Le dolía la cabeza, la rodilla y la economía. México despertó cansado y con la boca seca, pero aferrado a la cintura de alguien y pegado a esa espalda cálida y desnuda que se movía suavemente por la respiración de alguien

—Ay no

Se dijo mientras se alejaba y veía su propia desnudez. No sé acordaba nada y empezaba a entrar en pánico, tenía miedo de averiguar quién era su acompañante
Y vio una mordida en esa espalda adornada por pecas en forma de estrellas

—Putamadre... Esa es mi mordida
—Ya cállate —le lanzaron una almohada—. Aún es temprano

Entonces México se quedó en shock

—USA?
—No me dejaste dormir ayer. Ahora cállate y acuéstate... Vuelve a dormir —bramó enfadado
—Ay... No

La jaqueca aumentó y se puso peor cada vez. Porque no recordaba nada, estaba casi desnudo, había una mordida en el cuerpo de su amigo y no se podía perdonar si algo sucedió