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—No me creo esta mierda...— Se quejó Macaque mientras se terminaba de alistar.
El macaco de seis orejas estaba en su hogar encima de su dojo, tenía que llegar pronto a cierto sitio, se lo había prometido a MK y realmente aunque antes hubiese faltado, esta vez iba a cumplir su parte, después de todo, quería dejar mal a Wukong.
Usó su glamour para esconder sus orejas y cola, finalmente llegó al lugar, frente a la puerta de lo que era el consultorio de su terapeuta. Para su sorpresa, MK estaba allí junto a un Wukong que también usó su glamour.
—¡Macaque! ¡Si viniste!—Dijo un feliz MK.
—Claro, chico. Lo prometí... Lastimosamente.—Respondió Macaque.
Wukong miró a Macaque, el mono de pelaje oscuro le devolvió esta mirada, no estaban tan felices con esta idea, pero era mejor darle ese gusto al niño.
—¿Son los señores King?— La puerta se abrió, dejando ver a una humana quien era la terapeuta.
Ambos monos miraron a MK, Macaque más que molesto.
—¿King?— Preguntó Macaque a MK en voz baja.
—Es que se supone que son casados y... No sabía que apellido darle.—
—Si, somos ellos.—Respondió Wukong mirando a la terapeuta.
—Bien, un gusto. Y supongo que ese es su pequeño... Que adorable. Bueno, vengan adelante, el niño no puede pasar.—
—¡No soy un niño!—
La terapeuta había entrado y los monos detrás. MK solo suspiró y decidió quedarse cerca, solo para asegurarse de que no iban a escapar los monos o algo así. De cualquier manera, la situación de Wukong y Macaque no era tan mentira, si eran casados, nunca hubo formalmente un divorcio.
—Entonces... Wukong y Macaque, ¿Correcto?—Preguntó la terapeuta.
Estaba sentada en un sofá frente a estos dos que estaban sentados en otro, juntos, tomando cierta distancia del otro.
—Correcto.—Dijo Wukong.
—Bueno, yo soy Hana y seré su terapeuta. Como sabrán, todo esto es confidencial entre nosotros, nada de esto saldrá de aquí. Pero, en caso de que se dañen entre ustedes, a ustedes mismos o a otros si deberé de compartir la información, ¿Entienden eso?—
—Lo entendemos.— Respondieron ambos.
—Bien... Entonces... ¿Cuántos años llevan casados?—
—Quizás unos cuantos miles de años.— Respondió sin pensarlo demasiado Macaque.
Wukong le dio un golpe con el codo a Macaque y luego miró a la terapeuta.
—Lo que... Macaque quiso decir... Es que se sienten como muchos miles de años. Si, tenemos mucho juntos, unos... ¿30 años...?—Corrigió Wukong.
—Oh, entiendo... Es mucho tiempo. ¿Tuvieron problemas en su matrimonio antes?—
—Solo una vez y nos... Separamos.—Respondió Wukong.
—Por culpa de ese imbécil.—Señaló Macaque.
—Vamos a ver, cálmense. Hoy solo necesito conocer más de su relación y de ustedes, a veces haremos sesiones en solitario y otros juntos, de a poco.—
—Bien. —Respondió Macaque.
—Ahora, ¿Qué otra información pueden compartir? ¿Algo sobre su hijo? Tengo entendido que fue adoptado. ¿Fue para tratar de mejorar su relación? Parecía el más feliz con esta idea.—
—Si... Algo así.—Respondió el rey mono, no recordaba haber acordado eso con MK.
—Vivimos separados, no nos contactamos de ninguna manera, solo vinimos por... El niño. —Explicó Macaque.
—Bien... ¿Algo más? ¿Familia?—
—Ninguna. —Respondieron ambos.
—Entiendo... ¿Cómo describirían su relación?—
—No hay, no existe. ALGUIEN lo arruinó. —Contestó Macaque, cruzándose de brazos.
—Bueno... Es complicado.— Respondió Wukong.
—Bien, detecto algo de problemas en su comunicación, se puede arreglar todo eso, no se preocupen. Por ahora esta sesión es para conocernos y ponernos de acuerdo. Sus sesiones serán un día si y otro no, eso hasta que mejoren, entonces puede ser una por semana, hasta una por mes, todo depende de como progresan como pareja. ¿Alguna duda?—
—¿Es necesario que... Arreglemos esto?—Preguntó Macaque.
—Bueno, es su decisión, aunque me parece extraño teniendo en cuenta del acuerdo que firmaron por voluntad propia... ¿Cierto? —
—Ah, si... Esa cosa.—Respondió Macaque, suspiró, parece que librarse de eso no era opcional, por más que le ponga de los nervios.
—Pueden detener esto, pero depende de ustedes, y... Creo que el niño estaría feliz de ver a sus padres juntos otra vez. Esto sería todo, gracias por venir, los veo pasado mañana.—
Ambos monos se despidieron y salieron de allí, para su sorpresa, MK estaba de pie, no había ido lejos y pudo oírlos.
—¿Y? ¿Qué tal les fue?— Preguntó emocionado MK.
Los monos se miraron, debatiendo realmente que decirle al pequeño que tenía tantas esperanzas.
—Supongo que bien, háblalo con tu maestro, adiós, niño.—Dijo Macaque para irse rápidamente por un portal de sombras.
La mirada expectante de MK fue dirigida hacia Monkey king, quien solo tragó saliva, maldito Macaque.
—Si... Bueno.... Ehm... ¡Fue maravilloso! Si, ya verás como arreglamos todo y volvemos a estar juntos, hijo. —
—¡Genial! Es bueno saberlo. ¡Entonces vamos por unos fideos!—
Mentirle a MK no le gustaba tanto, pero era solo una pequeña mentira, por su bien. Aunque igual no sería tanto una mentira.
Arreglar las cosas con Macaque no sonaba tan mal.
Quizás, solo quizás...
Las cosas si funcionen.
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