Dos
Cuidar a un bebé normal es difícil. Cuidar a uno con poderes es una odisea.
No sé si le resultaba divertido flotar por mi habitación o lo que le divertía era angustiarme por, ingenuamente, creer que iba a lastimarse, pero él se veía muy feliz mientras yo intentaba hacer que volviera a mis brazos. Después de unos minutos lo dejé que diera vueltas a gusto, para ir a ver qué había en esas cajas. En la primera habían unas cosas como huevos de escarcha. Me recordaron mucho a la cápsula en la que encontré al bebe en el campo. En la segunda habían unas mantas, ropa y unas telas que supuse eran pañales para el niño. En otra caja habían unos recipientes con una extraña sustancia lechosa, de color celeste-ceniza y en la última caja unos juguetes. Tomé uno de ellos que parecía una sonja y era muy ligero. Lo agite y de el se proyectaron unas extrañas criaturas semejante a hadas, que revoloteaban por el lugar. Cuando el niño vio eso se me acercó y sujeto el juguete con sus manitas. Se lo di y se fue a la cama a tenderse boca arriba para jugar con ese objeto.
¿Que edad tendría a escala humana? Me pregunté y es que la primera vez que lo ví tuve la impresión de que no pasaba de los dos meses. Por lo que aún no tenía fuerzas para sostener su cabeza, pero después de verlo volar me dió la impresión que serían unos ocho meses aproximadamente. Lo quedé mirando y cuando hizo un sonido gracioso, me saco una breve sonrisa. Era muy lindo y tierno, pero no era un niño humano por lo que cualquier idea que yo tuviera sobre su desarrollo podía ser errónea. La verdad es que no sabía que hacer con él.
Volví mi atención a esa sustancia extraña y supuse que era algún alimento para el bebe de quien no sabía ni su nombre. Una revisión al recipiente me bastó para corroborar mis sospechas, pues Daishinkan se tomó la molestia de dejarme instrucciones, pero no un biberón. Suspiré con desánimo, pues yo no tenía ninguna mamila para darle de comer a ese niño. Aunque rápidamente recordé que mi vecina tenía un hijo de dos años y posiblemente podría prestarme un biberón. Como el niño estaba entretenido con las proyecciones holográfica, pensé que podía salir e ir con mi vecino, mas a penas puse un pie fuera de la habitación rompió a llorar y voló hasta mí para pegarse a mi espalda.
Todos mis intentos de apartarme de él fueron inútiles. Un poco fastidiada me quede con él en brazos, pensando que no era un crímen llevarlo conmigo. Tomé una de las mantas, lo envolví y fui con mi vecina. Ese fue un gran error, que bueno tampoco es que hubiera podido evitarlo. Necesitaba una mamila y no caminaría dos horas, hasta el pueblo, por ella.
Golpeé la puerta de mi vecina y en seguida se asomó la mujer cuyos ojos fueron directamente al bulto en mis brazos.
-Buenas noches, señora Ester. No es mi intención molestarla, pero me estaba preguntando si tendría una mamila extra que pudiera prestarme.
Me quedo viendo con una cara curiosa, en la que después se dibujó una sonrisa pícara.
-Desde luego- me dijo- Pero pasa. No te quedes ahí, con ese bebe en brazos. El frío puede hacerle daño.
Casi me obligo a entrar, algo a lo que me resisti, pues si al lindo niño en mis brazos se le antojaba volar no iba a poder dar una explicación razonable al hecho. Fue al pensar en eso que me di cuenta de un pequeño y gran detalle.
-Es muy lindo. Se parece mucho a ti. No sabía que estuvieras embarazada, linda.
-¿Que yo, qué?- exclame un poco escandalizada.
-¿No es tuyo el niño?- me preguntó con curiosidad.
-Por supuesto que no. Él es...-hice una pausa breve para pensar-Mi sobrino. Hijo de uno de mis hermanos mayores- señale sin poder disimular lo ofendida que me sentí.
-¿Si? ¿Cómo se llama?-me preguntó mientras sacaba el biberón de la despensa y lo lavaba.
-Ariel- contesté sin pensar.
-Qué lindo nombre tiene el niño.
-Ariel es mi hermano y el bebe se llama Bíter- corregi. Más tarde me daría cuenta de dónde saqué ese nombre para el pequeño ángel.
