PRÓLOGO(SUMUHU)

Cuartel Secreto del Grupo Terrorista "Liberación"

Ubicación desconocida.

19 de enero, 2007

04:59am

Los grados de inclinación de una empinada cuesta exigían al máximo a un joven rebelde mientras todo a sus espaldas era bombardeado. Tras un estruendoso sonido que lo ensordece por completo logró entrar a lo que parecía ser una guarida o base militar amurallada.

-¡Señor, nuestras primeras defensas han caído soy el único que ha sobrevivido! —Exclamó hasta quedarse sin aliento.

-¡Cierren las entradas y aseguren el perímetro!... Estamos bajo ataque. —Ordenó el segundo al mando de aquel grupo.

Los "soldados" se dispusieron a cumplir las órdenes a toda velocidad. Los muros se levantaban a través de un mecanismo electrónico, dentro de ellos había tres construcciones de tres pisos con paredes reforzadas. Unas compuertas permitieron la salida de dos tanques de guerra blindados.

Faltaba poco tiempo para que el Sol hiciera su aparición detrás de aquella gran Cordillera Andina, al igual que las tropas extranjeras. Un avión dio el primer aviso, tras sobrevolar el sitio, dos misiles teledirigidos arremetieron contra los muros de las instalaciones derrumbando casi por completo uno de ellos. Las tropas terrestres neutralizaron todas las afueras del complejo.

Dentro, en una ubicación aún más oculta, tres hombres dotados con armas de altos calibres protegían a su Líder, aquel que los guió, inspiró y adoctrinó para levantar unos de los "imperios" más desalmados y atroces desde Genghis Khan.

Una a una iban cayendo las defensas.

-He liberado a este planeta de la miseria completa y así es que me agradecen —Dijo el Líder con un tono fuerte y confiado.

-Usted ha sido el profeta de nuestros tiempos, señor. Le aseguro que nadie entrará hasta acá —Añadió uno de los secuaces.

El cabecilla caminó lento observando todo a su alrededor, pensando en todo lo que había construido durante estos años. Estaba a punto de ser derrotado por las tropas de las Naciones Unidas, aunque una de sus metas en este Planeta estaba cumplida.

-¡Respondan!, cambio... -Se escuchó desde un walkie-talkie en el fondo de la habitación.

-Aquí "Eagle"... ¡Cambio! —Respondió uno de los adeptos, bajo la mirada penetrante de su guía.

-Han acabado con nosotros a las afueras y en el patio principal... ya lograron entrar haci... - Luego de un fuerte estruendo se cayó la comunicación impidiendo terminar la frase al terrorista.

-Señor, aparentem...

-¡Escuché lo que dijo! —Interrumpió bruscamente el Líder- Si ellos han muerto es por culpa de su ineptitud —Añadió.

De no ser por los ruidos que se acercaban al pórtico de aquel sitio se habría escuchado el silencio aturdidor del momento. Un golpe sacudió la puerta, dos terroristas apuntaron sus armas hacia la entrada mientras el de más confianza y rango se quedó a un lado del "profeta" quasi apocalíptico, protegiéndolo.

-¿Tú me eres leal? —Le preguntó el corpulento estratega terrorista.

-Más que a nada en este mundo, señor -Respondió el "guardaespaldas".

-¿Darías la vida por nuestra causa?

-Sí, señor. Absolutamente lo haría.

-¿Y si en algún momento tuvieras que dar la vida por mí, lo harías?

-Rotundamente, señor. Sin duda alguna

Los golpes habían abollado el metal de la puerta, siendo la entrada del ejército una alarma latente. La caída del imperio terrorista y su líder eran inminentes.

De pronto, el estratega rebelde tomó una pulsera metálica que tenía en su muñeca derecha y presionando una de sus partes ésta se iluminó haciendo desvanecer su apariencia, el traje óptico que usaba desapareció mostrándole su verdadera identidad al terrorista a su costado. Éste quedo perplejo, sus ojos no podían asimilar aquello que había acabado de ver, la tecnología de esos tiempos no era tan avanzada y antes de que pudiera hacer un movimiento fue neutralizado por su dirigente, el cual le colocó la pulsera y la activó sobre el hombre anonadado e inmóvil debido a una especie de llave al cuello, casi asfixiante, por parte del Líder.

