Capítulo 27[EDITADO]
_______.
Después de un recorrido por el lugar hasta dar con una puerta con un número trece, Alex tocó gentilmente la puerta y la abrió cuando escuchó un sonoro Pase del otro lado.
Al entras logré divisar una amplia e informal oficina que, junto a ella, tenía una pared de vidrio la cual daba vista a otro salón. En el otro lado habían un montón de instrumentos, amplificadores y cosas que serían necesarias a la hora de grabar.
Me senté en un pequeño banco que se encontraba ahí y llegó quién supuse que era Melissa.
—Hola chicos ¿qué tal?
—Tu debes ser... ¿_______? —asentí —Alex me ha hablado de ti —sonreí, qué lindo. —bastante en realidad. —Alex se sonrojó.
—Bueno... ¿A qué veníamos? No perdamos el hilo.
Melissa les enseñó la habitación y les dijo que se sintieran cómodos. Luego los chicos avanzaron tímidamente al principio y se pusieron a colocar los instrumentos.
Melissa les dijo que antes de empezar a grabar quería que tocaran una canción propia escrita por ellos. Ella sólo los había escuchado tocar covers de Blink-182.
Durante la espera de que los chicos estuvieran preparados, la susodicha empezó a hablar conmigo y noté que era muy agradable. Me habló un poco de que estaba feliz porque su novio le había propuesto matrimonio y se enteró de que estaba embarazada, aunque tenía sólo un par de semanas.
—Alex me contó lo del accidente y cómo pasó. Realmente lo siento mucho, no sé cómo disculparme.
—Oh, no te atrevas a culparte. No tienes nada de culpa, yo y mis celos cometimos un acto de estupidez y no fue tu culpa. Aunque en realidad, por en golpe en la cabeza, no recuerdo nada de ese día, así que no importa. Alex me aclaró todo.
Luego Mel sacó a la luz temas muy random para conversar. Era todo muy bizarro. Pero nos reinos mucho.
Casi lloro de la risa en algunas ocasiones. La chica era bastante divertida, la verdad.
—¿Las interrumpo, señoritas? —dijo Alex acercándose a mí. Mel negó. —estamos listos para tocar la canción. —Mel se puso de pie para luego hacer una seña para que prosiguieran.
—Bueno, los escucharé desde acá chicos. —ella sonrió. Tenía muchas expectativas sobre ellos.
—Bueno. Voy —dijo y antes de irse depósito un pequeño beso en mi frente.
—Suerte —dije quizá no lo suficiente alto para que escuchara.
Alex tomó el micrófono, aclaró su garganta y se dispuso a hablar.
—Bueno, esta canción la compuse un tiempo después de haber conocido a _________, está basada en nuestra historia. —los Uy de nuestros amigos no tardaron en llegar, Alex sonrió. —Te amo.
Era una melodía hermosa. En todos los sentidos, era tan relajante, como si fuera tocada por los mismos ángeles. Y a la vez era escalofriante cómo esa melodía podía penetrar dentro de tu ser sin siquiera pedir permiso. No me cansaría de decir cuánto la amaba. Y sin hablar de la letra. Era la canción que una vez escuché a Alex tocar en el parque. Hablaba sobre la Terapia, y sobre como nunca podría llegar a ser una amiga para él. Para mí. Para nosotros.
Cuando terminaron de tocar yo ya estaba pero completamente emocionada. Esa canción, Dios, era hermosa.
Melissa quedó encantada, dijo que era una canción bellísima. Y en verdad lo era. No se equivocaba. Luego entró a donde estaban los chicos. Arregló un par de cosas y volvió a salir. Se veía tan concentrada que no podía creer que hace unos minutos moría de la risa junto a ella.
Hicieron varias tomas de la canción hasta elegir la que más les gustaba. Una vez conformes salieron. Se despidieron y nos fuimos. Rian se ofreció a ir a dejarnos a mí y a Alex. Accedimos inmediatamente. Bendito sea Rian que tiene auto.
Llegamos a mi casa y como supuse, no había nadie. Vic y Mike se encontraban junto con el resto de Pierce The Veil Y con Sleeping With Sirens. Organizaban una nueva gira juntos.
—¿Quieres comer algo? —preguntó Alex apareciendo por detrás
—No lo sé ¿Quieres tú?
—La verdad, muero de hambre —dijo riendo. Reí junto a él y lo abracé. Me encantaban sus abrazos. Miré sus ojos cafés y me perdí dentro de su profundidad. Sus ojos me volvían loca.
—Te quiero Alex —dije y lo besé. Lo sentí sonreír durante el beso.
—Yo también te quiero. Y te quiero mucho —dijo una vez que nos separamos —nunca lo dudes.
Apoyó su cabeza en mi frente y nos quedamos mirando fijamente mientras sonreímos como estúpidos.
—Eres tan hermosa. Dios, eres perfecta para mí. Gracias por entrar en mi vida. Te quiero.
—Yo también te quiero mucho, y la verdad es que... —sonó su teléfono, arruinando todo el momento.
—Lo siento nena, déjame contestar. —dijo y me dio un pequeño beso.
—¿Aló?... ¿En serio?... Bueno, yo... Okay. —dijo para luego cortar la llamada.
—Resulta que en el bar en donde trabajo se enfermó quien se iba a presentar ahora, y convenientemente me llamaron a mí. Y quiero ir y aprovechar de renunciar. Ahora que tengo a All Time Low ya no los necesito. —me miró dulcemente y sostuvo mi cara entre sus manos. -—Lo siento mucho pero debo ir... Te amo —dijo y me besó una vez más dentro del día. Era increíble como cada vez que lo hacía era como si fuera la primera vez. Causaba un montón de revoloteos en mi estómago. Y luego se fue, sin más. No me dio tiempo ni para responderle.
Estaba sola y ya tenía hambre. Decidí prepararme algo. Bajé a la cocina y busqué todos los elementos que necesitaría.
Yo ya estaba creyéndome que era una de las participantes de Master Chef cuando mi teléfono suena con I Miss You de Blink-182 era mi tono de llamada.
Miré la pantalla de mi aparato celular para ver si valía la pena contestar. Era Josie.
—¡Hola! ¡Josie!
—¡_________! ¿Cómo estás? ¿Cómo va todo?
—Bien. Estupendo. Va todo bien. ¿Y tú cómo estás?
—Bien, bien. Pero ¿sabes? Estuve pensando. Hace ya un tiempo que no salimos tú y yo solas ¿No crees? —era verdad.
—¿En mi casa en media hora?
—Perfecto —dijo y cortó.
Terminé de cocinar. Me arreglé un poco. Y en media hora, ni un minuto más y ninguno menos. Llegó Josie.
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Hola ¿Qué tal?
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