-Que nombre extraño. Ten,
puedes quedarte con ella. Ojalá te sirva- me dijo la mujer y tras hacerle una caricia al niño, halago sus ojos, tomó su celular y me despidió.
Tuve el presentimiento de que al día siguiente todo el mundo sabría que yo estaba cuidando a un bebe, al que me había tomado el atrevimiento de dar un nombre.
Volví con el a casa y lo dejé en mi cama otra vez. Tan problemático no me resultaba, salvo por lo que no dormía. Tomé el recipiente entre mis manos y después de limpiar la mamila la llene con esa extraña bebida. No fue has que volví con el pequeño Bíter que me quedé pensando en varias cosas.
La primera es que no estaba segura de que se alimentaban realmente los ángeles de ese universo ¿Realmente necesitaban comer? Había visto que Whis y Vados lo hacían, pero...También me pregunté si iban al baño. Se cambiaban de ropa o se bañaban. Suena tonto, mas considerando que ellos no eran humanos existía la posibilidad de que no hicieran algo de eso. Muchas veces entregamos características de los hombres a quienes no lo son. Hasta se me pasó por la cabeza probar esa especie de leche, pero lo descarte rápidamente. Bíter voló hasta mí cuando vio el biberón y enseguida, en mis brazos, lo vacío. Eso fue fácil.
-Tú no duermes, yo si. Este es el trato. Me meteré en la cama a descansar y tú te quedas quieto el resto de la noche- le dije y como respuesta recibí un eructo.
No sé si me entendió o no, pero se veía bastante tranquilo y yo estaba cansada. Me puse el pijama, me metí en la cama con él a mí costado y rápidamente me dormí. Desperté a las seis de la mañana gracias al sonido que hacían los platos al estrellarse con el piso. Cuando llegue a la cocina, ahi estaba Bíter metido en el mueble en que guardaba los utensilios de cocina, tirandolos por todos lados.
-¡Esto saldrá del bolsillo, poder o lo que sea que tu padre haga para remediarlo!- le grite y no fue buena idea.
Por poco me cae un cuchillo en el pie, cuando rompió a llorar y me tuve que abrir pasó entre vidrio y restos de platos rotos, para ir a sacarlo de ahí.
Ese niño lloró por una hora entera. Nada de lo que hice logró que guardara silencio. Estaba al borde de un colapso. No sabía que hacer, pero entonces recordé que mi madre me cantaba para hacerme sentir mejor y lo único que vino a mi cabeza fue:
"Little bird, little bird
Fly through my window
Little bird, little bird
Fly through my window
Little bird, little bird
Fly through my window"
Find molasses candy
Funciono. Un poco. Sollozaba cuando alguien tocó a la puerta desatando su llanto otra vez y también mi furia. Abrí dispuesta a gritarle a cualquiera que hubiera tenido la osadía de ir a importunar, pero cuando ví a cuatro de mis vecinas ahí con un corralito, un coche de bebé y sus cara curiosas sólo pude decir:
-Buenos días-lo hice con todo el ánimo del que disponía y no era mucho.
Estaba en pijama, mi cabello desaliñado, con una cara de espanto y sucia con restos de muchas cosas. No era un buen momento para recibir visitas.
-Buenos días. Sabemos lo difícil que es cuidar a un bebé. Más en tu condición...
-¿Cual condición?- me pregunté yo, en mi pensamiento, mientras mecía a Bíter que no dejaba de llorar.
-Así que reunimos unas cosas que te pueden ser muy útiles, para cuidar a este lindo bebe- termino de decir la primera que hablo.
-Gracias, pero no hacía falta- les dije y cerré la puerta sólo para dar un grito al darme la vuelta.
-Buenos días- me dijo Daishinkan, que estaba parado ahí, muy tranquilo e invadiendo mi casa.
-Buenos días- le conteste mientras me dejaba caer sentada al piso y Bíter volaba hacia sus brazos.
-Espero hayas sido un buen niño- le dijo con una mirada y voz, endulzada de una forma que no imaginé jamás, él pudiera expresar.
Pero mi contemplación duro lo que mis vecinas tardaron en asomarse por la ventana a ver porque grite.
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