El fin de la espera (2).

Toda la casa estaba sumida en la oscuridad y el silencio, lo cual era comprensible teniendo en cuenta que ya eran las once de la noche y ya todos los miembros de esa familia se encontraban dormidos... bueno... no todos, Harry y Ettanin aún estaban despiertos, pero si tenemos en cuenta que el primero no era considerado como un miembro más para el resto de los habitantes de aquella casa y que del segundo desconocían su existencia podemos decir que la frase "todos los miembros de la familia están dormidos" está muy bien empleada.

Ettanin siempre había sido más activo de noche por lo que para él se podría decir que técnicamente es de día y Harry estaba demasiado ansioso, solo faltaba una hora para que oficialmente fuese su cumpleaños y Hagrid apareciese para llevárselo.

¡Solo unas cuantas horas más y al fin podré verte! — pensaba mirando la hora en el reloj que había en la sala.

Harry. — le llamó la boa.

¡Vamos! Tenemos que aprovechar antes de que vengan a recogernos. — le dijo mirándole sonriente.

Harry se encaminó hacia las escaleras siendo seguido de cerca por Ettanin. Ambos habían esperado hasta la última noche para jugarle una pequeña broma a Dudley.

Unos minutos después de que ambos subiesen se escucho el grito de Dubley.

—Aaaaaaaaaah.

Harry bajo rápidamente sin hacer ruido llevando a Ettanin escondido en su bolso. Sin hacer mucho ruido lo dejo sobre su cama.

Shhh. No salgas. Vuelvo en un rato. — dijo antes de subir las escaleras corriendo.

Para cuando llego a la habitación de su primo ya sus tíos se encontraban dentro, su tía Petunia estaba abrazando a su primo que temblaba y lloraba sin parar.

—¿Qué pasó? — pregunto fingiendo preocupación.

—¡Fuiste tú! — le gritó Dudley señalándolo con odio. — ¡Tú lo hiciste!

—¡Ehh! — exclamó confundido. — ¿De qué estás hablando? ¿Qué hice?

—¡Tú me tiraste la serpiente!

—¿¡Serpiente!? ¿Cuál serpiente? ¿¡Por qué te tiraría una serpiente!? ¡Ni siquiera tengo una serpiente!

—¡Mentira! De seguro la apareciste...

—Aparecer... pero te estás escuchando... ¿Cómo voy a aparecer una serpiente de la nada? ¡Ni que pudiera hacer magia!

El temblor y el miedo en los ojos de sus parientes no paso desapercibido para el joven futuro león que interiormente estaba más que divertido con la escena que se desarrollaba en aquella habitación.

—¿Qué es lo que has dicho mocoso? — gritó su tío hecho una furia mientras se le acercaba rápidamente. — ¡Cómo osas decir esa palabra en mi casa! ¡Te he dicho mil veces que eso está prohibido!

—Solo es una palabra, no tiene nada de malo. — le confrontó.

—TÚ. ¡Mocoso impertinente, como osas responderme! — le gritó

El señor Vernon había alzando la mano para pegarle pero un estruendo proveniente del piso de abajo lo detiene.

BUUUM

¡Ohh, llegó antes de lo que imagine! — pensó Harry. — ¡Supongo que tiene que ver con el hecho de que aún estamos en Privet Drive!

El Sr. Dursley empujo a Harry y salió corriendo hacia su cuarto para salir poco después con un rifle en las manos.

—¿Quién anda hay? — gritó mientras caminaba lentamente hacia las escaleras. — ¡Le advierto... ando armado! ¡No se mu-mueva! — decía temblando.

Patético. — decía Harry en su mente mientras miraba divertido como su tío descendía por las escaleras siendo seguido por la tía Petunia y Dudley que estaban temblando.

Harry comenzó a caminar tras ellos escondiendo su sonrisa tras una expresión de miedo. Una vez que se encontró a mitad de las escaleras pudo contemplar claramente a Hagrid que se encontraba parado en el umbral de la puerta mirando hacia abajo donde ahora se encontraba la puerta tirada mientras ignoraba al Sr. Vernon que le apuntaba con el rifle mientras las manos le temblaban.

El pelo y barba de Hagrid ocultaban gran parte de su rostro por lo que para aquellos que no lo conocían era imposible distinguir del todo su rostro así como la expresión un poco avergonzada que tenía en este momento. Obviamente para Harry que ya le conocía desde hace muchos años fue muy fácil distinguir su expresión.

—¡Mil perdone, estaba tan emocionado que me olvide de medir la fuerza! — decía un poco avergonzado Hagrid. — ¡Ahora lo arreglo! — dijo tomando la puerta y volviéndola a colocar en la posición correspondiente. — ¡Listo! ¡Ya está! ¡Quedo como nueva! — decía sonriente.

Dándose la vuelta se encaminó hacia la sala, se sentó sobre el sofá y apunto con su paraguas hacía la chimenea y de su punta salió una chispa que rápidamente se convirtió en llama una vez choco contra la madera.

