Trece


Bíter caminaba tomado de mi mano. Se sujetó a ella,con fuerza, cuando vio a aquellos individuos. El Gran Sacerdote,dio un discreto paso al costado para quedar delante de mí,como intentando cubrirme. Esos seres y él, intercambiaron unas escuetas palabras,en un idioma extraño. Al acabar el diálogo,Daishinkan se giró a mi. Me vio a los ojos, antes de inclinarse a tomar a Bíter,quien se aferró a ropa con temor. Si la aparición de los guardias de Zen Oh Sama,me apretó el corazón,el rostro de ese niño me lo partió,empero contuve todo detrás de un rostro sereno y que le sonreía gentil, mientras lo apartaban de mi.

-Ella también debe venir-dijo uno de esos sujetos,mirándome directamente-Es tu cómplice y compartirá tu destino.

Daishinkan,que cargaba al niño entre sus brazos y contra su pecho,me miró por encima de su hombro. Parpadeo lento una vez y entendí ese gesto como un: lo siento. Di un paso al frente y lo seguí. No tenía otra opción más que ir con ellos.

Recuerdo un túnel de luz,en que no supe si fui yo quien avanzó o si fue el espacio el que lo hizo. Cuando reaccione estaba en un salón infinito,ante un corredor de columnas flotantes,que se extendía hasta donde mi vista alcanzaba a ver,y que no sostenían nada en realidad.

El Gran Sacerdote me lo había dicho esa mañana. Zen Oh Sama estaba muy molesto con él,por haber roto las reglas. Sin embargo,le mostró misericordia por ser su primera desobediencia y le dio una oportunidad. Bíter sería sometido a unas pruebas que de no sortear lo condenerian a su destrucción. Pero no sólo él desaparecería,su padre lo haría también y por lo dicho por el guardia,yo lo haría con ellos.

Daishinkan dejó a Bíter en el suelo. Puso una rodilla en el piso para hacerlo con cuidado y luego le puso la mano en la cabeza. Lo miró con ternura,por largo rato, antes de señalarle que fuera con los guardias de Zen Oh Sama. Para cuando eso pasó Bíter,tenia su aspecto real. Su cabello blanco y largo, su melena llegaba un poco más abajo de sus hombros. Sus ojos grandes y violeta,su piel azul;todo volvió pero el halo entorno a su cuello,era menos nítido que el de su padre. Lo había notado antes, pero hasta ese momento pensé que tenía que ver con la jerarquía y no con la naturaleza de Bíter.

Cuando ese niño iba hacia los guardias,subitamente voló hacia mi y terminó entre mis brazos. Algo que esos enormes sujetos no vieron bien. Iban a ir por él,pero bastó que el Gran Sacerdote levantara la mano para detenerlos.

-Sólo sé está despidiendo-les dijo.

-Que sea rápido-le advirtió el guardia.

Yo los ignore y miré a ese niño. No importaba lo poderoso que fuera,su especie o de que mundo viniera,para mi era sólo un niño y no dejaba de serlo,porque en ese momento tuviera otro aspecto o porque en sus manos estaba mi destino. Lo abrace fuerte y él me abrazo igual a mí.

-¿Tienes miedo?-me preguntó.

-No-respondí,pero mentí.

-¿Estas segura?-me cuestionó.

-Sí-afirme.

-Yo tengo miedo-me confesó y yo lo aparte un poco de mí.

-No pasará nada. Sólo has lo que sabes hacer.

-¿Y sino es suficiente?

-Pero es todo lo que tienes-le dije y se acurrucó en mi pecho-Por eso no tengo miedo-agregue.

No sabía que más decir o hacer. Le di un besito esquimal y lo solté.

-Te amo,Bell-me dijo y después fue hacia su padre.

-Ya también-murmuré.

-A ti también te amo,padre-le dijo jovial y Daishinkan le sonrió de forma abierta,enseñando todos los dientes.

