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—Entonces... Espero que se encuentre listo para esta sesión, señor Macaque.—

—Lo estoy.— Mentira. 

Tal cual como la terapeuta había dicho, las sesiones serían por separado, al menos algunas, y esta vez le tocaba al macaco de seis orejas encontrarse en esta sesión, mientras que más tarde ese mismo día iba a atender al rey mono. 

Ahora, había un ansioso Macaque que trataba de estar tranquilo en su asiento, no es que tuviese miedo ni nada, pero no se sentía tan seguro de lo que iba a suceder, nunca antes había ido a terapia antes, lo divertido de esto es que pareciera que MK se tomó enserio eso de "tener que hablar de los problemas", cuando se lo dijo en el teatro de sombras. 

Sin embargo, ahora Macaque tenía la oportunidad y se sentía realmente ansioso. 

—Entonces... Quisiera saber su versión de los hechos, señor Macaque.—Dijo Hana, quien estaba sentada frente a él. 

—Bueno...—

Ciertamente, para poder saber bien la situación y luego compararla, la terapeuta tenía pensado conocer las historias por separado, luego vería como se unen y qué cosas son las que difieren una de la otra. 

—¿Necesita algo de ayuda para comenzar?—Preguntó la terapeuta.

—No, yo... Simplemente no sé donde iniciar.—

—¿Cómo se conocieron? Sería un buen inicio. Quizás algo de su historia antes de eso, para tener antecedentes, ¿Tiene familia?—

—...No.— Venía de una piedra, no tenía padres.—No tengo ningún familiar, se podría decir que... Crecí huérfano, con otros como yo.—

—¿Qué tal fue esa vida?—

—Una mierda.—Respondió Macaque.—Nunca pude encajar, yo... Soy muy sensible a ciertos estímulos, y muchos me juzgaban por mi... Apariencia.—El mono debía tener cuidado, no podía decir algo que lo hiciera quedar como un demonio y no como el humano que aparentaba ser.

—Ya veo... Debió ser difícil.—

—Mucho. Pero...—Macaque tenía la mirada baja, entonces una pequeña sonrisa apareció en su rostro.—Lo conocí a él.—

—¿Al señor Wukong?—

—Si.—Respondió Macaque.—El siempre fue agradable conmigo, el sabía sobre mis problemas y... Siempre me ayudó, nunca me juzgó como los demás.—

—Suena como alguien muy dulce.—

—Lo era.—

—¿Cómo iniciaron su relación?—

—Desde pequeños estuvimos juntos, simplemente pasamos tanto tiempo juntos...—La sonrisa en el rostro de Macaque había comenzado a notarse más, pero el no lo había notado. —Y un día el se confesó, fue una tonta confesión, el estaba tan nervioso que dijo todas las palabras en desorden.—Una suave risa escapó de la boca de Macaque, quien inmediatamente al darse cuenta de eso volvió a poner un rostro neutro. —Fue lindo, al principio.—

—¿Qué sucedió?—

—Pasamos tiempo como pareja, más adelante nos casamos. Pero el... Luego de un tiempo, simplemente dejó de volver a casa.—

—¿El señor Wukong salía mucho de casa?—

—Siempre.—Respondió Macaque, ya no había una sonrisa en su rostro.—Siempre estaba afuera, nos gustaba entrenar juntos, pero conoció a otras personas.—

—¿Hizo amigos que usted no conocía?—

—Aunque estuvimos separados un tiempo, eso no creó problemas, los problemas eran sus amigos.—

—¿Ellos hicieron que se separaran?—

—Me lo arrebataron. Y el solo dejaba que lo... Trataran como un perro.—

—¿Esos amigos lo trataban mal?—

—...Si.—

—¿Y qué pasó luego?—

—...Yo... Quise ayudarlo, quise enfrentarlos, quise decirle a Wukong que ellos no eran buenos, que se alejara, que yo siempre estaba para ayudarlo... Entonces peleamos.—

—¿Fue una discusión fuerte?—

—...Si.—Macaque tenía un rostro triste. —Mucho.—Se llevó una mano a su rostro, quizás sintiendo su cicatriz aun debajo del glamour.

—El señor Wukong... ¿Le hirió físicamente?—

—Si.—Respondió Macaque.—Aunque nos hicimos daño mutuamente. —

—Entiendo...—

Hana comenzó a anotar aquellas cosas, era curioso como ahora que Wukong no estaba, Macaque no parecía explotar de la rabia como cuando llegaron la primera vez. 

Significaba que era una herida que no había sanado, una herida que escondía con el enojo. 

—¿Desde entonces... Ustedes se separaron?—

—Si.—

—Ya veo... ¿Y quién se quedó con el niño?—

—Eso...—Si, definitivamente no iba en la historia. —Intentamos volver a hacer que funcione, pensamos que un niño ayudaría, así que lo adoptamos.—Que bueno que Macaque era bueno mintiendo. 

—Entiendo. ¿Hay algo más que quiera mencionar, señor Macaque?— 

—No, nada.—

—Bien...—

—...Pero, ¿Le dirá a el lo que le dije?—

—Nada de lo que diga en una sesión separada va a saberlo la otra persona, no si no está de acuerdo. Pero usted no ha dicho nada fuera de lugar, y se supone que sus versiones van a concordar.—

—Lo sé. Solo preguntaba en caso de que quiera decir algo más.—

—¿Le gustaría?—

Macaque dudó. 

—No tiene que ser ahora, por favor, no se obligue a progresar, es malo para usted. Solo dígalo cuando se sienta listo.—

—...Si, gracias.— 

—Bueno, entonces puedo pedirle que se retire para hablar con el señor Wukong.—

—Si.—

Macaque se despidió y salió de allí. Quizás en un rato llegue Wukong junto al niño, lo mejor era irse a su dojo, entrenar seguramente le ayudaría a despejar la mente. 

Porque vaya, Macaque había estado soportando las ganas de llorar. 

...

Si, aún era difícil recordar. 

La cicatriz dolía.

Y quizás algo más que eso. 


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