—Una noche bastante agitada para hacer un viaje. Deberían preparar un poco de té, no hay nada como un té recién hecho para entrar en calor. — decía mientras se recostaba al espaldar del sofá y se ponía cómodo. — ¿¡No están de acuerdo!? — comentó mirándoles por primera vez. — ¡Harry, muchacho, aquí estas! — decía feliz mientras miraba al joven Potter. — Mira no más cuanto has crecido. ¡Ven acércate un poco, déjame verte bien!

Al ver a Hagrid haciéndole señas Harry se encamino hacía él parándose justo en frente y mostrando una mirada confundida.

—¿Me conoces? — le preguntó.

—¡Por supuesto que te conozco! — le dijo con una gran sonrisa. — La última vez que te vi eras solo una criaturita tan pequeñita. Te pareces tanto a tu padre... pero esos ojos... esos son los ojos de tu madre. — decía acariciando la cabeza del niño.

—¡Le exijo que se valla de mi casa en este instante! — gritó Vernon.

—¡Bahh, cállese, deje de gritar como cerdo! — le dijo con desprecio mientras se levantaba y se acercaba a los Dursley.

Con un rápido movimiento le arrebato el rifle de las manos al tío Vernon, lo torció como si este fuese de goma y lo volvió a colocar entre sus manos ante la mirada de terror de todos menos Harry.

Los Dursley retrocedieron unos pasos y se acurrucaron entre ellos temblando.

—Volviendo a lo importante. — girándose hacia Harry. — ¡Feliz cumpleaños Harry! — dijo sacando una caja de entre su abrigo. — ¡Ten, lo hice para ti, está un poco aplastado pero te aseguro de que tiene un buen sabor!

—Gracias. — contestó tomando la caja en la que ya sabía que había un pastel de chocolate.

Los dedos de Harry temblaban de emoción cuando fue abriendo la caja en donde se encontraba un pastel que tenía escrito "Feliz Cumpleaños Harry"

—¡Por cierto! Aunque ya me conoces yo aún no sé quién eres. — le dijo Harry.

—¡Oh cierto, aún no me he presentado! Soy Rubeus Hagrid, Guardián de las Llaves y Terrenos de Hogwarts. — dijo orgulloso. — Llámame Hagrid, así lo hacen todos.

—¿¡Hogwarts!?

—Así es, la mejor escuela del mundo. ¡De seguro has oído hablar mucho sobre Hogwarts!

—¡Ehh... no.... Lo lamento! — dijo bajando la cabeza mientras pensaba. — ¡Por supuesto, los mejores años de mi vida los pase allí aún a pesar de tener a un loco sin nariz tras mi cabeza!

—No te disculpes, debí imaginármelo tan pronto como los vi. — decía viendo hacía los Dursley con odio. — Hogwarts es la escuela donde tus padres estudiaron ma...

—¡BASTA! ¡DETÉNGASE! ¡NO SE ATREVA A DECIR NI UNA PALABRA MÁS! ¡SE LO PROHÍBO! — gritó Vernon aterrado.

—¡Usted a mi no me prohíbe nada! — le contestó Hagrid muy enfadado. — ¿Cómo es posible que no le hayan dicho que es un mago como sus padres?

—¿Que soy qué? ¡Por Merlín, nunca pensé que la actuación se me diera tan bien! — pensaba mostrando confusión.

—Eres un mago, Harry. — decía volviendo a sentarse en el sofá mientras le palmeaba el hombro derecho. — Y uno muy bueno, debo decir, solo necesitas entrenarte un poco. Ten, creo que deberías leer esta carta.

Harry extendió su mano para tomar el sobre amarillento que estaba dirigido hacia él y lo leyó en voz baja.

—¿A qué se refiere con que esperan mi lechuza?

—¡Por las barbas de Merlín, me olvide de eso! — Hagrid se golpeo la frente y saco de entre su abrigo una pequeña lechuza, un pergamino y una pluma y comenzó a escribir una nota que luego enrollo y se la dio a la lechuza para que se la entregase al director de Hogwarts, Albus Dumbledore.

¡Un día de estos le preguntare cuantas cosas escode en el abrigo!

—¡Él no irá! — dijo el tío Vernon.

—¡Ja! — se burló Hagrid. — Me gustaría ver qué piensa hacer un mísero muggle para detenerlo.

—¿Un qué?

—Un muggle, así llamamos a la gente "no mágica" como ellos. — le explico. — Es una lástima que hallas tenido que crecer con la familia de muggles más escoria que haya visto ¡y mira que he visto!

Luego de aquello comenzó una discusión con lo referente a la magia de Harry y de cómo él era el único de la familia que no sabía nada sobre la magia, sus padres y todo lo referente a la muerte de los mismos.

Al final Hagrid hizo que a Dubley le saliese una cola de cerdo y se llevo a Harry de aquella casa mientras ambos aún se reían de la imagen de Dubley corriendo por toda la casa mientras se cubría el trasero.

—Harry. — le llamó cuando logró calmar las ganas de reír. — No le digas sobre esto a nadie... no tengo permitido hacer magia fuera del colegio.

—Claro, ese será nuestro secreto. — comentó acariciando disimuladamente su bolso, la única cosa que había insistido en llevar consigo cuando se fueron.

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