Ambos lo vimos ir con los guardias.Tenía una sonrisa cándida y traviesa,que enternecia el alma.

Aquellos individuos escoltaron a Bíter hasta una puerta. Daishinkan y yo fuimos detrás. Al llegar a ese portal,vimos al pequeño ángel hacernos adiós con la mano y desaparecer en una cortina de luz. El Gran Sacerdote y yo nos quedamos parados ahí. Él tenía los ojos fijos en esa puerta. Ni siquiera parpadeaba creo. Yo estaba algo mareada,me temblaban las manos y las piernas. Al fin opté por sentarme en el piso. Supongo que la idea de ser destruida me era demasiado ajena, porque no lograba preocuparme por ello. En cambio no dejaba de darle vueltas a lo que Bíter podía estar pasando detrás de esa puerta.

"Lo entenderás cuando crescas" Seguro muchos han oído esa frase ¿Saben lo más terrible de esas palabras? Que son ciertas. Hay cosas que sólo pueden entenderse al crecer. Las mentiras de nuestros padres por ejemplo. Miraba al Gran Sacerdote y estaba tan sólido como siempre lo vi. No había idea o sentimiento en su semblante,como no hubieron palabras para alentar a Bíter. Quizá no dijo nada porqué no sabía que decir o bien pensó que no eran necesarias. Aunque creo, sin temor a equivocarme,que no dijo nada porqué así era él y no podía ser de otra forma.

Supongo que todos,en algún momento,deseamos que nuestros padres fueran diferentes. Que fueran como necesitábamos,pero sobretodo como queríamos que fueran. Que estupidez. Nadie es lo que otro quiere. Todos somos como somos nada más y así es como amamos a nuestros amigos,amantes y a la familia. A su manera,Daishinkan era padre y a su manera demostraba su amor a sus hijos. Si era la mejor de las formas o no, no era algo que yo u otro pudiera cuestionar.

-Por favor,levántese-me pidió al voltear a verme.

-Perdón. No me siento muy bien-le dije y no mentía.

Me miró en silencioso juicio,
después me extendió la mano y eso fue extraño. No esperaba un gesto así. La sujete y recibí un agarre fuerte,que me hizo recordar la vez que tomó mi mano esa mañana. Me puse de pie,pero terminé en el suelo otra vez. Seguramente mi glucosa estaba en las nubes. Tenía sed también. Respire profundo y miré a mi costado. Daishinkan se sentó ahí. Me acomodé a su lado y me hizo una pregunta que antes me hubiera tomado como una brama negra.

-¿Le asusta ser destruida?

-Suena mejor que padecer torturas,en el infierno,por la eternidad-le respondí.

-Supongo que si. Pero no deja de ser un destino cruel-me dijo.

-Es curioso escucharlo decir eso después de que...

-Adelante. Dígalo-me dijo cuando me interrumpí.

-Supongo que esos mundos no le importaban. Supongo que es cotidiano para usted.

-Esta usted en lo correcto. Pero así sucede a los mortales también. La...Muerte es algo que sólo los aflige cuando se trata de un ser amado. Lo demás es sólo una empatía pasajera-me dijo con una naturalidad desconcertante-No fue mi intención que se viera involucrada en esto. Aunque si soy honesto,jamás pensé en que podía pasar con quien encontrará a Bíter.

-La frase: Los padres son capaces de cualquier cosa por un hijo, siempre me ha dado escalofríos-le comenté.

-Sí. Es aterradora-me confesó.

-¿Podré verlo antes de que..?-no me atreví a decirlo.

-No,me temo que no-respondió.

-Bíter no es débil-le dije recordando algunas cosas-Le gustan las máquinas y...

-Si,lo sé-me interrumpió y se sonrío de forma aguda.

Yo iba a preguntar al respecto, pero en ese momento,de la puerta,escapo un fuerte resplandor que me obligó a ampararme los ojos con los brazos.

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