nueve


Cuando volvimos a casa,el Gran Sacerdote me llevó a ese otro mundo,donde Bíter podía volar a gusto. Realmente parecía emocionarle poder hacerlo,pero después de unos minutos perdió interés en ello para ponerse a gatear y ponerse de pie,a ratos, logrando caminar unos pasos.
En un momento se cayó bastante fuerte y azotó la cara contra el suelo. Me asuste e intente ir por él,pero el Daishinkan me lo impidió.

-Él puede levantarse solo-me dijo y sonó tan severo que no me atreví a contrariar sus palabras.

Me quedé donde estaba,viendo a Bíter llorar mientras me miraba y agitaba sus manitas a mi. Me me apretó el corazón el verlo así, oír sus llamadas y no poder responderle. Pero al cabo de un rato,se calmó para ponerse de pie.En esa oportunidad cayó hacia atrás. Parecia una tortuguita agitando sus manos y piernas mientras balbuceaba como si intentara cantar. No había de que preocuparse.

Me senté en el suelo y desde ahí mire al Gran Sacerdote,con sus manos en la espalda,enhiesto como una torre y en sus labios una sonrisa discreta,pero cargada de ternura. Subitamente volteo a verme y yo miré al frente,como si con eso él no hubiera podido notar que le estaba viendo,otra vez.

-Usted no tiene hijos ¿verdad?-me preguntó mientras se sentaba a mi lado,a lo jefe indio.

-¡No!-exclamé un poco nerviosa.

-Pero no es Bíter,el primer niño que cuida ¿Me equivoco?

-No.Antes cuide de otro bebe-le dije y sentí como si él,me arrancara la verdad de alguna forma desconocida.

-Eso explica algunas cosas-comento y llamó a Bíter,que parecía bastante cansado.

El pequeño ángel fue directamente a los brazos de su padre,que lo acunó mientras la murmuraba una canción.

-Es momento de que duermas un poco,pequeño-le dijo.

-Crei que ustedes no dormían-le comenté algo sorprendida.

-No lo necesitamos,pero a veces si lo hacemos-me dijo logrando sonar bastante misterioso-¿Le importaría hacerlo dormir?

Me dió a Bíter a quien puse contra mi pecho para frotar su espalda,suavemente,con mis dedos mientras le tarareaba una canción. Bíter bostezaba,pero no cerraba los ojos. Me puse de pie para comenzar a caminar de un lado a otro,hasta que logré que se durmiera y entonces lo aparte un  poco de mi,para mirarlo. Su piel había vuelto a ser azul,su cabello blanco;pero lo más sorprendente de todo era que había crecido. Por poco lo dejé caer de la sorpresa que me causó. Su cuerpo se volvió pesado y era como el de un niño de cuatro o cinco años. Tenía una melena rizada y la ropa hecha pedazos. No pude sostenerlo más. Se hubiera caído de mía manos de no ser porque el Gran Sacerdote, apareció frente a mí para sostenerlo.

-El proceso fue más rápido de lo que espere-comentó con satisfacción-Asegurese de que al despertar,usted sea lo primero que vea para que tome su aspecto.

Un pantalón y camisa blanca cubrieron a Bíter,a quien el Gran Sacerdote,dejo tendido en la hierba sobre una manta que materializó.

-Tengo que irme ahora. Volveré tan pronto como pueda-me dijo y se fue antes de que pudiera hacerle una pregunta.

Fui a ver a Bíter y me arrodille a su lado para ver cómo estaba. Su respiración era tan sutil que apenas se podía percibir. Le aparte la rizada melena del rostro y abrió los ojos. Sus pupilas eran violeta,su cabello se tornó color chocolate y su piel blanca.

-¿Mamá?-exclamó al abrir los ojos y verme.

-Bell-le dije y lo tome por las axilas,para ponerlo de pie.

-Mamá-me dijo frotándose un ojo con la mano mientras apoyaba el mentón en mi hombro.

Otra vez era ligero por lo que pude levantarme con él a cuestas.Camine hacia la casa,
pero me detuve cuando tuve la sensación de que Bíter había expulsado algo por la boca. Unos segundos después oí una fuerte explosión a lo lejos. Al voltear a ver descubrí un paisaje un poco diferente.

-Si tu padre pregunta,ahi jamás hubo una montaña-le dije y el me miró con un rostro que reflejaba lo mucho que le estaba costando mantenerse despierto.

Era de noche así que pensé en ir directo a la cama,pero Bíter me dijo una palabra al pasar por la cosina:

-¡Hambre!

-¿Qué quieres comer?-le pregunte al sentirlo en la mesa.

-Comida...

Me sonreí y le busque un poco de yogurt. Al parecer era capaz de decir algunas palabras perfectamente,pero dudaba de que pudiera sostener una conversación. Se comió todo lo que puse en el plato y al acabar me pidió más,pero no había más así que le ofrecí una manzana roja a la que le quite la cáscara. Lo tomó con las dos manos y se la llevó a la boca.

-¡Más!-exclamó en tonó demandante y le di un sandwich de queso y jamón-¡Más!

-Ya comiste suficiente-le dije y eso desató su llanto.

Todos los aparatos electrónicos estallaron y lo mismo paso con los cristales. Algunos de los cuales me causaron varias cortadas.Al verme ensangrentada dejo de llorar y me miró con una curiosidad temerosa. Yo ví mis brazos y piernas. No pude evitar enojarme por lo que le advertí,en un tono muy firme,que no volviera a hacer eso.

-Es peligroso-agregue y entre sollozos asintió con la cabeza para después pedirme lo cargara-No. Estas castigado. No te cargaré y te irás a la cama ahora. 

Bajo de la mesa y me estiro la mano. Se la tomé para ir hasta la habitación. Allí le quite la ropa para ponerle una de mis camisetas que le haría de pijama. Estaba muy extenuado. Se le notaba en esos ojitos lavanda.

Hacia algo de calor por lo que me puse un camisón corto y con tirantes. La verdad yo también estaba cansada y apenas me abrace a Bíter me dormí. Desperté unas horas después. Ví al Gran Sacerdote recostado del otro lado del angelito. Le estaba frotando la pancita con una sonrisa amorosa. Era la primera vez que veía al Daishinkan acostado. Siempre estaba de pie. Eso fue lo primero que pensé antes de darme cuenta que estaba en mi cama y conmigo en un atuendo no muy apropiado. Casi me caí al levantarme buscando algo con que cubrirme.

-No sé cómo son las cosas allá de donde viene,pero aquí no se bien que entre sin anunciarse a la habitación de una mujer y menos si ella está durmiendo-le dije.

Se me quedó viendo como buscando su equivocación y luego.

-Como ya antes la había visto así y usted no manifestó descontento,asumí que no había problema-me dijo con toda la naturalidad del mundo.

Yo creo que cambie de color de blanco a escarlata.
 

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