62.
Sentarse juntos en las reuniones era normal para ellos, muchas veces lo hacían, pero desde que pasó el celo de USA muchas cosas cambiaron. Entre ellas, la promesa por cuidar el uno del otro y el que USA confesara desear con intensidad que México se quedará con él.
México sí lo quería también, quedarse a su lado, pero no tuvo el valor para decirlo de frente. Tenían que hablar de otras cosas antes de eso y no quería apresurarlo todo o USA se sentiría acorralado. Pero podía dar a entender su deseo con pequeños gestos por el momento.
Por eso aprovechó su cercanía en la reunión, buscó la mano de USA y entrelazó sus meñiques. Lo vio dar un pequeño saltito por la impresión para después sonreír.
Entonces entrelazó otro dedo más. USA empezó a entrar en pánico. México sabía que USA no podía coquetear o regresar el coqueteo cuando alguien le gustaba de verdad. Quiso aprovecharse de eso.
Entrelazó tres dedos ya y lo vio en completo pánico, con las mejillas rojas, intentando no temblar. México rio bajito por lo adorable y tonto que se veía siendo que incluso pasaron un celo juntos.
—Pasa algo, USA?
—... No, ONU —se le quebró la voz y carraspeó—. No es nada.
México se cubrió la boca para no reír.
—Y tú, México?
—Nada, ONU. Perdón. Me distraje
Aún así, no soltaron sus manos. México lo mantuvo así durante largo tiempo, hasta que USA se acostumbro y dejó de estar en pánico. Era un comienzo.
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