91.
—Quiero que mamá me cuente un cuento
Bielorrusia se sujetaba de la pierna de México para llamar la atención
—Ey, cómo escapaste del cuarto? Deberías estar durmiendo con los demás
—Pero quiero a mamá
México suspiró. USA había sido muy importante para la vida de esos niños, pero ahora ni siquiera quería mirarlos. Habían pasado muchas cosas y USA estaba lidiando con un trauma que lo llevaba a no pensar en otra cosa que la guerra y la venganza.
USA ya ni dormía por las pesadillas y el trabajo, México ni siquiera se le acercaba mucho porque USA se volvió irritable y temeroso de todos los que le rodeaban.
Y los más afectados eran los niños.
—USA está muy ocupado ahora
—Pero siempre viene. Por qué ya no?
México cargó al pequeño en brazos.
—Parece que el gringo te consintió mucho, verdad?
Lo sabía. Bielorrusia era el más apegado al estadounidense, siempre feliz de tener atención, buscando aprobación y llamándolo "mamá". De los pocos que lo llamaban así.
—Quiero a mami América
—Lo siento, Biel... Pero el gringo ahora no va a poder estar con ustedes
—Ya no nos quiere?
—No es eso... Solo que ahora tiene muchos problemas.
—Mamá se volvió como papá —el niño se abrazó a México y empezó a sollozar—. Papá también nos olvidó.
México no sabía cómo lidiar con eso y no podía pedirle ayuda a USA.
No quería que los niños creyeran que los dejaron de querer o que los abandonaron.
Pero no podía obligar a USA a lidiar con ese problema cuando ya tenía los traumas de guerra sobre sus hombros.
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