaba en peligro? ¿Por qué no lo protegiste?

Doctor: (con pesar) Lo intentamos. Cole estaba luchando con sus demonios, y la aparición de la niña payasa fue el punto de quiebre. No pudimos llegar a tiempo.

Spencer y Gibby intercambian miradas de horror, sintiendo la gravedad de la situación. La imagen de la niña payasa se convierte en un símbolo del sufrimiento que ha perseguido a Cole.

Spencer: (con voz quebrada) No podemos dejar que esto quede así. Debemos hacer algo.

Gibby: (decidido) Sí, tenemos que enfrentarnos a esa niña payasa. No podemos permitir que siga causando daño.

El grupo asiente, sintiendo la necesidad de actuar. La pérdida de Cole los ha unido en una misión: confrontar el terror que ha atormentado a su amigo.

Doctor: (advertencia) Tengan cuidado. La mente puede ser un lugar peligroso, y la niña payasa no es solo una ilusión.

Con determinación, el grupo se prepara para enfrentar sus miedos y buscar respuestas sobre la niña payasa, sabiendo que el camino por delante será oscuro y peligroso.

FIn del capitulo 2

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