82.
—No llores, Kazajistán. Solo fue un mal sueño
El pequeño sollozaba bajito mientras México lo mecía en brazos y le acariciaba la espalda. Poco a poco se calmaba, pero se negaba a soltar al tricolor
—Quieres que me encargue?
USA entraba con dos tazas de café
—Ayer cuidaste de los niños. Ahora me toca a mí —le sonrió—. Ve y duerme un poco
—Gracias, cariño —reía bajito—. Eres un buen esposo —empezaba a dramatizar—. Qué afortunado soy porque me ayudas a acuidar a los pequeños
—Deja de molestar —le empujaba con el pie
Kazajistán los miraba y reía bajito cuando los adultos reían. Ya estaba más tranquilo
—Ustedes se quieren?
México se sorprendió por esa pregunta y volteó hacia USA sin saber qué responderle al niño.
—Yo sí lo quiero —USA sonrió—. Pero él no me quiere a mí
—Por qué?
—Porque ustedes me quieren más a mí que a él
Kazajistán y USA rieron bajito. México solo sonrió
—Yo también te quiero... Pero ganar! Estos niños me quieren más a mí. Verdad? —miró al niño quien asintió y lo abrazó
USA suspiró. Los miró un ratito más antes de despedirse. Eso de ser padre sustituto de tantos niños era agotador
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