-Este... Es el momento —Le susurró al oído de su secuaz desde la espalda apuntándole con un arma a su cabeza.

Un disparo se escuchó en el recinto. El cuerpo del hombre cayó sin vida en el suelo justo cuando un grupo de cinco soldados de las tropas de las Naciones Unidas entró por las puertas y abatieron a los dos terroristas que custodiaban.

Posterior a constatar la ausencia de algún otro rebelde, el comandante procedió a verificar los cuerpos inertes.

-Atención base, atención base. Se ha abatido tres subversivos... Repito tres subversivos. ¡Cambio! —Comunicó por radio el militar.

-Entendido. ¿Alguna señal del Líder?... ¡Cambio! —Respondieron desde el centro de comando.

-Efectivamente. Aquí está el cuerpo del presunto Líder... Al parecer se suicidó antes de que irrumpiéramos en el lugar. ¡Cambio!

-¡Excelente trabajo! —Los aplausos dentro del comando no se hicieron esperar- Proceda a retirar los cuerpos. ¡Cambio!

-Procedemos a retirar los tres cuerpos existentes en el lugar. ¡Cambio y fuera!

La entrada era ahora protegida por dos militares mientras los otros tres recogían los recién occisos, todo esto bajo la mirada atenta y la sonrisa de un hombre que pasaba desapercibido frente a ellos, el mismo que daban por muerto y había observado toda la escena, ya que antes del ingreso de las tropas había utilizado el reloj que llevaba en su muñeca derecha para cubrir su humanidad con una especie de traje retroreflector que lo hacía invisible en medio de la habitación.

Los dos custodios del pórtico cayeron bruscamente sin vida, el resto tomaron sus armas y atentos a cualquier mínimo movimiento hicieron silencio escudriñando la escena. El comandante tomó su AK-47 y vigilaba todo desde el fondo, de pronto observó como uno de los integrantes de su tropa voló hacia una de las paredes golpeándose contra ésta, desplomándose sobre una mesa de madera tallada.

-¿!Pero que es esto!? —Exclamó el dirigente de la cuadrilla antiterrorista mientras su otro compañero moría aparentemente asfixiado.

Respondió disparando alrededor de su colega pero no había nadie, simplemente lo vio caer.

-¿Quién anda allí? —Gritó el militar.

Observaba alrededor y nada parecía dar indicios de presencia de alguien. Estaba "sólo" con siete cuerpos sobre el suelo.

Una patada en el pecho lo hizo suspenderse hasta precipitarse metros detrás de su posición.

Malherido por caer sobre unos escalones que llevaban a un anexo contiguo sintió como alguien colocaba una bota sobre él, oprimiéndolo con toda su masa. Poco a poco fue apareciendo la imagen de un hombre atlético de 1,75 de altura.

-¿Quién eres tú? Y... ¿Qué quieres? —Logró articular el comandante con las pocas fuerzas que le quedaban en su ser.

-La pregunta es: ¿Qué he venido a hacer en este planeta? —Respondió con su mirada penetrante- Vine a arreglar cuentas pendientes... o debería decir, futuras... con alguien de este mundo.

-Ya estás acabado, ha caído tu grupito de fanáticos.

-Eso es lo que quiero que parezca. Ellos sólo fueron unos simples juguetes. Ahora, si me disculpas ya termine acá.

Tomó una granada del armamento del comandante caído y tras adaptarle un dispositivo se alejó y arrojó cerca del hombre. Éste intento moverse pero era inútil, su cuerpo no daba para más, solo escuchó dos "tic-tac" del explosivo cuando volteó a mirar al autor de todo aquello.

-¡Oh! Disculpa mis modales. —Añadió irónicamente- Soy el Traveler y todo esto lo que acabaste de presenciar fue simplemente la punta del iceberg.

Procedió a configurar su reloj y culminó diciendo.

-Fue todo un placer pero debo dejarte... Tengo una cita con el Doctor.

La granada explotó mientras éste último era envuelto por una especie de cápsula traslucida. Desapareció dejando una verdadera catástrofe en aquel frío lugar.

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